Blog de Ciencia Ficción para inadaptados, gente sin complejos y miembros de subculturas. Aquí despacho literatura, videojuegos, cine y cómic entre cualquier otra manifestación artística inspirada por la CIFI o el cyberpunk.
Soy un cowboy solitario del ciberespacio, bienvenidos a mi realidad virtual.
¿Qué pasa choomers? ¿habéis lanzado ya por la ventana
vuestros ejemplares de cyberpunk 2077?
¿O sois como yo que defiende a Arasaka
a capa y espada pese a sus obvios y decepcionantes fallos en el acabado y la
jugabilidad? A tomar por culo con ello, si en cuanto vi que me cambiaban el
tráiler de la chica guapa con implantes afilados tiroteada por la policía con
un cartel de la ilustración original de Alt
del manual Cyberpunk 2020 de R. L. Talsorian Games de fondo, por el del p.u.t.o. Keanu Reeves, ya supe yo que todo se
iba a la mierda, y os lo dije, no me estoy haciendo el Capitán A Posteriori, os
lo dije, P-U-T-O Keanu, blasfemias
así contra Johnny Silverhand no
podían ser perdonadas por los dioses digitales del cromo y han maldecido a CD Projekt Red con buggs ancestrales.
Nos acercamos al final del año, el comienzo de una nueva
década, crucémoslo como si fuese un tubo de conexión cegador, atravesando el
ciber espacio a través de glitches, spam, y residuo eléctrico; o como si fuese
un túnel de gusano a velocidad luz a los mandos de nuestra berlina
interplanetaria mientras los destellos de azul cósmico se reflejan en la
carlinga.
¡Vamos que nos vamos!
A mi el 2020 me ha defraudado profundamente, porque era el
mejor año para vendernos la realidad virtual inmersiva, y ya no salir nunca más
de nuestras celdas de pladur, trabajar en una oficina virtual, salir de copas
con las amistades a clubs virtuales, sexo virtual… Maldigo a Sanyo, Apple,
Microsoft, o quien quiera que no haya hecho los deberes debidamente para éste
2020, porque hubiese sido el año ideal para “Los sustitutos” versión
ciberespacio, y quedarnos todos en casa ajenos a cualquier pandemia, recibiendo
nuestras compras con drones a domicilio, haciendo vida con unas gafas y unos
guantes desde una butaca o el sofá, mientras aquellos cuyo medio de sustento
hubiese sido engullido por el progreso capitalista tuviesen que vivir en slums
en el exterior, bajo puentes, en parques o en las cloacas, forjando una
resistencia mutante antisocial; y la juventud sin estudios ni trabajo formase
violentas pandillas motorizadas. Hemos perdido la mejor oportunidad de nuestras
vidas para hacer realidad el futuro que llevamos décadas imaginando, somos unos
parguelas.
En fin, que todo va a seguir igual que hace un año en cuanto
se vacune a todo el mundo. Puede que a algunos y algunas nos caiga un rayo o
nos caguemos encima, no se, pero es lo que hay.
Y tras un toque de humor absurdo, porque prefiero reir que
llorar, y lamento si hubiese herido la sensibilidad de alguien, no era mi
intención, voy a tirarme de cabeza al tema que me trae a mi buhardilla virtual
hoy, un comic (manga) que primero fue una película
de animación (OVA), y que parecen no
tener nada que ver la una con la otra, para bien y o para mal.
Se trata de Armitage
III, una obra cyberpunk que
quedó eclipsada en los 90 patrios por méritos propios en los kioskos, y no solo
por la mejor de las excusas que hubiese sido que no podía competir contra Akira, Patrulla especial GHOST ni Apleseed o Alita. Pero es que el manga
de Armitage III se eclipsa a sí
mismo con su dibujo y el giro de estilo narrativo posterior a su presentación
como Anime.
Así que empecemos por el principio, 1995, Chiaki J. Konaka (Digimon) escribía la historia de Armitage III, reconocido fan de los mitos de Lovecraft (a ver si ahora los digimon estos van a estar inspirados
en dioses primordiales, la leche) se puso al frente del screenplay de lo que serían los 4 primeros episodios televisivos
que nos presentarían Armitage III.
La versión “papel” sin embargo fue escrita por Zarae Otana y Tatsuya Ikegami, recayendo la responsabilidad del dibujo en Hiroyuki Ochi, por lo que lo primero
que queda claro es que Armitage III no es producto personal de un solo autor, si
no más bien, el juguete de una productora a disposición de diferentes creativos
o dibujantes, en éste caso Tokuma Shoten.
Esto, ya explica abstante bien por qué el manga
no se parece en nada al film, en
nada. Conservan el mismo guión dorsal y lore
pero ni las personalidades de los protagonistas ni el estilo plástico
concuerdan en absoluto de un soporte al otro.
COCKTAIL CASPOSO DE ASIMOV Y BLADE RUNNER
¿Qué puedo decir yo de Armitage
III? Seguramente poco y mal dicho será lo que diga, ya que no soy un otaku, apenas me gusta el manga y solo consumo el de ciencia ficción y con reticencias. ¿Os
preguntáis por qué? Pues si no os lo preguntáis os lo digo también, es lo malo
de la retórica. Personalmente opino que los mejores tebeoscyberpunk son los
firmados por japoneses, sin duda, y no voy a volver a enumerarlos, pero sin
embargo, sí enumeraré algunos de los occidentales del género más galardonados o
endiosados, como Ronin o Transmetropolitan, y joder, amo Transmetropolitan, lo amo, pero los
japos se llevan la medalla de oro en el cyberpunk
ilustrado.
Sin embargo, ya lo he comentado alguna vez, tal vez en mi
entrada de Blame!, no recuerdo, pero
no logro conectar con el sentido del humor japonés, esas cosas (perdonad mi
ignorancia lso que sabéis del tema) que a veces creo que se etiquetan como wayfu o kawai, o no se, de verdad, no se, pero no entiendo sus conflictos
ético sociales la mayoría de las veces, ni comulgo especialmente con su afán de
sexualizar heroínas en historias que pretenden ser distópicas, serias o grimdark,
porque si lo que quiero es ver tetas gordas en un cómic me leo un Kiss Comix.
No solo esto, si no que el montaje occidental de su lectura oriental suele quedar
confuso, no es consecuente, me dificulta seguir el hilo, y si lo intento de
derechas a izquierdas casi que peor, y suelen dejar muchos flecos y cosas sin
explicar, demasiadas, y estoy siempre estrujándome le cerebro y pasando páginas
de atrás hacia adelante una y otra vez para ver qué no estoy entendiendo, y me
desespera un poco.
Pero ni con esas puedo quitarles a los malditos japos locos
el podio de la historieta cyberpunk.
Esto mismo, genera otra situación, la sobrecarga de la
temática en el mercado noventero, y al final, cuando más de la mitad de las
obras mejor consideradas por la crítica y el público son cyberpunk, el pescado está vendido, no todas las obras pueden ser
perita, y algunas no van a pasar de paja.
Armitage III
tiene un poco de éste handycap o San Benito. Primero, quiero comentar una
majadería mía, que es el propio nombre de la serie, homónima a la de la
protagonista, Armitage, que
considero un guiño, tributo, a la obra de WilliamGibson, por su personaje del Neuromante
de mismo nombre. Aunque esto solo lo pienso yo, porque al parecer el guiño va
para el de Providence citado antes,
y el Dr. Armitage del Horror de Dunwich. A mi que me lo
expliquen.
Dicho eso, es el Anime
el que comienza la historia, y el manga
lo que la continúa en un orden cronológico de la historia, y leer el manga sin ver los episodios, empeora la
experiencia. Nos vamos a ir al planeta Marte de 2046, colonizado por la
humanidad en una campaña de expansión por el sistema solar, pero gracias a los
trabajos llevados a cabo por los robots y androides, la mejor mano de obra
posible, la de la inteligencia artificial.
Desplegado el tablero, tenemos al detective humano Ross Sylibus, un tipo duro, el
protagonista perfecto de un hardboiled,
pastiche de future noir fusilado
hasta la saciedad, lobo solitario con un trauma en particular (no spoiler).
En la otra mano, la protagonista absoluta, NaomiArmitage, policía de marte, sexy y provocadora de más, con pintas
entre lo bondage y el chapero, irreverente, macarra, no tiene nada de frágil,
es una matona de élite, una heroína de armas tomar.
Unidos por lo laboral, van a tener que esforzarse en hacer
equipo para detener a un criminal muy particular, un asesino de androides tipo
3, los “nexus 6” de la historia, el modelo más avanzado de la robótica marciana
que incumple las normativas legales y deberían estar fuera de servicio, un
modelo capaz de camuflarse perfectamente entre la humanidad ya que son de
apariencia idéntica a la orgánica y pueden comportarse emocionalmente, crear
arte incluso, prácticamente indistinguibles de los humanos reales.
Con estos elementos, cualquiera diría que estamos en una
obra de Asimov o una versión spin offde Bladerunner, porque
tenemos los elementos más empleados en la receta cifi de comedor escolar hasta la fecha.
Potaje de robots.
Como podéis imaginar, sin spoilers, encontraremos las sempiternas y caducas tribulaciones a
cerca de qué diferencia al humano de la máquina, la conciencia de la máquina,
el alma frente al software, el síndrome de Pinocho,
revueltas “racistas” antirobots, los problemas sociales de la robotización, la
revuelta robótica en contra de sus amos humanos, y es que lo hemos hablado
tantas veces (y lo hablaremos inevitablemente) que tampoco quiero hacer
hincapié en ello, porque lo tenemos muy sobado (podemos rebobinar a la entrada
del videojuego Detroit o Alita GUNNMpara seguir haciéndonos
daño con este saco de cuestiones filosóficas).
Al menos, la película,
nos los propone todo en un ámbito serio, melancólico, maduro, con muy leves toques
de humor “amarillo”, siendo un ejercicio recomendable para todo fan del cyberpunk darle un repasito a sus 4
episodios, compilados en el largometraje Poly-Matrix y por qué no, la secuela del 2002, Dual-Matrix.
La banda sonora, las escenas de acción, y los momentos de
“reflexión” con metáforas acerca de lo vivo y lo artificial, el arte, la fe y
el amor, cumplen con la expectativa.
La búsqueda de identidad de Armitage en medio de una serie de conspiraciones policiacas
corporativas entre Ross y los
fabricantes de droides modelo 2 hará avanzar la trama de esta historia ciber noir de manual. Merece la pena.
Mientras que el manga,
bueno, si no recuerdo mal son 5 números de unas 70 páginas aproximadamente, en
el que se infantiliza las personalidades de todos los papeles, convirtiéndose Armitage en una ciborg algo ridícula y
cuqui que abandona por completo su papel psicótico y violento que manifestaba
en la peli en ocasiones (no quiero spoilear
de más); el dibujo hay veces que no tiene perdón de Dios y la calidad dista
mucho de la del anime, y seguimos
dándole vueltas al tema de los robots, sus funciones, y un extraño propósito
secreto en la programación de Armitage
y su némesis de clase 3, el “Roy Batty” de la historia, que es un clase 3 anti
humanos con ansias megalómanas. Está más en la línea de Alita, que en la de GITS
que estaba la película, y es que todas esas droides quieren ser Kusanagi, y ella quiso ser Molly Millions, ¿o no?
El manga incluye
un donaire absolutamente innecesario
llamado Chika, que es el robot
doméstico de Armitage, y que
infantiliza aún más la secuela impresa del anime,
dejando de muestra un botón.
Y poco más mutantes y mutantas, sota, caballo y rey, esto es
lo que hay sin contaros toda la trama y sus pocas sorpresas, que podéis
imaginar antes incluso de darle al play o pasar la primera hoja de papel, pero
bueno, no os va a llevar mucho de vuestro tiempo libre tampoco, y el saber no
ocupa lugar, o si, según los gigas o los teras. Yo le di su oportunidad y no me
arrepiento.
Bienvenidos una vez más ciborgs, robots, mutantes, mutantas,
aliens, y demás baja estofa y lumpen interplanetario e intervirtual que os
reunís en minodo por sorpresa y con
alevosía, para masonear, difamar y supurar en torno a cuantas obras de ciencia
ficción multi soporte y formato caigan en nuestras manos, o más bien en las
mías que soy el panoli que invierte su tiempo libre en escribir éste blog
infame, carente de rigor ni criterio (guiño, guiño a la A.C.H.U.S. si algún día
se dejan caer por aquí, que sepan que serán bien recibidos, tengo ganchitos,
refresco hiperazucarado y no les pasaré el antivirus neuroletal), ni ética, ni
popularidad, ni nada de nada, pero que a mi para disgusto de puristas, oráculos
y empollones, me sigue gustando escribir, porque bueno, me gusta escribir, y
así no pierdo la práctica. Me gusta comunicar, aunque a veces hecho de menos no
tener un interlocutor directo, claro, pero quien sabe, estoy barajando pasarme
al podcasting, pero bueno, como diría El Nota del Gran Lebowsky “Más
complicaciones”, y si a eso le sumamos mi cinturón negro en procrastinación, y
mi superávit de hobbies… No hago más que liarme la manta a la cabeza.
Pero a llorar a la llorería, aquí estoy, una vez más, quién
lo hubiese apostado, y hoy vamos a recuperar la literatura como hilo y vamos a charlotear informalmente, como
siempre, pero con amor y pasión, sobre una obra que éste 2020 ha estado, y
estará muy vigente, por los componentes políticos y conspiranoicos que predijo
a mediados del siglo pasado, y es que, bajo mi humilde opinión de ignorante
observador, no hemos cambiado tanto desde el final de la segunda gran guerra, y
aunque parece precisamente distopía
o ciencia ficción, si hago el
esfuerzo de echar la mirada hacia atrás sin esforzarme mucho, recuerdo la caída
del muro de Berlín, la independencia de Hong Kong, y otras consecuencias del
mapeado post guerra fría, que yo diría que no más que haber terminado, sencillamente
podríamos llamarla, la guerra templada, porque no ha dejado de estar vigente
desde que empezó, y seguimos pendientes de soluciones en Palestina, en Los
Balcanes, y en prácticamente toda la Africa post colonial, y así sucesivamente
sin ser yo un entendido de nada ni pretenderlo, pero es que hasta los tontos,
si prestamos un mínimo de atención, logramos sacar conclusiones de nuestro
entorno, más o menos acertadas, y ya si nos da por documentarnos debidamente,
pues podríamos hasta dar nuestras opiniones en voz alta, pero yo no me atrevo
aún, porque no me gusta decir gilipolleces, aunque como todo semi humano, a
veces, lo hago, pero siempre tiene uno la oportunidad de repensar, investigar,
y retractarse o reafirmarse incluso.
Bueno, que para hablar con propiedad de algo hay que tener
la info, que aquí todo el mundo opinamos muchas veces pero no tenemos ni puta
idea, y a mi me pasa también, sí, pero al menos soy consciente y activo el
firewall en medida de lo posible. Pero de eso va mucho también nuestra obra de
hoy, de formar opiniones, porque al final, muchas veces opinamos a raíz de lo
que nos cuentan, por ejemplo, políticos, medios de comunicación, conocidos y o
familiares, y al final, si no contrastamos nada, igual le damos veracidad,
porque ¿Qué necesidad de mentir tendrían todas estas personas que me están
contando esto o aquello? Si no tengo datos para desmentirlo o rebatirlo, no
estoy en posición de ninguna verdad, y entonces, acepto como verdad, la única
info que recibo.
Esto dicho así, de andar por casa, porque para tesis
doctorales y demás ejercicios intensivos al respecto, la red nos ofrece todo lo
que deseemos conocer, pero preferimos el porno y el Candy crush, somos semi
humanos, es así. Pero realmente, podríamos leer a Kantpor ejemplo, para
profundizar en la verdad, podríamos leer a cerca del Intituto Tavistock, para comprender la ingeniería social, podríamos…
Pero nos conformamos con 1984.
Así que en un escenario que podríamos bautizar como El telón de cromo, ya que el acero tiene
poco glamour distópico, la sociedad occidental sigue sumida en las mismas
mierdas caducadas y retrogradas de la izquierda y la derecha, dejando en
ridículo a todo aquél que se autodenomine centrista, porque siempre tiende a
oscilar hacia uno de los otros dos lados o sencillamente el populacho no
queremos medias tintas. Y dale vuelta al torno perico con las viejas etiquetas,
los rancios abolengos, los rojos y los azules, encabestrándonos en un
antiprogreso que a alguien debe favorecer, pero nunca al proletariado, ni
siquiera al burgués de turno engañado en su trono de cartón piedra que como
tiene su pan acepta que le llamen tonto, y yo que se quien será el verdadero
señor del puro, ¿Los Bildelberg?
¿Los masones? ¿Arasaka y las grandes
megacorporaciones? ¡¿Quién?! El Gran
Hermano (risa malvada grave y prolongada).
Y no avanzamos, corremos en la rueda de hámster sosteniendo
las mismas astas de bandera roída y descolorida, y si no lo haces, eres un
apóstata social, un facha, un bolivariano, o peor…eres un librepensador o un miembro de la cínica tribu milenaria, y en verdad seguimos y seguimos creando categorías
y subcategorías con las que camuflar el sentido común, y afloran aún de forma
absolutamente incomprensible para mi cerebro chippeado, racismos, machismos,
antisemitismos, homofobias, y odios irracionales para todos los gustos y
colores sustentados por consignas políticas extintas, por proclamas fósiles. Y
yo, demócrata convencido, de tinte socialista aunque a veces peco de
capitalista, antisionista, antitotalitarista, llámenme burlonamente progresista
si gustan con total libertad y sentido del humor, pues lo entenderé ya que me
considero especialmente empático respecto a quienes se proclaman “liberales” , pero
nunca frente a los cabestros y bueyes (con perdón a tan noble bestia de carga)
que defienden todos esos odios tan asquerosos enumerados antes que desearía no
tener que repetir jamás. Me siento un poco solo, saturado ante la decadencia y
el surrealismo social reinante, porque no logro asimilar que haya cerebros
orgánicos capaces de cometer y defender semejantes atentados hacia la humanidad
y padezco el miedo o la preocupación de ser consciente de que conviven conmigo,
los tengo a mi lado, muy cerca, y son una bomba de relojería a punto de
estallar, o de sacar un arma y al grito
de viva cristo rey pegarme un tiro por la espalda al grito de rojo, judío o
maricón (indistintamente de que lo fuese o no, ¿que más daría una vez apretado
el gatillo?) como hace apenas 45 años aún pasaba en nuestras calles. ¿Cuántos
millones quieren fusilar una panda de vejestorios que han formado parte de los
cuerpos de defensa nacionales? Y eso que aquí no hay segunda enmienda, te
cagas. Y yo pensando en que hay que promover el pensamiento global de humanidad
y olvidarnos de los nacionalismos porque si no, a largo plazo, vamos a tirarnos
al vacío como Lemmings. En fin, ¿qué sabré yo? Odia el juego pero no al
jugador.
En verdad, como si de una campaña publicitaria se tratase,
va a haber que defender el eslogan de que cada uno somos “algo más” que una
cosa u otra visto lo visto, pero lo que nos falta es cemento de unión, nos
falta ese puntito sardónicamente cristiano de amar al prójimo, o lo que
llamaríamos actualmente los charlatanes pseudocientíficos, asertividad.
Y tal como decía al principio de mi reflexión, no, no hemos
cambiado prácticamente nada, y no se si cambiaremos alguna vez, y hablo en
plural de la primera persona, porque sería demasiado soberbio por mi parte
excluirme del grupo humano occidental al que pertenezco por defecto, pese a ser
consciente de nuestros defectos, ya que ejercitando la empatía de nuevo como
presumía antes, tal vez, aquellos individuos que se mantengan en un eje
radicalmente opuesto a lo expuesto piensen lo mismo de mi, y llegados a éste
punto, podríamos leer en la red algo de Karl
Popper también, pero eso es más aburrido que 1984. Y dicho todo esto, es imposible no tenerle miedo al futuro,
porque estamos en manos de psicópatas, y convivimos con asesinos hambrientos.
Es desalentador, pesimista, negativo, pero es una realidad, y el mundo, o mejor
dicho la humanidad, seguimos funcionando como un virus, dejando al famoso COVID
a la altura de cualquier santo católico apostólico románico. Y eso, sin
enterarnos muy bien de que estará pasando en el resto del mundo, en países que
nuestros pequeños no estudian aún en la ESO, y gobiernos demenciales cuyo líder
podría ser un villano de la Marvel
sentado en su castillo desayunando fetos humanos, porque muchos documentales
vemos de Hitler, Mussolini, Stalin, Maho
pero pocos de Duterte, o de señores
de la guerra africanos mientras los medios nos bombardean con peleles como Bolsonaro o Trump
y volvemos a lo mismo, 1984, nos
informan de lo que quieren que sepamos, pero George Orwell no imaginaba que hoy en día tendríamos internet, que
podría ser la herramienta clave para eliminar el desconocimiento, pero creo que
es incluso innecesario bloquearlo como hace el gobierno Chino, la red ya tiene suficientes laberintos de contrainformación,
bulos, y demás trampas del conocimiento que nos harán crear opiniones deformes
y monstruosas, auténticos ghoules intelectuales, que nos dejarán en el mismo
punto de ignorancia y estupidez, como si internet no existiese. Menos mal que
hay porno y póker online, ¿no? Yo que se, solo se que no se nada.
Parece esto un ensayo sobre la épica lucha entre el bien y
el mal, el ying y el yang y demás magufadas erótico filosóficas.
Vamos allá con lo nuestro.
GEORGE ORWELL
Después de semejante chapa introductoria que podrá generaros
sarpullidos y erupciones a todos aquellos y aquellas que discrepéis, os pediré,
igual que hago yo, que empaticéis conmigo, y no me toméis demasiado en serio.
Seguro que muchos y muchas tenéis opiniones contrarias, parecidas pero con
matices, primas, hermanas o sobrinas, pero iguales lo que se dice iguales, ya
será difícil, teniendo en cuenta además que no he expresado todo lo que llevo
dentro, porque tampoco es mi intención adoctrinar a nadie ni vender ninguna
moto, sencillamente, es lo que yo percibo, y seguro que mañana será otra cosa,
porque el mayor valor del humano, es precisamente, que es mutante por
naturaleza, cambiante, evolutivo o involutivo, pero cambiante. Según los
estímulos recibidos, mutaré. Y ya sabéis lo que opino de las opiniones, valga
la redundancia, y es que no son tan trascendentales hasta que lso datos
objetivos demuestren lo contrario, y volvemos a darle vuelta a la ruleta del
significado de la verdad.
Vamos a por la ya típica intro del autor, porque si me leéis
habitualmente, sabréis que soy de los que sacan mayor jugo a la obra, si se
algo del autor, si logro entenderle un poquito al menos, y Eric Arthur Blair, verdadero nombre de George Orwell (pseudónimo seleccionado con gran tiento britanófilo
para firmar obras que creía avergonzarían a su familia) fue un señor de familia
bien, o muy bien sinceramente, que estudió en colegios anglicanos de bien, con
buenas notas, y que de ahí en adelante, se torció un poquito podríamos decir en
broma. Porque podría ponerme en plan copy+paste para presentaros al autor, pero
para eso ya tenéis la red, recordadlo.
Orwell se alistó
al cuerpo de policía del cuerpo colonial del imperio británico en Birmania, colonia de la que era natural
su madre, y allí comenzó a gestar su odio personal hacia el imperialismo
británico y a tener conciencia de clases, haciendo ya sus primeros pinitos
novelísticos al respecto.
Tras esa etapa de desencanto con el orden y la ley, muta a
bohemio y ejerce de librero y de educador, y continúa sus pinitos como
escritor, especialmente influenciado por Jack
London.
Y entonces llega el momento más importante de su vida, la
guerra civil española, antesala del desastre europeo en ciernes que fue la
segunda guerra mundial, y se alista al POUM (partido de índole stalinista) bajo
la famosa frase
“alguien tiene que asesinar fascistas”
Curioso que actualmente los partidos democráticos de extrema
derecha utilicen su obra 1984 como
punta de lanza a la hora de hacer oposición en el ojo del huracán COVID, la
absurdez contemporánea es un tsunami de ignorancia descontrolada, menuda época
para vivir, todo vale. Orwel debe
estar descojonándose en su tumba.
El caso es que en la contienda patria, entendió que ningún
bando totalitario era una solución, ni el comunismo, ni el fascismo, ni ningún
derivado posible que no sea democracia. Y fue testigo de primera mano del
adoctrinamiento, la contrainformación, el panfletismo, y el uso de las noticias
como un arma más con el que conseguir el apoyo civil y de otras naciones.
Herido por arma de fuego en combate, y aquejado de una rampante
tuberculosis, terminó sus días como periodista de medios liberales de tendencia
izquierdista inglesa, vigilado con lupa por los servicios de inteligencia
británicos, y con sus dos novelas cumbre, absolutamente inspiradas en su
desencanto político a nivel europeo que nos avisaría de los problemas de no
percatarnos de los objetivos de los líderes, Rebelión en la granja y la que nos atañe hoy, 1984.
LA DISTOPIA POR EXCELENCIA
Tras repasar a velocidad luz su obra y milagros, con luces y
sombras que darían para mucho más, vamos a cortar la carnaza.
1984 Se edita al
fallecer George, y nos traslada a un
nuevo país, resultado de futuros conflictos bélicos y geopolíticos, que podría ser
la nueva Gran Bretaña, en la que se ha instaurado un modelo de gobierno
totalitario, autárquico, completamente vigilado por los ministerios y
herramientas del partido para lograr la lealtad absoluta, el patriotismo
forzado, y a grandes rasgos, la alienación del ciudadano.
El partido Ingsoc
y su líder, El Gran Hermano, velan
por la prosperidad y seguridad de los buenos ciudadanos.
Su futuro cercano, es sin duda, junto con Mundo Feliz y Fahrenheit 451, el gérmen de toda distopía actual y moderna, muy en
boga últimamente, de la que beben prácticamente todos los taquillazos y best
sellers del palo como Los juegos del
hambre, Divergente, La Isla, El corredor del laberinto, y clásicos incunables como La fuga de Logan, Brazil, e
incluso algunas obras de menor repercusión ya diseccionadas en este blog como Bionico. Aunque si buscamos si fue
primero el huevo o la gallina, nunca llegaríamos al fin de la madeja, porque
ahí está Metropolis también.
Todas las posteriores se cimientan sobre las bases de estas
obras clásicas. Se repetirán hasta la saciedad con mayor o menor acierto los
gobiernos autoritarios basados en la mentira y la desinformación, la lucha de
clases, los atentados de falsa bandera; la alienación del individuo y su
anulación para incluirlo en un sistema comunitario bien controlado, dócil, y
eficiente, lo que incluye la anulación de sus emociones, sus principios, y
cualquier rastro de un pasado que pueda poner en duda la gloria de la causa
patria en pos del bien supremo de la nación.
Y no solo esas obras, si no que 1984 tuvo sus propias adaptaciones al cine, y televisión, destacando la dirigida por Michael Radford, o eso tengo entendido, no la he visto aún.
Por lo que tenemos patriotismo exhacervado, manipulación de
la verdad, adoctrinamiento casi religioso o fanatismo, y un único objetivo
nacional bélico de derrotar al enemigo (en muchas ocasiones como en ésta,
invisible) como combustible de una sociedad futura basada en la productividad
industrial de autoabastecimiento, el nacionalismo, el cierre de fronteras y la
xenofobia.
Rectas instituciones velan por la integridad del ciudadano,
tanto de carácter didáctico o escolar, sin ánimo de lucro, como las policiales
y legislativas, para que se cumplan los modelos de vida estandarizados y
saludables que no afecten a las bases de una recta y próspera sociedad. Por
supuesto, cualquier conducta impropia, no considerada ética, ni mucho menos
ilegal, es consentida, y los castigos son despiadados, y los procesos de
reeducación e inserción a la sociedad también, poco menos que un lavado de
cerebro pauloviano.
Osea, es fantástico, es como vivir en un gulag. Qué alegría.
Pero la naturaleza humana es la que es, y la curiosidad mató
al gato. Y aquí entra Winston, el
prota, un currito fracasado que como era de esperar y sin hacer spoilers,
se hace demasiadas preguntas, hasta el punto de obsesionarse.
Tras la reflexión “introductoria”, creo que lo que hay en 1984 es obvio, pero recalcaría algunos
aspectos.
El primero, la brillante idea de que destruir el pasado, o
cambiarlo, convence a los que viven el presente de su verdad, y esto se está
llevando a la práctica hoy día en prácticamente cualquier movimiento
independentista o nacionalista.
Lo segundo, la importancia magistral
que Orwell da al idioma, y la forma
de comunicarse. Cuanto más sistemático es un lenguaje, menos oportunidades de
expresar sentimientos tiene, y si además, modificamos el lenguaje para evitar
expresiones o formas de comunicación que puedan herir al régimen, mejor.
Brillante, muy genialmente hilado, ya que, el lenguaje, es lo que teje nuestro
entendimiento de la realidad. Si vivimos en una sociedad en la que, ejemplo,
guiño, guiño, la palabra “corona virus” no
existe (o se prohíbe bajo pena capital), pues no tendremos ni un solo caso
diagnosticado pro médicos en esa nación, ¿eh Turkmenistán? Orwell estaría orgulloso de vosotros.
Lo tercero, el punto más
sorprendente y terrorífico que encontré en la lectura, aviso, mini spoiler, pero muy mini. La sorprendente
posibilidad, de que un individuo, en creencia de poseer la verdad absoluta, sea
capaz de ofrecerse a los actos más terribles, crueles e inimaginables, para de
una forma tan maquiavélica de justificar los medios, se convierta, pese a negarlo,
en lo mismo que su enemigo. Los inocentes, están a merced de los fanáticos, y
el líder lo sabe, El Gran hermano lo
sabe. Ese momento de la lectura, me dejó frío ante una verdad tan terrible y
despiadada, que sencillamente, atestigua que convivimos con asesinos en
potencia si les das la excusa adecuada.
Por último, y cuarto, cómo el sexo
procede como vía de escape y terapia puramente fisiológica frente a la
alienación humana, y no quiero haceros spoiler,
pero claro, ésta novela tiene su puntito de romance también, como todas sus
hijas e hijos contemporáneos, si es que está todo inventado. Pero la
importancia del sexo como rompehielos en la anodina rutina proletaria de
nuestros protagonistas, es la chispa y la causa de una serie de sucesos que no
voy a adelantar.
Con todos estos temas de siempre
candente actualidad, hemos hecho un mapeado de 1984 que debe servir como cebo a quien aún no lo haya leído, y que
tal vez haya aburrido al que se lo sepa de memoria, pero por eso mismo, no he
querido hacer una sinópsis tradicional, y me he permitido divagar sobre su naturaleza
de una forma más personal y abstracta.
Como he dicho ya en otras
ocasiones, un revolucionario sólo es un nuevo tirano en potencia. Bienvenidos a
202… digo… 1984.
Bienvenidos, mutantes, mutantas, ciborgs, xenomorfos e
inteligencias artificiales de toda la galaxia, una vez más, a mi humilde nodo
binario del metaverso en 128ks.
Tercera entrada del mes de Noviembre, sobre la campana, y
prometí hace tres semanas que iba a mantener vivo el espíritu del día de los
muertos en clave de ciencia ficción
todo el mes, pero maldita sea, es que ya apesta a navidad, ¿pega seguir
metiendo miedo en el cuerpo a los astronautas y los cowboys?
Me he hinchado a nubes de caramelo fundidas en gofres de
nutella con la excusa de Halloween,
yo creo que ya está bien ¿Sí?
¡No! El terror y la ciencia
ficción hacen un cocktail perfecto, como Zipi y Zape, como Mortadelo y
Filemón, como Batman y Robin, como cromo y láser, sí. Así que voy a seguir
empleando la excusa para hablar de videojuegos
que hace muchísimo que no hablo, y podría haberme etrvido con Alien (Que lo he estado empollando pero
ya será el año que viene si me guardo ese as en la manga), La cosa, u otros clásicos básicos de la cifi y el miedo , pero hace mucho que no toco los pixels, y hay que
hacer honor a mi nombre.
He elegido un título del que poco puedo decir yo que nos e
haya dicho ya, una obra de la que se han escrito y editado libros y ríos de
tinta y Times New Roman, no creo estar a la altura de poder descifrar ya nada
de ello, pero no me voy a quedar sin darme el capricho.
Bienvenidos a la aventura más violenta, sanguinaria y
monstruosa que pudiese haber tenido lugar en cualquier recóndito y mohoso lugar
de la galaxia, en una luna lejana de un planeta maldito, o una estación
espacial abandonada sin motivo que orbita alrededor de un agujero negro…
Bienvenidos al infierno (con permiso de Horizonte
Finaly la disformidad del universo Warhammer
40k) moderno, el hades futuro, la pesadilla echa realidad, bienvenidos a Doom.
¿Necesitaba Doom un
transfondo en realidad? Sinceramente no, un FPS
o como amablemente lo llamaría yo, un juego de disparos y matanza en primera
persona, no necesita una gran historia, ni una maravillosa ambientación, ni un
entorno que nos logre enredar en su tela de araña hasta no poder despegarnos,
pero contra todo pronóstico, desde que por decir algo, empuñase una arma automática
en mis manos por primera vez en el mueble del Operation Wolf, los juegos de disparos, funcionan mejor si tienen
algo más que disparos, pro poquito que sea, y ya lo hemos visto en cohetáneos
de Doom como Wolfenstein, o en apuestas más modernas con los restos de su ADN en
la programación como fue la entrada de Bioshock,
y lo seguiremos viendo en un porrón de fps en el futuro, que si nos dan una
pizquita imaginativa para ubicarnos en el juego y darnos una excusa para matar
(porque apretar el gatillo porque sí está muy feo y algo dentro de nuestro
cerebro más reptiliano y prehistórico nos avisa de que eso no mola), lo haremos
con mucha más alegría.
Y claro, nada mejor que una ficción para camuflar nuestras
ansias de demostrar nuestros reflejos y secretar adrenalina a zambombazo de
arma pesada desde cada esquina de un laberinto, porque si me tengo que poner en
la piel de un cadete de la segunda guerra mundial, con su fusil, y
tal…mmmhheeee….
Pero si voy a enfrentarme a criaturas del averno,
aberraciones biomecánicas, mutantes, soldados alienígenas o nazis ciborg… Pues
entonces, como en un meme con Drake de protagonista, sonrío y entono un
melódico “Sí nene”.
Y en 1993 ID Software
nos ponía en el disquete al alumno que superó al maestro (Wolfenstein), y nos creíamos un marine colonial intraplanetario en
misión rutinaria por Phobos, una de las dos lunas de Marte, que de repente se
encontraba en una situación de vida o muerte al haber fracasado uno de los
experimentos científicos más ambiciosos de la humanidad, el portal de
teletransporte, que por H o por B, debió de cruzar su ruta interdimensional y
subatómica con una pequeñita puertecita hacia otro plano que coloquialmente y
sin ser muy técnico podríamos definir como el infierno, sin paños calientes.
Y todas las monstruosidades, pecados hechos carne,
atrocidades flotantes, espíritus condenados, caníbales de ultratumba y demás
fauna satánica imaginable, decidieron cruzar la puerta y sembrar el caos por
toda la superficie del satélite marciano.
¿Da miedo? A mi me lo daría si tuviese que desarrollar ésta
historia de una forma mucho mas narrativa, pero no hizo falta mucho más, una
escopeta fue suficiente para comenzar a repartir estopa sin preguntar, total,
ya sabíamos demasiado, disparar o morir, siempre hacia adelante.
John Carmack y su
tocayo John Romero trascendieron al
olimpo de los desarrolladores casi al instante con Doom, que mejoraba lo ya visto en Wolfensteinen la misma compañía, sin mucha sorpresa, cambiando una
ucrónica Alemania nazi de ciencia
ficción por laberintos demoniacos en marte, mezclando lo pagano con lo
futurista, como ya hizo Wolfensteininsisto, pero un par de niveles más por encima, creando un juego tan goloso,
tan obsceno y tan exagerado que si nos gustaba ya el café, nos daban cinco
tazas con éste nuevo título. Jugar sobre seguro nunca dio tan buenos
resultados.
Realmente, existe un poco más de trasfondo, pero a todos nos
daba igual, que las instalaciones marcianas perteneciesen a un conglomerado
corporativo conocido como UAC (Union Aerospace Corporation) o que durante lso
experimentos de teletransporte el segundo satélite marciano, Deimos, desapareciese de la órbita. Eso estaría bien
para desarrollar libros, cómics, películas… espera, espera, luego hablamos,
sigamos en ésta rama un poco más.
Doom corrió como
un virus de disquete en disquete, su popularidad se disparó, su mecanismo,
simple como el de un sonajero, que consistía en recorrer un nivel desde un
punto A a un punto B por un pequeño laberinto, recogiendo armas, llaves, armadura,
ítems de súper poderes y aniquilando demonios, enamoró a los jugadores de todo
el mundo, y levantó las siempre absurdas críticas de sectores proteccionistas
que llegaron a unir cabos afirmando que Doom
era un simulador de matanzas que motivó a la juventud a cometer actos
repudiables como el tiroteo del instituto norteamericano Columbine, asegurando que los asesinos era fervientes jugadores del
título.
La facilidad de poder crear nuevos niveles customizados por
los jugadores (los llamados WAD) y
modificarlos también (los llamados MODs
de los que vimos casi todo, como uno con audios de Chiquito de la Calzada) fomentaron aún más la popularidad del
juego. La diversión nunca terminaba con Doom.
Pronto el mercado se inhundó de clones de Doom, había pasado de largo y sin
derrapar al puñado de juegos más influyentes de la historia. Casi ninguna
videoconsola doméstica que pudiese portar o soportar dignamente sus texturas y
el motor de juego 3D se negó a tener su Doom,
destacando el esfuerzo de Nintendo
para adaptarlo a cartucho de Super NES (el
que yo jugué hasta que tuve un PC en casa), exprimiendo el máximo potencial de
la 16 bits de la gran N.
La gente enloqueció, compañías como Lotus e Intel prohibían explícitamente a sus empleados jugar Doom en horas de trabajo, muchos
fabricantes de ordenadores incluyeron Doom
en el disco duro como premisa para su venta, y aquello no había hecho más que
empezar.
CARMACK Y ROMERO EN LA COCINA
Todo esto, no hubiese sido posible sin los papás, los “Johnes” Carmack y Romero, y no
dejemos fuera a Adrian Carmack.
El caso fue que ID
andaba queriendo crear un nuevo juego 3D en la línea de su niña de ojos
bonitos, Wolfenstein, pero más
enfocado a todos los públicos, aprovechando una pequeña franquicia plataformera
de aspecto infantil denominada como la saga del Comandante Keen.
Carmack estaba en
otra onda, él quería crear algo duro, oscuro, futurista, y bueno, ID acabó aceptando barco como animal
acuático, y menos mal.
Carmack tuvo 3 musas,
Dungeons & Dragons (El icónico cacodemonio está extrapolado del beholder de D&D), Alien el octavo pasajero (ambos era fans de Giger e intentaron, fallidamente, hacerse con las licencias del
xenomorfo) y Evil Dead 2 (la
motosierra a cuento de qué si no en el juego, obvio).
Bueno y una cuarta, El
color del dinero, película de la que supuestamente eligió el título de Doom.
Todo esto debió de ser un dolor de huevos para Tom Hall, el creativo de ID que estuvo intentando encauzar las
ideas de Carmack, que quería una
buena historia, profunda, y otra serie de características que Carmack le negaba una y otra vez.
Seguro que estuvo desconfiando del proyecto a diario para después comerse sus
palabras una vez vistos los resultados de ventas.
Los “Johnes” solo
buscaban un resultado, “Algo mucho más brutal que Wolfenstein”, y ya está, eso era todo.
La música y los FX, por Bobby
Prince, también eran importantes, tenían que estar acordes a la brutalidad
esperada.
Y todo salió a pedir de boca desde la más simple de las
premisas, mejorar lo presente, y desde su estreno, Doom facturaba él solito 100.000 dólares diarios para la compañía.
Chúpate esa Tom Hall. Cien mil
unidades vendidas en un año. Y aquello solo fue el principio, su fama crecía
día tras día, y lso años consecutivos se habló de millones de unidades vendidas
al año, con una media de 8 millones de dólares anuales en beneficios sólo en
EEUU.
Y su legado se reflejó en docenas de títulos como System Shock, Hexen, Blood, varios
títulos de Star Wars, y por supuesto
Duke Nukem.
QUE LA FIESTA NO PARE
En 1994, sin aportar mucho más pero aprovechando el rebufo,
salía a la venta Doom 2: Hell on Earth,
30 nuevos niveles de lo mismo, más demonios nuevos, más armas nuevas, más
sangre, más pólvora, más misiles, mas Doom
que es que no nos hacía falta nada más.
Doom, Doom, Doom!!!
En esta ocasión los demonios se habían abierto camino hasta
el planeta Tierra, y todo era caos y desesperación.
También mejoró los sistemas de multiplayerde su
predecesor, de los que no he hablado antes, pero que ahí estaban, primitivos
pero estaban, con la posibilidad del deathmatch.
El marine sin nombre, comenzó a ser apodado Doomguy, y seguíamos repartiendo muerte
con él.
Con todos los deberes hechos, esto fue tarea de chupadatos,
con nombre y apellidos, American McGee y
Sandy Petersen, dando unas merecidas
vacaciones a los “Johnes”, que como
ya hemos visto, lo suyo era programar, no complicarse la vida con historias.
Hubo una nueva versión de Doom (Definitive Edition) el año siguiente, con niveles extras.
Se siguieron portando a consolas (Doom 2 llegó a Game Boy Advance por ejemplo), y en 2004, mucho
después (no sin que hubiesen ocurrido cosas entre medias, tiempo al tiempo y
con orden), llegó Doom 3, que pasó
sin pena ni gloria como un reboot de
la idea original, devolviéndonos a Marte con mejores gráficos, pero pocos
aciertos, sin ser un mal juego, sencillamente, no dio la talla que se esperaba
de un título como Doom, y suele
pasar cuando se estira demasiado el chicle, lo hemos visto suceder docenas de
veces. Su intención fue desarrollar narrativamente lo que ya conocíamos de Doom, cosa que no se si a estas alturas
hubiese tenido el beneplácito de Tom
Hall, pero que tantos años después, ya era innecesario. Incluía una línea
argumental al estilo Half Life (que
gran obra maestra), conociendo personajes en las instalaciones marcianas de la
UAC que fueron los responsables del fracasado experimento interdimensional, y
nos va soltando con cuenta gotas los enemigos que van infiltrándose en nuestro
plano material poco a poco ante la esquizofrenia y la locura del personal
científico de las instalaciones.
La idea, podría haber funcionado, si fuese éste el primer Doom y fuese 2004 efectivamente, pero
no, el primer Doom tenía ya una
década, yanadie le importaba un carajo
la historia del juego, ni siquiera a su creador. Así que lamentando los
esfuerzos de Mathew J. Costello por
enriquecer el universo Doom, pero
como diría el Nota “Podría vivir perfectamente con una mancha de pis en la
alfombra, pero…Que va tío, más complicaciones”.
El juego, intento de survival horror del que tal vez hubiese
podido beber algoDead Space, incluía uso de linterna, el movimiento era más
lento y menos frenético pese a seguir siendo un FPS puro, e intentó explicarnos más cosas del lore de Doom,
funcionando argumentalmente en dúo con un videojuego para teléfonos móviles
titulado Doom RPG, que quiso hacer
las veces de precuela narrativa del Doom
original. Y a veces, remover el pasado no es la mejor idea.
Del “motorcillo” de Doom
RPG se reciclaron Wolfenstein RPG y
Doom 2 RPG, que se que existen, pero
poco más.
Por supuesto, como ocurrió con los títulos 1 y 2, tuvo sus
expansiones de niveles a la venta.
2016 Nos brindó un nuevo Doom, a secas, que retomaba la acción frenética del original,
adaptado a las nuevas máquinas, con las ventajas jugables que eso conllevaba,
hubo un Doom 64, pero la estocada
llega hace poco, con Doom Eernal,
que intenta únicamente cumplir lo mismo, más niveles, más demonios, más sangre
salpicándote la cara entre humo y fuego, pero en 4K. Ni tan mal. ¿Era
necesario? Estorbar, no estorba, si lo quieres, ahí está. Al menos siguen
fieles al concepto de Carmack, matar
sin pensar.
Para mi, la cosa se quedó parada en Doom 2, aunque no descarto hacerme con el Doom de 2016 ni el Eternal
cuando lso vea a buen precio para mis videoconsolas.
Pero no podemos obviar un título, que si no se llamó Doom 3 (ni 4, ni 5 ni 6) supongo que
fue para no saturar el mercado…
QUAKE, EL HIJO PRODIGO
Como hemos dicho, Carmack
parió la criatura y dijo “a otra cosa”, que él no se iba a complicar con
historias, ya había una legión de masillas en ID para seguir llenando las arcas gracias a su idea.
Y en 1996, en medio de todos esos MODs de Doom 1 y 2,
kaboom!! Un nuevo motor inspirado en su ojito derecho pero técnicamente muy
superior se presentaba con el nombre de Quake.
Tal como su creador deseaba, Quake supuso un cambio obligatorio tecnológico en las tarjetas
aceleradoras de gráficos para ordenadores personales, mejoraba Doom de una forma tan realista y
terrorífica, que la diversión ahora se multiplicaba por 100.
¿La misiva? Tres cuartos de lo mismo, ésta vez, un ranger
especial sin nombre (de nuevo), había cruzado el portal dimensional que una
corporación había abierto por accidente durante sus experimentos, adentrándose
en el mismísimo infierno.
Vaya, vaya, ahí vamos de nuevo, solo que esta vez, al otro
lado del espejo. Un infierno gótico futurista de criaturas inimaginables
dispuestas a devorarnos o a freírnos con sus armas de largo alcance. Un
infierno que guardaba un pequeño guiño al viejo maestro Lovecraft, por cierto.
No voy a entretenerme de más contando cosas que todo el
mundo sabe, mejor que yo, pero este fue mi título favorito, para mi fue el
extasis de los FPS, violento,
trepidanteoscuro, grimdark,
satánico…. Aún lo juego asiduamente, aunque reconozco que no poder mirar hacia
arriba ni hacia abajo, acostumbrado ya a los juegos actuales, me mata.
Le siguieron Quake 2 y
Quake 4, en los que Carmack volvió a hacer la bomba de humo
tras parir a la criatura y principalmente su motor, y lso creativos, dirigidos
por Tim Willits, dieron un giro
drástico al título, reseteando una nueva saga inspirada totalmente en la ciencia ficción y la lucha de la
humanidad contra un nuevo enemigo nada pagano, si no extraterrestre, los
Stroggs, unos humanoides ciborg que se convertirían desde entonces en el
némesis cósmico de la raza humana.
Ambos juegos, tenían un mayor peso argumental, contaba una
historia heróica entre disparos y explosiones, alimentando la experiencia hacia
un universo nuevo que explotar y no reduciéndola a una experiencia casi arcade
como hizo Doom.
A mi, Quake 2 me
gusto mucho, porque presentaba un futuro tan oscuro, siniestro y grimdark, con esos aliens ciborg tan
feos, que no me importó que se alejase dela sombra del papá Doom, mientras que Quake 4, me dio una sensación más vacía, para nada grimdark, mucho más luminosa e
intentando competir con una nueva saga emergente de marines espaciales en FPS llamada Halo, sin éxito.
Entre medias, como Vivancos 3 (que aún no ha hecho Wyoming
la 1 ni la 2), apareció Quake 3 Arena,
que adoptaba la nueva estética cifi
de Quake 2 tanto en personajes como
en escenarios, pero que se centraba en el juego multijugador de “arena”, un
pequeño “todos contra todos” en un espacio limitado donde en un tiempo el que
más veces mataba a sus rivales, ganaba. Un concepto puramente competitivo que
abrasó mi consola Sega Dreamcast a 4 mandos en Split screen durante meses.
No aportaba nada al universo Quake como una historia en expansión, pero como herramienta de ocio
y diversión no tuvo igual (lo lamento por los fans de Unreal Tournament que me lean).
Hubo más entregas de Quake,
incluso de estrategia, pero para mi, acabó en su cuarta entrega, y no sería
justo repetir lo que diga mi oráculo favorito de infored por rellenar líneas,
que ya cansaría demasiado.
EL LEGADO
Como no podía ser de otra forma, Doom generó un mercado de expectativas y productos infinito que
pervive hoy mismo, y su universo, en contra de lo que Carmack hubiese hecho (aunque creo que se la sopla bastante), ha
seguido reproduciéndose hasta la saciedad.
En 2005, la siempre hambrienta de ideas ajenas Hollywood no pudo resistirse a la
brillante idea de llevar Doom a la
gran pantalla, y como todos los aficionados sabemos, no me caben en los dedos
de una mano las adaptaciones cinematográficas de videojuegos que son como poco
correctas, y Doom, no está entre
ellas.
Una película que me ha dejado dormido en varias ocasiones,
sin esperar absolutamente nada a medida que avanza su metraje, hasta que un día
me obligué a verla bien colocado de café. Porque es un bodrio insoportable
firmado por (a ver si lo escribo bien) Andrzej
Bartkowiak, señor polaco que tras ganarse la vida como fotógrafo, le dio
por hacer películas, un porrón de ellas, de las que podemos recordar con cariño
en la fotografía Speed, Arma letal 4,
Species, y como director poca leche como Romeo debe morir, pero no Doom.
Una bravuconada con intentos de resultar de mal gusto (estos
yankees no tienen mili ninguna y la calificaron “R”) pero que es un pedete,
hablando pronto, mal y en confianza.
Al menos, no como hacen otras adaptaciones fílmicas, respeta
la idea del videojuego, que ya nos hemos cansado de decir en la entrada, que
era bien simple, y nos lleva a un grupo de marines espaciales a unas
instalaciones marcianas del futuro, donde los experimentos de teletransporte
han salido rana y el resto ya lo sabéis.
Tienen la decencia de incluir guiños bonitos como llamar a
uno de los científicos de la base Dr.
Carmack, o filmar una serie de secuencias de acción como si fuese el propio
videojuego desde vista primera persona por los túneles de la base.
Hasta ahí, bien, las gracias, es una película respetuosa y
simpática. Pero es que en general, no vale nada.
Dwayne Johnson “The
rock” se encargará de encarnar al sargento sin nombre de la cuadrilla
militar enviada a marte, añaden algunas licencias más que necesarias (porque no
será por John Carmack) para rellenar
metraje y darle un mínimo sentido, con arqueología marciana y algunos puntos de
cultura pop “ancient alien”, y le da un giro que no voy a spoilear a las
apariciones monstruosas.
En fin, como peli de acción no vale nada, o tal vez sí, te
la puedes ver si eres muy fan o desconfías de mi opinión, que en verdad es
lícito, porque mi opinión, no es mejor que la tuya nunca lector. Qué leches, póntela
y escríbeme en el campo de comentarios después por favor, dale vidilla al blog.
Pero sin duda, es mejor que Doom Annhilation, un telefilm de presupuesto ajustadito, que…en
fin, paso palabra. Firmada por Tony
Giglio, guionista y director de un puñado de bodrios mas o menos exitosos.
De Doom existe
también un juego de mesa, estilo ameritrash,
de la mano de Fantasy Flight Games,
con un tablero modular estilo “Space
Hulk” y unas miniaturas de un detalle y un gusto exquisitas para meterle el
pincel si sois aficionados a los wargames y los dioramas, etc…
No lo he jugado, pero promete ser fiel a la idea de Carmack, recorrer pasillso y matar,
esta vez, no gracias a nuestros reflejos sobre el joy pad o el ratón, si no con
cartas y dados, demasiado a la suerte tal vez.
Tenemos novelas, varias, en las que el famoso marine anónimo
es bautizado como Flint Taggart.
Curioso ¿verdad? Al fin tiene nombre el protagonista de la saga, ¿o no? ¿O es
otro marine que no es el que manejamos en los videojuegos? Bueno, habrá que
lleras y sacar nuestras propias conclusiones. Aunque Toma Hall quiso haberle bautizado como Buddy Dacote, ojo a esa, que tocapelotas Tom, déjalo estar.
Hubo incluso un cómic editado por Marvel, rara pieza de coleccionismo de nada más de 16 páginas
impreso para una feria del videojuego en 1996.
Aquel marcador de vida, con el rostro del marine, no se nos
va a ir de la mente con facilidad en décadas, así que, me despido y os dejo que
me voy a echar una partidita al Doom.
Por último ¿Por qué empuña la escopeta con guantes pero golpea puñetazos a
nudillo descubierto?
Se ha puesto el sol, suena la sirena,
pesada, monótona, repetitiva. Una vez, dos veces, tres, cuatro... Y
comienza el discurso ...
"Esto
no es una prueba. Este es un sistema de emisión de emergencia
anunciando el inicio de la primera purga anual autorizada por el
gobierno de España.
El uso de armas de clase 4 y de nivel
inferior están permitidas durante la purga, el resto de armas están
prohibidas. Se ha concedido la inmunidad a la purga a los
funcionarios gubernamentales de rango 10 y no se les deberá hacer
daño. Después de sonar la sirena cualquier delito incluyendo el
asesinato será legal. La Policía, los bomberos y los servicios de
urgencias no estarán disponibles hasta mañana por la mañana a las
7 en punto cuando termine la purga.
Bendito sea nuestro señor
presidente y España un país renacido. Que Dios les acompañe a
todos. Viva el rey."
No he
dejado claveles rojos en el felpudo, no comulgo con la purga, yo no
purgo.
No se de
quien desconfiar más, ¿de la familia modelo que tengo en la puerta
de la izquierda en el descansillo? No, el marido es muy amable,
siempre me dedica unos minutos para charlar de algo con buen humor.
¿El
jubilado de la puerta de enfrente que fuma marihuana, no saluda por
el descansillo, y pone heavy metal a todo trapo con un subbuffer de
miles de pavos? Tampoco, es raro, sí, sobre todo cuando le he visto
en camisón, pero si escucha Iron Maiden no puede ser malo.
¿Quién?
¿De quién tengo que preocuparme?
He puesto
un par de muebles frente a la puerta de acceso a mi apartamento, pero
en realidad, cualquiera con un hacha, una buena maza, o una escopeta
de caza, podría terminar entrando tras un rato de destrozo sobre la
pared de pladur. ¿Debo defenderme? Si alguien decide purgarme, ¿Es
moral que yo use una fuerza proporcional a la de mi atacante para
defenderme? Seguramente tendré que matarle, y eso no me diferenciará
en mucho de ellos, porque yo también seré un asesino, en defensa
propia, pero un asesino. ¿Por qué me obligan a ello? ¿Es la vida
algo tan valioso?
Así es,
¿que puede dar más miedo que desconfiar de absolutamente todo el
mundo? ¿Qué le has hecho a tu compañero de trabajo el chupaculos
para que te purgue? ¿Y a tu jefe? ¿Y a ese desconocido que no
recuerdas de nada pero es que le adelantaste por la derecha hace unas
semanas en la autopista y el muy maniaco te siguió para saber donde
vivías en previsión de purgarte hoy?
Ya no
puedes creer en el karma, en Dios, ni en el sistema de valores que te
salga de los cojones creer, creyente o no, practicante o no, porque
esta noche, tus actos buenos y tus actos malos valen lo puto mismo.
Estas a merced de una panda de psicóticos, que te saludan en al
panadería, en el autobus, te dedican una sonrisa, cuidan de tus
hijos en la guardería, pero que por el motivo que sea que ellos
valoren, sin importar el por qué, van a intentar violarte,
toruturarte, robarte, matarte...
¿Vas a
consentirlo? ¿Aceptarás el rol cristiano de poner la otra mejilla
con tal de no participar en una atrocidad tan obscena y vomitiva que
no puedas limpiar jamás de tu alma por mucho que lo intentes ni
mucho que gastes en psiquiatras?
¿Matar es
la cuarta encesidad del ser humano junto con tener descendencia,
plantar un árbol y escribir un libro? ¿Qué se siente al matar? ¿Lo
has imaginado alguna vez, serías capaz? ¿Es necesario sentirlo para
ser un humano completo y comprender mejor así el sentido de la vida?
Quizás la
vida no tenga ningún jodido sentido. Nadie pide nacer, apareces
aquí, en un extremo del globo u otro, en el seno de una familia con
unas posibilidades u otras, puedes ser el hijo de un rey, o de un
abusador, o de un rey abusador. ¿Qué dictamina lo que te toca? ¿Qué
es la vida? ¿Cuánto vale?.
Te van a
borrar del mapa ésta noche, si no haces nada para impedirlo.
Qué fácil
me ha resultado rellenar ya la primera página de la entrada del blog
hoy, ha salido solo, y me he cortado, seguiría haciéndo preguntas
retóricas, políticamente incorrectas, de las que te remueven por
dentro y te hacen pensar si estoy loco por el mero hecho de
formularlas. ¿Pero de verdad nunca te las has formulado sin
preguntarte también a ti mismo si estás a un paso de cruzar la
línea de la sociopatía o la psicopatía?
No me
mientas por favor. Sincérate. La Purga nos ofrece justo ésto,
uno de los dilemas morales, éticos y filosóficos más grandes de la
humanidad, disfrazado de distopía cercana con toques de terror. Y
ahí está su grandeza, nos lanza una pregunta terriblemente
incómoda, que además da miedo, y nos ofrece uan serie de películas
y episodios de teleserie que suben y bajan en la montaa rusa de la
calidad, pero que ya son parte de la cultura popular mundial.
Si tanto
nos ha calado es por que la cuestión está ahí, en nuestro ADN.
Pregúntate, en serio, ¿has deseado la muerte de alguien alguna vez?
Venga, ánimo, haz el ejercicio de sincericidio, mírate al espejo. Y
piensas, sí, tal vez, he imaginado que si algo le pasase a mi
familia, un violador, un pederasta, tal vez...tal vez lo mataría con
mis porpias manos, o al menos desearía que la justicia le impartiese
pena de muerte.
Vaya,
vaya... ¿Dónde está la raya que nos hace ser mejores entonces? ¿El
pensamiento y el acto tienen el mismo peso? Pero cuidado... ¿Vales
para amtar? ¿Si te puesiesen a ese inhumano delincuente que tanto
sufrimiento te ha hecho pasar gratuitamente, maniatado, delante tuyo,
indefenso, apretarías el gatillo o bajarías el hacha?
Una vez
pasada esa línea, una vez convertido en verdugo, ¿Repetirías?
¿Mantendrías el listón de la justicia en los mismos estándares de
la sociedad o los bajarías a tu listón de necesidades? Tal vez, con
el paso del tiempo, un simple vecino que no saluda, uno que tiene un
perro que ladra por la noche y te quita el sueño, uno que te hace la
doble fila de aparcamiento cada dos días en la calle... Tal vez
ellos tampoco emrezcan tener espacio en tu ecuación de lo que es
bueno y de lo que es malo. Tal vez, entonces, sí sirvas para purgar.
Ejerce tu derecho de ciudadano. Haz mejor tu nación eliminando de la
ecuación a toda esa basura humana egoísta, maleducada, que no
empatiza con nadie.
Acaba
con tu compañero de curro el risitas, que es tan pelota que currando
menos que tú ascendió antes, que es del equipo de fútbol rival al
tuyo, y que encima vota al partido opuesto al turo cada cuatro años.
Qué asco de típo, su sonrisa, su tono de voz, la forma en la que se
mueve cuando habla, todo te da asco, no entra en tu ecuación.
Elimínalo en La
Purga.
Pero cuidado, no pienses en que tiene esposa, en que tiene hijos
pequeños, en que tiene madre, hermanos, y que curiosamente todos
ellos son hinchas de tu mismo equipo, votan a tu mismo partido, están
en paro y sólo se mantienen gracias al salario de "Jaimito el
pelota", por que si piensas en eso, dejas de pensar en ti, ¿y
qué es purgar si no crear un mejor país para tí, a tu medida, sin
lo que a ti te sobra?
El
egocentrismo convertido en herramienta de control demográfico,
medida violenta, salvaje, infrahumana y animal que nos devuelve al
estado más primmitivo que se puede concevir de sociedad.
La
vuelta a las justas medievales, a los duelos neo románticos en el
cementerio con pistola, al circo romano, a la esencia de que la vida
humana no vale nada.
Sin embargo, todos aquellos que sean
capaces de hacer un simple y llano ejercicio de auto examen, de auto
crítica, deberían darse cuenta de que no están por encima de
ningún otro ser humano, de que no tienen el punto de vista adecuado
para juzgar a nadie según ningún catálogo de leyes, jurídicas ni
religiosas ni siquiera sociales, que condenen a la muerte, sin
segundas oportunidades a otro ser humano, idéntico orgánicamente y
en esencia a nosotros mismos.
Un pequeño esfuerzo de reflexión, con
la mínima garantía cultural exigida en una sociedad avanzada que
decide poner en práctica una Purga,
debería servirnos para darnos cuenta de la trampa, de que sólo
purgan los pobres, de que somos víctimas de un neo feudalísmo
brutal en el que el pobre, denominado injustamente como clase media,
se elimina mutuamente ante los aplausos de la burguesía, la casta,
la élite, y todos aquellos para los que las cifras del paro, el
hambre, la precariedad, no significan nada. El reajuste económico
que supone la purga ante la eliminación de individuos que perciban
nóminas, ocupen puestos de trabajo que quedarán vacantes, etc, no
es si no un parche de los arquitectos sociales para reequilibrar la
telaraña un año más, gracias a la ignorancia, el odio y la
violencia innata del ser humano no cualificado que no encuentra otro
método para resolver sus inmundas y cotidianas necesidades, sus
frustraciones de parbulario, y sus añoranzas cargadas de envidia.
La
anulación completa de la meritocracia gracias a un darwinista
sistema de superviviencia prehistórico, arraigado como una
sanguijuela a nuestro genoma humano.
Ya no
hace falta una guerra, ni un enemigo, el propio proletariado se
reestablece así mismo, como células fogcitadoras. Los de arriba nos
han dado permiso, nos han faqcilitado una excusa, para no volver a
prosperar jamás, para que confundamos prosperar y meritocracia, con
la eliminación de la competencia, reculando al estado animal del
hominido, olvidando lo que nos hace humanos.
Mientras,
en el poder, nada cambia. Hemos aceptado nuestro rol de peones en el
tablero de ajedrez si participamos en la purga. Purgar es obedecer.
Purgar, es perder. ¿Podrá el raciocinio anteponerse al instinto más
primitivo del ser vivo?
Los
animales se matan entre sí en época de celo, es selección natural,
ahora el humano mata al humano, una vez al año, para equilibrar un
sistema, que no es natural, que ha sido ideado por otros humanos, que
a salvo de los predadores que moran el escalón más bajo de la
pirámide, ejecutan para la siembra de sus intereses geo.económicos
de poder y subyugación.
Anteriormente
a la purga, el rico, tenía hijos ricos, que estudiaban en colegios
muy caros apra ricos, donde conseguían titulaciones que les darían
puestos de fácil acceso para ricos.
Los
pobres, tenían hijos pobres, que estudiarían en colegios de pobres,
profesiones de pobres, porque las de ricos esperaban la llegada de
sus jóvenes cachorros educados en centros caros, y de los pobres,
sólo el más mínnimo porcentaje, entraría, por meritocracia, en la
órbita de los ricos, porque los ricos, incompetentes prepago,
necesitan verdaderos talentos, para seguir ostentando sus puestos.
Con
La Purga, los pobres,
ya no sobran, ya no generan excedente, ya están controlados y ellos
mismos se encargan de hacer el trabajo sucio, y volverán a votar a
quienes apoyan la iniciativa, porque una vez purgan, ya no pueden
parar de hacerlo, hasta ser purgados.
LA
PURGA, UNA PELICULA DE CASAS
En
2013, James DeMonaco (acumula
todo el protagonismo en la saga de hoy pero podemos atribuirle algún
otro trabajo como El negociador),
planteaba éste futuro distópico muy cercano, sin implantes
cibernéticos, ni tecnología futurísta, ni avances biogenéticos.
No. Simplemente, daba un pasito de puntillas hacia el futuro en el
ámbito social, y nos proponía la posibilidad de que una noche al
año, como si de Halloween se tratase, en los EEUU, el delito, sea
cual fuese, estuviese despenalizado.
Esto,
según los nuevos Padres Fundadores (una hipérbole republicana del
espírito norteamericano), mejoraba al individuo, que podía
somatizar todas sus frustraciones y toda la rabia y violencia
acumulada en su vida rutinaria en una sola noche, rebajando así los
niveles de criminalidad el resto del año, y consiguiendo un
equilibrio social "natural" ejerciendo el derecho
democrático de purgar.
La
película se presentaba como loq ue yo llamo vulgarmente y andando
por casa, una peli de casas, valga la redundancia. Es decir, y
resumiendo proque veo que ésta entrada de blog puede convertirse en
un ciber Quijote si no sintetizo, una mezcla de Solo en
casa, Funny Games
y una pizquita de Juegos de guerra.
Así al definí en su día sentado en la butaca del cine, y desde
entonces, mi esposa y yo hemos convertido en tradici´´on ir a todos
los estrenos de la saga, como antaño hiciésemos con la saga Saw,
desde la primera.
Así
que La Purga se
convirtió en nuestro nuevo fetiche conyugal.
Aquella
película, que no ahondaba demasiado en el distópico dilema que
proponía, generaba un ambiente poco usual de thriller,
terror y esa miguita de ciencia ficción que practicamente ni se
notaba hasta que se decidió expandir el uiverso de La
Purga.
Insisto
en que yo desde entonces lo llamo, el
género de casas,
en las que puedo añadir películas anteriores y muchas más
posteriores, como La
tercera casa a la izquierda, No respires
y un porrón que hay en las plataformas de stream que he visto todas
y que son un grandioso truño repetitivo que no aportan anda a un
género que sigue muy vivo para lo reducido de sus puntos fuertes, ya
que centrar toda una película en la misma casa es una idea que
podría terminar mal, muy mal, si no se ejecuta con tiento.
Podría
hacer un pequeño listado como Extraños,
El coleccionista, Puertas abiertas, cuidado
con El Resplandor
ahora que caigo que ya presentaba una persecución slasher
doméstica en un edificio cerrado, y en fin, que de verdad si
tratamos de hacer una lista no paramos.
La
cuestión es que la película nos ponía en una trama sencilla de
entender, muy sencilla. Una noche al año, todo vale, no hay ley,
puedes parapetarte en tu casa, o salir de caza, tú decides.
En
aquél caso, la familia protagonista interpretada por Ethan
hawke
(Gattaca, Training
Day
o Valerian y la
ciudad de los mil planetas)
haciendo de padre de familia, Lena
headey (Dredd)
como la mamá, Max
Burkholder
(¿Anatomía de Grey?) de hijo friki y poco sociable, un poco
hikikimori,
y por último Adelaide
Kane (Los
Power Rangers
y la serie Teenwolf)
de hija adolescente en esa complicada edad del pavo; Se disponen a
pasar una tranquila noche más de la purga, sin participar, aislados
en su casa clase alta, en un barrio residencial, dotada de su
habitación del pánico y toda la domótica defensiva necesaria para
que a nadie se le ocurra entrar en casa a purgar, con ni sin motivo.
Sin
embargo, si con bajar una persiana metálica blindada en cada puerta
y ventana todo hubiese bastado para que sonase el despertador y La
Purga terminase
sin incidenctes, no hubiese habido película, y es que en mitad de la
noche, un hombre negro que está siendo perseguido por un grupo de
purguistas, pide auxilio en el porche de su casa. Interpretado por
Edwin Hodge
, su personaje quiebra la uidad familiar y divide sus opiniones
generando el dilema filosófico que propone La
Purga.
¿merece morir por lo que sea? Tal vez sólo le persigan por ser un
sin techo, o tal vez sólo por ser negro, curiosamente encarna dos de
los estigmas más criticables de la sociedad norteamericana, el
racismo y las diferencias sociales que van muy unidas también a la
condición étnica de cada ciudadano del país de las grandes
oportunidades.
Pensad
por un momento, ¿Habéis presenciado alguna vez un abuso humano?
¿Abusones pegando a un débil, un hombre pegando a una mujer?
¿Habéis hecho algo? ¿haríais algo? Yo, personalmente, no me he
atrevido nunca a interferir directamente en solitario ante algunas
dantescas escenas similares, pero sí he llamado a la policía, que
es lo menos que puedo hacer. También soy de los que da comida a la
gente que la pide en la calle, y admitir ésto no me hace sentirme
mejor, porque sería muy fariseo por mi parte. Sencillamente, sí
creo que pequeños gestos que podemos practicar todos nosotros en
momentos adecuados, mejorarían la sociedad en general si se hiciésen
al unísono. Pero claro, eso es la teoría, la práctica siempre es
diferente, incluye miedo, duda, ¿Hubiéseis hecho algo por esa pobre
persona perseguida por poco menos que una pandilla de drugos
pidiéndo auxilio en la puerta de vuestra casa? El ejemplo de los
drugos
no es circustancial, si no muy buscasdo sospecho yo en ésta
película, ya que los purgadores son una pandilla de niños pijos
ataviados con trajes de evaluación caros y máscaras sonrientes. Su
líder, tiene un gran aprecido con nuestro querido Alex
DeLarge
de La NaranjaMecánica
y encarna toda esa ultraviolenciaque
Burgess
nos transmitió en su obra. De hecho, ¿recordáis la escena en la
que piden auxilio en el timbre de una casa parqa después sembrar el
caos en su interior? Sí, parece que la escena estuviese extrapolada,
nos reaviva el recuerdo de aquella otra obra y nso hace pensar "no
abras, joder, no abras, te están mintiendo, van a matarte y van a
violar a tu mujer y tu hija".
Os
diría lo que hace la familia protagonista, pero estaría haciendo el
prohibido spoiler
de éste blog, así que seguiremos hablando un poco de la película,
avanzada esta sinópsis.
Aunque,
qué demonios, ya os he comparado la película con Funny
Games, y
sin ser menos exquisito y más zaamero, con Solo
en casa,
ya os podéis imaginar qué va a pasar.
A
resumidas cuentas, para mi, es la película que reinventa un género
por completo, el de "las pelis de casas", Y a raíz de La
Purga
le sucederán docenas de películas y telefilms en las que toda la
angustia, el miedo, pánico y mal gusto, poniendo en primera plana la
asquerosidad y crueldad del ser humano (que siempre da mucho más
miedo que cuando las torturas las inflige un mutante, un demonio o un
ser de pesadilla imposible), y cómo el hombre, una vez más, puede
ser un lobo para el hombre, capaz de lo mejor y de lo peor.
Nos
hará cuestionar la salud mental de nosotros mismos, y de los que nos
rodean, difuminando el tope de hasta donde podemos llegar.
LA
PURGA SE EXPANDE, ANARQUIA Y LA NOCHE DE ELECCIONES
En
2014, se esntrenó la inevitable secuela, porque la idea de La
Purga,
quedaba corta en una peli de "casas" y merecía ser
expandida. Anarchy:
La noche de las bestias, fue
el título. DeMonaco
volvía a estar al mando de la nave, y en ésta ocasión contaríamos
con Frank Grillo
( Los reyes del
mambo, Minority Report, Capitán América: Soldado de Invierno),
Carmen Ejogo
(Los Vengadores,
Alien Covenant),
Zach Gilford, Kiele
Sanchez, Zoe Soul
y de nuevo Edwin
Hodge
en un papel "boomerang".
En
ésta ocasión, salimos de la casa y nos vemos en las calles de una
gran ciudad norteamericana un año más de purga. Los personajes,
miembros del proletariado, serán víctimas del propio proletariado,
asqueado, odioso, sin ideología, con la cabeza vacía y un único
sentimiento de vengar sus freustaciones mediante la violencia lícita
como motor de la purga.
Pobre mata a pobre.
Mientras,
la élite, hace escena también en las calles.
Esta
entrega rebosa acción, persecución, una especie de "road
movies" de persecución, sin pausa, en la que nuestro grupo de
no purgadores huyen de los purgadores y se ven envueltos de rebote en
una extraña trama de la que si tiran de la manta podrían
desenmascarar públicamente las trampas gubernamentales de la purga.
La
película, si vuelvo a usar la cocktelera, es un hibrido de The
warriors
y su primera entrega La
Purga.
Ya que el grupo protagonista va recorriendo las calles de la gran
urbe, manteniéndose alejados de purgadores con al intención de
llegar de un punto de la ciudad a otro (como de South Bronx a Conney)
durante la noche.
El
vestuario, la estética, creará una nueva iconoclastia pop desde el
momento de su estreno, que simbólicamente, pese a su éxito y la
imitación de las mismas, critica el aborregamiento norteamericano.
La
crítica social, con el punto de mira en la desigualdad social, la
lucha de clases y la corrupción gubernamental siguen siendo el
caballo de Troya de uan película mucho más entretenida que la
anterior, yq eu abrió la veda de lo que la franquicia iba a suponer
de ahí en adelante, con sus aciertos, y sus fracasos, ya que cuando
acumulamos tantos títulos sobre la misma cabecera, no todo tiende a
salir bien, aumentamos el márgen de error.
En
2016 se estrenó Election:
La noche de las bestias,
una película totalmente continuísta respecto a Anarchy,
que no trajo nada nuevo pero quedó igualmente bien ejecutada, con
más purgadores, más looks y outfits neo punk, más pandillas
callejeras purgando, y más de lo mismo a grandes rasgos. ¿Bien? Sí,
sin duda, digna secuela de la reinterpretación urbana de la saga al
aire libre, más persecuciones, más corrupción, más crítica al
sistema. Repite Grillo
y se estrenan Elizabeth
Mitchell (Lost)
y Mykelti
Williamson . La
película recaudó 18 millones de dolares más que la anterior, y
todos contentos.
CUESTA
ABAJO Y SIN FRENOS, LA PRIMERA PURGA Y LAS SERIES EN PRIME
En
2018, en cuanto DeMonaco
suelta el volante, aparece Gerard
McMurray
para asumir el asiento de capitán, y bueno, no se muy bien el
curriculum de éste señor, aunque el de DeMonaco
tampoco estaba muy hinchado antes de La
Purga,
pero es que aquí comienza el declive de la saga sin lugar a dudas.
En 2017 debutó a lo grande con Burning
Sands,
una pelicula de novatadas en una facultad universitaria
afroamericana, y bueno, ni que fuese Jordan
Peele,
pero se involucra al 100% con su grupo racial desde entonces en su
obra, y ojo, pega ninguna, a mi me fliparon als declaraciones de
Peele
a cerca de ¿por qué no contrataba blancos en sus pelis? (por que no
le sale del rabo y punto), pero es que en La
primera purga,
McMurray
hace una peli de negros de manual. Y a ver los mal intencionados y
los ofendidos, a mi no me pilláis, una peli de negros porque es como
una versión distópica de New
jack City
abusando de todos los tópicos de los proyectos norteamericanos
racializados, pero sin Wesly
Snipes,
y eso se nota joder, se nota mucho.
Una
pelicula de hampones de bloque reorientada a La
Purga,
que a mi mujer le encantó, pero a mi me supuso el fin de la
credibilidad de la saga, porque ya había visto demasiadas pelis de
gansters de barrio, ya había visto Clockers,
Menace 2 society, Training Day,
ya había visto Gang
Tapes,
y disfrazar tan malamente de distopía la realidad marginal de los
barrios razializados de EEUU, pues era innecesario a mi aprecer. Que
no moelsta, que no estorba, pero me parece abusar del cliché por muy
buena intención crítica que tuviese el director. Es que puestos a
camuflar de ciencia
ficción
los problemas de los barrios segregados de EEUU y el racismo,
prefiero Bright,
qué
cojones.
En
esta ocasión, Ylan Noel, Lex Scott Davis, Joivan Wade, Mugga,
Kristen Solis, Marisa Tomei, Patch Darragh y Rotimi Paul
se encargan de la interpretación, en una noche de purga que se
supone nos lleva atrás en el pasado hasta la primera purga celebrada
en los EEUU, que sin embargo, y en un giro inesperado y sin sentido,
innova en el aspecto de que los purgadores pueden equiparse con unas
lentillas que son cámaras de TV que "stremean" su purga en
abierto y riguroso directo.
Los
protagonistas, un camello y una activista de los derechos
afroamericanos, harán de neo Romeo y Julieta en la nuche más dura
de sus vidas. Un pastiche absoluto como podéis observar, y no tiene
nada que ver con que sea una peli centrada en el objetivo
afroamericano, cenutrios, si no que es una versión mánida y
repetitiva de todas las pelis de ghetto que he visto durante toda mi
vida. Aún así recaudo más que la anterior entrega, con lo que,
todos contentos una vez más.
No
contentos con ésta película, La
Purga
se convirtió en teleserie, nada más y nada menos que con 2
temporadas en la plataforma Primer
de Amazon.
La
primera temporada nos enseña una noche más de Purgan
en
capítulos, con diferentes líneas de protagonismo, totalmente
disparatadas, mal interpretadas, exageradas y fuera de lugar, con una
producción y un acabado de serie B y bajisimo presupuesto, que no
haciendo honor al espíritu eprendedor de la primera película de
todas y su bajo presupuesto, se convierte bajo mi humilde opinión en
una caricatura de la saga, una bazofia sin sentido, absurda, que no
trascendería como serie nada más que la mierda que te emiten en TDT
de madrugada para conciliar el sueo y que te cautiva por lo raro que
es encontrarte semejante mierda bziarra en la parrilla.
Se
centra en una especie de serie Z, que tontorrea con el gore,
vestuario rancio de todo a 100, y todo mal, mal, mal.Gabriel
Chavarria, jessica Garza, Collin Woodel, Hannah Anderson, Amanda
Warren, lili Simmons
y otras actrices y actores son los culpables, en parte, de semejante
estropicio del título, que más que aprovechar la ocasión de
colarse en millones de hogares y acercar la idea de La
Purga al
gran público, queda en una anécdota para el olvido.
Y
en 2019, la gigante de la teletienda Amazon,
consigue redimirse con una segunda temporada, que gracias a Dios nada
tiene que ver con al primera. Abarcaremos en esta temporada, los 365
días que van de una purga a otra, con diferentes protagonistas
entrecruzados, con diferentes tramas, en las que veremos las
consecuencias de la purga
anterior, y sus intenciones y preparativos para la próxima.
Alejándose
de lo meramente pop, y la estética terrorífica de slasher de lso
purguistas, tenemos una serie de tramas mucho más trabajadas, que
enganchan, que nos hacen querer ver el siguiente capítulo, y que nos
proponen algunos dilemas morales que la anterior temporada no.
Generaremos
simpatías y antipatías respecto a los personajes, y estremos
deseando que llegue la próxima purga.
Reconducida
la idea de ésta segunda temporada, esperamos que la próxima
película anunciada para éste 2020 (aunque ya sabemos que el cine
este año no está para estrenar nada) logre sorprendernos, traernos
algo nuevo, cosa pro otro lado dificil cuando ya han estirado tanto
el chicle de la noche de la ultraviolencia, la diferencia de clases,
los prejuicios sociales, y la maldad humana.
¿Queda
realmente algo que La
purga
pueda enseñarnos que no haya hecho ya? ¿O sobra seguir
intentándolo?
Yo,
os recomiendo las 3 primeras y la segunda temporada de la serie.
Si
llaman al timbre de vuestra casa, cuidado, mirad el calendario, no
sea 21 de Marzo.