viernes, 30 de agosto de 2019

ESTE DEL OESTE, POR HICKMAN Y DRAGOTTA

POLITICA Y MENTIRAS



Bienvenidos una semana más a mi rincón del dataverso dónde los programas chinche que podéis pillar al conectaros os producirán sueños de metal radioactivo, sedosos y relucientes, fríos y sensualmente perfectos.
Desde luego, pese al riesgo de pillar una mega clamidia electrónica que fría tus genitales en tu próxima sesión de ciber sexo intraespecies, entrar a mi espacio virtual es mucho más divertido que encender la portical y comenzar a recibir actualizaciones de media social y política con todos esos zopencos del congreso, marionetas de las megacorporaciones, diciendo chorradas y haciendo el ridículo por un chusco de pan con moho.
Que si hay que activar el protocolo militar 1055 por el defcon2 en las colonias venusianas, que si el partido pro humanista tradicional es mucho más mejor y conservador que el partido cyborg pancista; Que si el carguero Primus III-F debería haber atracado en Luna o en Marte con 200.000 refugiados de la guerra civil de Phobos; Y así todo el santo día echándose mierda y balones fuera unos a otros sin aportar absolutamente nada nuevo a un sistema caduco, deteriorado y agonizante. El anarco capitalismo digital ha demostrado estar mal planteado y tras cinco siglos de subidas y bajadas en la llamada “área de confort”, los obreros cualificados y la población civil de ocupación social temporal, hemos pagado el pato.

Ya no hay políticos como los de antes. Y de eso va hoy el blog y nuestro sueño. De política. Sucia y asquerosa política, con discursos repletos de mentiras, sonrisas en el holopalco del parlamento y asesinos a sueldo apretando el gatillo del barret ligero sobre la cabeza del opositor de turno, de periodistas comprados y cloacas informativas, traiciones y poder. Política.



EL FUTURO LEJANO OESTE


Este del Oeste es todo eso y mucho más. Es un arte a color de altísima calidad y fino gusto a la nueva escuela americana; Es misticismo y leyenda que se entremezcla con la no tan distante religión y política; Es futuro pero es pasado, porque la historia siempre se repite y el ser humano nunca aprende de ella; Y sobre todo es una historia de amor y venganza que seguramente enamorase a Tarantino.

La culpa es de Jonathan Hickman y Nick Dragotta. El primero al guión y el segundo al dibujo ya habían colaborado con éxito en los 4 fantásticos de Marvel, pero es en Image Comics (Que en España nos trae Norma Editorial) donde han despuntado con ésta obra aún no concluida de la que siguen llegando tomos a nuestra charcutería favorita.
Hickman ya había puesto el foco sobre su persona con algunas obras como infinite y Los proyectos Manhattan, pero también le debemos algunas buenas historias de los vengadores, agentes de S.H.I.E.L.D. Y su obra El informativo nocturno.
Dragotta por su parte lleva en la mochila la responsabilidad de haber entintado a Spiderman, Capitán América y Los X-Men entre otros.

Abrimos las páginas del tomo o de las grapas (el tomo recopila unas 155 páginas, que serían 5 grapas de unas 33 hojas cada una) y caemos de golpe en un futuro ucrónico de corte western que mezcla elegantemente conceptos muy antagónicos como la religión y la tecnología, pero los marida perfectamente a medida que vamos chupándonos el índice y pasando la lámina de celulosa a colores.
Yo soy una persona a la que no le gusta mezclar todo lo que pilla para hacer un terrible megamix insoluble, y me mantengo distante y esceptico ante las obras que nos muestran space operas medievalizadas, o elfos y dragones con ciber miembros en un entorno cyberpunk. Me chirrían semejantes abominaciones contra natura, porque, o una cosa, u otra, o si vamos a entremezclar géneros y mundos que sea con una consistencia y una convicción tan firmes que no me haga dudar ni un sólo momento de que lo que tengo entre manos no es una majadería gratuita sin píes ni cabeza, de esas que te sacan contínuamente de la inmersión porque cada paso que das hacia adelante es un nuevo disparate vomitado por una mente enferma y sin ciriterio a la que le dan igual ocho que ochenta y quiere juntar en el mismo plato dulce, salado y redbull. Al final, aunque reunas tus sabores preferidos en el mismo plato, la diarrea va a ser monumental.
Y sin embargo en Este del Oeste, vamos llevándonos a la boca, pequeñas dosis de ésto y de aquello, que al final dejan un retrogusto a ciencia ficción magistral, que se aprovecha en su justa medida del lore del salvaje oeste en un futuro lejano hiper tecnológico sin ser Bravestar, y que nos mete la puntita con disimulo y un gapillo el ausnto de las profecías bíblicas y la mitología cristiana más primitiva.
Con lentitud, sin prisa, ya que acaban de editar el número 44 en EEUU y aunque se vislumbra el momento del gran final, la obra lleva publicándose desde 2013, digerimos y pedimos más futurismo con ecología imperialista en un mega conflicto bélico que gira en espiral en torno a un epicentro profético que anuncia un apocalípsis que no llega, pero que los humanos se están esforzando por provocar.



JUEGO DE SPAGHETTI TRONOS 


Al grano y sin spoilers as ussual. EEUU Ha quedado balcanizada en varias facciones o estados que conviven en una tirante existencia de alianzas y sabotajes que inevitablemente nos recuerdan a Canción de Hielo Y Fuego de R.R.Martin y su convulso mundo de Poniente. El futuro de Este del Oeste es feudal e imperialista, excesivamente jerárquico y con castas. Sobre suelo norteamericano tenemos una facción de ascendencia China en la costa Oeste, con su arquitectura, moda y costumbres asiáticas; Desde el Midwest hacia el Atlántico encontraremos una Texas independiente, una nación nativo americana, unos estados confederados y unos estados sureños de ascendencia afrocaribeña, y por último una costa Este de aparente prosperidad ultra capitalista y conservadora.
Todas ellas reflejan la heterogeneidad de una nación poblada por emigrantes, una nación sin historia más que la reciente, una nación de etnias autóctonas masacradas y doblegadas que actualmente clama por la autenticidad de sus ciudadanos y su pedigrí, cerrando fronteras y negando el sueño americano que ellos mismos inventaron hace apenas un par de siglos atrás. Yo prefiero el sueño de Tungsteno.

Como en otras obras CIFI, la identidad e idiosincrasia propia de cada pueblo o etnia con sus costumbres y creencias, perdura en el futuro lejano convirtiendo a algunas de las facciones en clichés cromados de su historia pasada, poniendo de manifesto sus tópicos más típicos, pero sin que esto empeore la calidad de los personajes y sus entornos, ya que en realidad, me he acostumbrado a pensar que ¿que somos más que lo que proyectamos y los demás perciben de nosotros? Eso que dejamos impreso en los demás, esa primera impresión, es nuestra carta de presentación como individuos, que si se repite por individuos de la misma comunidad, crea el tópico. Y los tópicos, bastante realidad llevan si conseguimos no emplearlos como mofa despectiva o leyenda peyorativa para ofender o menospreciar otros colectivos, pueblos, razas o culturas. Así que aceptamos barco como animal acuático.

Este del oeste es un espejo futurísta de la historia pasada y presente de los Estados Unidos de América, encarnada en unos líderes de cada nación o facción, ansiosos por el control, el poder y la supremacía sobre las demás, obviando en su remolino de muerte y destrucción que hay fuerzas superiores al control, las fronteras y la riqueza. Una metáfora bien llevada cuando introducimos en la fórmula a los jinetes del apocalípsis y la misma figura de la muerte.
Una muerte icónica, cowboy alvino, que no negro como imaginan casi todas las culturas a la parca, con la percha de Clint Eastwood.

Estos personajes extraídos de la mitología paleocristiana se cuelan en los tejemanejes políticos e imperialistas de las facciones en medio de una trama principal, común al resto de tramas alternativas geopolíticas y familiares que la obra propone, que anuncia el apocalípsis final que nunca llega, debido a ciertas “anomalías” en el transcurso de la palabra profetizada por un extraño fanático religioso que reside en un punto de culto similar a una nueva Jerusalém o una nueva Meca conocido como Armisticio. Un cráter en medio del desierto donde han de reunirse los líderes de todas las facciones, conocidos también como los elegidos, para descifrar las parábolas de la palabra y poder así controlar el apocalípsis.
Entre las “anomalías” de la profecía, la deserción de Muerte de las filas de los Jinetes del apocalípsis. Y aquí encontramos la épica del cómic, Muerte dejó de servir a la palabra después de enamorarse y tener un hijo, Babilonia, seleccionado como la bestia que originará el fin del mundo. Un papel que la palabra asigna en sus profecias al crío, motivo por el que lo raptan, lo apartan de su padre y de su madre (líder heredera de una de las facciones en guerra) y que tiene también su propia trama y secretos, quizás, los más intrigantes de toda la historia y mis favoritos.
Sí, Babilonia, el hijo de muerte y su droide tutor “Globo”, son la pareja de personajes que más me fascina y encandila de todas las ramificaciones abiertas del argumento. Y no quiero spoilear nada.

Por lo que en resumen tenemos: Guerra, traición, política, romance, venganza, mentiras, un montón de líneas paralelas de argumento, mitología, espiritualidad (la nación nativo americana son unos gurús y chamanes que han potenciado su nexo con la madre tierra y el mundo espiritual gracias a la tecnología), y muerte, mucha muerte.



El cómic es complicado, pero no al estilo de un Masamune Shirow gracias a Dios, en el que por más que leas y releas faltan datos por todas partes. No. Complicado como decíamos antes a lo R. R. Martin, ya que el número de personajes principales y secundarios es elevadísimo, y tenemos muchos melones abiertos contínuamente. Tenemos las facciones y sus líderes, tenemos la palabra y su profecía, tenemos un caza recompensas del que no quiero hablar mucho para no spoilear pero que parece haberse agenciado el rol de la mismísma y renegante muerte, a la propia muerte huyendo de su pasado en busca de reunir a su familia y ser feliz (curiosísimo), los jinetes del apocalípsis persiguiendo a muerte y Babilonia, etc...

Entonces, iremos leyendo conversaciones que se nos harán extrañas, que serán complementadas en futuros números mediante flashbacks o nuevas conversaciones, desvelando poco a poco la verdadera motivación de cada uno de los llamados elegidos y que papel quieren desempeñar en el cercano apocalípsis evangelizado por el profeta Ezra en Armisticio.
La nación de los antiguos nativos americanos no dejarán de consultar con sus antepasados y sus espíritus, mientras que el resto de ambiciosos gobernantes conspiran unos en contra de otros para robarse o asesinarse, ansiosos de mundanal y material poder.

O TODOS O NINGUNO


No encontraremos un protagonista como tal, aunque yo me decanto por muerte y Babilonia, pero todos los integrantes de ésta odisea titánica tienen una especial importancia en la trama, y ahora que caigo, ojo a Cuervo y Lobo, una pareja mística de chamanes cambia pieles afiliados a la nación de los antiguos con un estrechísimo pasado en común con Muerte.
Pero no os encariñéis mucho con ninguno, porque morirán, vaya que morirán, 0 spoilers, pero cuando me aventuro a decir que la obra está más próxima a Juego de Tronos que a cualquier otra cosa, ya está todo dicho.
El caso es que todos los personajes son brillantes, muerte, el gobernador confederado Archibald tan ladino y taciturno, el tejano Solomon cumpliendo el tópico de pistolero busca oro a lo Sam Bigotes, los jinetes, lobo y cuervo y su gurú el chamán Chebeyo...

Una colección altamente recomendable, que pese a su engorrosa maraña argumental, confluye en un claro de luz cada x números, alentándonos a no parar de leer.
Un disimulado puñetazo a la Norteamérica de ayer y hoy (tal vez por ahí venga la inspiración de haber elegido un entorno de far West como habitat futurista) y de cómo los grandes imperios se construyen sobre fanatismo, superstición y muerte.
Una crítica a como el materialismo y el ansia de poder distancian al ser humano de sus raíces, de su espiritualidad, y lo ciegan convirtiéndolo en menos que un animal hambriento.
Una historia que augura como la humanidad podría autodestruirse el día menos pensado por culpa de su cinísmo, sus odios y sus prejuicios, en la que al final, la más humana, la única capaz de amar, es la muerte, lo que deja poéticamente en muy mal lugar al ser humano más deshumanizado que nunca, obcecado únicamente en el control. Un mundo, en el que adrede o no, la muerte es la protagonista, y si ella puede amar, ¿por qué no los hombres también? ¿Algún día?.
Podremos pensar sobre eso mientras disfrutamos del arte y la ficción en Este del Oeste mientras nos llega el gran final de una fábula sin par.



miércoles, 21 de agosto de 2019

RIDDICK



EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE


Vaya día en la fábrica, esos malditos robots dando órdenes todo el día, como deseo que un día uno de esos cerebros de cable se equivoque y todo salte por los aires.
Al fin me quito el mono azul del trabajo, y me pongo mi mono negro de ninja, paro en el 24 horas de la esquina, paso por encima de un par de “nómadas” que duermen en el soportal (en verdad son mendigos, pero no les culpo por querer salvaguardar el poco honor y humanidad que les queda por llamarse a sí mismo nómadas), y cruzo la puerta de la tienda. Suena una melodía oriental que no reconozco cuando accedo, hologramas de estúpidos dibujos animados japoneses me saludan y me sonríen en mi campo de visión. Cruzo el pasillo de la izquierda, dejo atrás a esa mujer embarazada que está llenando el colchón del carrito del crío con botes de encurtidos y mahonesa, a Cha Laoh no le va a gustar eso, pero no la puedo culpar, ¿quién coño en su sano juicio pagaría 5 €cus por un bote de pepinillos? Nos están matando poco a poco, trabajos de mierda, comida de mierda, casas de mierda...Mi abuelo me dijo una vez que todo comenzó a principios del SXXI, lo llamaban crísis, pero que tras 30 años de aquella “crísis”, nada mejoró y la gente comenzó a llamar a esto... Area de confort. Me cago en su puta madre...área de alkanfort lo llamaría yo.
Agarro una litrona sin cebada, 100% labo-safe dice la rubia tehutona de la etiqueta, y un cubo de fideos instantáneos, llego a la mesa de Cha, que está como siempre flipado con su stem jugando a esas mierdas de críos. Su robot cajero me lee los códigos de los productos, me pide mis 9 es y me imprime una bolsa desechable. Cuando voy saliendo oigo el ruido de un bote de pepinillos romperse, no es mi movida, la avaricia rompe el saco.
Subo las escaleras del megabloque y ahí están mis dos compañeros de piso, que bien se llevan los zoquetes, uno estudió ingeniería bionaval aplicada y el otro se doctoró en ciencias sociales del yagaísmo, tienen entre 42 y 47 tacos, uno curra con un uniforme de marinero en una cervecería folclórica y el otro es un divorciado arruinado por la pensión que acepta trabajos esporádicos en una agencia de seguridad privada de las afueras. Area de confort.
Entro en mi habitación y enciendo la holopantalla de viejo fósforo verde, por fin, yo, mi cerveza, mis fideos, y la noche.
Joder si fuese un ninja de verdad podría moverme en la noche como un fantasma, como un gato de callejón sifilítico, y podría verlo todo, como con unos injertos oculares de Nextgen, en infrarojo, o en infravioleta, o en infra color que me diese la gana, pero no tengo esa pasta.
Una vez escuché el rumor, de un tipo que en una cárcel de esas en las que nadie vuelve a ver la luz del sol, a cambio de 20 cigarrillos, sobornó al cirujano de la prisión para que le pusiese unos nuevos globos oculares que le daban esa visión nocturna tan flipante. El tipo se llamaba Riddick.
Richard B. Riddick para ser exactos. Aunque creo que su verdadero nombre era Vin Diesel.



En 1998 (veintiún años se dicen pronto) se estrenaba una cinta arriesgada, experimental, de bajo presupuesto, que trató de sorprender inspirada claramente por otras obras de diferentes géneros de terror, slasher o survives angustiosos, en un universo de ciencia ficción.
La película venía firmada por David Twohy (director y guionista involucrado en casposos clásicos denostados como Water World, Critters 2 o G.I. Jane), Ken Wheat, Jim Wheat y el propio protagonista Vin Diesel (que aún no había entrado al Olympo de los blockbusters con Fast N Furious que vendría 3 años después) en un delirio personal que a todas luces no pasaría de capricho y de suponer un infructuoso desembolse económico para los osados emprendededores. Algo se escapó a su control.

RIDDICK, UN NUEVO ANTIHEROE: PITCH BLACK


Recuerdo por aquél entonces, cuando con los colegas siempre intentábamos ver películas no comerciales, alternativas, que nos contasen cosas que no fuesen las mismas que estábamos hartos de ver. No es que fuésemos unos intelectuales cinéfilos, no, pero sí una panda de apalancados con más de un vicio y con ganas de salirnos del camino principal, aunque no supiésemos que el camino secundario, el terciario y hasta el cuaternario en verdad los ha trazado la misma mano y nada es tan especial en sus paisajes como nos pensábamos. Más de lo mismo. Pero allí estábamos, litronas, ceniceros llenos y Cube, Brazil, Los Monthy Python, Pi, Robert Rodríguez, Kevin Smith, Kids, etc. Y un día le tocó a Pitch Black. Y nos moló.
Esos veintiún años después (o algo menos seguro con el jetlag del videoclub y tal), tras haber encontrado a Riddick docenas de veces, en canales del TDT a deshoras, intentando caer en las redes de Morfeo y no haberle dado ni una sola oportunidad real ninguna de esa docena de veces, me digno a darme el capricho de conocer mejor al calvo de las gafas negras. Y he de admitir que es un descubrimiento, que me hace darme cuenta de algunas cosas.

La primera cosa, es precisamente cómo ha pasado el tiempo, dos décadas que se notan muchísimo en la primera de las aventuras de Riddick, Pitch Black, una película en la que se nota la falta de dolares, cosa que nunca me importa cuando me siento frente a la pantalla con predisposición a ver una historia diferente que me secuestre durante unas dos horas, pero hay que decirlo así tal cual. Y muy posiblemente esa falta de pasta en su realización, ese Diesel con una tonelada menos de músculo y sin haber adquirido aún el viciado don de doble filo de sobreactuar cada personaje hasta el extremo en su ineludible papel de macho alfa simpaticote, o máquina de matar con buen corazón, y la idea de “película de supervivencia” al desuso, son lo que la convirtieron en una pequeña cinta de culto underground que corría de boca en boca y que consolidó la franquicia.
El tipo que ve en la oscuridad en un planeta que es de noche dónde viven unos bichos tope de chungos.
Eso era Pitch Black, y pese a sus estúpidas tramas visuales, sus filtros, sus repeticiones visuales, y el incómodo monocromatismo contínuo que pasaba del azul fantasmagórico al naranja marciano en cada secuencia, funcionó mejor de lo que sus creadores hubiesen imaginado, contra todo pronóstico.

Podría surfear la wikipedia, y Google para sacar datos de la película, de su rodaje, entrevistas a Vin Diesel, seguro que podría, pero me voy a limitar a analizarla desde mi ignorante punto de vista, sin más, que tampoco va a ser menos, porque hay tela que planchar.



Pitch Black nos presenta una nave civil de largo recorrido, con 40 variopintos pasajeros hibernando en sus clásicas ya cápsulas de suelo criogénico o lo que sea. Una nave de un diseño industrial, una bonita maqueta digna de cualquier otro clásico del cine de ciencia ficción a la altura de los diseños de O'bannon, surcando el espacio, promete.
Un predicador islámico del siglo XXVIII, junto a sus pupilos, que aporta un extraño toque galáctico con regustillo a Dune, y que da ese toque exótico y profético del futuro que nos espera y que hemos visto en otros siglos venideros imaginados por otros autores como la evolución étnico, religiosa y social de La paja en el ojo de Dios. Ese factor humanista que nos avisa de que, lo sentimos mucho humanidad, sois como sois y tenéis costumbres que no erradicaréis ni en el futuro más lejano, y la religión es una de ellas. Un must de la cifi sin ninguna duda, la religión y los viajes galácticos. Y eso aporta cierta seriedad de manual, doctrina o interés de buen hacer en los responsables de la película.
Añadimos al pasaje de abordo un gañán contrabandista de manual, en cuanto le vemos interactuar un par de veces sabemos que morirá pronto, como el quaterback en Camp Crystal Lake o el fumeta de Elm Street. Ese es nuestro contrabandista.
El menor sin tutores legales. Los pilotos. Un agente de la ley que transporta un reo, un peligroso reo por el que cobrar una jugosa recompensa en su destino.
Y como debía ser, unos meteoritos fastidian la travesía, la nave ha de aterrizar forzosamente en un planeta extraño, y los supervivientes a la colisión deberán cooperar, superar sus diferencias y buscar la manera de regresar a la órbita.

El preso peligroso es nuestro Riddick, pinta de asesino, rapado, tipo de pocas palabras, frío y calculador. Acababa de nacer un antihéroe en la pantalla.
Mientras se ponen de acuerdo y se organizan, descubrirán que el planeta donde han chocado es muy hostil, un hábitat extremo, desértico, con poca agua, elevadas temperaturas, y ni un puesto civilizado cerca ni una triste colonia. Mientras lo exploran discutiendo si Riddick ha de ser entregado a la justicia sin perdón o si de es en realidad la persona más apta y capacitada para sacarles de semejante entuerto, encontrarán una antigua estación geológica y los moradores nativos del planeta, unos encantandores depredadores alados que interpretarán al asesino en serie de éste slasher de ciencia ficción que gracias a Dios no se corta un pelo con el gore de serie Z en las muertes que irán sufriendo los miembros del grupo incapaces de tomar las decisiones correctas para sobrevivir.
Porque la película es una survival movie en toda regla, un grupo desavenido, con pocos recursos, en inferioridad ante un planeta hostil de ecología depredadora con una oscura y larga noche provocada por el eclipse de sus 3 soles cada 22 años, y qué mala suerte, han aterrizado de emergencia en el planeta adecuado, el día justo para conocer la fauna autóctona nocturna.
Como en 30 Días de oscuridad si no fuese porque Pitch Black es anterior, la oscuridad nocturna es el desencadenante del exterminio de protagonistas.
Hay mucho de Alien el octavo pasajero en Pitch Black, la estética futurista post cyberpunk, industrial, wasteland y underground, los espacios cerrados, la oscuridad, las criaturas, y que nadie oirá sus gritos en un planeta desértico y deshabitado. Mucho, o así lo veo yo. De hecho, me atrevería a decir que Pitch Black es un homenaje mal enfocado de Alien, de mal gusto pero hecho con amor, porque no, no hay comparación posible entre ambas por mucho que queramos maquillar Pitch Black y ser generosos con ella. Pero el intento, se le ve el plumero creo yo.

Con que ese ostentoso Alien de serie Z que cambiaba a la diosa Ripley por un cachudo de pocas palabras capaz de ver en la oscuridad, consiguió lo que quería y se hizo un huequito en el cine independiente de ciencia ficción y terror.
Y ahora que lo menciono, sí, Riddick ve en la oscuridad, creí dejarlo claro al principio, pero es el detalle que le da ventaja sobre el resto de la camarilla en un planeta de noche interminable. Bueno, eso, y que está mazado, es silencioso, rápido, mortífero, y presume de un agudizado instinto animal latente en su cerebro, lo que le distingue de los humanos normales.
Tan tópico como original en su planteamiento.

UNA BROMA DE MAL GUSTO: LAS CRONICAS


Así que tras aquella extraña peli de videoclub y programación autonómica nocturna, llegó en 2003 su continuación, Las crónicas de Riddick, y sólo puedo preguntarme ¿por qué? ¿era necesario? Riddick no se merecía esa ofensa. Hicieron del asesino un personaje indigno.
No se si Vin Diesel quiso retomar el personaje que en realidad siempre quiso ser porque es su forma de revindicar “Yo también cree un héroe”, porque es su “bebé”, su ojito derecho, o sencillamente porque alguien le convenció que debía dilapidar las montañas de benjamins que había amasado hasta entonces con una bolsa del Ikea llena de blockbusters. Pero el caso es que ocurrió, Riddick tuvo una secuela.
Se nota que Vin Diesel echó billetes a ésta segunda parte, se mejoró el vestuario, los decorados, el número de extras y participantes, y se liaron la manta a la cabeza con una space opera barata, de manual, que no aportaba nada de nada al género, sin terror, sin sangre, con armas láser y ejércitos tiránicos que encarnan al mal en al galaxia con armaduras neo medievales y toda esa basura épica que estábamos hartos de ver y que no pintaba nada ene l universo de Riddick.
Riddick sigue siendo un prófugo de la justicia solitario, que termina en un planeta de corte medievalista engañado por uno de los supervivientes de Pitch Black con los que trabó cierta amistad o camaradería. Ese pobre planeta está siendo invdido por un terrible ejército cósmico de una raza llamada los necrófilos (es que es para reírse hombre) cuyo líder, un “Lord Mariscal” y marqués de chorrapelada, ha obtenido los mesiánicos poderes de robar el alma a sus víctimas tras haber sobrevivido a un viaje por el subuniverso. Tremenda subbasura sin jugo ni originalidad ni sentido ninguno.
Entiendo el interés o las ganas de endiosar a Riddick, de ampliar las miras de un antihéroe de ciencia ficción capaz de recorrer diferentes galaxias y vivir nuevas y violentas aventuras. Vale que quisieran elevar al bribón de Riddick de vulgar criminal a … elegido salvador de la galaxia y único superviviente de una raza alienígena llamada los furyanos, pero... ¿así de golpe? ¿De una entrega a otra? Convirtieron al asesino frío y calculador en un cachudo socarrón, la película de survival terror en una comedia familiar de acción, el lore underground y axfisiante del futuro oscuro y desesperanzado en planetas de Stargate la teleserie con un Darth Vader de pacotilla y un ejército de memos con armadura negra y armamento ridículo de lásers y bolas de energía a medio camino de la magia de fantasía y la space opera menos innovadora.



Que desastre de píes a cabeza. La evolución de Riddick y de los personajes que repiten papel de Pitch Black en ésta segunda entrega, es irreal, inconcebible y vergonzosa.
Las piruetas de Riddik triplican su efecto gravítico, y parece que estemos ante un híbrido de Flash Gordon y XXX.
Y por si fuera poco, debieron de volver a contratar al fan de Lazarov de Pitch Black que jugaba borracho con los filtros, los zooms y los cambios de luz, obteniendo como resultado un montón de dinero quemado en el fuego.

Supongo que el batacazo debió de ser de aupa, y si me equivoco, pues debo ser un ingenuo. Pero Vin no se dio por vencido. Riddick debe suponer para él como ese romance tóxico que te hace sentir como un patán pero que no puedes dejar de perseguir, no se da por vencido, está obsesionado y empeñado en hacer de Riddick algo más que aquél personaje carismático y duro que creó en Pitch Black, pero lo viste de tirolés y lo manda así al primer día de instituto con Las crónicas de Riddik, creándole un trauma insalvable hasta que pase por completo su adolescencia y haga nuevas amistades universitarias desde el completo anonimato.

RIDDICK, TÚ ANTES MOLABAS


Y en 2013, Riddick es el título homónimo, de lo que sin esperanza ninguna he terminado por calificar la mejor de las tres.
Supongo que Vin encontró a un amigo de verdad, uno de esos que no es un lameculos de Hollywood, alguna persona con sentido de la vergüenza y valor que le debió de decir eso de “Vin, Riddick antes molaba”.
Y le removió algo por dentro. Me lo imagino soñando con esa frase dormido y despierto, al personaje ficticio de Riddick devorándole la conciencia, culpándole, “tú me mataste, y yo te quería” en una espiral de voces con eco dentro de su cabeza, hasta que tomó las riendas del antihéroe de nuevo.
Y así Riddick volvió a ser una hoguera de biruta, pero en esta ocasión, el humo de la fogata hizo bonitas nubes con volutas de colores. Por fin un reparto con un mínimo de gancho, Batista, Moyá, unos buenos efectos visuales, especiales y un CGI más que decente sin ser Star Wars, y sobre todo, recuperando todo lo que nos gustó de Pitch Black.
Un planeta hostil, un elenco limitadito de personajes encerrados en el mismo ecosistema, como una novela de asesinatos “cluedo” de Agatha christie, pero en suelo extraterrestre, sin escapatoria,una película de “cacería” que si bien Pitch Black opino se inspiró en Alien, a ésta Riddick le veo mucho de Depredador, asumiendo Diesel el papel de cazador despiadado.
Riddick vuelve a ser un andrajoso sansón pelado con estética wasteland, como sus perseguidores a sueldo, que está empeñado en recuperar su “lado animal” con una faceta a lo “Frank de la jungla” galáctico, que en lo que parece un intento claro de la producción de reconciliarlo con el público y la crítica, no vuelve a hacer especial hincapíe en que en realidad es alienígena y no humano (aunque un alienígena llamado Richard, no se yo, se les fue de las manos en Las crónicas, sin duda), recuperan el Riddick oríginal, añadiéndole un par de ases en la manga, pero matando silenciosamente el héroe de acción espacial “marveliano” de la anterior entrega. Parece todo muy premeditado e intencionado.
Loq ue se dejó en la bolsa de cosas viejas de Pitch Black en ésta ocasión fue el terror, ni un intento, por pobre que fuese, nada, se acabó ese enfoque.
Pero funciona, es como reinterpretar Pitch Black, que ya no volverá a tener aquella frescura, nunca más, no volverá a sorprender como entonces, pero los factores metereológicos y las condiciones naturales adversas volverán a obligar a perseguidores y perseguido a ponerse de acuerdo para salir de ese agujero de planeta con una fauna nada amigable.
Se repetían todas las características de éxito de la personalidad de Pitch Black, incluso volvíamos a ver un poquito de sangre, e incluso un par de tetillas, vaya, vaya Vin, ¡que canteo! ¡Qué film más duro! ¡Waoww!.
Bromas a parte, se agradece de nuevo la crudeza, aunque sin spoilers, Riddick peca de payaso en ocasiones innecesarias que nos recuerdan, que nunca volverá a ser lo que fue en Pitch Black, pero que la menos queda esperanza.



SUB UNIVERSO EXPANDIDO


Y digo que debe quedar esperanza porque Vin Diesel sigue dándole vuelta al torno Perico, y no para el tipo, anunciando que habrá una cuarta entrega del asesino calvorota de la visión nocturna.
Por mi parte si sigue en la línea original “modernizada” (por decir algo) y le quita un par de tópicos bárbaros al antihéroe humanizándolo un poco, y bajándolo del podio de los semidioses, creo que podremos disfrutar de una buena película de acción, aunque echemos de menos una pizca de terror y slasher.

Hay Riddick para rato. ¿Cómo ha podido calar un personaje tan plano? Un saco de músculos y clichés de taquillazo. Supongo que su estética, esas gafas negras, ya son un icono. Pero no nso engañemos, releyendo lo expresado, son los planetas inhóspitos y mortales en los que aterriza los verdaderos protagonistas de sus historias, y si pretenden devolverle a los combates de naves espaciales y las culturas futuro renacentistas, seguramente, muera como una caricatura de sí mismo a las órdenes del ratón Mickey.
¿Acaso es cierto aquello de que nada es como al primera vez? Bueno, en verdad, nada suele ser como la primera vez de algo, aveces precisamente la primera vez es la peor de todas, pero Riddick no es un ejemplo de ésto. ¿Será capaz de sorprendernos de nuevo alguna vez? ¿De hacernos pensar que estamos viendo algo que el resto de la gente se está perdiendo y deberían ver? ¿O me sentiré como con Las crónicas, el único idiota que lo ha visto entero?
Yo que se, pero lo sabremos si Dios quiere y anda pasa, y mientras tanto, hay 2 novelas de Riddick, videojuegos y cintas de animación que ir descubriendo juntos hasta la cuarta súper producción del asesino de los ojos blancos. Porque yo no he catado ninguna de estas obras alternativas que completan el universo de Riddick, y mi Xbox360 sigue funcionando como hace 10 años, aunque no espero gran cosa y si lo juego seguro que acabo haciendo de tripas corazón por puro fandom.



Buenas noches, y sintonizad vuestros chips para soñar tungsteno.
Gracias.

jueves, 15 de agosto de 2019

SYNDICATE


CYBERPUNK CORPORATIVO EN PIXELS


Mientras el calor derrite la megalópolis, aprovecho la oscuridad de la noche para no derretirme frente a la pantalla que despide calurosos haces de verde fósforo. En la cocina solo tengo una litrona a media sin fuerza y cereales pasados. Ok, al cuenco con los dos, seguramente una cosa potenciará la otra y yo me nutro y me refresco a la vez.
Una cucaracha corretea por la pared y las luces del holograma de streaptease del edifico de enfrente me están volviendo loco, inundan mi apartamento como una marea fluorescente de un mal viaje de wire barato sudafricano.
Y aquí estoy, sudando la gota, en gayumbos en un sofá despellejado de cuero falso que se me pega a la piel como una jodida sanguijuela, intentando escribir algo para ésta nueva semana.
¡Ouh! ¡Joder! La cosa se anima, un disparo, dos, me asomo por la ventana a gachas a cotillear, ¡mierda! Una bala perdida acaba de entrar por mi ventana hacia arriba y se ha abierto paso por el techo de sinteplast como un dedo en la mierda recién cagada, qué fuerte, con suerte se han cargado al hacker de arriba, ese sucio farsante se pasa las noches conectado a V-Land embutido en un avatar de Lolita en el que no le cabría ni una pierna en la vida real. ¿Que cómo lo se? No preguntéis hostias.
Miralos, son los tipos duros del Syndicate, con sus gabardinas blindadas y sus implantes de última generación, dando caza a algún youpie de la competencia. ¿Que no sabéis quienes son esos tíos? ¿En que agujero habéis estado metidos los últimos 26 años? La madre que los parió.



Era 1993 y la maravillosa Bullfrog lanzó al mercado Syndicate en multiplataforma 16 bits y ordenadores. Bullfrog son unos de los chicos británicos que más hecho de menos en ésto de los videojuegos. Sus títulos me han hecho gozar como un perro. Allí estaban en 1987 Les Edgar y el gurú Molyneux al frente de la joven empresa de entretenimiento, estrenándose por todo lo alto con Populous, toma ya, ¡boom!. Y después puedo hablar de Dungeonkeeper y de Theme Hospital (uno de los juegos de PC más vendidos del mundo), pero hoy se lo dedicaremos a Syndicate.
Bullfrog fue absorbida por EA, y Molyneux abandonó el barco por discrepancias creativas, una multi no puede cortarle las alas a un búho tan sabio y venerable, así que voló, y los restos de Bullforg, sin capitán al timón, pasaron a ser EA UK, y de ahí a la desaparición, sin sumar ningún acierto más a parte de un port de Quake III de PC a la videoconsola del momento de Sony. Osea, nada.

Año 2096, la esencia del cyberpunk convertido en un juego de estrategia en tiempo real. Las megacorporaciones han suplantado a los gobiernos de forma definitiva, y la guerra de competencia desleal ha explotado, extracciones de personal, robo de I+D, espionaje industrial, extorsiones, secuestros y atentados encubiertos entre corporaciones que actúan como sindicatos del crímen enviando unas contra otras pequeños grupos de expertos sicarios ciber aumentados.
El único objetivo es apoderarse del control global por la fuerza silenciosa.

Esos pequeños escuadrones de la muerte, con sus gabardinas negras escondiendo armas de gran calibre y brillantes partes cromadas en sus cuerpos suplantando antiguos músculos y huesos, se adentran en los centros de negocios y las barriadas del downtown de cada gran ciudad de cada país, para eliminar la resistencia armada de sus rivales y apoderarse de sus mercados de formas poco decorosas pero muy efectivas.
Controlados mediante un chip por la corporación Eurocorp, estos asesinos natos son marionetas sanguinarias manejados por las cuerdas invisibles del poder en los despachos de los áticos de los rascacielos de acero y cristal.



Habrá daños colaterales, siempre los hay, civiles, policias, muchos viudos, viudas y huérfanos, pero la cuenta corriente de la megacorporación no puede dejar de crecer.

Y bajo ese sanguinario y despiadado marco de futuro distópico, teníamos Syndicate, un juego revolucionario por su lore corporativo del cercano futuro sombrío, en el que manejaríamos a 4 asesinos profesionales que viajarían por todo el globo, país a país, reduciendo a la competencia mediante distintas misiones que cumplir en tiempo real.
Teníamos desde asesinatos de un individuo rival en concreto, hasta su secuestro mediante el uso de armas “hipnóticas”, o masacres de civiles en plena vía pública para sembrar el miedo.
Controlaríamos al pequeño escuadrón en grupo o de forma individual, y recorreríamos los escenarios isométricos industriales y mustios de un cercano futuro neo bahuaus, decorados con algún neón de night club de vez en cuando, a píe o en vehículos. Podríamos tratar de mantener el incógnito el mayor tiempo posible, o desenfundar el arma e ir sembrando el pánico entre la población, llamando la atención de la seguridad ciudadana y de nuestros rivales del zaibatsu contrario.

Tras cada misión completada con éxito, con o sin bajas en nuestro equipo, podíamos aumentar a los miembros de nuestro escuadrón, con implantes de protección, reflejos, velocidad, y todo un amplio catálogo cibernético de brillantes repuestos quirurgicos, convirtiendo a nuestros agentes en temibles cyborgs poco a poco.

Cada nuevo país cuya sede corporativa había sido derrotada, pasaba a formar parte de la red corporativa de nuestra compañía, y podíamos gestionar los impuestos de la nueva colonia corporativa, de forma que considerasemos más beneficiosa, con los riesgos de una revuelta civil, como una huelga, obligándonos a repetir la misión.

El único objetivo, superar todas las misiones en cada país y monopolizar el mundo por completo.



¿Qué puedo decir yo al respecto como fan auténtico del cyberpunk? Pues que el juego es icónico por plantear semejante historia y jugabilidad, pero haciendo honor a la verdad, tenía sus brechas. En mi casa no entró un ordenador doméstico hasta que tuve 15, por lo que jugaba con una Megadrive, y el juego, alquilado, no tuvo nada de éxito en mi consola Sega en casa a mis 12 años. El control con el joy pad de sega era confuso, nada intuitivo, era necesario tener memorizado que cada botón de A, B y C tenían varias funciones sobre el comando de asesinos cyborg, según cuantas veces lo pulsaba, para dejar una opción de acción en grupo o en solitario preseteada. Los colores, oscuros, industriales, deprimentes, no eran nada motivadores, y el control de punteria de disparo, era muy confuso y costaba atinar a los enemigos. Un chasco para un chaval. Era un juego, que hubiese brillado en la época, en manos de un post adolescente, y no fue mi caso.
Hoy, le sigo dedicando algún rato en emulación vía android, o en la megadrive cuando la saco de la caja de zapatillas, y pese a que lo saboreo con otro prisma (poco objetiva, el de un friki choomer, sí, es cierto), no puedo reconocer que se aun juego divertido.

Nunca lo he jugado en PC y tal vez, gracias al cursor del ratón, la historia cambie mucho, porque sí que me enamoré de Dungeonkeeper, y de Theme Hospital en mi tardío PC, pero es que con ratón también he gozado de lo lindo con juegos distópicos de estrategia en tiempo real de otras casas como Laser Squad o Gender Wars (Dios como amé Gender Wars). Así que sospechó que se me ha pasado el arroz con éste clásico, pero aún así, merecía mi recordatorio en Los Sueños de Tungsteno. Porque no es fácil llegar al gran público respetando el cyberpunk con algo más que neones y brazos de acero, hace falta más, hace falta crudeza, violencia, corrupción, opresión y depresión, y en verdad Syndicate tenía y tiene todo eso.
La crítica en su estreno tampoco fue generosa, y opinaron sin piedad de lo que pareció la oveja negra de Bullfrog, y cuando menos nadie se lo esperaba, algún año después, llegaba la Computer gaming world y lo metía en el puesto 67 de los 100 mejores juegos de PC de la historia (hasta entonces).
Desde luego, no fue un juego mainstrem, pero se ha mantenido erguido hasta nuestros días. Tanto, que en realidad, Syndicate nunca murió, y se asentó, timidamente, como una saga con un universo propio, fiel al cyberpunk más oscuro e inmoral.
Se lanzó un paquete de expansión de misiones, Syndicate: American Revolt, y más tarde, con la llegada de la nueva generación, llegó Syndicate Wars para PC y Playstation, que renderizaba en gráficos 3D la misma idea original de las guerras corporativas con estrategia en tiempo real, pero que quedó en el olvido del amplio catálogo del monstruo de Sony.

LAS SECUELAS


Aquél Syndicate Wars se mantuvo fiel al juego original, con el lavado de cara gráfico que conservó la vista isométrica, En la nueva entrega, Eurocorp sufría un atentado online que deterioraba el uso de sus chips injertados de control mental y su nuevo enemigo no era un zaibatsu rival, si no una especie de iglesia de chiflados preparacionistas con tecnología alien recuperada de un hallazgo arqueológico en la tundra nórdica por un grupo de científicos.
Nuevas ciudades, nuevos rivales, nuevo arsenal de armas y escenarios como pro ejemplo la colonia lunar, a la que se llega mediante un ascensor orbital. Desde luego el lore cyberpunk no podría incluir elementos tan acertados, tan “gibsonianos y sólo pro ese lore y esos guiños, merece un breve repaso.
Además, técnicamente incluía novedades como que podíamos realizar el modo historia eligiendo facción, Eurocorp o La Iglesia, y añadía un modo multijugador en red, escasito, pero de agradecer en aquél 1996.
La crítica, absurda crítica, fue mejor para Syndicate en ésta ocasión, cuando sin embargo, nadie parece recordar éste juego, y muy pocos lo conservan en sus colecciones. Y con todas, aún, es el abuelo e inspiración directa reconocida de Satelite Reign.





No acabó ahí la cosa. En 2012 Starbreeze Studios y EA revivían la saga seis años después con un absoluto lavado de cara. Adiós a la estrategia en tiempo real, hola al fps y el tiroteo. Syndicate a secas, como si del original de Bullfrog se tratase, era el nuevo título del universo cyberpunk, reconvertido a un juego de disparos en primera persona con modo historia, un reboot para PC, Xbox360 y Playstation3.
Encarnaríamos a Miles Kilo, uno de los asesinos chippeados de Eurocorp, manteniéndo un lore suficientemente fiel al universo primigeneo cyberpunk que crearon Molyneux y Kevin Buckner.
Kilo será enviado a masacrar rivales corporativos pero descubrirá el terrible secreto de reclutamiento de Eurocorp, el chip que él mismo lleva injertado en su cráneo.

El nuevo universo Syndicate fue renovado con acierto pese a haber dado un giro de 360 grados a su modelo de juego clásico, añadió la necesaria temática de las redes de datos en un mundo cyberpunk, el dataverso, y un guión oscuro y conspiranoico, que ojo al dato, fue ni nada más ni nada menos que escrito por Richard K. Morgan , el papá de Takeshi Kovacs y el mundo de Carbono Modificado. No podía ser tan mala la vuelta de la franquicia a nuestras máquinas.
Y no lo fue, no, pero tampoco estuvo para tirar cohetes. El nuevo juego resolvía en su modo historia, con un motor gráfico y una jugabilidad en primera persona que recordaba mucho al Dark Messiah of Might & Magic, un juego 6 años anterior.
La crítica despellejó el juego, no llegó ni de lejos al pretendido AAA, e incluso algunos países prohibieron su venta por su alto contenido violento (no es para tanto) como fue Australia.
Técnicamente, gozabamos de un amplio arsenal de armas de fuego, gracias al chip injertado podíamos tener acceso a realidad aumentada, podíamos piratear los chips de otros cyborgs para persuadirlos, usarlos como aliados o llevarlos al suicidio incluso, el nuevo dataverso nos ofrecía puzzles que resolver... Tenía lo que el juego debía tener, pero algo lo dejaba cojo. Compararlo con Deus Ex lo dejaba en bragas, y fijaos que mundo más cruel para los choomers, que Deus Ex, igual que el reboot de Syndicate fue considerado un fracaso en ventas y pese a que había planeadas continuaciones, ambas sagas, llegaron a su fin para desgracia de los fans, y sobretodo una pena lo de Deus Ex a sabiendas que faltaba un tercer título por entregar en nuevas generaciones de la trilogía reboot de Jensen.
150 mil copias de Syndicate hicieron reconocer a EA que fue un riesgo y un error resucitar Syndicate.
Aún así, yo me lo compré y me lo pasé, y aunque lo disfruté, reconozco que un triple AAA no es, y que tampoco destaca técnicamente, que tan sólo la historia, con sus lagunas, y su ambientación, sus escenarios y todo lo relativo a la estética, si os gusta el cyberpunk, merece la pena porque tampoco lleva muchas horas acabárselo y en unos pocos días de vicio está listo.





Así que otra mítica saga cyberpunk que se extingue. ¿Alguien la resucitará algún día? ¿Y más ahora con el nuevo boom cyberpunk que nos van trayendo las grandes compañías de ocio con remakes, spin offs y reboots de Ghost In The Shell, Akira, Alita, Blade Runner o series como Altered Carbon? ¿Quién apuesta?