CARTA DEL DIRECTOR
Buenas noches choomers y tungstenitas
llegados por casualidad cuántica a este miserable nodo de la
constelación virtual en el que habita una copia digital de mi YO.
Después de una resaca de keanu
reeves, cada Keanu vez que abro el internet Reeves,
y me hierbe la Keanu sangre, porque soy un modelo de cyborg
anticuado y cebollino, que no sabe nada de John Wyck porque no
la he visto (aunque reconozco, he de hacerlo y por eso no opino al
respecto) pero que no Reeves contento con el bombardeo Keanu
sufrido en todos los medios y RRSS al respecto del estreno de ese
film de gun-fu, me araño los implantes oculares al ver el
rostro del maldito Klaatu en el nuevo trailer de Cyberpunk2077 Reeves haciendo de Johnny Silverhand. Y ya, claro,
para los que no saben nada de Cyberpunk 2020, lo normal, es
gozar y aplaudir, porque la maniobra de marketing es genial por parte
de CD Projekt Red. Pero a mi, no me hacía falta, e incluso,
la presencia de Keanu encarnando un personaje que me he
imaginado cientos de veces antes desde finales de los 90, me da
urticaria friky, de esa un poco hater sí, un poco facha sí, un
poco... pollavieja....sí. ¿pero a caso es el Légolas de
Peeter Jackson el que os hubieseis imaginado tras leer el
Señor de los Anillos de Tolkien? ¿Haciendo grinds
sobre un escudo a lo Tony Hawk mientras dispara 5 flechas a la
vez? NO...¿verdad? No.... pues empatizad conmigo, este no era el
Johnny Silverhand que hubiese imaginado.
Pero hay que aceptar que el tiempo
pasa, y que el 2020 es ahora el 2077, y esto es renovarse o morir, y
que la industria del videojuego es un negocio donde se queman muchos
dólares, y que a R. L. Talsorian ésto le supone una
resurección con la que no hubiese soñado jamás en los últimos 30
años (que se dice pronto), y que sólo me queda joderme, aguantarme,
comprarlo, jugarlo, y ver la cara del puto Klaatu en mi
videoconsola sí o sí, para que engañarme.
El nuevo dios del cyber Keanu
punk Reeves, porque ahora es Johnny Silverhand en un
videojuego, la madre que lo parió, claro, porque Neo sólo
mola en Matrix 1 y Johnny Mnemonic tiene a Ice-T.
Tengo muchas ganas de hablar de Johny
Mnemonic desde hace tiempo, pero como veo que lo están haciendo
otros en estos momentos, pues para colaborar en saturar la red de
Keanu spam Reeves, me
espero. Cuando se os pase la jeva con un nuevo trailer del
2077 ya me lanzaré a la piscina.
Y Google y sus spider bots me penalizaran en posicionamiento por mencionar tantas veces a K.R. , pero soy un punk del cyberespacio, no atiendo a leyes, que le den al sistema, soy un verdadero jinete.
Y Google y sus spider bots me penalizaran en posicionamiento por mencionar tantas veces a K.R. , pero soy un punk del cyberespacio, no atiendo a leyes, que le den al sistema, soy un verdadero jinete.
En verdad son muchas cosas las que voy
postergando, me ronda la cabeza Snowcrash, Carbono
Modificado VS Altered Carbon, una de deportes del futuro que
tengo ya medio maquetada, y bueno... no voy a inventar la sopa de
ajo, hay mucha gente buena escribiendo de esto mismo ahí fuera, para
que negarlo. Lo que me hace falta es más tiempo libre como habréis
notado en mi pequeño descenso de posteo, que se me retrasan más de
una semana, y me dejan los meses en número impar de entradas.
Pero soy un ciber proletario al
servicio del zaibatsu, con demasiados hobbies, que le vamos a
hacer.
Es en noches calurosas como la de hoy,
sin tener que madrugar al día siguiente, en las que mejor me siento
frente a las teclas de mi viejo terminal.
DETROIT, LA CIUDAD DE LA DISTOPIA HECHA REALIDAD
Postillas y cartas del director a
parte, vamos al turrón. Hoy me lanzo a por un videojuego, que hace
tiempo que no posteo uno, y me he decantado por una de las obras
distópicas y de ciencia ficción
más alucinantes de los últimos años, Detroit Become
Human.
Detroit,
vaya sitio ¿eh? Ni una sola película nos cuenta nada bueno de
Detroit. La última
esperanza blanca de la tecnología norteamericana, la ciudad del
motor, la fábrica I+D de América... Si no hubiese sido por China,
Taiwán y Japón fabricando todo tipo de electrodomésticos, aparatos
electrónicos y vehículos de mejor manufactura y menor precio que
las grandes marcas de Detroit,
General Motors, Ford y Chrysler.
Detroit
es una distopía
hecha realidad, y por eso, es inspiración de la más decadente
ciencia ficción y
cyberpunk, porque es
el cocktail perfecto entre industria tecnológica y anarquía. En
sólo 50 años, la ciudad sixtuplicó su población. Sus fábricas
emitieron la llamada desde el minarete del bienestar, llegando a
oídos de millones de ciudadanos norteamericanos y extranjeros
buscando el sueño americano.
La
competencia oriental, la crisis del petróleo, los problemas
raciales, la pésima política urbanística, y un sin fin de
problemas de toda índole comenzaron a mellar el sueño y a empañar
las caras del diamante. Las fábricas comenzaron a cerrar, el paro
se adueñó de la ciudad, ¼ parte del casco urbano quedó abandonado
y sus ocupantes o migraron o pasaron a engrosar las filas de sin
techo que campaban por el downtown. El crimen se disparó, y nunca
mejor dicho, siendo la ciudad más violenta de EEUU (que ya es decir)
durante varios años consecutivos. Se recuerdan con terror, las
noches del diablo, reales noches de infierno en el que los jóvenes
salían a prender fuego a la ciudad, que con tan alto índice de
edificios en ruinas, ardía como una montaña de pólen en primavera
cada noche de Halloween. Hasta 800 incendios en una sola noche.
¿Recordáis la película de El Cuervo?
Pues no era broma.
Los
abusos policiales, por otra parte, llevaron a que la ciudad fuese
investigada por el ministerio de justicia de los EEUU acusada de
violar los derechos humanos. Y aquí tenemos también otra realidad
que supera la ficción, cuando seguro que todos nos acordamos de
Robocop de
Verhoeven. Que ganas
tengo de sentarme a escribir de Robocop
en verdad.
Por
todo esto, y por ser pionera en la mecanización robótica de la
industria, como decíamos antes, Detroit
lleva décadas siendo musa del cyberpunk.
Una ciudad declarada en bancarrota, que encaja perfectamente con los
suburbios imaginados en el Sprawl
de Gibson.
Rascacielos, chabolas, tiroteos, polis corruptos, deuda pública, y
tecnología. Lo tiene todo.
El
brawler
Roboarmy
de SNK
también ambientó su videojuego de cyborgs impartiendo justicia
callejera a lo Double
Dragon
en las calles de un no tan lejano ya Neo-Detroit.
SI ASIMOV HUBIESE HECHO VIDEOJUEGOS
Y
una vez más, una nueva historia de cifi
cae en Detroit,
y además le da nombre. Aprovechando esas características tan
tristes pero a la vez fascinantes, Detroit
es la cuna de la robótica en un futuro cercano, en el que robots muy
humanos serán la herramienta más útil y dócil del hombre, tanto
para los servicios y las tareas de producción, como para otras
sórdidas necesidades del humano, oscuro y falible.
Nos
zambullimos en una historia que pese a que bebe de múltiples
clásicos del cine y la literatura que iremos descubriendo línea a
línea, sin duda alguna le debe todo a Asimov.
Es
de ninguna manera evitable, ver en el videojuego Detroit
Become Human,
kilos y kilos de la saga de los robots de Isaac
Asimov
y de otros de sus cuentos cortos relativos a robots.
Comenzando
por Yo Robot (obra
que tengo en mente también enfrentar al film que casi todos
conocemos), Asimov
nos fue presentando, a ficticio modo de ensayo o material
periodístico, una serie de relatos cortos, protagonizados por los
mismos científicos humanos involucrados en el testeo de diferentes
modelos de robot, ideados para mejorar la humanidad, pero que en cada
caso, supusieron un dilema moral, o incluso una amenaza para
nosotros, sus creadores.
Como
si de fábulas modernas se tratasen, en vez de usar como
protagonistas a un conejo y una tortuga, o una niña y un lobo feroz,
Asimov brilló por
encima del resto en la ciencia ficción,
con una fórmula tan simple como complicada empleando robots.
Máquinas que imitan al humano, una copia o un reflejo de nosotros
mismos, sin alma, sin sangre, sin química en su cerebro, pero con un
chip positrónico en la mayoría de los casos, que les permitían a
éstas máquinas, procesar información, comprender, argumentar y
evaluar respuestas y soluciones a diferentes situaciones, atendiendo
siempre al más famoso código de leyes de la ciencia
ficción, las 3 leyes
de la robótica:
- Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que uns er humano sufra daño
- Un robot debe cumplir las órdenes dadas por seres humanos, a excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley
- un robot debe proteger su propia existencia en medidaen que esta protección no entre en conflicto con las leyes anteriores
Perfecto,
con eso deberíamos estar a salvo, ¿o no? . Recuerdo con nostalgia
mi primer año de filosofía en el instituto, cursando BUP, cuando
hacíamos ejercicios de conjunciones filosóficas, para encontrar
verdades, y por supuesto, Descartes. Pues alucinantemente,
Asimov, de una manera tan
fluida y natural, aparentemente sin esfuerzo, tan pueril en
ocasiones, logra con esas 3 leyes de la robótica, generar multitud
de conjunciones filosóficas a tener en cuenta. Y deja claro que toda
ley es susceptible de sufrir excepciones inesperadas.
En Detroit, es el test de Turing lo que ejerce de presa en la conciencia de los robots, parecido al test de Voight-Kampff de Sueñan los androides con ovejas eléctricas? que se hacía a los replicantes.
Y en Detroit, también tendremos dudas de qué es artificial y qué es de carne y hueso.
¿Qué
es la robótica si no, jugar a ser Dios? Copiamos seres vivos y les
dotamos de vida artificial. ¿Es Frankenstein
el primer robot? El hombre lleva creando autómatas desde la edad
media, no es nada nuevo, pero la tecnología siempre va más deprisa
que las leyes y la filosofía.
Y
así hemos visto robots una y otra vez, robots buenos que nos
protegen de amenazas temibles, robots malos que desean destruir la
humanidad, robots, robots, robots. Es un must
de la ciencia ficción,
no paran de evolucionar, y dejan de ser mecánicos para ser
biológicos, como los replicantes de Blade Runner,
pero siguen siendo robots, herramientas creadas por el hombre.
Robots
que quieren, en muchos casos, dejar de ser robots, para ser hombres,
o incluso, más que hombres. El cuento de Pinocho,
que hemos visto en Alita,
o en Inteligencia Artificial
de Spielberg, entre
algunos de los más famosos casos.
En
la cultura tradicional japonesa existe la afirmación de que los
objetos tienen alma, el tsukumogami.
Curiosa tradición o punto de vista para la nación que lucha en la
carrera de fondo de la robótica junto con EEUU y su Insitituto de
Tecnología de Massachusetts. Si esa nación idolatrada tanto en
occidente como en oriente, por su capacidad de resurgir de las
cenizas ( a diferencia de Detroit)
y su extraña forma de maridar folclore con innovación, opina eso,
entonces, sí, están jugando a ser Dios.
LA NUEVA AVENTURA GRAFICA VIENE DE FRANCIA
Y
de papá Asimov, nace
a todas luces Detroit Become Human.
Y también de unas pizcas de aquí y de allá de lo ya comentado. Una
aventura gráfica de nueva generación que nos permitirá encarnar a
tres protagonistas diferentes durante el juego. Capítulo a capítulo,
en un desarrollo muy literario o televisivo, llevaremos a nuestros
tres protagonistas sintéticos a múltiples desarrollos posibles. Y
ese es el principal atractivo de Detroit,
las docenas de ramificaciones argumentales de las que podremos ser
testigos según decidamos tomar unas decisiones u otras en la sinte
piel de nuestros avatares. Un “elige tu propia aventura”
jugable, que sin hacer feos a su apabullante apartado técnico,
artístico y su guión, es su único filo y queda empañado ante la
corta duración de cada uno de los caminos tomados hasta llegar al
final de la historia. Y que si bien, se puede rejugar, cambiando
totalmente las decisiones que tomen nuestros personajes, adoptando
roles muy diferentes, desbloqueando nuevas conversaciones o escenas
en las ramas del generoso y lozano árbol de secuencias pre
programado, me pasa como con Bandersnatch,
que para descubrir nuevos puntos de vista, tengo que pasar otra vez
por momentos que no ofrecen ningún cambio, y que ya he visto. Por lo
que al final, como cada línea histórica no debería quitarnos más
de 10 horas, aproximadamente, prefiero jugarlo cada par de meses o
por ahí, para olvidarme de lo que ví la última vez.
Porque
divertido, lo que se dice divertido, el juego, no es. Tendremos
algunas escenas de tensión o combate, que nos exijan tomar
decisiones muy rápido, o acertar la típica secuencia de botones
interminable para que el robot del capítulo luche o huya de alguna
persecución que nos mantendrá en vilo 30 segundos, pero poco más.
Porque tampoco encontraremos puzles, grandes dilemas, ni callejones
sin salida. Tan solo tenemos que elegir diálogos, tomar decisiones,
y avanzar para descubrir el destino de nuestros robots.
Hay
algunos momentos, que al principio resultan más o menos originales,
en los que debemos buscar pistas por el escenario, pero cuyas
mecánicas ya hemos visto antes en juegos como Batman, el
modo visión de brujo en Witcher III,
o incluso parecido en los videos de memoria de RememberMe, por lo que tampoco han
descubierto América los de Quantic Dream,
desarrolladora del juego.
Que
ya que los menciono, tienen un pintoresco currículo en el que
volveré a caer en el cercano y distópico futuro seguro, ya que
encontramos el curiosísimo Omikron: A Nomad Soul,
un megamix de mecánicas ambientado en un mundo fantástico y
futurísta con cameo de David Bowie
incluido (vaya, es ahora cuando me muerdo la lengua con la chapa de
Keanu reeves en
Cyberpunk 2077 ¿no?
Ñi ñi ñi ñi ñiiiii); y las aventuras gráficas Fahrenheit,
Heavy rain y Beyond
Two Souls, convirtiéndose éste
Detroit en la picota
de su evolución narrativa en los videojuegos, con más de un millón
de ventas durante sus 2 primeras semanas a la venta, y otorgándoles
a la compañía gala la medalla de actuales reyes de la aventura
gráfica, que lejos queda ya de la fórmula point
n click con la que
crecimos.
Como
les gusta a los franceses esto del cyberpunk
¿eh? ¿Os acordáis de Flashback?
Pues eso.
El
juego es una película interactiva en verdad, con una calidad gráfica
tremenda, y apenas vi bugs o comportamientos mal programados en los
personajes que pueblan sus escenarios. Cosa muy de agradecer después
de jugar los triple A de bethesda
por ejemplo.
Encarnaremos
a Kara, un androide
doméstico, estilo “baby sitter” o perfecta “ama de casa”,
que representa en cierto modo una alegoría de la opresión femenina
a manos de hombres machistas, que con poca imaginación dilucidamos
que tratan a las mujeres como un objeto (claro, Kara
es de metal por dentro), que romperá las particulares 3 leyes de la
robótica, reinterpretadas en el universo Detroit,
convirtiéndose en una heroina sintética de la que tomar ejemplo y
conciencia social (o no, según los derroteros que la hagamos
recorrer en las múltiples posibilidades del juego).
También
seremos Connor, que
es un androide detective, suspicaz, ladino, matemático y funcional,
que acompañará al teniente Hank
en un extraño caso de crímenes que implican extraños
comportamientos no esperados de robots comercializados por la
megacorporación Cyberlife,
la misma que lo fabricó a él. Y es la historia que involucra a ésta
pareja, a mi gusto, la más rica y profunda, aportando un hilo tech
noir de novela negra cuidado y
delicioso, que pese a tales alabanzas, me atrevo a decir a boca llena
que es una reinterpretación del androide R. Daneel Olivaw
y el detective Elijah Baley del
universo creado por Isaac Asimov
en la saga de los robots, e incluso con apariciones en la Fundación
y lo que se denominó a posteriori la saga de Trantor.
El paralelísmo es casi un calco moderno extrapolado de las novelas
del maestro Isaac,
aunque en Detroit se
añaden algunos elementos más cercanos al cyberpunk
de manual como son las realidades virtuales.
Y
por último, cerramos el triángulo con Markus,
un androide mayordomo propiedad del millonario minusválido Carl
Manfred, en otro rol que
también hemos visto de forma muy similar en la saga de los robots de
Asimov,
El
juego es entonces una gran historia, no un reto a los reflejos, si no
una narración hollywoodiense de gráficos hyper realistas, tanto que
da yuyu, inmersiva a no poder más, y que sigue añadiendo a la sopa
de críticas sociales y al juego de humo y reflejos, troyanos como el
de la segregación racial (nada nuevo en éste tipo de obras cifi
pero siempre muy recurrido para seguir luchando contra semejante
lacra) en una escena que nos recuerda a la historia real de Rosa
Parks y su autobús no mixto.
El racismo del futuro en Detroit
es en contra de los sintéticos, y sí, Asimov
ya lo había escrito con sus “medievalistas”
de la saga de los robots.
Esa
segregación “racial”, es Detroit
puro y duro, en un juego donde el policía dispara primero al robot,
antes de preguntar, como si fuesen el joven Treyvon.
La "cosificación", la deshumanización, es el otro troyano avanzado de Detroit. Humanos que se acostumbran a maltratar máquinas demasiado parecidas a humanos, llegarán a no notar la diferencia. Humanos robotizados contra robots muy humanos.
Hay
mucha crítica social en realidad debajo del juego.
También
veremos guiños a otros clásicos de robots como Westworld.
Y prefiero no spoilear.
No
todo es crítica social, también encontraremos guiños “bíblicos”,
muy trascendentales, que tampoco quiero spoilear
demasiado, pero, los robots de Detroit,
serán capaces de crear su propia religión, capaces de crear algo
fuera de su programa, acercándose más al comportamiento humano en
una evolución hyper acelerada que el humano no esperaríamos y que
es otra de las constantes en los relatos cifi
de robots, el “darwinismo”
artificial que hemos visto otras veces como en El hacker ylas hormigas del padre del
cyberpunk
Rudy Rucker.
Y todo eso es Detroit Become Human, una perita en dulce para
los fans de Asimov y el cyberpunk, que apenas te
quitará unas horas de tu tiempo, y que sin embargo, quedará grabado
en tu retina para siempre. No inventa nada, solo recocina los mismos
ingredientes de siempre con un pequeño toque de autor, pero deja
buen gusto en boca, y para qué más.
Especial atención a la anécdota del intento del juego en volvernos
locos rompiendo “la cuarta pared” como ya hizo también en su día
metal gear Solid 2, y hasta ahí voy a leer.
Si sois de los que les gusta fumar mientras tenéis el joy pad en las
manos, es una buena aunque no demasiado saludable excusa para jugar a
un juego relajado, mitad película. Si por el contrario buscáis un
reto a los reflejos y la puntería, ni lo intentéis, avisados
estáis.
Keanu Reeves, keanu Reeves, John Wyck, Cyberpunk 2077, Keanu Reeves,
Keanu Reeves, K34Nvv R3v3335, 1101000100, …....... ERROR 404 NINJA NOT FOUND.
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