GUNMM
Ahora que estamos en la víspera de uno
de los estrenos cinematográficos más esperados por el fandom CIFI,
otaku y cyberpunk, considero que es el momento ideal y oportuno para
hacer una sentida revisión del cómic, o manga, que ha sido
trasladado a la gran pantalla por uno de mis favoritos, Robert
Rodríguez.
Haciendo un poco de retrospectiva
personal, mirando hacia atrás en el tiempo y abusando un poquito de
uno de los ingredientes mágicos que a todos nos ablandan el corazón,
la nostalgia, recuerdo aquellos años 90 de preadolescencia en los
que tras el petardazo incial de Akira en VHS, y Bola de Dragón en
los canales autonómicos, el tebeo japonés y sus adaptaciones larga
duración en video animado llegaron a España, inundando quioscos,
tiendas especializadas y grandes almacenes.
Los personajes japoneses entintados
llegaron para quedarse. Cierto es que llevaban muchos años entre
nosotros, pero estaban aún abonando el terreno de la invasión
total. De Mazinger Z, Chicho Terremoto o Robotech, pasamos a
Caballeros del Zodiaco, Ranma ½ y Los gatos samuráis. Poco después
la cosa se puso dura de verdad, y comenzó el rumor entre
asociaciones de padres, de que sus hijos consumían unas películas
de dibujos nada inocentes, que podrían influir negativamente en su
desarrollo personal hacia la madurez. No eran otras que El puño de
la estrella del Norte, Dominion Tank Police, 3x3 Ojos, Urotsukidoji ,
y entre todos esos gloriosos títulos que allanaron el terreno, Alita
Angel de Combate.
Recuerdo aquello como un nuevo boom a
explorar, en el que participamos tímida pero activamente varios
muchachos y muchachas del barrio con intereses similares, en un
barrio además, en el que nos ponían la miel en los labios, con
tiendas como Arte 9 o Alfil a apenas dos calles la una de la otra.
Recuerdo como el dependiente se reía cuando nos cobraba un pequeño
tebeo hentai mientras decía:
“Si vuestros padres encuentran esto,
lo habéis comprado en una gasolinera ¿vale?”
Que emocionante.
Pocos años después, malvendí las
pocas colecciones que llegué a finalizar, en pos de adquirir
liquidez para el nuevo hobby, los bares y el calimocho en la época
del instituto. Que puñeta no tener un manual de instrucciones o un
tutorial de mi yo del futuro por entonces, para creerme todas las
cosas que me vaticinaban mis padres a las que nunca hice ni puñetero
caso. Aunque los portales de venta de objetos de segunda mano me han
reparado aquella pifia hoy en día con la mayoría de caprichos
perdidos.
Batallitas aparte, como decía antes,
Alita fue uno de esos mangas de fácil acceso en quioscos y
librerías, editado por Planeta DeAgostini en 1993, que fue reeditado
en el 95 y en 2002 debido al inesperado éxito que tuvo en España.
En 2017, Norma Comics ha reeditado la serie bajo su título nipón
original, GUNNM estrenado en 1991 por Viz Media.
GUNNM lleva la firma de Yukito Kishiro,
y pese a que tiene otros títulos como Aqua Knight Saga, es la obra
en torno a la ciborg Alita, la que más reconocimiento le ha
grajeado, expandiendo su universo distópico y cyberpunk con los spin
off GUNNM Gaiden y Aishen Victor, y las secuelas oficiales GUNNM Last
Order y GUNNM Mars Chronicles.
ALITA
La historia se centra en Alita, un
cyborg de fisionomía femenina, infantil incluso, que es rescatado
por un chatarrero experto en robótica, de entre los escombros y la
basura arrojada desde la ciudad flotante de Tifares al vertedero del
mega ghetto terrestre conocido como El patio de los desperdicios.
Según redacto ésta pequeña
introducción a la sinopsis, encontramos uno de los recursos más
populares de las distopías CIFI y cyberpunk, lo que yo llamo "Arriba
y abajo".
El propio Asimov en su relato Bóvedas
de Acero, ponía sobre las hojas la competencia generada entre
humanos orbitales a los que llamaba “Los espaciales” y los
apolillados terrestres que aún poblaban el planeta azul. Ese “arriba
y abajo” ya hablaba de cómo los humanos que habitaban en las
colonias solares habían evolucionado física y psíquicamente mucho
más que los terráqueos, que seguían anclados en costumbres
“medievalistas”, agotando recursos naturales finitos, y
rechazando los avances tecnológicos de sus parientes de “arriba”
por principios, prejuicio y orgullo. En aquella novela, las ciudades
humanas de la Tierra eran megaconurbaciones de millones de
habitantes, distribuidas en niveles, y cubiertas por bóvedas de
acero. Ecosistemas hostiles, mecánicos, artificiales, y que en el
fondo son una metáfora de cárcel, o de caverna del hombre
prehistórico. Un hombre del mañana, convencido de sus logros
tecnológicos, que sin darse cuenta, retrocede en la evolución a sus
estados más primarios.
Hemos continuado tirando de la
diferencia entre “arriba y abajo” en clásicos como Neuromante,
ya que los Teshier Aspool, megalómana familia de empresarios
estandarte de la clase pudiente al más puro estilo iluminati,
habitaban una estación orbital privada, como hacían otros
archimillonarios en las colonias Lunares, mientras la Tierra era un
atolladero masificado de ciudades conurbadas, hogar de piratas
informáticos, mafias organizadas y baja estofa.
Nancy Kress en Mendigos en España,
repetirá la fórmula “arriba y abajo” separando en una estación
orbital a la nueva super raza humana, los insomnes, de sus ancestros
genéticos, rebautizados como durmientes o mendigos, los terráqueos,
estancados en democracias arcaicas y manipuladas por las
megacorporaciones dirigidas por cúpulas insomnes.
Y así un montón más de veces, que
desconozco aún o que no recuerdo, como la película Elyseum, con la
misma cantinela, el planeta Tierra es poco más que un super ghetto
de zarrapastrosos sin oportunidades, y los ricachones viven en
estaciones orbitales a todo lujo y trapo.
No deja de ser la forma más común de
repetir la simbología más arraigada en el subconsciente colectivo
de todas las religiones del cielo y el infierno. Y enfocándolo desde
los tiempos modernos y la sociedad actual, el silogismo de las
diferencias de clases, burguesía y proletariado, llevado al extremo
de la crueldad capitalista más absoluta que obvia por completo
cualquier intento de respetar los derechos humanos. A fin de cuentas,
la distopía, es lo contrario a la utopía, no esperamos un futuro
justo y bonito, si no uno injusto que despierte el ansia de rebelión
en alguna de sus cobayas, que por norma, se convertirá en
protagonista involuntario, adalid de las causas pobres, y etc. Etc...
Está todo inventado, o casi todo.
Con éste lore replicado una vez más,
el doctor Deisuke Ido, pondrá de nuevo en marcha el cerebro
artificial de Alita, y le facilitará nuevos miembros. Una vez el
juvenil y atlético ciborg vuelve a la vida, comienza de cero a
asimilar su entorno, víctima de una amnesia o tal vez deberíamos
llamarlo formateo, que le impide recordar sus orígenes pasados. De
ahí en adelante y con esa premisa, comienza la aventura, como
siempre en Tungsteno Dreams, spoilers free, porque si os interesa y os despierta el gusanillo,
deberéis leerla.
Alita comenzará a evolucionar hacia
una existencia más humana que artificial, que pasará por diferentes
etapas en cada tomo de la colección. En el fondo es el seguimiento de crecimiento de una niña a adulta, de la ingenuidad al descubrimiento del resto de sentimientos intrínsecos a la humanidad como el odio o el rencor. Seremos testigos de su
evolución moral, sus conclusiones a cerca de la justicia o lo
correcto, y uno de esos sentimientos puramente humanos que harán que
dejemos de pensar en nuestra heroína como si fuese una máquina, el
amor.
Mientras escribo ésto me cae a la cabeza la película Chappie, como una recomendación con muchos puntos en común, respecto a la humanización de un robot.
Mientras escribo ésto me cae a la cabeza la película Chappie, como una recomendación con muchos puntos en común, respecto a la humanización de un robot.
Estas furtivas incursiones
existenciales en los ya clásicos debates sobre la frontera de la
máquina y el hombre, predispuestas por Asimov una vez más, se verán
sin embargo eclipsadas por la parte más frívola pero a la vez la
más entretenida de la saga, el combate y la violencia.
Pese a que Alita no recuerda nada de su
pasado, cosa que en torno al final algo se esclarecerá, no temáis,
sí que parece mostrar unas cualidades innatas para el combate
físico. Sus movimientos perfectos y mortíferos, asustarán a su
padrastro científico Ido, y levantarán la liebre que supone la
investigación de sus orígenes, al identificar su estilo de combate
con un arte marcial letal y muy extraña conocida como Panzer Kunst,
una disciplina marciana empleada por paramilitares especiales.
Este leit motiv redirige la obra hacia un enfoque mucho más casual y desenfadado, a la zaga de cualquier película de artes marciales clásica de la explotación oriental de los 60, u otros mangas japoneses centrados en impresionarnos con patadas imposibles y cabezas cercenadas con el canto de la mano como los ya mencionados Caballeros del Zodiaco, Bola de dragón o El puño de la estrella del norte, en los cuales, mientras nos damos un baño de sangre y un festín de hematomas, esperamos cual es la nueva técnica mortal de nuestro luchador favorito y que rimbombante nombre va a usar mientras lo prepara con aspavientos a cámara lenta. Ahí estaba el cotarro del éxito en los 90, y Alita, no se reprimió de las mieles que los mamporros iban a ofrecerle entre el público de la década. Por un lado, ésto como digo, era ideal para el target objetivo adolescente de aquella década, e incluso de la actual, porque el estilo del tebeo es genial y no han pasado los años por ello. Aunque se nota la solera, sigue manteniendo mucho encanto y es un trabajo fino. Pero por otro lado, intrínsecamente, convierte la lectura en una experiencia más trivial, carente de profundidad sociológica o intelectual, diseñada para liberar la imaginación a base de combates titánicos y personajes ciborg pantagruélicos de toneladas y toneladas de nanotecnología. Un producto que podríamos catalogar alegremente de juvenil, sin que ésto tenga caracter descalificativo en ningún caso, pero menos exigente que otros cómics en el mercado.
Este leit motiv redirige la obra hacia un enfoque mucho más casual y desenfadado, a la zaga de cualquier película de artes marciales clásica de la explotación oriental de los 60, u otros mangas japoneses centrados en impresionarnos con patadas imposibles y cabezas cercenadas con el canto de la mano como los ya mencionados Caballeros del Zodiaco, Bola de dragón o El puño de la estrella del norte, en los cuales, mientras nos damos un baño de sangre y un festín de hematomas, esperamos cual es la nueva técnica mortal de nuestro luchador favorito y que rimbombante nombre va a usar mientras lo prepara con aspavientos a cámara lenta. Ahí estaba el cotarro del éxito en los 90, y Alita, no se reprimió de las mieles que los mamporros iban a ofrecerle entre el público de la década. Por un lado, ésto como digo, era ideal para el target objetivo adolescente de aquella década, e incluso de la actual, porque el estilo del tebeo es genial y no han pasado los años por ello. Aunque se nota la solera, sigue manteniendo mucho encanto y es un trabajo fino. Pero por otro lado, intrínsecamente, convierte la lectura en una experiencia más trivial, carente de profundidad sociológica o intelectual, diseñada para liberar la imaginación a base de combates titánicos y personajes ciborg pantagruélicos de toneladas y toneladas de nanotecnología. Un producto que podríamos catalogar alegremente de juvenil, sin que ésto tenga caracter descalificativo en ningún caso, pero menos exigente que otros cómics en el mercado.
Con las excusas pues de recuperar la
memoria, las conspiraciones urdidas desde la ciudad flotante de
Tifares y su población casta, y los sentimientos humanos que van
aflorando en el ciborg como el desamor, la ira, la soledad y el
arrepentimiento; Se fraguará el destino de Alita y su periplo por
una Tierra cyberapocalíptica a caballo entre Blade Runner y Mad Max, poblada
por scavengers, pandilleros, caza recompensas y ciborgs terroríficos y psicópatas de
dimensiones arquitectónicas y poderes mitológicos.
Viviremos descabelladas y frenéticas aventuras en las que Alita irá buscando el sentido de su ser, cotizando en su historial laboral como cazacyborgs, deportista de élite de un sádico entretenimiento conocido como Motorball, misionera de ONG y “hermanita” de la caridad, y lo que se le ponga por delante, que la vida está muy chunga.
Diferentes odiseas y diferentes personajes tejerán la personalidad final de la heroína, llevándola a su desenlace concluso definitivo.
Viviremos descabelladas y frenéticas aventuras en las que Alita irá buscando el sentido de su ser, cotizando en su historial laboral como cazacyborgs, deportista de élite de un sádico entretenimiento conocido como Motorball, misionera de ONG y “hermanita” de la caridad, y lo que se le ponga por delante, que la vida está muy chunga.
Diferentes odiseas y diferentes personajes tejerán la personalidad final de la heroína, llevándola a su desenlace concluso definitivo.
Pero lo dicho, no esperéis un montón
de viñetas densas como con las obras de Masamune Shirow, no. Vais a
encontrar una ilustración ágil, cuidada, un sorprendente e
imaginativo concepto de ciborgs que van más allá del típico
antropomorfo, giros fantásticos e inexplicables y ese sabor
oriental, casi poético, de lo épico y lo absoluto que a veces no
logro entender del todo y se convierte en una barrera cultural
infranqueable.
Y de aquellas viñetas, aquellos
frames, porque Alita no se quedó sin su adaptación animada, que
bajo título homónimo, resumió de forma eficaz, completa y digna el
primero de los nueve tomos que configuran la colección original.
*En la viñeta leemos "GALLY", nombre original nipón de Alita, que es su adaptación occidental
ROBERT RODRIGUEZ Y JAMES CAMERON
Ahora, tras décadas, llega el momento
del estreno de su adaptación cinematográfica hollywoodiense, el 14
de Febrero, San Valentín, y un día antes que el videojuego Metro Exodus al que le
dediqué unas líneas el domingo pasado en la entrada referente a la
saga literaria metro 2033 y su universo expandido, porque Febrero
viene calentito de Tungsteno y CIFI éste 2019 para jolgorio y
regocijo de los amantes de la CIFI.
Anticipo que me perderé el estreno, y
tendré que retrasar el visionado unos días por motivos ajenos a mi
voluntad. Pero visto el tráiler, voy a dejar claras mis
expectativas.
Deseo un film divertido y sin
prejuicios ni tabúes, como Robert Rodríguez me tiene acostumbrado
con maravillas del entretenimiento como Sin City, Machete y Planet Terror. Pero
con una manufactura exquisita y reluciente que aportará James
Cameron en todas las CGI y sus efectos digitales y especiales.
Confío en una adaptación fidedigna,
respetuosa, con sus inevitables licencias pero dentro de lo
comprensible, como ocurrió con la versión de Ghost In The Shell. Es
decir, creo que la historia no me aportará nada nuevo, obviamente, y
que en ocasiones me parecerá estar viendo algo que ya he visto, solo
que con un lavado de cara. Y con eso, si la cara está bien lavada,
me conformo. De hecho, parece que intentará englobar los hechos
acontecidos, no sólo en el primer tomo como el OVA original de los 90, si no los 2
primeros, incluyendo así el paso de Alita por el Motorball, y no
solo su duelo contra el ciborg come cerebros Zapan y el romance con
el humano Hugo que anhela huir del patio y alcanzar Tifares.
El éxito de un film como Alita Battle
Angel, residirá no en convencerme a mi, que ya se de que va el 90%
de la trama, si no de que convenza y divierta a los neófitos que
nunca oyeron hablar del frágil ciborg asesino.
Por mi parte, la caracterización de
los personajes y la elección de sus intérpretes, por lo poco que se
vislumbra en el tráiler, me parecen fieles y sobresalientes, sobre
todo con Rosa Salazar como Alita (aunque los primeros rumores
apuntaban a Mitchelle Rodríguez), Christoph Waltz como Ido, y otros
en papeles de personajes secundarios como Vector, el ladino
contrabandista y arreglador que interpretará Maershala Alí. Han
conseguido hacer saltar la tinta de Kishiro a la carne y hueso del
reparto, como ya logró de forma sobresaliente el director con Sin City. Para Rodriguez, no es nuevo saltar de la viñeta al celuloide, se le da bien y confío en él.
Y a eso aspiro, así que ya lo
hablaremos por las redes sociales, o aquí en el blog si me dejáis
comentarios abajo, que no muerdo, del día 14 en adelante.
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