ARMITAGE III, MISMO NOMBRE, DOS OBRAS DIFERENTES
¿Qué pasa choomers? ¿habéis lanzado ya por la ventana
vuestros ejemplares de cyberpunk 2077?
¿O sois como yo que defiende a Arasaka
a capa y espada pese a sus obvios y decepcionantes fallos en el acabado y la
jugabilidad? A tomar por culo con ello, si en cuanto vi que me cambiaban el
tráiler de la chica guapa con implantes afilados tiroteada por la policía con
un cartel de la ilustración original de Alt
del manual Cyberpunk 2020 de R. L. Talsorian Games de fondo, por el del p.u.t.o. Keanu Reeves, ya supe yo que todo se
iba a la mierda, y os lo dije, no me estoy haciendo el Capitán A Posteriori, os
lo dije, P-U-T-O Keanu, blasfemias
así contra Johnny Silverhand no
podían ser perdonadas por los dioses digitales del cromo y han maldecido a CD Projekt Red con buggs ancestrales.
Nos acercamos al final del año, el comienzo de una nueva
década, crucémoslo como si fuese un tubo de conexión cegador, atravesando el
ciber espacio a través de glitches, spam, y residuo eléctrico; o como si fuese
un túnel de gusano a velocidad luz a los mandos de nuestra berlina
interplanetaria mientras los destellos de azul cósmico se reflejan en la
carlinga.
¡Vamos que nos vamos!
A mi el 2020 me ha defraudado profundamente, porque era el
mejor año para vendernos la realidad virtual inmersiva, y ya no salir nunca más
de nuestras celdas de pladur, trabajar en una oficina virtual, salir de copas
con las amistades a clubs virtuales, sexo virtual… Maldigo a Sanyo, Apple,
Microsoft, o quien quiera que no haya hecho los deberes debidamente para éste
2020, porque hubiese sido el año ideal para “Los sustitutos” versión
ciberespacio, y quedarnos todos en casa ajenos a cualquier pandemia, recibiendo
nuestras compras con drones a domicilio, haciendo vida con unas gafas y unos
guantes desde una butaca o el sofá, mientras aquellos cuyo medio de sustento
hubiese sido engullido por el progreso capitalista tuviesen que vivir en slums
en el exterior, bajo puentes, en parques o en las cloacas, forjando una
resistencia mutante antisocial; y la juventud sin estudios ni trabajo formase
violentas pandillas motorizadas. Hemos perdido la mejor oportunidad de nuestras
vidas para hacer realidad el futuro que llevamos décadas imaginando, somos unos
parguelas.
En fin, que todo va a seguir igual que hace un año en cuanto
se vacune a todo el mundo. Puede que a algunos y algunas nos caiga un rayo o
nos caguemos encima, no se, pero es lo que hay.
Y tras un toque de humor absurdo, porque prefiero reir que
llorar, y lamento si hubiese herido la sensibilidad de alguien, no era mi
intención, voy a tirarme de cabeza al tema que me trae a mi buhardilla virtual
hoy, un comic (manga) que primero fue una película
de animación (OVA), y que parecen no
tener nada que ver la una con la otra, para bien y o para mal.
Se trata de Armitage
III, una obra cyberpunk que
quedó eclipsada en los 90 patrios por méritos propios en los kioskos, y no solo
por la mejor de las excusas que hubiese sido que no podía competir contra Akira, Patrulla especial GHOST ni Apleseed o Alita. Pero es que el manga
de Armitage III se eclipsa a sí
mismo con su dibujo y el giro de estilo narrativo posterior a su presentación
como Anime.
Así que empecemos por el principio, 1995, Chiaki J. Konaka (Digimon) escribía la historia de Armitage III, reconocido fan de los mitos de Lovecraft (a ver si ahora los digimon estos van a estar inspirados
en dioses primordiales, la leche) se puso al frente del screenplay de lo que serían los 4 primeros episodios televisivos
que nos presentarían Armitage III.
La versión “papel” sin embargo fue escrita por Zarae Otana y Tatsuya Ikegami, recayendo la responsabilidad del dibujo en Hiroyuki Ochi, por lo que lo primero
que queda claro es que Armitage III no es producto personal de un solo autor, si
no más bien, el juguete de una productora a disposición de diferentes creativos
o dibujantes, en éste caso Tokuma Shoten.
Esto, ya explica abstante bien por qué el manga
no se parece en nada al film, en
nada. Conservan el mismo guión dorsal y lore
pero ni las personalidades de los protagonistas ni el estilo plástico
concuerdan en absoluto de un soporte al otro.
COCKTAIL CASPOSO DE ASIMOV Y BLADE RUNNER
¿Qué puedo decir yo de Armitage
III? Seguramente poco y mal dicho será lo que diga, ya que no soy un otaku, apenas me gusta el manga y solo consumo el de ciencia ficción y con reticencias. ¿Os
preguntáis por qué? Pues si no os lo preguntáis os lo digo también, es lo malo
de la retórica. Personalmente opino que los mejores tebeos cyberpunk son los
firmados por japoneses, sin duda, y no voy a volver a enumerarlos, pero sin
embargo, sí enumeraré algunos de los occidentales del género más galardonados o
endiosados, como Ronin o Transmetropolitan, y joder, amo Transmetropolitan, lo amo, pero los
japos se llevan la medalla de oro en el cyberpunk
ilustrado.
Sin embargo, ya lo he comentado alguna vez, tal vez en mi
entrada de Blame!, no recuerdo, pero
no logro conectar con el sentido del humor japonés, esas cosas (perdonad mi
ignorancia lso que sabéis del tema) que a veces creo que se etiquetan como wayfu o kawai, o no se, de verdad, no se, pero no entiendo sus conflictos
ético sociales la mayoría de las veces, ni comulgo especialmente con su afán de
sexualizar heroínas en historias que pretenden ser distópicas, serias o grimdark,
porque si lo que quiero es ver tetas gordas en un cómic me leo un Kiss Comix.
No solo esto, si no que el montaje occidental de su lectura oriental suele quedar
confuso, no es consecuente, me dificulta seguir el hilo, y si lo intento de
derechas a izquierdas casi que peor, y suelen dejar muchos flecos y cosas sin
explicar, demasiadas, y estoy siempre estrujándome le cerebro y pasando páginas
de atrás hacia adelante una y otra vez para ver qué no estoy entendiendo, y me
desespera un poco.
Pero ni con esas puedo quitarles a los malditos japos locos
el podio de la historieta cyberpunk.
Esto mismo, genera otra situación, la sobrecarga de la
temática en el mercado noventero, y al final, cuando más de la mitad de las
obras mejor consideradas por la crítica y el público son cyberpunk, el pescado está vendido, no todas las obras pueden ser
perita, y algunas no van a pasar de paja.
Armitage III
tiene un poco de éste handycap o San Benito. Primero, quiero comentar una
majadería mía, que es el propio nombre de la serie, homónima a la de la
protagonista, Armitage, que
considero un guiño, tributo, a la obra de WilliamGibson, por su personaje del Neuromante
de mismo nombre. Aunque esto solo lo pienso yo, porque al parecer el guiño va
para el de Providence citado antes,
y el Dr. Armitage del Horror de Dunwich. A mi que me lo
expliquen.
Dicho eso, es el Anime
el que comienza la historia, y el manga
lo que la continúa en un orden cronológico de la historia, y leer el manga sin ver los episodios, empeora la
experiencia. Nos vamos a ir al planeta Marte de 2046, colonizado por la
humanidad en una campaña de expansión por el sistema solar, pero gracias a los
trabajos llevados a cabo por los robots y androides, la mejor mano de obra
posible, la de la inteligencia artificial.
Desplegado el tablero, tenemos al detective humano Ross Sylibus, un tipo duro, el
protagonista perfecto de un hardboiled,
pastiche de future noir fusilado
hasta la saciedad, lobo solitario con un trauma en particular (no spoiler).
En la otra mano, la protagonista absoluta, Naomi Armitage, policía de marte, sexy y provocadora de más, con pintas
entre lo bondage y el chapero, irreverente, macarra, no tiene nada de frágil,
es una matona de élite, una heroína de armas tomar.
Unidos por lo laboral, van a tener que esforzarse en hacer
equipo para detener a un criminal muy particular, un asesino de androides tipo
3, los “nexus 6” de la historia, el modelo más avanzado de la robótica marciana
que incumple las normativas legales y deberían estar fuera de servicio, un
modelo capaz de camuflarse perfectamente entre la humanidad ya que son de
apariencia idéntica a la orgánica y pueden comportarse emocionalmente, crear
arte incluso, prácticamente indistinguibles de los humanos reales.
Con estos elementos, cualquiera diría que estamos en una
obra de Asimov o una versión spin off
de Bladerunner, porque
tenemos los elementos más empleados en la receta cifi de comedor escolar hasta la fecha.
Potaje de robots.
Como podéis imaginar, sin spoilers, encontraremos las sempiternas y caducas tribulaciones a
cerca de qué diferencia al humano de la máquina, la conciencia de la máquina,
el alma frente al software, el síndrome de Pinocho,
revueltas “racistas” antirobots, los problemas sociales de la robotización, la
revuelta robótica en contra de sus amos humanos, y es que lo hemos hablado
tantas veces (y lo hablaremos inevitablemente) que tampoco quiero hacer
hincapié en ello, porque lo tenemos muy sobado (podemos rebobinar a la entrada
del videojuego Detroit o Alita GUNNM para seguir haciéndonos
daño con este saco de cuestiones filosóficas).
Al menos, la película,
nos los propone todo en un ámbito serio, melancólico, maduro, con muy leves toques
de humor “amarillo”, siendo un ejercicio recomendable para todo fan del cyberpunk darle un repasito a sus 4
episodios, compilados en el largometraje Poly-Matrix y por qué no, la secuela del 2002, Dual-Matrix.
La banda sonora, las escenas de acción, y los momentos de
“reflexión” con metáforas acerca de lo vivo y lo artificial, el arte, la fe y
el amor, cumplen con la expectativa.
La búsqueda de identidad de Armitage en medio de una serie de conspiraciones policiacas
corporativas entre Ross y los
fabricantes de droides modelo 2 hará avanzar la trama de esta historia ciber noir de manual. Merece la pena.
Mientras que el manga,
bueno, si no recuerdo mal son 5 números de unas 70 páginas aproximadamente, en
el que se infantiliza las personalidades de todos los papeles, convirtiéndose Armitage en una ciborg algo ridícula y
cuqui que abandona por completo su papel psicótico y violento que manifestaba
en la peli en ocasiones (no quiero spoilear
de más); el dibujo hay veces que no tiene perdón de Dios y la calidad dista
mucho de la del anime, y seguimos
dándole vueltas al tema de los robots, sus funciones, y un extraño propósito
secreto en la programación de Armitage
y su némesis de clase 3, el “Roy Batty” de la historia, que es un clase 3 anti
humanos con ansias megalómanas. Está más en la línea de Alita, que en la de GITS
que estaba la película, y es que todas esas droides quieren ser Kusanagi, y ella quiso ser Molly Millions, ¿o no?
El manga incluye
un donaire absolutamente innecesario
llamado Chika, que es el robot
doméstico de Armitage, y que
infantiliza aún más la secuela impresa del anime,
dejando de muestra un botón.
Y poco más mutantes y mutantas, sota, caballo y rey, esto es
lo que hay sin contaros toda la trama y sus pocas sorpresas, que podéis
imaginar antes incluso de darle al play o pasar la primera hoja de papel, pero
bueno, no os va a llevar mucho de vuestro tiempo libre tampoco, y el saber no
ocupa lugar, o si, según los gigas o los teras. Yo le di su oportunidad y no me
arrepiento.
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