lunes, 21 de diciembre de 2020

ARMITAGE III, CYBERPUNK A LA JAPONESA

 

ARMITAGE III, MISMO NOMBRE, DOS OBRAS DIFERENTES

¿Qué pasa choomers? ¿habéis lanzado ya por la ventana vuestros ejemplares de cyberpunk 2077? ¿O sois como yo que defiende a Arasaka a capa y espada pese a sus obvios y decepcionantes fallos en el acabado y la jugabilidad? A tomar por culo con ello, si en cuanto vi que me cambiaban el tráiler de la chica guapa con implantes afilados tiroteada por la policía con un cartel de la ilustración original de Alt del manual Cyberpunk 2020 de R. L. Talsorian Games de fondo, por el del p.u.t.o. Keanu Reeves, ya supe yo que todo se iba a la mierda, y os lo dije, no me estoy haciendo el Capitán A Posteriori, os lo dije, P-U-T-O Keanu, blasfemias así contra Johnny Silverhand no podían ser perdonadas por los dioses digitales del cromo y han maldecido a CD Projekt Red  con buggs ancestrales.

Nos acercamos al final del año, el comienzo de una nueva década, crucémoslo como si fuese un tubo de conexión cegador, atravesando el ciber espacio a través de glitches, spam, y residuo eléctrico; o como si fuese un túnel de gusano a velocidad luz a los mandos de nuestra berlina interplanetaria mientras los destellos de azul cósmico se reflejan en la carlinga.

¡Vamos que nos vamos!

A mi el 2020 me ha defraudado profundamente, porque era el mejor año para vendernos la realidad virtual inmersiva, y ya no salir nunca más de nuestras celdas de pladur, trabajar en una oficina virtual, salir de copas con las amistades a clubs virtuales, sexo virtual… Maldigo a Sanyo, Apple, Microsoft, o quien quiera que no haya hecho los deberes debidamente para éste 2020, porque hubiese sido el año ideal para “Los sustitutos” versión ciberespacio, y quedarnos todos en casa ajenos a cualquier pandemia, recibiendo nuestras compras con drones a domicilio, haciendo vida con unas gafas y unos guantes desde una butaca o el sofá, mientras aquellos cuyo medio de sustento hubiese sido engullido por el progreso capitalista tuviesen que vivir en slums en el exterior, bajo puentes, en parques o en las cloacas, forjando una resistencia mutante antisocial; y la juventud sin estudios ni trabajo formase violentas pandillas motorizadas. Hemos perdido la mejor oportunidad de nuestras vidas para hacer realidad el futuro que llevamos décadas imaginando, somos unos parguelas.

En fin, que todo va a seguir igual que hace un año en cuanto se vacune a todo el mundo. Puede que a algunos y algunas nos caiga un rayo o nos caguemos encima, no se, pero es lo que hay.

Y tras un toque de humor absurdo, porque prefiero reir que llorar, y lamento si hubiese herido la sensibilidad de alguien, no era mi intención, voy a tirarme de cabeza al tema que me trae a mi buhardilla virtual hoy, un comic (manga) que primero fue una película de animación (OVA), y que parecen no tener nada que ver la una con la otra, para bien y o para mal.




Se trata de Armitage III, una obra cyberpunk que quedó eclipsada en los 90 patrios por méritos propios en los kioskos, y no solo por la mejor de las excusas que hubiese sido que no podía competir contra Akira, Patrulla especial GHOST ni Apleseed o Alita. Pero es que el manga de Armitage III se eclipsa a sí mismo con su dibujo y el giro de estilo narrativo posterior a su presentación como Anime.

Así que empecemos por el principio, 1995, Chiaki J. Konaka (Digimon) escribía la historia de Armitage III, reconocido fan de los mitos de Lovecraft (a ver si ahora los digimon estos van a estar inspirados en dioses primordiales, la leche) se puso al frente del screenplay de lo que serían los 4 primeros episodios televisivos que nos presentarían Armitage III.



La versión “papel” sin embargo fue escrita por Zarae Otana y Tatsuya Ikegami, recayendo la responsabilidad del dibujo en Hiroyuki Ochi, por lo que lo primero que queda claro es que Armitage III  no es producto personal de un solo autor, si no más bien, el juguete de una productora a disposición de diferentes creativos o dibujantes, en éste caso Tokuma Shoten. Esto, ya explica abstante bien por qué el manga no se parece en nada al film, en nada. Conservan el mismo guión dorsal y lore pero ni las personalidades de los protagonistas ni el estilo plástico concuerdan en absoluto de un soporte al otro.

COCKTAIL CASPOSO DE ASIMOV Y BLADE RUNNER

¿Qué puedo decir yo de Armitage III? Seguramente poco y mal dicho será lo que diga, ya que no soy un otaku, apenas me gusta el manga y solo consumo el de ciencia ficción y con reticencias. ¿Os preguntáis por qué? Pues si no os lo preguntáis os lo digo también, es lo malo de la retórica. Personalmente opino que los mejores tebeos cyberpunk son los firmados por japoneses, sin duda, y no voy a volver a enumerarlos, pero sin embargo, sí enumeraré algunos de los occidentales del género más galardonados o endiosados, como Ronin o Transmetropolitan, y joder, amo Transmetropolitan, lo amo, pero los japos se llevan la medalla de oro en el cyberpunk ilustrado.

Sin embargo, ya lo he comentado alguna vez, tal vez en mi entrada de Blame!, no recuerdo, pero no logro conectar con el sentido del humor japonés, esas cosas (perdonad mi ignorancia lso que sabéis del tema) que a veces creo que se etiquetan como wayfu o kawai, o no se, de verdad, no se, pero no entiendo sus conflictos ético sociales la mayoría de las veces, ni comulgo especialmente con su afán de sexualizar heroínas en historias que pretenden ser distópicas, serias o grimdark, porque si lo que quiero es ver tetas gordas en un cómic me leo un Kiss Comix. No solo esto, si no que el montaje occidental de su lectura oriental suele quedar confuso, no es consecuente, me dificulta seguir el hilo, y si lo intento de derechas a izquierdas casi que peor, y suelen dejar muchos flecos y cosas sin explicar, demasiadas, y estoy siempre estrujándome le cerebro y pasando páginas de atrás hacia adelante una y otra vez para ver qué no estoy entendiendo, y me desespera un poco.

Pero ni con esas puedo quitarles a los malditos japos locos el podio de la historieta cyberpunk.

Esto mismo, genera otra situación, la sobrecarga de la temática en el mercado noventero, y al final, cuando más de la mitad de las obras mejor consideradas por la crítica y el público son cyberpunk, el pescado está vendido, no todas las obras pueden ser perita, y algunas no van a pasar de paja.

Armitage III tiene un poco de éste handycap o San Benito. Primero, quiero comentar una majadería mía, que es el propio nombre de la serie, homónima a la de la protagonista, Armitage, que considero un guiño, tributo, a la obra de WilliamGibson, por su personaje del Neuromante de mismo nombre. Aunque esto solo lo pienso yo, porque al parecer el guiño va para el de Providence citado antes, y el Dr. Armitage del Horror de Dunwich. A mi que me lo expliquen.



Dicho eso, es el Anime el que comienza la historia, y el manga lo que la continúa en un orden cronológico de la historia, y leer el manga sin ver los episodios, empeora la experiencia. Nos vamos a ir al planeta Marte de 2046, colonizado por la humanidad en una campaña de expansión por el sistema solar, pero gracias a los trabajos llevados a cabo por los robots y androides, la mejor mano de obra posible, la de la inteligencia artificial.



Desplegado el tablero, tenemos al detective humano Ross Sylibus, un tipo duro, el protagonista perfecto de un hardboiled, pastiche de future noir fusilado hasta la saciedad, lobo solitario con un trauma en particular (no spoiler).

En la otra mano, la protagonista absoluta, Naomi Armitage, policía de marte, sexy y provocadora de más, con pintas entre lo bondage y el chapero, irreverente, macarra, no tiene nada de frágil, es una matona de élite, una heroína de armas tomar.

Unidos por lo laboral, van a tener que esforzarse en hacer equipo para detener a un criminal muy particular, un asesino de androides tipo 3, los “nexus 6” de la historia, el modelo más avanzado de la robótica marciana que incumple las normativas legales y deberían estar fuera de servicio, un modelo capaz de camuflarse perfectamente entre la humanidad ya que son de apariencia idéntica a la orgánica y pueden comportarse emocionalmente, crear arte incluso, prácticamente indistinguibles de los humanos reales.

Con estos elementos, cualquiera diría que estamos en una obra de Asimov o una versión spin off de Bladerunner, porque tenemos los elementos más empleados en la receta cifi de comedor escolar hasta la fecha.

Potaje de robots.

Como podéis imaginar, sin spoilers, encontraremos las sempiternas y caducas tribulaciones a cerca de qué diferencia al humano de la máquina, la conciencia de la máquina, el alma frente al software, el síndrome de Pinocho, revueltas “racistas” antirobots, los problemas sociales de la robotización, la revuelta robótica en contra de sus amos humanos, y es que lo hemos hablado tantas veces (y lo hablaremos inevitablemente) que tampoco quiero hacer hincapié en ello, porque lo tenemos muy sobado (podemos rebobinar a la entrada del videojuego Detroit o Alita GUNNM para seguir haciéndonos daño con este saco de cuestiones filosóficas).

Al menos, la película, nos los propone todo en un ámbito serio, melancólico, maduro, con muy leves toques de humor “amarillo”, siendo un ejercicio recomendable para todo fan del cyberpunk darle un repasito a sus 4 episodios, compilados en el largometraje Poly-Matrix y por qué no, la secuela del 2002, Dual-Matrix.

La banda sonora, las escenas de acción, y los momentos de “reflexión” con metáforas acerca de lo vivo y lo artificial, el arte, la fe y el amor, cumplen con la expectativa.

La búsqueda de identidad de Armitage en medio de una serie de conspiraciones policiacas corporativas entre Ross y los fabricantes de droides modelo 2 hará avanzar la trama de esta historia ciber noir de manual. Merece la pena.

Mientras que el manga, bueno, si no recuerdo mal son 5 números de unas 70 páginas aproximadamente, en el que se infantiliza las personalidades de todos los papeles, convirtiéndose Armitage en una ciborg algo ridícula y cuqui que abandona por completo su papel psicótico y violento que manifestaba en la peli en ocasiones (no quiero spoilear de más); el dibujo hay veces que no tiene perdón de Dios y la calidad dista mucho de la del anime, y seguimos dándole vueltas al tema de los robots, sus funciones, y un extraño propósito secreto en la programación de Armitage y su némesis de clase 3, el “Roy Batty” de la historia, que es un clase 3 anti humanos con ansias megalómanas. Está más en la línea de Alita, que en la de GITS que estaba la película, y es que todas esas droides quieren ser Kusanagi, y ella quiso ser Molly Millions, ¿o no?



El manga incluye un donaire absolutamente innecesario llamado Chika, que es el robot doméstico de Armitage, y que infantiliza aún más la secuela impresa del anime, dejando de muestra un botón.

 

Y poco más mutantes y mutantas, sota, caballo y rey, esto es lo que hay sin contaros toda la trama y sus pocas sorpresas, que podéis imaginar antes incluso de darle al play o pasar la primera hoja de papel, pero bueno, no os va a llevar mucho de vuestro tiempo libre tampoco, y el saber no ocupa lugar, o si, según los gigas o los teras. Yo le di su oportunidad y no me arrepiento.

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