CIENCIA FICCION DE MIEDO
Bien hallados cultistas del caos
llegados de más de cien colonias para invocar al príncipe demonio
de.... no... un momento. La última secta a la que me uní eran unos
fanáticos del tecno Cristo que prometían la entropía eterna
descargando nuestras almas en la red, no había demonios ni
sacrificios. Que raro, que deja vú más extraño, tal vez sean datos
residuales de algún cluster extraviado en mi unidad líquida de
memoria que ha sobrevivido a unos cientos de formateos rápidos, es
la mejor forma de eliminar la resaca de spam, un formateo rápido,
una defragmentación nano neuronal y recuperación de la última
copia de personalidad digitalizada disponible en la nube.
Bueno, que vamos a ir terminando el
ciclo de cifi y terror
en honor al shamain,
halloween,
día de los muertos,
de todos los santos,
o como gustéis llamarlos, y aunque ya han pasado unos días de ir
pegando patadas a las puertas de los apartamentos baratos del
megabloque para salir de allí con caramelos, un holoreproductor y
una virtuaconsola bajo el brazo disfrazados de fantasmas; vamos a
cerrar el ciclo con una película.
Tras
la aberrante lectura de la última entrada, sin tildes ni eñes, por
culpa de que no pude reprimir el impulso de conectarme al dataverso
desde un locutorio clandestino de conexión pública con viejos
modelos de dataterm
con las ventosas de los trodos sudadas y pegajosas, hoy estoy
conectado placidamente con mi nano
jack intramuscular,
y la conexión es rápida, nítida, y corecta y si pienso en una
jodida eñe, el procesador de hypertexto escribirá por mi una jodida
eñe, y no una ene. Así que podréis leerme sin querer arrancaros
los globos oculares para comprar después en Nilozon
unas copias sintéticas taiwanesas.
Pero
la pesadilla no termina, porque aquella entrada de DeadSpace (que
no voy a corregir para mantener la pureza punk de éste blog
contracultural, como muestra de rebeldía absurda) que daba miedo por
su ortografía tanto como por su contenido, debe mucho, muchísimo, y
pese a que ya lo dije lo repetiré muchas veces hoy, a la película
protagonista de la entrada. Horizonte
Final.
VIDEOJUEGOS
Y CINE HECHO POR FRIKIS PARA FRIKIS
De
todas las películas que mezclan terror
y ciencia ficción,
ésta tal vez sea de las peores, pero a la vez, me da la sensación,
de que con lso años ha ido ganando cierta aceptación en un circuito
de espectadores independientes, inconformes, y siendo sinceros algo
bizarros. No hablaré de Alien,
no, porque me veo verde aún y tal vez lo deje para el halloween
de 2020 si considero haber subido de nivel como redactor y me vea
capaz de darle el merecido respeto a semejante joya de estos dos
mundos que tanto amo. Tampoco elegí La
Cosa y
sus versiones en yuxtaposición, ni La
invasión de los ultracuerpos,
no. He preferido lanzarme al chopped, o mejor dicho, a la
sevillana,
que es un poco más selecto porque trae aceituna, y a veces según
qué charcuteria es pistacho, y entonces deja de ser un producto (con
todo el respeto) hecho para la boca de Carpanta,
y pasa a ser un fiambre que puedes ponerle a tus hijos en el bocata
del colegio, y que si el compañero de pupitre les pide un mordisco,
no escupirá en una esquina. Una extravaganzza
de
la charcutería, algo que no compras todos los días, un
“trampantojo” para el paladar.
Eso
es Horizonte Final.
Recuerdo
cuando la vi en el cine, íbamos con intención de ver Godzilla
si no me falla la memoria, y caminabamos como hacen los adolescentes,
sin destino, por la Gran Vía madrileña, mirando las carteleras y
tratando de decirnos por algo Miguel Angel, David y yo. David votaba
por Godzilla
sin dudas, pero Miguel Angel y yo, muy amigos del cine de terror en
general, nunca hartos de los chascos continuos que supone ser fieles
a un género tan sembrado de patatas, hicimos gala de nuestro derecho
democrático y arrastramos a la minoría hasta el interior de la sala
del cine a ver Horizonte
Final.
No habíamos visto anuncios, ni Antonio
Gasset
se había despachado a gusto con el film en Días
de Cine,
pero nos convenció, naves espaciales y gore, claro, ¿qué podía
salir mal tras unos cigarrillos de la risa previos a la sesión?.
Adelantaré,
que David, era y sigue siendo, de los que cuando vemos una película
de terror, pasa la mitad de la cinta con las manos en al cara, como
por ejemplo cuando fuimos a ver Rec
2,
y en ésta película lo que hizo fue morirse de la risa.
La
película no pretende ser un Elm
Street, ni
un Leprechaun,
ni El muñeco
diabólico,
que te vas a reir sí o sí mientras te salpica la sangre. No. Y ese
es el problema. Pero pese a este adelanto, la historia, el lore,
la idea, calaron hondo y es por eso por lo que podemos recordar esta
película con luces y sombras de la que como decía antes y ya dije
en su entrada de blog correspondiente, y os vais a hartar de leer
aquí, el videojuego DeadSpace
debe casi todo.
Pilotando
la nave por el amplio cosmos estuvo Paul
W. S. Anderson,
un fan de Alien
confeso desde crío, y se nota, vaya que si se nota en ésta
Horizonte Final,
y menos mal que al menos tiene un buen referente en el que fijarse,
porque éste señor es el tipico al que odias y amas a partes iguales
porque no sabes si tomártelo en serio o descojonarte vivo. ¿Qué
por qué? Porque en su palmarés podemos hacer una entrañable lista
de películas como casi toda la saga Resident
Evil,
que en cierto modo tiene su mérito (por lograr que sea tan longeva
cuando personalmente me parece un truño) y ha dado a Mila
un papel por el que los frikis
del mundo la reconoceremos por siempre; otra versión de videojuegos
de dudosa reputación pero que también vi en el cine (recuerdo en
Colón con mi amigo Angel, solos en la sala una tarde de sábado de
aquellos 90s) titulada Mortal
Kombat;
Dead Or Alive
ya puestos a destrozar versiones de videojuegos que de por si no
aportan nada más que silicona pixelada (que la de verdad pues oye, a
nadie amarga un dulce la vista, pero en pixels , no se, no se, no le
veo el morbo); la saga remasterizada Death
Race
(lo que garantiza que volveremos a hablar de éste tipo en Tungsteno
Dreams
más adelante, seguro); y por supuesto lo que debió ser su máximo
orgasmo, Alien VS
Predator.
Tras
ésta lista, podemos declarar a Paul
un auténtico friki,
un gamer
sin complejos, loco por llevar a la gran pantalla adaptaciones de los
videojuegos que deben llenar las horas de su vida y que siendo
realistas viendo como está el patio de las versiones, es de los que
versiones m´s dignas a sacado adelante si sacamos de la cesta Silent
Hill
y poquito más por ahí, porque para tener auténticas pesadillas de
halloween
solo hay que revisionar Mario
Bross,
Doom, Tomb Raider
o Street Fighter.
Aún
así, está claro que hacer películas de videojuegos es algo muy
habitual, lo que deja en muy buen lugar la empresa de los
videojuegos, sus ingresos, sus creativos y todo lo que hay detrás.
Dicho
esto, espero que entendáis cuando catalogaba a éste director de
“entrañable”. Muchas de sus películas se cuelan en nuestra
memoria, en nuestros corazoncitos, pese a que no son buenas del todo,
tienen repartos raros, y efectos especiales baratos...pero tienen
algo que nos enganchan, sí, peliculas de mierda que saben bien, como
un flash de limón, no le haces ascos, te lo tomas aunque te hubiese
gustado más el de coca cola.
Con
Horizonte Final,
fue un videojuego quien se inspiró en la película, DeadSpace
(¿he dicho ya lo mucho que voy a repetir esto hoy?), y fue un juego
muy exitoso, así que algo hizo bien Anderson,
plantó una semilla muy interesante.
EL
INFIERNO ESTA A 10 PARSECS
En
el año 2040 se lanzó al espacio la nave Event
Horizon,
que desapareció pasada la órbita de Neptuno. En ese futuro no tan
lejano, las industrias de la Tierra y las megacorporaciones explotan
la minería asteroidal e interplanetaria y los viajes espaciales
dentro del sistema solar son frecuentes. Las tripulaciones pasan
largas temporadas fuera de casa cuando salen a trabajar en las
colonias mineras. Las naves son pecios industriales enormes que
albergan muchos trabajadores. Para los viajes, la tripulación
“hiberna” en capsulas hasta llegar a su destino.
En
20147 zarpa la nave Lewis
& Clark
(¿Clark? Vaya,
que curioso parecido con el protagonista de DeadSpace, Isaac Clarke...mhhh)
con una tripulación de rescate capitaneada por el señor Miller
(Laurence
Fishburne,
buena jugada) que incluye expertos en diferentes materias (upss, se
parece mucho a la nave Kelion
que aborda la Ishimura
en Dead Space),
entre ellos Bill
Weir
(Sam Neill,
no está mal tampoco) que es un científico a bordo que incomoda al
resto del equipo, que ya han navegado juntos en otras ocasiones, y
que le tratan como un extraño o un polizón en su nave. Estos dos
personajes serán prácticamente los protagonistas de la historia,
dos perfiles antagonistas, uno, frío, calculador, humano, que
antepone su tripulación a la misión; El otro, respectivamente,
ambicioso, técnico, empírico, para el que el fin justifica los
medios y la ciencia ha de ser el máximo objetivo. Estos dos
protagonistas, némesis el uno del otro, en las antípodas de cada
uno, lucharán durante toda la cinta por hacer las cosas “a su
modo” y llevar la voz cantante en al misión de rescate que les han
encomendado a la Lewis
& Clark.
Una misión, que precisamente, no les hes revelada a la tripulación,
hasta que despiertan de su hibernación ya muy lejos de casa. Una
ratonera galáctica, una vez más, los intereses ocultos de los
mandamases han enviado a una tripulación valiente e ingenua a su
peor trabajo.
La
misión trata de rescatar la nave Event
Horizon, desaparecida
hace 7 años sind ejar ni rastro, que ha mandado un mensaje por radio
de auxilio recibido por las corporaciones. Esa emisión recibida,
entre gritos y súplicas, chillidos y aullidos de dolor, trae una
frase en latín que pide ayuda. Vaya, una lengua muerta, una vez más
el recurso de la lengua antigua, desconocida, culta, que llevamos
viendo en todo halloween
en tungsteno
dreams,
ya que en el cómic Nameless
el idioma enoquiano
tenía un especial peso en la ficción, y en DeadSpace
los supervivientes “poseídos” o enloquecidos de la ishimura,
pintaban en paredes con su propia sangre mensajes en idiomas extraños
e ilegibles.
El
recurso de la lengua muerta en el cine de terror es un clásico
sobreexplotado, una especie de must
reventado que trata de pinchar la aguja en nuestro nervio
subconsciente de que aquello que se habla en lenguas muertas, es algo
olvidado que sin embargo ha perdurado en el tiempo, tras eones y
milenios, en la cultura humana, de boca a boca. Nos intenta tocar la
fibra de lo desconocido, porque si no conocemos esa lengua, no
sabemos lo que nos dicen, no sabemos si es bueno o si es malo, y lo
desconocido, precisamente, es lo que más miedo da al ser humano por
norma, o que pregunten a Lovecraft,
Ia, Ia, ftang!!,
que le fue muy bien y se lo debemos todo.
En
las historias de terror clásico, arcaico, arcano, siempre hay
letanías, papiros, legajos, jerogríficos o conjuros en idiomas
olvidados. Eso y artefactos, joyas, o artilugios malditos. El valor
arqueológico del terror es una veta que parece que nunca se agota,
pero que rara vez ya nos sorprende por desgracia.
Respecto
al factor ciencia
ficción
y su ambientación, como adelantábamos antes, es de agradecer la
idolatría del director hacia Alien
desde niño, porque encontraremos unas naves de diseños creíbles,
industriales, vetustos, desgastados, muy molonas que nos ayudan a
meternos un poco más en la pelicula al principio, ya que
lamentablemente otras escenas nos irán sacando a medida que va
terminando.
Así
que sin muchos spoiler,
como siempre, ya está el sarao montado, una tripulación, dos machos
alpha al mando de una misión de rescate e investigación para
recuperar supervivientes (si los hubiese) de un enorme pecio
desaparecido hace 7 años, que ha emitido un mensaje de auxilio que
parece un disco de Black
Sabath
pinchado al revés. La mesa está servida.
No
hará falta desvelar muchas sorpresas, se ve a la legua por donde van
a ir los tiros resumidos los previos. Pero vamos a profundizar en
algunas ideas que son las que hacen a éste film perdurar en su
sitio.
La
primera idea interesante, con una pizca de spoiler,
cuidado, pero muy poquita. ¿Por qué desapareció la Event
Horizon?
Pues porque era una nave prototipo que zarpó para probar un nuevo
motor gravitacional que permitiese por fin a la humanidad recorrer
largas distancias en el espacio en cortos periodos de tiempo. Un
clásico de la ciencia y la ficción, lo hemos visto en casi todas
las naves espaciales de todas las películas y novelas capaces de
surcar varios sistemas. Miremos Star
Wars, Dune, La paja en el ojo de Dios, Guardianes de la Galaxia, o
cualquier ficción en la que en un pis pas una nave ha surcado varias
galaxias doblando el espacio o entrando en túneles de hyper
velocidad como gusanos, la famosísima hipótesis de doblar el
espacio y el tiempo, de doblar el folio, agujerearlo, y volverlo a
extender después. Otro “cifixplotation”
de manual. Pues a eso aspiraba la nave Event
Horizon
en su primer viaje, pero obviamente algo salió mal.
Cuando
tienes un motor experimental capaz de crear “agujeros negros”
para viajar por el espacio, deberíamos de pensar antes ¿qué hay al
otro lado del agujero negro? Y ese es el leit
motiv
de la película y el acierto, lo que nos deja el rum
rum
desde 1997 que se estrenó al película. Ese mismo rum
rum
que hizo a la prensa sensacionalista y los neófitos e ignorantes
preguntarnos si el planeta Tierra se plegaría sobre si mismo si algo
saliese mal en el acelerador de partículas de Ginebra cuando todos
los canales estuvieron bombardeándonos con aquella noticia tan
fantástica, aquél logro de la ciencia real.
Agujeros
negros en la ficción, que preciosidad de tema, nos los imaginamos
como “portales” que van a algún otro lado del universo, otra
dimensión, un túnel con entrada y salida, cualquier cosa menos lo
que científicamente se supone que son, porque aún no hay una teoría
empírica la respecto. Y ahí es donde está la partícula de
tungsteno que contagia nuestros sueños cifi,
la duda, la incertidumbre, la falta de una explicación. Vía libre a
la imaginación, como la religión, el alma, el espiritísmo y
cualquier otro tema que la ciencia no pueda explicar a día de hoy,
es un campo virgen para opinar sin tener ni puta idea y tonto el que
te contradiga, porque en verdad, no tiene mayor idea que tú. Así
que siéntete libre de creer, ése el verbo, creer, a secas, en su
mayor pureza posible.
Cuando
ví la peli en el cine, me fui de la sala con la sensación de que la
idea de que un agujero negro podría llevarte del espacio al
infierno, o algo similar, lo primero que asimilé fue las grietas de
disformidad de la mitología de Warhammer
40000,
agujeros negros, vórtices, que rasgan el espacio, y traen al
universo conocido, tangible, palpable y lógico, criaturas de
pesadilla, demonios y mosntruos capaces de corromperlo todo.
Que
insisto, ya trajo Lovecraft
bichos horrendos con poderes psiquicos desde Betelgeuse, en la década
de los 40, los de Games
Workshop
no inventaban la sopa de ajo, pero a mi me caló aquél lore,
y salí del cine enlazando ideas.
EL
AGUJERO NEGRO SE VA CERRANDO
El
concepto de la película estaba guay, la nave Event
Horizon
iba por momentos tomando la estética de una catedral gótica cósmica
(muy Dead Space
otra vez), sus esquinas, aristas y el mobiliario de a bordo parecía
estar diseñado para herir al primer resbalón tonto en cada camarote
o corredor.
Teníamos
una enorme nave desierta, a la deriva, asumiendo el clásico papel de
barco fantasma pero en versión cifi,
reinventando un clásico, dándole un lavado de cara a los medios de
transporte embrujados, que es el siguiente paso a las casas
embrujadas, pero los recursos de la nave para asustar al espectador,
pese a que eran generosamente gores y sanguinolientos (cosa que
aplaudo), no lograban ningún efecto miedo, ni susto, ni siquiera
novedad. Lo mismo daba ya que fuese una nave en el espacio que una
casa residencial construida sobre un cementerio sioux. Tópico, tras
tópico. Trucos muy sobados de terror barato y poco original,
persecuciones por pasillos, luces que se apagan, chispas y piezas que
se caen de su sitio... Un rollo.
La
nave juega con la tripulación, añade el modo “purgatorio” a
bordo, trastornando a los astronautas, volviéndolos majaretas,
abusando de sus miedos y traumas, y par diez que entonces dices “Yo
ya he visto ésta peli” y tu memoria da un salto con tirabuzón a
The Abyss
oscarizada cinta de 1987 que sentaba los pilares del “purgatorio”
alienígena en un habitat de aislamiento. De mano de James
Cameron,
después de haber bordado Alien,
metió a la tripulación de un submarino en un “purgatorio”
moderno a cientos de kilómetros bajo la superficie del océano, sin
escapatoria, atormentados bajo la presión psiquica que ejercía
sobre ellos un artefacto alienígena hundido. Blanco y en botella,
Horizonte Final
sólo recuperaba aquella idea y la daba un pequeño giro.
Era
de agradecer algunos puntos extra de valor añadido como las escenas
en gravedad cero, los paseos espaciales, la escasez de oxígeno, las
botas magneticas de lso trajes espaciales...y vaya, todo esto lo
hemos jugado en DeadSpace,
sí, que curioso.
La
película comienza a volverse muy loca, a tener momentos histriónicos
por no llamarlos vergonzosos, que juraría que han sido homenajeados
en guiños en películas posteriores que precisamente no podemos
tomarnos nada en serio como Jason
X,
y al final, no sabremos si estamos viendo un film a recordar o a
olvidar. No da miedo, ni susto, ni su gore incomoda lo suficiente,
queda tibia, repetitiva, mediocre. Una película de casas encantadas llevada al espacio, con guiños o algo parecido a breves momentos de Hellraiser, Alien, 2001 o incluso El Resplandor. Breves.
Pero sin duda, se hizo su hueco, como toda la filmografía de Paul W. S. Anderson, que nos e cansa de jugar videojuegos y rodar pelis, y en 2020 amenaza con al versión en pantalla grande de Monster Hunter, ahí es nada, lo que no entiendo es por qué no firmó él Doom, que por cierto, igual me lo guardo también para halloween 2020.
Pero sin duda, se hizo su hueco, como toda la filmografía de Paul W. S. Anderson, que nos e cansa de jugar videojuegos y rodar pelis, y en 2020 amenaza con al versión en pantalla grande de Monster Hunter, ahí es nada, lo que no entiendo es por qué no firmó él Doom, que por cierto, igual me lo guardo también para halloween 2020.
La verdad es que, con sus fallos, me parece toda una película de culto en el escasísimo mundo de la cifi espacial de terror. Digo más, situaría esta cinta sólo por detrás de Alien y Aliens.
ResponderEliminarPor cierto, yo cuando la ví (alquilada en DVD y poniéndome cerdo a palomitas de microondas y filipinos... ah, divina adolescencia) lo que me vino a la mente, antes que W40000, fue el Kult.
Sí, sin duda, lo que tú dices, pese a sus fallos, la jodía peli se ha colado ahí, en el baúl de los clásicos básicos del terror cifi. El concepto es muy bueno.
EliminarY por cierto, Kult? Un juego de rol por lo que veo? No conozco nada al respecto, investigaré.