jueves, 7 de noviembre de 2019

HORIZONTE FINAL


CIENCIA FICCION DE MIEDO

Bien hallados cultistas del caos llegados de más de cien colonias para invocar al príncipe demonio de.... no... un momento. La última secta a la que me uní eran unos fanáticos del tecno Cristo que prometían la entropía eterna descargando nuestras almas en la red, no había demonios ni sacrificios. Que raro, que deja vú más extraño, tal vez sean datos residuales de algún cluster extraviado en mi unidad líquida de memoria que ha sobrevivido a unos cientos de formateos rápidos, es la mejor forma de eliminar la resaca de spam, un formateo rápido, una defragmentación nano neuronal y recuperación de la última copia de personalidad digitalizada disponible en la nube.

Bueno, que vamos a ir terminando el ciclo de cifi y terror en honor al shamain, halloween, día de los muertos, de todos los santos, o como gustéis llamarlos, y aunque ya han pasado unos días de ir pegando patadas a las puertas de los apartamentos baratos del megabloque para salir de allí con caramelos, un holoreproductor y una virtuaconsola bajo el brazo disfrazados de fantasmas; vamos a cerrar el ciclo con una película.

Tras la aberrante lectura de la última entrada, sin tildes ni eñes, por culpa de que no pude reprimir el impulso de conectarme al dataverso desde un locutorio clandestino de conexión pública con viejos modelos de dataterm con las ventosas de los trodos sudadas y pegajosas, hoy estoy conectado placidamente con mi nano jack intramuscular, y la conexión es rápida, nítida, y corecta y si pienso en una jodida eñe, el procesador de hypertexto escribirá por mi una jodida eñe, y no una ene. Así que podréis leerme sin querer arrancaros los globos oculares para comprar después en Nilozon unas copias sintéticas taiwanesas.



Pero la pesadilla no termina, porque aquella entrada de DeadSpace (que no voy a corregir para mantener la pureza punk de éste blog contracultural, como muestra de rebeldía absurda) que daba miedo por su ortografía tanto como por su contenido, debe mucho, muchísimo, y pese a que ya lo dije lo repetiré muchas veces hoy, a la película protagonista de la entrada. Horizonte Final.

VIDEOJUEGOS Y CINE HECHO POR FRIKIS PARA FRIKIS

De todas las películas que mezclan terror y ciencia ficción, ésta tal vez sea de las peores, pero a la vez, me da la sensación, de que con lso años ha ido ganando cierta aceptación en un circuito de espectadores independientes, inconformes, y siendo sinceros algo bizarros. No hablaré de Alien, no, porque me veo verde aún y tal vez lo deje para el halloween de 2020 si considero haber subido de nivel como redactor y me vea capaz de darle el merecido respeto a semejante joya de estos dos mundos que tanto amo. Tampoco elegí La Cosa y sus versiones en yuxtaposición, ni La invasión de los ultracuerpos, no. He preferido lanzarme al chopped, o mejor dicho, a la sevillana, que es un poco más selecto porque trae aceituna, y a veces según qué charcuteria es pistacho, y entonces deja de ser un producto (con todo el respeto) hecho para la boca de Carpanta, y pasa a ser un fiambre que puedes ponerle a tus hijos en el bocata del colegio, y que si el compañero de pupitre les pide un mordisco, no escupirá en una esquina. Una extravaganzza de la charcutería, algo que no compras todos los días, un “trampantojo” para el paladar.
Eso es Horizonte Final.

Recuerdo cuando la vi en el cine, íbamos con intención de ver Godzilla si no me falla la memoria, y caminabamos como hacen los adolescentes, sin destino, por la Gran Vía madrileña, mirando las carteleras y tratando de decirnos por algo Miguel Angel, David y yo. David votaba por Godzilla sin dudas, pero Miguel Angel y yo, muy amigos del cine de terror en general, nunca hartos de los chascos continuos que supone ser fieles a un género tan sembrado de patatas, hicimos gala de nuestro derecho democrático y arrastramos a la minoría hasta el interior de la sala del cine a ver Horizonte Final. No habíamos visto anuncios, ni Antonio Gasset se había despachado a gusto con el film en Días de Cine, pero nos convenció, naves espaciales y gore, claro, ¿qué podía salir mal tras unos cigarrillos de la risa previos a la sesión?.
Adelantaré, que David, era y sigue siendo, de los que cuando vemos una película de terror, pasa la mitad de la cinta con las manos en al cara, como por ejemplo cuando fuimos a ver Rec 2, y en ésta película lo que hizo fue morirse de la risa.
La película no pretende ser un Elm Street, ni un Leprechaun, ni El muñeco diabólico, que te vas a reir sí o sí mientras te salpica la sangre. No. Y ese es el problema. Pero pese a este adelanto, la historia, el lore, la idea, calaron hondo y es por eso por lo que podemos recordar esta película con luces y sombras de la que como decía antes y ya dije en su entrada de blog correspondiente, y os vais a hartar de leer aquí, el videojuego DeadSpace debe casi todo.



Pilotando la nave por el amplio cosmos estuvo Paul W. S. Anderson, un fan de Alien confeso desde crío, y se nota, vaya que si se nota en ésta Horizonte Final, y menos mal que al menos tiene un buen referente en el que fijarse, porque éste señor es el tipico al que odias y amas a partes iguales porque no sabes si tomártelo en serio o descojonarte vivo. ¿Qué por qué? Porque en su palmarés podemos hacer una entrañable lista de películas como casi toda la saga Resident Evil, que en cierto modo tiene su mérito (por lograr que sea tan longeva cuando personalmente me parece un truño) y ha dado a Mila un papel por el que los frikis del mundo la reconoceremos por siempre; otra versión de videojuegos de dudosa reputación pero que también vi en el cine (recuerdo en Colón con mi amigo Angel, solos en la sala una tarde de sábado de aquellos 90s) titulada Mortal Kombat; Dead Or Alive ya puestos a destrozar versiones de videojuegos que de por si no aportan nada más que silicona pixelada (que la de verdad pues oye, a nadie amarga un dulce la vista, pero en pixels , no se, no se, no le veo el morbo); la saga remasterizada Death Race (lo que garantiza que volveremos a hablar de éste tipo en Tungsteno Dreams más adelante, seguro); y por supuesto lo que debió ser su máximo orgasmo, Alien VS Predator.
Tras ésta lista, podemos declarar a Paul un auténtico friki, un gamer sin complejos, loco por llevar a la gran pantalla adaptaciones de los videojuegos que deben llenar las horas de su vida y que siendo realistas viendo como está el patio de las versiones, es de los que versiones m´s dignas a sacado adelante si sacamos de la cesta Silent Hill y poquito más por ahí, porque para tener auténticas pesadillas de halloween solo hay que revisionar Mario Bross, Doom, Tomb Raider o Street Fighter.
Aún así, está claro que hacer películas de videojuegos es algo muy habitual, lo que deja en muy buen lugar la empresa de los videojuegos, sus ingresos, sus creativos y todo lo que hay detrás.
Dicho esto, espero que entendáis cuando catalogaba a éste director de “entrañable”. Muchas de sus películas se cuelan en nuestra memoria, en nuestros corazoncitos, pese a que no son buenas del todo, tienen repartos raros, y efectos especiales baratos...pero tienen algo que nos enganchan, sí, peliculas de mierda que saben bien, como un flash de limón, no le haces ascos, te lo tomas aunque te hubiese gustado más el de coca cola.

Con Horizonte Final, fue un videojuego quien se inspiró en la película, DeadSpace (¿he dicho ya lo mucho que voy a repetir esto hoy?), y fue un juego muy exitoso, así que algo hizo bien Anderson, plantó una semilla muy interesante.

EL INFIERNO ESTA A 10 PARSECS

En el año 2040 se lanzó al espacio la nave Event Horizon, que desapareció pasada la órbita de Neptuno. En ese futuro no tan lejano, las industrias de la Tierra y las megacorporaciones explotan la minería asteroidal e interplanetaria y los viajes espaciales dentro del sistema solar son frecuentes. Las tripulaciones pasan largas temporadas fuera de casa cuando salen a trabajar en las colonias mineras. Las naves son pecios industriales enormes que albergan muchos trabajadores. Para los viajes, la tripulación “hiberna” en capsulas hasta llegar a su destino.
En 20147 zarpa la nave Lewis & Clark (¿Clark? Vaya, que curioso parecido con el protagonista de DeadSpace, Isaac Clarke...mhhh) con una tripulación de rescate capitaneada por el señor Miller (Laurence Fishburne, buena jugada) que incluye expertos en diferentes materias (upss, se parece mucho a la nave Kelion que aborda la Ishimura en Dead Space), entre ellos Bill Weir (Sam Neill, no está mal tampoco) que es un científico a bordo que incomoda al resto del equipo, que ya han navegado juntos en otras ocasiones, y que le tratan como un extraño o un polizón en su nave. Estos dos personajes serán prácticamente los protagonistas de la historia, dos perfiles antagonistas, uno, frío, calculador, humano, que antepone su tripulación a la misión; El otro, respectivamente, ambicioso, técnico, empírico, para el que el fin justifica los medios y la ciencia ha de ser el máximo objetivo. Estos dos protagonistas, némesis el uno del otro, en las antípodas de cada uno, lucharán durante toda la cinta por hacer las cosas “a su modo” y llevar la voz cantante en al misión de rescate que les han encomendado a la Lewis & Clark. Una misión, que precisamente, no les hes revelada a la tripulación, hasta que despiertan de su hibernación ya muy lejos de casa. Una ratonera galáctica, una vez más, los intereses ocultos de los mandamases han enviado a una tripulación valiente e ingenua a su peor trabajo.



La misión trata de rescatar la nave Event Horizon, desaparecida hace 7 años sind ejar ni rastro, que ha mandado un mensaje por radio de auxilio recibido por las corporaciones. Esa emisión recibida, entre gritos y súplicas, chillidos y aullidos de dolor, trae una frase en latín que pide ayuda. Vaya, una lengua muerta, una vez más el recurso de la lengua antigua, desconocida, culta, que llevamos viendo en todo halloween en tungsteno dreams, ya que en el cómic Nameless el idioma enoquiano tenía un especial peso en la ficción, y en DeadSpace los supervivientes “poseídos” o enloquecidos de la ishimura, pintaban en paredes con su propia sangre mensajes en idiomas extraños e ilegibles.
El recurso de la lengua muerta en el cine de terror es un clásico sobreexplotado, una especie de must reventado que trata de pinchar la aguja en nuestro nervio subconsciente de que aquello que se habla en lenguas muertas, es algo olvidado que sin embargo ha perdurado en el tiempo, tras eones y milenios, en la cultura humana, de boca a boca. Nos intenta tocar la fibra de lo desconocido, porque si no conocemos esa lengua, no sabemos lo que nos dicen, no sabemos si es bueno o si es malo, y lo desconocido, precisamente, es lo que más miedo da al ser humano por norma, o que pregunten a Lovecraft, Ia, Ia, ftang!!, que le fue muy bien y se lo debemos todo.
En las historias de terror clásico, arcaico, arcano, siempre hay letanías, papiros, legajos, jerogríficos o conjuros en idiomas olvidados. Eso y artefactos, joyas, o artilugios malditos. El valor arqueológico del terror es una veta que parece que nunca se agota, pero que rara vez ya nos sorprende por desgracia.

Respecto al factor ciencia ficción y su ambientación, como adelantábamos antes, es de agradecer la idolatría del director hacia Alien desde niño, porque encontraremos unas naves de diseños creíbles, industriales, vetustos, desgastados, muy molonas que nos ayudan a meternos un poco más en la pelicula al principio, ya que lamentablemente otras escenas nos irán sacando a medida que va terminando.

Así que sin muchos spoiler, como siempre, ya está el sarao montado, una tripulación, dos machos alpha al mando de una misión de rescate e investigación para recuperar supervivientes (si los hubiese) de un enorme pecio desaparecido hace 7 años, que ha emitido un mensaje de auxilio que parece un disco de Black Sabath pinchado al revés. La mesa está servida.
No hará falta desvelar muchas sorpresas, se ve a la legua por donde van a ir los tiros resumidos los previos. Pero vamos a profundizar en algunas ideas que son las que hacen a éste film perdurar en su sitio.



La primera idea interesante, con una pizca de spoiler, cuidado, pero muy poquita. ¿Por qué desapareció la Event Horizon? Pues porque era una nave prototipo que zarpó para probar un nuevo motor gravitacional que permitiese por fin a la humanidad recorrer largas distancias en el espacio en cortos periodos de tiempo. Un clásico de la ciencia y la ficción, lo hemos visto en casi todas las naves espaciales de todas las películas y novelas capaces de surcar varios sistemas. Miremos Star Wars, Dune, La paja en el ojo de Dios, Guardianes de la Galaxia, o cualquier ficción en la que en un pis pas una nave ha surcado varias galaxias doblando el espacio o entrando en túneles de hyper velocidad como gusanos, la famosísima hipótesis de doblar el espacio y el tiempo, de doblar el folio, agujerearlo, y volverlo a extender después. Otro “cifixplotation” de manual. Pues a eso aspiraba la nave Event Horizon en su primer viaje, pero obviamente algo salió mal.
Cuando tienes un motor experimental capaz de crear “agujeros negros” para viajar por el espacio, deberíamos de pensar antes ¿qué hay al otro lado del agujero negro? Y ese es el leit motiv de la película y el acierto, lo que nos deja el rum rum desde 1997 que se estrenó al película. Ese mismo rum rum que hizo a la prensa sensacionalista y los neófitos e ignorantes preguntarnos si el planeta Tierra se plegaría sobre si mismo si algo saliese mal en el acelerador de partículas de Ginebra cuando todos los canales estuvieron bombardeándonos con aquella noticia tan fantástica, aquél logro de la ciencia real.
Agujeros negros en la ficción, que preciosidad de tema, nos los imaginamos como “portales” que van a algún otro lado del universo, otra dimensión, un túnel con entrada y salida, cualquier cosa menos lo que científicamente se supone que son, porque aún no hay una teoría empírica la respecto. Y ahí es donde está la partícula de tungsteno que contagia nuestros sueños cifi, la duda, la incertidumbre, la falta de una explicación. Vía libre a la imaginación, como la religión, el alma, el espiritísmo y cualquier otro tema que la ciencia no pueda explicar a día de hoy, es un campo virgen para opinar sin tener ni puta idea y tonto el que te contradiga, porque en verdad, no tiene mayor idea que tú. Así que siéntete libre de creer, ése el verbo, creer, a secas, en su mayor pureza posible.

Cuando ví la peli en el cine, me fui de la sala con la sensación de que la idea de que un agujero negro podría llevarte del espacio al infierno, o algo similar, lo primero que asimilé fue las grietas de disformidad de la mitología de Warhammer 40000, agujeros negros, vórtices, que rasgan el espacio, y traen al universo conocido, tangible, palpable y lógico, criaturas de pesadilla, demonios y mosntruos capaces de corromperlo todo.
Que insisto, ya trajo Lovecraft bichos horrendos con poderes psiquicos desde Betelgeuse, en la década de los 40, los de Games Workshop no inventaban la sopa de ajo, pero a mi me caló aquél lore, y salí del cine enlazando ideas.

EL AGUJERO NEGRO SE VA CERRANDO

El concepto de la película estaba guay, la nave Event Horizon iba por momentos tomando la estética de una catedral gótica cósmica (muy Dead Space otra vez), sus esquinas, aristas y el mobiliario de a bordo parecía estar diseñado para herir al primer resbalón tonto en cada camarote o corredor.
Teníamos una enorme nave desierta, a la deriva, asumiendo el clásico papel de barco fantasma pero en versión cifi, reinventando un clásico, dándole un lavado de cara a los medios de transporte embrujados, que es el siguiente paso a las casas embrujadas, pero los recursos de la nave para asustar al espectador, pese a que eran generosamente gores y sanguinolientos (cosa que aplaudo), no lograban ningún efecto miedo, ni susto, ni siquiera novedad. Lo mismo daba ya que fuese una nave en el espacio que una casa residencial construida sobre un cementerio sioux. Tópico, tras tópico. Trucos muy sobados de terror barato y poco original, persecuciones por pasillos, luces que se apagan, chispas y piezas que se caen de su sitio... Un rollo.

La nave juega con la tripulación, añade el modo “purgatorio” a bordo, trastornando a los astronautas, volviéndolos majaretas, abusando de sus miedos y traumas, y par diez que entonces dices “Yo ya he visto ésta peli” y tu memoria da un salto con tirabuzón a The Abyss oscarizada cinta de 1987 que sentaba los pilares del “purgatorio” alienígena en un habitat de aislamiento. De mano de James Cameron, después de haber bordado Alien, metió a la tripulación de un submarino en un “purgatorio” moderno a cientos de kilómetros bajo la superficie del océano, sin escapatoria, atormentados bajo la presión psiquica que ejercía sobre ellos un artefacto alienígena hundido. Blanco y en botella, Horizonte Final sólo recuperaba aquella idea y la daba un pequeño giro.



Era de agradecer algunos puntos extra de valor añadido como las escenas en gravedad cero, los paseos espaciales, la escasez de oxígeno, las botas magneticas de lso trajes espaciales...y vaya, todo esto lo hemos jugado en DeadSpace, sí, que curioso.

La película comienza a volverse muy loca, a tener momentos histriónicos por no llamarlos vergonzosos, que juraría que han sido homenajeados en guiños en películas posteriores que precisamente no podemos tomarnos nada en serio como Jason X, y al final, no sabremos si estamos viendo un film a recordar o a olvidar. No da miedo, ni susto, ni su gore incomoda lo suficiente, queda tibia, repetitiva, mediocre. Una película de casas encantadas llevada al espacio, con guiños o algo parecido a breves momentos de Hellraiser, Alien, 2001 o incluso El Resplandor. Breves.
Pero sin duda, se hizo su hueco, como toda la filmografía de Paul W. S. Anderson, que nos e cansa de jugar videojuegos y rodar pelis, y en 2020 amenaza con al versión en pantalla grande de Monster Hunter, ahí es nada, lo que no entiendo es por qué no firmó él Doom, que por cierto, igual me lo guardo también para halloween 2020.


Por cierto, la tenéis en Prime. Animo.

2 comentarios:

  1. La verdad es que, con sus fallos, me parece toda una película de culto en el escasísimo mundo de la cifi espacial de terror. Digo más, situaría esta cinta sólo por detrás de Alien y Aliens.

    Por cierto, yo cuando la ví (alquilada en DVD y poniéndome cerdo a palomitas de microondas y filipinos... ah, divina adolescencia) lo que me vino a la mente, antes que W40000, fue el Kult.

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    1. Sí, sin duda, lo que tú dices, pese a sus fallos, la jodía peli se ha colado ahí, en el baúl de los clásicos básicos del terror cifi. El concepto es muy bueno.
      Y por cierto, Kult? Un juego de rol por lo que veo? No conozco nada al respecto, investigaré.

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