lunes, 18 de noviembre de 2019

MECHA SAMURAI EMPIRE



MECHAS Y MAS MECHAS

¿Qué pasa colegas, cómo lleváis el inicio de la semana? Perdonad mi retraso de unos días, pero la vida en el sprawl no es especialmente contemplativa, el pez grande se come al chico y al gobierno corporativo los ciudadanos de las áreas de vivienda subvencionada les importamos menos que un gatito clon en lo alto de un árbol artificial. Mamandurrias.

Hoy regreso a la carga con una secuela de un viejo amigo del Tungsteno, Peter Tieryas.
¿Que quién diantres es Peter Tieryas? Pues rebobinad hasta la entrada de su novela Estados Unidos de Japón, porque hoy os lanzo a la cara su continuación, Mecha Samurai Empire.



Sabéis que me gustan los mechas, oh sí, por supuesto, a mi y a cualquiera. Son grandes, destructivos y muy bonitos. Pero no soy un gran especialista a parte de enumerar otras publicaciones, películas o videojuegos y juegos de mesa/rol que incluyen estos artefactos como Macross, Guldam, Mazinger Z, Battletech, Armored Warriors, Pacific Rym y otros títulos muy orientales menos conocidos como Front Mission, Metal Warriors y cómo no el último resurgir de los gigantes de metal, Titan Fall.

¿Mecha? Pero... ¿mecha californiana, mecha de explosivo? Mecha no es más que la abreviatura del anglicismo mechanical, un robot humanoide o zoomorfo que necesita ser tripulado, una máquina de guerra, los tanques del futuro.
Según apuntan todas mis zambullidas en el dataverso para poder hablar con propiedad, los mechas comienzan a popularizarse en los cómics japoneses (manga) de la postguerra, cuando el gobierno japonés, derrotado, decide poner en marcha su plan de recuperación económica (que no ha frenado desde entonces) apostando principalmente en la industria tecnológica. Aquella nueva ola de interés social y económico a cerca del desarrollo de la mecánica, la robótica, el automóvil, y la electrónica en general en todos sus ámbitos (informática, doméstica, etc) inspiró a los autores de manga para inventar éstas moles bípedas de combate que se han convertido en el estandarte popular de la ciencia ficción nipona por excelencia, exportadas a todo el mundo con éxito y reconocimiento.

Pues bien, la primera obra de lo que Tieryas asegura va a ser una trilogía, Estados Unidos de Japón, era una novela tech noir, inspirada o continuista del Hombre en el castillo del tecno dios Philip K, Dick. Una ucronía tecnológicamente avanzada, casi cyberpunk, en la que el mundo estaba gobernado por japoneses y nazis tras el final de una GGMM que terminó al revés de la que nosotros conocemos. Pero lejos de ser una obra lisérgica y magnífica como la original de K. Dick, esa norteamerica ficticia divividida en dos por japos y nazis sólo copiaba lo básico del clásico. Carece de las características principales de la obra del pionero, y no pasaba de una acertada novela policiaca, con un misterio esperando a ser desvelado como cebo principal, y una portada que prometía mechas que basicamente nunca ofrecía en sus páginas, exceptuando un final poco épico y escaso de colosos de titanio.
Ese marketing mal ejecutado, ha sido tal vez una de mis principales decepciones de aquella primera obra de la saga de mechas de Peter Tieryas, pero leída la segunda, Mecha samurai empire, debo decir que menos mal que la primera apenas abusaba de los mechas, porque ésta segunda obra sí que hace gala a su nombre y a la portada, que pese a que el lomo no hace al tomo, vivimos en la era del marquetin, las formas y las apariencias. Y la protada es toda una declaración de intenciones en ésta ocasión, y cuanto me arrepiento.

Así que corrijo, no se inspira en El hombre en el castillo, si no que se aprovecha, viola su cadáver, aunque al menos le da un besito en forma de "easter egg" que no voy a desvelaros, pero que es curioso cuanto menos, enigmático, y que no se si el autor explotará en su tercera obra de la saga o no, pero que a mi me hubiese gustado que tirase de la cuerda según lo leí. No spoiler.

OTAKU CARNIVAL

Si ya la anterior entrega podía ser tildada de remake k.dickiano desde la visión del otaku del siglo XXI, con cambios más actuales, luces de colores, purpurina y mucha cultura pop; Mecha Samurai Empire es el cúlmen onanista de Piter homenajeando el lifestyle adolescente oriental. La trama se ubicará unos años más hacia el futuro que su predecesora, creando un lore artificial de cultura nipona que envuelve toda la costa oeste norteamericana en un sucedáneo de Akihabara, centros recreativos de videojuegos, institutos de serie anime con estudiantes uniformados, pandillas juveniles edulcoradas, soba, ramen y todos los tópicos que tenemos los occidentales neófitos de los japoneses sobre las páginas. Un empalague manga hecho novela que no funciona como tal, si no más bien como intento de adaptar viñetas o dibujos animados al renglón, raro, sin mucho ritmo, mediocre en lo narrativo, inferior a la novela antecesora, y en mi opinión siempre personal, insustancial. Fast food cifi que no amarga pero que tampoco enriquece, novela de “a duro” sin el romanticismo pulp que aquellas suscitan.

Un “mmmhe” ya que nos ponemos populares como el propio Tieryas, empleando la memecracia adolescente de la que intenta hacer gala en su obra, que más que convincente es demasiado infantil.
¿podríamos catalogarla como literatura juvenil en vez de ciencia ficción como me ocurrió con Biónico? Pues en ningún caso quiero ser peyorativo al respecto, no, porque la literatura juvenil es necesaria, absolutamente, y yo desde mi atril invisible de don nadie, la definiría como aquella literatura introductoria que sirve como trampolín para el público joven y adolescente, eludiendo complicaciones estilísticas, narrativas en exceso complicadas y discordias filosóficas, morales o sociales demasiado enrevesadas, para allanar el camino del lector novel hacia una experiencia saludable, agradecida y divertida que le motive en futuras etapas existenciales a continuar con la afición de leer, atreviéndose con títulos más densos de cualquier género, ya sea épica, fantasía, ciencia ficción, terror o romance.
¿Quiero decir con ésto que los escritores de literatura juvenil son peores que los no denominados así? Ni de coña. Hay mucho talento en la literatura juvenil, o light, o edulcorada, y desde mi ignorancia sobre el catálogo que puede abarcar esa etiqueta que no he inventado yo, tenemos a J.K. Rowling, Rick Riordan, Maskame, y un porrón más que escriben sin ninguna duda mejor que Peter Tieryas.



Vaya, que el género no escogido para escribir no vincula el talento de la obra, que no me mal interprete nadie.
Pero Mecha Samurai Empire no ofrece ningún aliciente a un devorador de ciencia ficción que haya pasado previamente por los gurús, mainstream o no, porque yo las listas me las paso por el forro del injerto, y es poco más que eso, un pasatiempo para un tío más en los cuarenta que en lso 20 como yo.

Y ojo, me vuelven loco los videojuegos, los cómics, soy un friki a mucha honra, un subintelectual, pero considero que para abordar cualquier tema en una obra, hace falta hilar fino, ser original, tener feeling, o al menos intentarlo, y mecha samurai empire me deja con el mismo sabor de boca que me dejó la pelicula de ReadyPlayer One, la de una pajilla gamer y otaku con muchas explosiones que pasan desapercibidas y que no son más que una distracción demasiado larga.

SHONEN Y CRITICAS AL EMPERADOR

Vamos al turrón. En los Estados unidos de Japón de mecha Samurai Empire tenemos como protagonista al adolescente Mac, diminutivo de Makoto. Un adolescente de colegio mayor japonés que cumple con todos los cánones del prota de un shonen (manga de institutos, a lo fisica y química nipon, o al salir de clase, o la nueva élite de netflix, pero en cómic japonés). Es un gamer empedernido, huérfano, que aspira a convertirse en piloto de mechas.
Los videojuegos, que ya cumplieron un papel importantísimo en Estadosunidos de Japón, vuelven a tener un protagonismo desmedido en ésta ocasión, convirtiendo el gadget portical en un protagonista omnipresente más de la novela. Esta portical no queda muy bien explicada nunca, jugando aquella baza gibsoniana de no dar demasiadas explicaciones al lector acerca de las nuevas tecnologías del futuro, confundiéndonos en parte, y en la otra, onbligándonos a usar la imaginación. En mi caso me lo imaginé como una especie de terminal portatil, como un teléfono movil, con todo tipo de funciones de usuario y avanzadas para interactuar con otros sistemas, una especie de red, aparatos tecnológicos de toda índole, e incluso, con conexiones neuronales para el usuario. Por supuesto, la portical, es la videoconsola portátil del momento.
Respecto a la presencia continua en el argumento de los videojuegos, la idolatría y reverencia de Tieryas hacia Hideo kojima (muy en al palestra estos días tras el reciente lanzamiento de Death Stranding) es una constante que casi casi, acaba resultando morbosa. Ahí, hay tomate.
Peter Tieryas se regocija en la importancia y evolución del videojuego como elemento socializador de nuestra era, equiparándolo a arte, industria superior al cine, más creativa y más lucrativa. Y razón no le falta, pero ya pasó Piter, ya pasó, respira, no hace falta de momento que todos tus libros tengan el videojuego como eje troncal de la trama. Ta veremos que haces con el tercer libro de la saga.

El imperio japones sigue siendo un régimen post feudal que hace cumplir el orden a base de recortar libertades, controla la población constantemente, monitoriza cualquier supuesta traición con su policía secreta, la toko, y endiosa las figuras políticas y militares. Una tiranía bendecida por la ley, la paz, el bienestar y el confort. Una crítica a los valores tradicionales japoneses.
El castigo corporal se sigue considerando una medida de disciplina y reeducación eficaz en sus escuelas, siendo la figura del maestro un ente intocable e incuestionable con poder de decisión absoluto sobre los alumnos. Una figura opresora temible, como la monja o el cura del colegio de nuestras infancias y la de nuestros padres, que te zurraba con la regla si fallabas la tabla del 7, pero a niveles mucho más anacrónicos.
Me recordó un poco a los castigos físicos de Tropas del espacio, en la academia militar.
Otra muestra crítica de la dureza social y emocional del japón más tradicional y sus valores maquiavélicos de superación y valoración del individuo y su inserción social.
Se ceba mucho en la mentalidad samurai civil, en el mito occidental de que en Japón la gente vive para el éxito, para sentirse útiles, para cumplir objetivos y ser lo que la sociedad espera del individuo, cumplir las espectativas. Una presión constante que en realidad constata la crónica negra de la cultura del seppuku, el bosque de los suicidios, los homeless por deshonor y todos esos autocastigos infligidos por el japonés que no cumple con los estándares.
De lo más destacable de leer entre líneas de ésta obra de acción adolescente.



También quedará en evidencia la monstruosidad de la guerra, que nunca cambia como diría Brian Fargo, y la manipulación de verdades posteriores desarrollada por el vencedor de cara a su población, para convertir a su nación en un país heróico y triunfante, barriendo bajo la alfombra todos los crímenes contra la humanidad cometidos par lograr esa victoria.
Un enfoque antibelicista igualmente interesante, de lo poquito a discernir en el libro, y que por desgracia queda eclipsado por su fallida intención de entretener y ofrecer combates y escenas de acción insuperables que quedan en un aburrido borrón de movimientos y disparos.

Sobre éstas premisas continuistas desde EstadosUnidos de Japón, todo está siendo lo mismito, lo mismito, que ya cansa después de haber retozado en ellas en el primer libro, convirtiéndose la lectura de la primera mitad de Mecha samurai empire, en un dejavú que me hizo pensar que es innecesario leer ambos títulos como parte de una misma historia, y elegir sólo una de ellas para entender el universo ucrónico de Tieryas. Confío que en la próxima tercera entrega, ahorre esfuerzos en volver a transmitirnos todo el habitat de su universo por tercera vez, y que deje de usar Elhombre en el castillo como excusa para hacer una novela cifi sobre videojuegos.

En Mecha Samurai Empire, Tieryas se aventura a presentaros algo más en profundidad y por primera vez, la costa este, el Reich, y dramatiza una exagerada sociedad del castigo, la aberración, la tortura y el terror. Describe la América nazi como un infierno repleto de campos de concentración mucho más terribles que los que los verdaderos documentales de la GGMM nos enseñan en blanco y negro, superando a la realidad con creces y toques gore y slash, que por un lado quiero entender que tratan de hacer entender a cualquier lector los horrores de una ideología como la nazi, pero que por otro lado convierten a los Estados unidos de japon, en una dictablanda preferible y mucho más avanzada y civilizada. Vamos, que el Reich de Mecha Samurai Empire es una caricatura exagerada de la América de los últimos videojuegos Wolfenstein. Convierte a los nazis en un enemigo monstruoso, cruel y absolutamente deshumanizado, cosas que ya sabemos que eran así en la realidad, pero que elevado a la ciencia ficción, no parece una sociedad victoriosa de una guerra con avances tecnológicos pese a su carácter tiránico, si no el infierno de Dante, una licencia que a mi parecer es un pequeño despropósito y resta realismo a la ficción.
Un cliché del mal y el satanismo ario, una sociedad absolutamente militarizada, un purgatorio neo gótico de murallas impenetrables y contínuas demostraciones de poder públicas que más que hacernos imaginar un neo Berlín, parece un planeta colmena caótico del Warhammer 40k.

ROMANCE Y ACCION

Ambientaciones a parte, la historia se centra en Mac, el estudiante gamer que quiere ser piloto, y como en toda historia adolescente de superación y autobúsqueda, el chaval tropezará varias veces hasta conseguir (o no) sus sueños.
Hay romance, valores de amistad juveniles (por eso comentaba antes la posibilidad de que sea una obra enfocada más a la juventud que un cascarrabias como yo), autosuperación, reconstrucción de viejos dogmas inculcados y despegue de la sociedad... Pero ninguno de estos asuntos termina de profundizar en ningún suceso destacable.
La camaredería, el patriotismo, el honor, la lealtad, la venganza, orbitan al rededor de la historia de Mac desde el instituto, pasando por una academia militar al más puro estilo Heinlein, con toques manga que evocan el título All you need is kill.



Y por fin, mechas, muchos mechas. A diferencia de EEUUDe Japón, Tieryas cumple su promesa en ésta ocasión y firma, pese a todo lo dicho antes, una novela de acción, explosiones, robots gigantes tripulados golpeándose que deja tibio a cualquiera que espere una historia original, sorprendente e intrigante. Narraciones más largas de la cuenta de combates previsibles y a mi gusto, regularmente orquestados, coreografías confusas de misilazos y espadazos de energía que abarrotan la mayoría de los capítulos de la novela, cumpliendo con las demandas de aquellos que leyeron la primera obra esperando más máquinas gigantes y menos thrillers.
La novela es un manga hecho párrafos, de dudosa adaptación que no logra mantenerme en tensión ni ponerme nervioso. “Pim, pam, pum” explosiones, metal por los aires y técnicas de artes marciales en vehículos de la altura de un rascacielos.
¿Es eso lo que esperamos de una historia de Mechas? Creo que sí, no puedo decir lo contrario, como homenaje al género cumple con todos los requisitos, Mac hace las veces de un nuevo Koji Kabuto dispuesto a derrotar las maléficas hordas del Reich y sus mechas biológicos que parecen robados de Evangelion directamente, o de un ejército de plaga del dios Nurgle de Warhammer 40k.
Pero si era ésto lo que esperaba, como cuando doy al play en pacific Rym, o abro las páginas de un Macross, ¿por qué no me satisface del todo?
Puede que el estilo y el ritmo de Tieryas no estén a mi altura como consumidor, y sólo eso, y no pasa nada.
Se que picaré el anzuelo con su tercera novela, porque me conozco, y no me gusta dejar inconcluso el material de un universo creativo en concreto casi nunca, y al menos, los EEUU ucrónicos de mechas de Peter, pese a no colarse en mi top ten, me hacen pasar el rato.
¿Acaso es necesario algo más? Se que Tieryas no es Gibson, Asimov, Dick, ni Clarke , no. Asi que sería un error engañarme a mi mismo esperando algo de esa talla, y es mejor entenderlo como tal, como una moneda de 25 pelas dentro de un beat em up de capcom, como Armoredwarriors, y ya. No hay por qué ser más pretencioso. Y a nadie amarga un dulce.
De hecho, para ser lo que es, me ha permitido explayarme en un montón de líneas, más de las que esperaba rellenar tras haber despellejado ya su primera entrega. No pensé que diese tanto de sí éste Mecha Samurai Empire
Así que si os apetece, Nova nos lo trae en papel en tu charcutería más cercana.



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