martes, 30 de octubre de 2018

READY PLAYER ONE (La película)


READY PLAYER ONE


Este 2018 se estrenaba en el cine una de las adaptaciones literarias de ciencia ficción más esperadas por el fandom, Ready Player One, un libro, que he tenido en mis manos docenas de ocasiones, con esos marcianitos pixelados del Space Invaders en la cubierta, y que por alguna extraña corazonada o intuición, tal vez equivocada, nunca llegué a pasar por caja registradora de mi librería habitual.

Así que me lanzo a una piscina con agua hasta la mitad, y espero no romperme la crisma al sumergirme, porque a diferencia de otras películas y novelas que he descuartizado en el blog, ésta novela no se qué tal está, y sólo me he formado una opinión de la película. A ver... teniendo en cuenta de que escribir de CIFI en mi blog, es un hobby apasionante pero nada más, tampoco debo exigirme profesionalidades ni obligaciones al respecto, pero sí que me gusta tratar las cosas con el debido respeto.

Tras una prospección virtual, como la que cualquier fisgón podría llevar a cabo en su buscador favorito, lo poco que se del libro es que está firmado por Ernest Cline en 2011, y que su sinopsis resume cómo en un distópico futuro próximo, la sociedad una vez más se ha venido abajo, y los ciudadanos de clase baja y pocos recursos eluden su realidad cotidiana gracias a una vida virtual alternativa y los videojuegos que ofrece una servidor virtual conocido como Oasis.
Ubicados en el contexto, Wade Owen, de nickname Parzibal, algo así como un influencer del futuro, un gamer profesional de renombre, que en su vida normal fuera de la realidad virtual es un Carpanta más como el resto de la población, se decide a ganar un concurso póstumo, postulado por el difunto programador de Oasis, un freak de los 80, cacho de nerd, llamado Ogden Morrow al que los usuarios adoran y veneran. El reto o concurso en sí, para quien sea capaz de resolverlo en la basta red de realidades y videojuegos que ofrece Oasis, se trata nada más y nada menos que de la jugosísima herencia del Oasis , su administración y sus beneficios.
Ante semejante pelotazo, Parzibal se pone manos a la obra, involucrándose ya en una trama (No spoiler) que le situará entre 2 bandos, un bando revolucionario y otro corporativo. Y hasta aquí voy a leer.

Creo que cuando me termine mi actual lectura, un Rudy Rucker titulado El Hacker y las Hormigas, que por cierto se me está haciendo un poco bola, igual me animo y me hago por fin con Ready Player One. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de compartir mis impresiones del film, que luego se me olvida y entremezcla en mi quijotesca cabeza cyberpunk y no se si hablo de Ready Player One, de Johnny Mnemonic o de Blade Runner.



SPIELBERG


La adaptación hollywoodiense había creado expectación previa al estreno por un motivo principal que siempre es sinónimo de espectáculo y, o, calidad, Steven Spielberg.¿Qué puedo decir de éste genio sin dedicarle un monográfico? En pocas líneas, productor, director, guionista, responsable de E.T. El Extraterrestre, Minority Report, Inteligencia Artificial, La guerra de los Mundos (remake), Super 8, y otros títulos a parte de la CIFI como Tiburón, La Lista de Schindler, Parque Jurásico, Los Goonies, Poltergheist e Indiana Jones.
No necesito explayarme más de momento en su curriculum, pero sí añadiré lo que me suscita ver su firma en una película, y es que, añadir el nombre de Spielberg a un film, es una incógnita que engancha, porque del mismo modo que parece un fan de la ficción, lo intenta ser también del drama histórico, arriesgando a dramatizar segmentos de la historia como el caso de la Segunda Guerra Mundial, ya no solo con La Lista si no con El Imperio del Sol Naciente; la era colonial norteamericana con Amistad; El Color Púrpura, Lincoln... Y pese a que el despliegue de medios, vestuario, fotografía, y toda la inmersión es siempre espectacular, no tanto tal vez la veracidad de la recreación histórica, que pese a todo, siempre queda relegada a un segundo plano ante las historias personales de los protagonistas, que absorben como un agujero negro toda nuestra atención. Entonces cuando oigo que Spielberg tiene algo que ver con una película, lo primerísimo que pienso en sus mayores virtudes, fantasía y espectáculo visual. Y en Ready Player One, es lo único que yo, a nivel personal, he encontrado.



La película es un continuo ejercicio de maestría en efectos especiales CG, todo por ordenador. Incluso la mayor parte de la película, los protagonistas, son suplantados por sus avatares virtuales en Oasis, sin interpretar ni dar la cara, cosa que atendiendo al guión es normal, no es una queja, si no un hecho, y esto en ocasiones me traía a la memoria el visionado de la película Final Fantasy, que a nivel digital era magnífica, pero un tostón incomprensible.
Parzibal, es interpretado por Tye Sherindan, que lejos de parecerme un actorazo, pero tampoco un paquete, pues ahí está. Le recordaremos de otras cintas como X Men, el Arbol de la Vida, y poco más si no eres un cinéfilo experimentado y no te consideras más que un Stalker como yo. Porque realmente, leo más que películas veo.
Concluyen el reparto principal Olivia Cooke (con un curriculum breve del que apenas he visionado nada) y entre otros Letitia Wright, chica Marvel.
La verdad es que es un reparto joven, de carreras poco dilatadas, pero es que la película quizás no necesite otra cosa, ni más ni menos, que precisamente eso, sangre joven, fresca, natural, para una distopía cuya mitad está rodada en digital, interpretada con avatares, y cuyos diálogos y líneas interpretativas no profundizan mucho más de una nueva obra de ciencia ficción adolescente o juvenil, con tiernas proclamas revolucionarias a cerca de la libertad y la heroicidad al más puro estilo Divergente o Los Juegos del Hambre. Que no los descalifico ni mucho menos, pero carecen del tinte crudo y miserable de mis amadas obras cyberpunk. En ese tipo de obra CIFI todo es como más bello, más agradecido, esperas un final feliz, mientras que en el dark future, los personajes son holgazanes, egoístas, politoxicómanos, imprevisibles e indomables sin ninguna intención de arreglar el mundo aunque acaben haciéndolo.
De hecho, el nickname de Parzibal, supongo o voy a imaginar por mi mismo sin ninguna otra base argumentada por terceros, de que es ya bastante paladinesco como para ser toda una declaración de intenciones por parte de Ernest Cline, de que nos encontramos desde el primer momento delante de un héroe por pulir.

OASIS Y LA REALIDAD VIRTUAL


El protagonismo del entorno en la película es abrumador, vemos la película para ver la realidad virtual desarrollada por el equipo bajo las ordenes de Spielberg, queremos ver Oasis, ese es el verdadero protagonista. Y Oasis, pese al currazo que se han pegado los diseñadores y el equipo de efectos digitales, pues no aporta nada nuevo al genero de la ciencia ficción, y pese a ser un espectáculo sensorial para el espectador, si profundizo en las raíces de las realidades virtuales en el género, de lo primero que me acuerdo al ver la pelicula es de La Calle del Metaverso en la novela Snowcrash, y de Hiro Protagonist y su avatar ninja que podrían ser los predecesores de Wade Owen y Parzibal. ¿Habrán leído Cline o Spielberg Snowcrash? Seguro que sí, pero oye, es 2018, todo está inventado, a los mediocres sólo nos queda reinterpretar, y no digo con esto que Spielberg sea mediocre, no me mal interpretéis, que os imagino afilando cuchillos. Pero si nos ponemos a hacer memoria, hay tantas obras con realidades virtuales como colores y sabores, y en el blog ya he tanteado el tema en su superficie con Ubik, arañando en torno a la obra, otras como Matrix o Nivel 13. De repente añadiría las realidades virtuales creadas por A.M. En No tengo boca pero debo gritar, o El cortador de césped, y otras obras de carácter no tan relevante, o más underground.
Por no hablar de otras películas en las que la acción principal y su nudo narrativo pasan por el chino de un videojuego, como Juegos de Guerra, Tron o Starfighter, que no es nuevo ésto de crear un  universo alternativo dentro de un videojuego, o que el jugar a un videojuego genere otras consecuencias épicas.
La realidad virtual y las dobles vidas gracias al uso de avatares está muy trillado, es difícil que alguien aporte algo nuevo al género, y con eso me refería a la mediocridad del concepto o la idea, habría que ser un auténtico genio o visionario para lograr cambiar el juego de las realidades virtuales en la CIFI, siendo redundante, y lo deseo con ansia, incluso, ya con los aportes de obras como Avatar o Los sustitutos, que se centra en el uso de avatares en el mundo físico o  "real".
La vieja y maleada idea de trasplantar nuestro yo a otro cuerpo.



Volviendo a Oasis, otro de los principales atractivos que la peli ha ofrecido es precisamente aprovechar el exceso de metraje digital para crear una continua oda a la cultura del videojuego actual, el retro, y la subcultura digital de los 80. Ahí es donde Spielberg se marca un golazo aglutinando a uno de los targets objetivos más numerosos del mundo, los jugadores de videojuegos. Sí, ahí estamos, marginados desde los 80, tratados como una subespecie social infantil, freaks, nerds, asociados a la imagen colectiva del adolescente con acné, braquets, bolígrafos en el bolsillo de la pechera, que gasta chistes acerca de lenguaje C++ y el Basic, que nunca tuvo pareja en el baile de graduación. Esos somos nosotros, nerds, freaks y jugadores de videojuegos de todo el mundo, qué maravillosa visión. Spielberg con Ready Player One, nos devuelve la dignidad, nos convierte en trend, nos transforma en atractivos héroes de la cultura pop y de repente hasta el quaterback del equipo universitario que nos daba tollinas, al ver Ready Player One, grita con fuerza “Yo también juego World Of Warcraft y soy un gnomo alquimista de nivel 23!!” O, el hype, la moda, molar, lo cool, que gran herramienta en manos de los reputados, y que arma inerte y descargada de munición en manos de los marginados. Que sociedad más estúpida. En fin.
Que sí, que la peli no para de provocarnos orgasmos nostálgicos a los jugones, con el asunto de la Atari, los easter eggs, y todo tipo de avatares sacados de videojuegos tanto clásicos como actuales, porque Spielberg no es tonto, y sabe que si quiere que su película sea atemporal y convenza a todas las generaciones, hay que meter avatares del Halo y el Fortnite, aparte de los del Castlevania y el Metroid, la peli ha de ser disfrutada por todos y todas, y ni un sólo espectador que haya jugado un videojuego antes, puede abandonar la sala sin haber dicho “Eh mira, allí está Kid Chamaleon!”.
Muy guay todo sí, especialmente la Holy Bomb de Worms 2 (Aaaaaleluyaaahhh).
Pero ahora, analizándolo con calma, no nos dejemos llevar por la euforia.... Rompe Ralph también es un homenaje guapísimo al mundo de los videojuegos, y nadie la ha tildado aún de obra maestra... Y de Pixel mejor me callo, porque menudo bodrio.

Fandom en general, lamento sospechar que ésto es tan sencillo como que Hollywood envejece, y los críos que eran como nosotros y veían Los Goonies de Spielberg, han crecido, han encontrado curro en Los Angeles, y ante la duda y la falta de ideas, su nostalgia les lleva a actualizar clásicos que activan sus glándulas de dopamina, como por ejemplo Rampage. Y ojo, digo todo esto, desde el punto de vista de quien no ha leído el libro, no se si Ernest Clide hace tanto hincapié en sus renglones, sobre personajes de videojuegos propiedad de Sony, Nintendo o Sega, que casi parezcan las páginas finales de venta por correo de la Micromanía, repletas de caratulas con todos los videojuegos habidos y por haber.

¿Así que con qué resumo mi experiencia tras ver la película Ready Player One? Que es un pasatiempo de dos horas y pico, que se me hizo larga, que no es más que un capricho onanista de nostalgia, un bonito homenaje al mundo del videojuego, que necesitaba dignificación y reconocimiento como una de las industrias más boyantes y con mejores guionistas, artistas y diseñadores del mundo, y poco más, porque no añade absolutamente ningún punto de vista nuevo a la ciencia ficción. Que soy más de Rompe Ralph.
Gracias por aguantarme y ojalá tengáis opiniones diferentes, porque de opiniones diferentes, es de dónde salen las mejores ideas y los puntos en común. Hasta la próxima.

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