EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE
Vaya día en la fábrica, esos malditos
robots dando órdenes todo el día, como deseo que un día uno de
esos cerebros de cable se equivoque y todo salte por los aires.
Al fin me quito el mono azul del
trabajo, y me pongo mi mono negro de ninja, paro en el 24 horas de la
esquina, paso por encima de un par de “nómadas” que duermen en
el soportal (en verdad son mendigos, pero no les culpo por querer
salvaguardar el poco honor y humanidad que les queda por llamarse a
sí mismo nómadas), y cruzo la puerta de la tienda. Suena una
melodía oriental que no reconozco cuando accedo, hologramas de
estúpidos dibujos animados japoneses me saludan y me sonríen en mi
campo de visión. Cruzo el pasillo de la izquierda, dejo atrás a esa
mujer embarazada que está llenando el colchón del carrito del crío
con botes de encurtidos y mahonesa, a Cha Laoh no le va a gustar eso,
pero no la puedo culpar, ¿quién coño en su sano juicio pagaría 5
€cus por un bote de pepinillos? Nos están matando poco a poco,
trabajos de mierda, comida de mierda, casas de mierda...Mi abuelo me
dijo una vez que todo comenzó a principios del SXXI, lo llamaban
crísis, pero que tras 30 años de aquella “crísis”, nada mejoró
y la gente comenzó a llamar a esto... Area de confort. Me cago en su
puta madre...área de alkanfort lo llamaría yo.
Agarro una litrona sin cebada, 100%
labo-safe dice la rubia tehutona de la etiqueta, y un cubo de fideos
instantáneos, llego a la mesa de Cha, que está como siempre flipado
con su stem jugando a esas mierdas de críos. Su robot cajero me lee
los códigos de los productos, me pide mis 9 es y me imprime una
bolsa desechable. Cuando voy saliendo oigo el ruido de un bote de
pepinillos romperse, no es mi movida, la avaricia rompe el saco.
Subo las escaleras del megabloque y ahí
están mis dos compañeros de piso, que bien se llevan los zoquetes,
uno estudió ingeniería bionaval aplicada y el otro se doctoró en
ciencias sociales del yagaísmo, tienen entre 42 y 47 tacos, uno
curra con un uniforme de marinero en una cervecería folclórica y el
otro es un divorciado arruinado por la pensión que acepta trabajos
esporádicos en una agencia de seguridad privada de las afueras. Area
de confort.
Entro en mi habitación y enciendo la
holopantalla de viejo fósforo verde, por fin, yo, mi cerveza, mis
fideos, y la noche.
Joder si fuese un ninja de verdad
podría moverme en la noche como un fantasma, como un gato de
callejón sifilítico, y podría verlo todo, como con unos injertos
oculares de Nextgen, en infrarojo, o en infravioleta, o en infra
color que me diese la gana, pero no tengo esa pasta.
Una vez escuché el rumor, de un tipo
que en una cárcel de esas en las que nadie vuelve a ver la luz del
sol, a cambio de 20 cigarrillos, sobornó al cirujano de la prisión
para que le pusiese unos nuevos globos oculares que le daban esa
visión nocturna tan flipante. El tipo se llamaba Riddick.
Richard B. Riddick
para ser exactos. Aunque creo que su verdadero nombre era Vin
Diesel.
En
1998 (veintiún años se dicen pronto) se estrenaba una cinta
arriesgada, experimental, de bajo presupuesto, que trató de
sorprender inspirada claramente por otras obras de diferentes géneros
de terror, slasher
o survives
angustiosos, en un universo de ciencia
ficción.
La
película venía firmada por David
Twohy (director
y guionista involucrado en casposos clásicos denostados como Water
World, Critters 2 o
G.I. Jane),
Ken Wheat, Jim Wheat
y el propio protagonista Vin
Diesel
(que aún no había entrado al Olympo de los blockbusters
con Fast N Furious
que vendría 3 años después) en un delirio personal que a todas
luces no pasaría de capricho y de suponer un infructuoso desembolse
económico para los osados emprendededores. Algo se escapó a su
control.
RIDDICK, UN NUEVO ANTIHEROE: PITCH BLACK
Recuerdo
por aquél entonces, cuando con los colegas siempre intentábamos ver
películas no comerciales, alternativas, que nos contasen cosas que
no fuesen las mismas que estábamos hartos de ver. No es que fuésemos
unos intelectuales cinéfilos, no, pero sí una panda de apalancados
con más de un vicio y con ganas de salirnos del camino principal,
aunque no supiésemos que el camino secundario, el terciario y hasta
el cuaternario en verdad los ha trazado la misma mano y nada es tan
especial en sus paisajes como nos pensábamos. Más de lo mismo. Pero
allí estábamos, litronas, ceniceros llenos y Cube,
Brazil, Los Monthy
Python, Pi, Robert Rodríguez, Kevin Smith, Kids, etc.
Y un día le tocó a Pitch
Black.
Y nos moló.
Esos
veintiún años después (o algo menos seguro con el jetlag del
videoclub y tal), tras haber encontrado a Riddick
docenas de veces, en canales del TDT a deshoras, intentando caer en
las redes de Morfeo y no haberle dado ni una sola oportunidad real
ninguna de esa docena de veces, me digno a darme el capricho de
conocer mejor al calvo de las gafas negras. Y he de admitir que es un
descubrimiento, que me hace darme cuenta de algunas cosas.
La
primera cosa, es precisamente cómo ha pasado el tiempo, dos décadas
que se notan muchísimo en la primera de las aventuras de Riddick,
Pitch Black,
una película en la que se nota la falta de dolares, cosa que nunca
me importa cuando me siento frente a la pantalla con predisposición
a ver una historia diferente que me secuestre durante unas dos horas,
pero hay que decirlo así tal cual. Y muy posiblemente esa falta de
pasta en su realización, ese Diesel
con una tonelada menos de músculo y sin haber adquirido aún el
viciado don de doble filo de sobreactuar cada personaje hasta el
extremo en su ineludible papel de macho alfa simpaticote, o máquina
de matar con buen corazón, y la idea de “película de
supervivencia” al desuso, son lo que la convirtieron en una pequeña
cinta de culto underground
que corría de boca en boca y que consolidó la franquicia.
El
tipo que ve en la oscuridad en un planeta que es de noche dónde
viven unos bichos tope de chungos.
Eso
era Pitch Black,
y pese a sus estúpidas tramas visuales, sus filtros, sus
repeticiones visuales, y el incómodo monocromatismo contínuo que
pasaba del azul fantasmagórico al naranja marciano en cada
secuencia, funcionó mejor de lo que sus creadores hubiesen
imaginado, contra todo pronóstico.
Podría
surfear la wikipedia, y Google para sacar datos de la película, de
su rodaje, entrevistas a Vin
Diesel,
seguro que podría, pero me voy a limitar a analizarla desde mi
ignorante punto de vista, sin más, que tampoco va a ser menos,
porque hay tela que planchar.
Pitch
Black
nos presenta una nave civil de largo recorrido, con 40 variopintos
pasajeros hibernando en sus clásicas ya cápsulas de suelo
criogénico o lo que sea. Una nave de un diseño industrial, una
bonita maqueta digna de cualquier otro clásico del cine de ciencia
ficción
a la altura de los diseños de O'bannon,
surcando el espacio, promete.
Un
predicador islámico del siglo XXVIII, junto a sus pupilos, que
aporta un extraño toque galáctico con regustillo a Dune,
y que da ese toque exótico y profético del futuro que nos espera y
que hemos visto en otros siglos venideros imaginados por otros
autores como la evolución étnico, religiosa y social de La
paja en el ojo de Dios.
Ese factor humanista que nos avisa de que, lo sentimos mucho
humanidad, sois como sois y tenéis costumbres que no erradicaréis
ni en el futuro más lejano, y la religión es una de ellas. Un must
de la cifi
sin ninguna duda, la religión y los viajes galácticos. Y eso aporta
cierta seriedad de manual, doctrina o interés de buen hacer en los
responsables de la película.
Añadimos
al pasaje de abordo un gañán contrabandista de manual, en cuanto le
vemos interactuar un par de veces sabemos que morirá pronto, como el
quaterback en Camp
Crystal Lake
o el fumeta de Elm
Street.
Ese es nuestro contrabandista.
El
menor sin tutores legales. Los pilotos. Un agente de la ley que
transporta un reo, un peligroso reo por el que cobrar una jugosa
recompensa en su destino.
Y
como debía ser, unos meteoritos fastidian la travesía, la nave ha
de aterrizar forzosamente en un planeta extraño, y los
supervivientes a la colisión deberán cooperar, superar sus
diferencias y buscar la manera de regresar a la órbita.
El
preso peligroso es nuestro Riddick,
pinta de asesino, rapado, tipo de pocas palabras, frío y calculador.
Acababa de nacer un antihéroe en la pantalla.
Mientras
se ponen de acuerdo y se organizan, descubrirán que el planeta donde
han chocado es muy hostil, un hábitat extremo, desértico, con poca
agua, elevadas temperaturas, y ni un puesto civilizado cerca ni una
triste colonia. Mientras lo exploran discutiendo si Riddick
ha
de ser entregado a la justicia sin perdón o si de es en realidad la
persona más apta y capacitada para sacarles de semejante entuerto,
encontrarán una antigua estación geológica y los moradores nativos
del planeta, unos encantandores depredadores alados que interpretarán
al asesino en serie de éste slasher
de ciencia ficción que gracias a Dios no se corta un pelo con el
gore de serie Z en las muertes que irán sufriendo los miembros del
grupo incapaces de tomar las decisiones correctas para sobrevivir.
Porque
la película es una survival
movie
en toda regla, un grupo desavenido, con pocos recursos, en
inferioridad ante un planeta hostil de ecología depredadora con una
oscura y larga noche provocada por el eclipse de sus 3 soles cada 22
años, y qué mala suerte, han aterrizado de emergencia en el planeta
adecuado, el día justo para conocer la fauna autóctona nocturna.
Como
en 30 Días de
oscuridad
si no fuese porque Pitch
Black
es anterior, la oscuridad nocturna es el desencadenante del
exterminio de protagonistas.
Hay
mucho de Alien el
octavo pasajero
en Pitch Black,
la estética futurista post cyberpunk,
industrial, wasteland
y underground,
los espacios cerrados, la oscuridad, las criaturas, y que nadie oirá
sus gritos en un planeta desértico y deshabitado. Mucho, o así lo
veo yo. De hecho, me atrevería a decir que Pitch
Black
es un homenaje mal enfocado de Alien,
de mal gusto pero hecho con amor, porque no, no hay comparación
posible entre ambas por mucho que queramos maquillar Pitch
Black y
ser generosos con ella.
Pero el intento, se le ve el plumero creo yo.
Con
que ese ostentoso Alien
de serie Z que cambiaba a la diosa Ripley
por un cachudo de pocas palabras capaz de ver en la oscuridad,
consiguió lo que quería y se hizo un huequito en el cine
independiente de ciencia
ficción
y terror.
Y
ahora que lo menciono, sí, Riddick
ve en la oscuridad, creí dejarlo claro al principio, pero es el
detalle que le da ventaja sobre el resto de la camarilla en un
planeta de noche interminable. Bueno, eso, y que está mazado, es
silencioso, rápido, mortífero, y presume de un agudizado instinto
animal latente en su cerebro, lo que le distingue de los humanos
normales.
Tan
tópico como original en su planteamiento.
UNA BROMA DE MAL GUSTO: LAS CRONICAS
Así
que tras aquella extraña peli de videoclub y programación
autonómica nocturna, llegó en 2003 su continuación, Las
crónicas de Riddick,
y sólo puedo preguntarme ¿por qué? ¿era necesario? Riddick
no se merecía esa ofensa. Hicieron del asesino un personaje indigno.
No
se si Vin Diesel
quiso retomar el personaje que en realidad siempre quiso ser porque
es su forma de revindicar “Yo también cree un héroe”, porque es
su “bebé”, su ojito derecho, o sencillamente porque alguien le
convenció que debía dilapidar las montañas de benjamins que había
amasado hasta entonces con una bolsa del Ikea llena de blockbusters.
Pero el caso es que ocurrió, Riddick
tuvo una secuela.
Se
nota que Vin Diesel
echó billetes a ésta segunda parte, se mejoró el vestuario, los
decorados, el número de extras y participantes, y se liaron la manta
a la cabeza con una space
opera
barata, de manual, que no aportaba nada de nada al género, sin
terror, sin sangre, con armas láser y ejércitos tiránicos que
encarnan al mal en al galaxia con armaduras neo medievales y toda esa
basura épica que estábamos hartos de ver y que no pintaba nada ene
l universo de Riddick.
Riddick
sigue siendo un prófugo de la justicia solitario, que termina en un
planeta de corte medievalista engañado por uno de los supervivientes
de Pitch Black
con los que trabó cierta amistad o camaradería. Ese pobre planeta
está siendo invdido por un terrible ejército cósmico de una raza
llamada los necrófilos (es que es para reírse hombre) cuyo líder,
un “Lord Mariscal” y marqués de chorrapelada, ha obtenido los
mesiánicos poderes de robar el alma a sus víctimas tras haber
sobrevivido a un viaje por el subuniverso. Tremenda subbasura sin
jugo ni originalidad ni sentido ninguno.
Entiendo
el interés o las ganas de endiosar a Riddick,
de ampliar las miras de un antihéroe de ciencia
ficción
capaz de recorrer diferentes galaxias y vivir nuevas y violentas
aventuras. Vale que quisieran elevar al bribón de Riddick
de vulgar criminal a … elegido salvador de la galaxia y único
superviviente de una raza alienígena llamada los furyanos,
pero... ¿así de golpe? ¿De una entrega a otra? Convirtieron al
asesino frío y calculador en un cachudo socarrón, la película de
survival terror
en una comedia familiar de acción, el lore
underground
y axfisiante del futuro oscuro y desesperanzado en planetas de
Stargate la
teleserie
con un Darth Vader
de pacotilla y un ejército de memos con armadura negra y armamento
ridículo de lásers y bolas de energía a medio camino de la magia
de fantasía y la space
opera
menos innovadora.
Que
desastre de píes a cabeza. La evolución de Riddick
y de los personajes que repiten papel de Pitch
Black
en ésta segunda entrega, es irreal, inconcebible y vergonzosa.
Las
piruetas de Riddik
triplican su efecto gravítico, y parece que estemos ante un híbrido
de Flash Gordon
y XXX.
Y
por si fuera poco, debieron de volver a contratar al fan de Lazarov
de Pitch Black
que jugaba borracho con los filtros, los zooms y los cambios de luz,
obteniendo como resultado un montón de dinero quemado en el fuego.
Supongo
que el batacazo debió de ser de aupa, y si me equivoco, pues debo
ser un ingenuo. Pero Vin
no se dio por vencido. Riddick
debe suponer para él como ese romance tóxico que te hace sentir
como un patán pero que no puedes dejar de perseguir, no se da por
vencido, está obsesionado y empeñado en hacer de Riddick
algo más que aquél personaje carismático y duro que creó en Pitch
Black,
pero lo viste de tirolés y lo manda así al primer día de instituto
con Las crónicas
de Riddik, creándole
un trauma insalvable hasta que pase por completo su adolescencia y
haga nuevas amistades universitarias desde el completo anonimato.
RIDDICK, TÚ ANTES MOLABAS
Y
en 2013, Riddick
es el título homónimo, de lo que sin esperanza ninguna he terminado
por calificar la mejor de las tres.
Supongo
que Vin
encontró a un amigo de verdad, uno de esos que no es un lameculos de
Hollywood, alguna persona con sentido de la vergüenza y valor que le
debió de decir eso de “Vin,
Riddick antes
molaba”.
Y
le removió algo por dentro. Me lo imagino soñando con esa frase
dormido y despierto, al personaje ficticio de Riddick
devorándole la conciencia, culpándole, “tú me mataste, y yo te
quería” en una espiral de voces con eco dentro de su cabeza, hasta
que tomó las riendas del antihéroe de nuevo.
Y
así Riddick
volvió a ser una hoguera de biruta, pero en esta ocasión, el humo
de la fogata hizo bonitas nubes con volutas de colores. Por fin un
reparto con un mínimo de gancho, Batista,
Moyá,
unos buenos efectos visuales, especiales y un CGI más que decente
sin ser Star Wars,
y sobre todo, recuperando todo lo que nos gustó de Pitch
Black.
Un
planeta hostil, un elenco limitadito de personajes encerrados en el
mismo ecosistema, como una novela de asesinatos “cluedo” de
Agatha christie,
pero en suelo extraterrestre, sin escapatoria,una película de
“cacería” que si bien Pitch
Black
opino se inspiró en Alien,
a ésta Riddick
le veo mucho de Depredador,
asumiendo Diesel
el papel de cazador despiadado.
Riddick
vuelve a ser un andrajoso sansón pelado con estética wasteland,
como sus perseguidores a sueldo, que está empeñado en recuperar su
“lado animal” con una faceta a lo “Frank
de la jungla”
galáctico, que en lo que parece un intento claro de la producción
de reconciliarlo con el público y la crítica, no vuelve a hacer
especial hincapíe en que en realidad es alienígena y no humano
(aunque un alienígena llamado Richard,
no se yo, se les fue de las manos en Las
crónicas,
sin duda), recuperan el Riddick
oríginal, añadiéndole un par de ases en la manga, pero matando
silenciosamente el héroe de acción espacial “marveliano”
de la anterior entrega. Parece todo muy premeditado e intencionado.
Loq
ue se dejó en la bolsa de cosas viejas de Pitch
Black
en ésta ocasión fue el terror, ni un intento, por pobre que fuese,
nada, se acabó ese enfoque.
Pero
funciona, es como reinterpretar Pitch
Black,
que ya no volverá a tener aquella frescura, nunca más, no volverá
a sorprender como entonces, pero los factores metereológicos y las
condiciones naturales adversas volverán a obligar a perseguidores y
perseguido a ponerse de acuerdo para salir de ese agujero de planeta
con una fauna nada amigable.
Se
repetían todas las características de éxito de la personalidad de
Pitch Black,
incluso volvíamos a ver un poquito de sangre, e incluso un par de
tetillas, vaya, vaya Vin,
¡que canteo! ¡Qué film más duro! ¡Waoww!.
Bromas
a parte, se agradece de nuevo la crudeza, aunque sin spoilers,
Riddick
peca de payaso en ocasiones innecesarias que nos recuerdan, que nunca
volverá a ser lo que fue en Pitch
Black,
pero que la menos queda esperanza.
SUB UNIVERSO EXPANDIDO
Y
digo que debe quedar esperanza porque Vin
Diesel
sigue dándole vuelta al torno Perico, y no para el tipo, anunciando
que habrá una cuarta entrega del asesino calvorota de la visión
nocturna.
Por
mi parte si sigue en la línea original “modernizada” (por decir
algo) y le quita un par de tópicos bárbaros al antihéroe
humanizándolo un poco, y bajándolo del podio de los semidioses,
creo que podremos disfrutar de una buena película de acción, aunque
echemos de menos una pizca de terror y slasher.
Hay
Riddick
para rato. ¿Cómo ha podido calar un personaje tan plano? Un saco de
músculos y clichés de taquillazo. Supongo que su estética, esas
gafas negras, ya son un icono. Pero no nso engañemos, releyendo lo
expresado, son los planetas inhóspitos y mortales en los que
aterriza los verdaderos protagonistas de sus historias, y si
pretenden devolverle a los combates de naves espaciales y las
culturas futuro renacentistas, seguramente, muera como una caricatura
de sí mismo a las órdenes del ratón Mickey.
¿Acaso
es cierto aquello de que nada es como al primera vez? Bueno, en
verdad, nada suele ser como la primera vez de algo, aveces
precisamente la primera vez es la peor de todas, pero Riddick
no es un ejemplo de ésto. ¿Será capaz de sorprendernos de nuevo
alguna vez? ¿De hacernos pensar que estamos viendo algo que el resto
de la gente se está perdiendo y deberían ver? ¿O me sentiré como
con Las crónicas,
el único idiota que lo ha visto entero?
Yo
que se, pero lo sabremos si Dios quiere y anda pasa, y mientras
tanto, hay 2 novelas de Riddick,
videojuegos
y cintas de animación que ir descubriendo juntos hasta la cuarta
súper producción del asesino de los ojos blancos. Porque yo no he catado ninguna de estas obras alternativas que completan el universo de Riddick, y mi Xbox360 sigue funcionando como hace 10 años, aunque no espero gran cosa y si lo juego seguro que acabo haciendo de tripas corazón por puro fandom.
Buenas
noches, y sintonizad vuestros chips para soñar tungsteno.
Gracias.
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