jueves, 15 de agosto de 2019

SYNDICATE


CYBERPUNK CORPORATIVO EN PIXELS


Mientras el calor derrite la megalópolis, aprovecho la oscuridad de la noche para no derretirme frente a la pantalla que despide calurosos haces de verde fósforo. En la cocina solo tengo una litrona a media sin fuerza y cereales pasados. Ok, al cuenco con los dos, seguramente una cosa potenciará la otra y yo me nutro y me refresco a la vez.
Una cucaracha corretea por la pared y las luces del holograma de streaptease del edifico de enfrente me están volviendo loco, inundan mi apartamento como una marea fluorescente de un mal viaje de wire barato sudafricano.
Y aquí estoy, sudando la gota, en gayumbos en un sofá despellejado de cuero falso que se me pega a la piel como una jodida sanguijuela, intentando escribir algo para ésta nueva semana.
¡Ouh! ¡Joder! La cosa se anima, un disparo, dos, me asomo por la ventana a gachas a cotillear, ¡mierda! Una bala perdida acaba de entrar por mi ventana hacia arriba y se ha abierto paso por el techo de sinteplast como un dedo en la mierda recién cagada, qué fuerte, con suerte se han cargado al hacker de arriba, ese sucio farsante se pasa las noches conectado a V-Land embutido en un avatar de Lolita en el que no le cabría ni una pierna en la vida real. ¿Que cómo lo se? No preguntéis hostias.
Miralos, son los tipos duros del Syndicate, con sus gabardinas blindadas y sus implantes de última generación, dando caza a algún youpie de la competencia. ¿Que no sabéis quienes son esos tíos? ¿En que agujero habéis estado metidos los últimos 26 años? La madre que los parió.



Era 1993 y la maravillosa Bullfrog lanzó al mercado Syndicate en multiplataforma 16 bits y ordenadores. Bullfrog son unos de los chicos británicos que más hecho de menos en ésto de los videojuegos. Sus títulos me han hecho gozar como un perro. Allí estaban en 1987 Les Edgar y el gurú Molyneux al frente de la joven empresa de entretenimiento, estrenándose por todo lo alto con Populous, toma ya, ¡boom!. Y después puedo hablar de Dungeonkeeper y de Theme Hospital (uno de los juegos de PC más vendidos del mundo), pero hoy se lo dedicaremos a Syndicate.
Bullfrog fue absorbida por EA, y Molyneux abandonó el barco por discrepancias creativas, una multi no puede cortarle las alas a un búho tan sabio y venerable, así que voló, y los restos de Bullforg, sin capitán al timón, pasaron a ser EA UK, y de ahí a la desaparición, sin sumar ningún acierto más a parte de un port de Quake III de PC a la videoconsola del momento de Sony. Osea, nada.

Año 2096, la esencia del cyberpunk convertido en un juego de estrategia en tiempo real. Las megacorporaciones han suplantado a los gobiernos de forma definitiva, y la guerra de competencia desleal ha explotado, extracciones de personal, robo de I+D, espionaje industrial, extorsiones, secuestros y atentados encubiertos entre corporaciones que actúan como sindicatos del crímen enviando unas contra otras pequeños grupos de expertos sicarios ciber aumentados.
El único objetivo es apoderarse del control global por la fuerza silenciosa.

Esos pequeños escuadrones de la muerte, con sus gabardinas negras escondiendo armas de gran calibre y brillantes partes cromadas en sus cuerpos suplantando antiguos músculos y huesos, se adentran en los centros de negocios y las barriadas del downtown de cada gran ciudad de cada país, para eliminar la resistencia armada de sus rivales y apoderarse de sus mercados de formas poco decorosas pero muy efectivas.
Controlados mediante un chip por la corporación Eurocorp, estos asesinos natos son marionetas sanguinarias manejados por las cuerdas invisibles del poder en los despachos de los áticos de los rascacielos de acero y cristal.



Habrá daños colaterales, siempre los hay, civiles, policias, muchos viudos, viudas y huérfanos, pero la cuenta corriente de la megacorporación no puede dejar de crecer.

Y bajo ese sanguinario y despiadado marco de futuro distópico, teníamos Syndicate, un juego revolucionario por su lore corporativo del cercano futuro sombrío, en el que manejaríamos a 4 asesinos profesionales que viajarían por todo el globo, país a país, reduciendo a la competencia mediante distintas misiones que cumplir en tiempo real.
Teníamos desde asesinatos de un individuo rival en concreto, hasta su secuestro mediante el uso de armas “hipnóticas”, o masacres de civiles en plena vía pública para sembrar el miedo.
Controlaríamos al pequeño escuadrón en grupo o de forma individual, y recorreríamos los escenarios isométricos industriales y mustios de un cercano futuro neo bahuaus, decorados con algún neón de night club de vez en cuando, a píe o en vehículos. Podríamos tratar de mantener el incógnito el mayor tiempo posible, o desenfundar el arma e ir sembrando el pánico entre la población, llamando la atención de la seguridad ciudadana y de nuestros rivales del zaibatsu contrario.

Tras cada misión completada con éxito, con o sin bajas en nuestro equipo, podíamos aumentar a los miembros de nuestro escuadrón, con implantes de protección, reflejos, velocidad, y todo un amplio catálogo cibernético de brillantes repuestos quirurgicos, convirtiendo a nuestros agentes en temibles cyborgs poco a poco.

Cada nuevo país cuya sede corporativa había sido derrotada, pasaba a formar parte de la red corporativa de nuestra compañía, y podíamos gestionar los impuestos de la nueva colonia corporativa, de forma que considerasemos más beneficiosa, con los riesgos de una revuelta civil, como una huelga, obligándonos a repetir la misión.

El único objetivo, superar todas las misiones en cada país y monopolizar el mundo por completo.



¿Qué puedo decir yo al respecto como fan auténtico del cyberpunk? Pues que el juego es icónico por plantear semejante historia y jugabilidad, pero haciendo honor a la verdad, tenía sus brechas. En mi casa no entró un ordenador doméstico hasta que tuve 15, por lo que jugaba con una Megadrive, y el juego, alquilado, no tuvo nada de éxito en mi consola Sega en casa a mis 12 años. El control con el joy pad de sega era confuso, nada intuitivo, era necesario tener memorizado que cada botón de A, B y C tenían varias funciones sobre el comando de asesinos cyborg, según cuantas veces lo pulsaba, para dejar una opción de acción en grupo o en solitario preseteada. Los colores, oscuros, industriales, deprimentes, no eran nada motivadores, y el control de punteria de disparo, era muy confuso y costaba atinar a los enemigos. Un chasco para un chaval. Era un juego, que hubiese brillado en la época, en manos de un post adolescente, y no fue mi caso.
Hoy, le sigo dedicando algún rato en emulación vía android, o en la megadrive cuando la saco de la caja de zapatillas, y pese a que lo saboreo con otro prisma (poco objetiva, el de un friki choomer, sí, es cierto), no puedo reconocer que se aun juego divertido.

Nunca lo he jugado en PC y tal vez, gracias al cursor del ratón, la historia cambie mucho, porque sí que me enamoré de Dungeonkeeper, y de Theme Hospital en mi tardío PC, pero es que con ratón también he gozado de lo lindo con juegos distópicos de estrategia en tiempo real de otras casas como Laser Squad o Gender Wars (Dios como amé Gender Wars). Así que sospechó que se me ha pasado el arroz con éste clásico, pero aún así, merecía mi recordatorio en Los Sueños de Tungsteno. Porque no es fácil llegar al gran público respetando el cyberpunk con algo más que neones y brazos de acero, hace falta más, hace falta crudeza, violencia, corrupción, opresión y depresión, y en verdad Syndicate tenía y tiene todo eso.
La crítica en su estreno tampoco fue generosa, y opinaron sin piedad de lo que pareció la oveja negra de Bullfrog, y cuando menos nadie se lo esperaba, algún año después, llegaba la Computer gaming world y lo metía en el puesto 67 de los 100 mejores juegos de PC de la historia (hasta entonces).
Desde luego, no fue un juego mainstrem, pero se ha mantenido erguido hasta nuestros días. Tanto, que en realidad, Syndicate nunca murió, y se asentó, timidamente, como una saga con un universo propio, fiel al cyberpunk más oscuro e inmoral.
Se lanzó un paquete de expansión de misiones, Syndicate: American Revolt, y más tarde, con la llegada de la nueva generación, llegó Syndicate Wars para PC y Playstation, que renderizaba en gráficos 3D la misma idea original de las guerras corporativas con estrategia en tiempo real, pero que quedó en el olvido del amplio catálogo del monstruo de Sony.

LAS SECUELAS


Aquél Syndicate Wars se mantuvo fiel al juego original, con el lavado de cara gráfico que conservó la vista isométrica, En la nueva entrega, Eurocorp sufría un atentado online que deterioraba el uso de sus chips injertados de control mental y su nuevo enemigo no era un zaibatsu rival, si no una especie de iglesia de chiflados preparacionistas con tecnología alien recuperada de un hallazgo arqueológico en la tundra nórdica por un grupo de científicos.
Nuevas ciudades, nuevos rivales, nuevo arsenal de armas y escenarios como pro ejemplo la colonia lunar, a la que se llega mediante un ascensor orbital. Desde luego el lore cyberpunk no podría incluir elementos tan acertados, tan “gibsonianos y sólo pro ese lore y esos guiños, merece un breve repaso.
Además, técnicamente incluía novedades como que podíamos realizar el modo historia eligiendo facción, Eurocorp o La Iglesia, y añadía un modo multijugador en red, escasito, pero de agradecer en aquél 1996.
La crítica, absurda crítica, fue mejor para Syndicate en ésta ocasión, cuando sin embargo, nadie parece recordar éste juego, y muy pocos lo conservan en sus colecciones. Y con todas, aún, es el abuelo e inspiración directa reconocida de Satelite Reign.





No acabó ahí la cosa. En 2012 Starbreeze Studios y EA revivían la saga seis años después con un absoluto lavado de cara. Adiós a la estrategia en tiempo real, hola al fps y el tiroteo. Syndicate a secas, como si del original de Bullfrog se tratase, era el nuevo título del universo cyberpunk, reconvertido a un juego de disparos en primera persona con modo historia, un reboot para PC, Xbox360 y Playstation3.
Encarnaríamos a Miles Kilo, uno de los asesinos chippeados de Eurocorp, manteniéndo un lore suficientemente fiel al universo primigeneo cyberpunk que crearon Molyneux y Kevin Buckner.
Kilo será enviado a masacrar rivales corporativos pero descubrirá el terrible secreto de reclutamiento de Eurocorp, el chip que él mismo lleva injertado en su cráneo.

El nuevo universo Syndicate fue renovado con acierto pese a haber dado un giro de 360 grados a su modelo de juego clásico, añadió la necesaria temática de las redes de datos en un mundo cyberpunk, el dataverso, y un guión oscuro y conspiranoico, que ojo al dato, fue ni nada más ni nada menos que escrito por Richard K. Morgan , el papá de Takeshi Kovacs y el mundo de Carbono Modificado. No podía ser tan mala la vuelta de la franquicia a nuestras máquinas.
Y no lo fue, no, pero tampoco estuvo para tirar cohetes. El nuevo juego resolvía en su modo historia, con un motor gráfico y una jugabilidad en primera persona que recordaba mucho al Dark Messiah of Might & Magic, un juego 6 años anterior.
La crítica despellejó el juego, no llegó ni de lejos al pretendido AAA, e incluso algunos países prohibieron su venta por su alto contenido violento (no es para tanto) como fue Australia.
Técnicamente, gozabamos de un amplio arsenal de armas de fuego, gracias al chip injertado podíamos tener acceso a realidad aumentada, podíamos piratear los chips de otros cyborgs para persuadirlos, usarlos como aliados o llevarlos al suicidio incluso, el nuevo dataverso nos ofrecía puzzles que resolver... Tenía lo que el juego debía tener, pero algo lo dejaba cojo. Compararlo con Deus Ex lo dejaba en bragas, y fijaos que mundo más cruel para los choomers, que Deus Ex, igual que el reboot de Syndicate fue considerado un fracaso en ventas y pese a que había planeadas continuaciones, ambas sagas, llegaron a su fin para desgracia de los fans, y sobretodo una pena lo de Deus Ex a sabiendas que faltaba un tercer título por entregar en nuevas generaciones de la trilogía reboot de Jensen.
150 mil copias de Syndicate hicieron reconocer a EA que fue un riesgo y un error resucitar Syndicate.
Aún así, yo me lo compré y me lo pasé, y aunque lo disfruté, reconozco que un triple AAA no es, y que tampoco destaca técnicamente, que tan sólo la historia, con sus lagunas, y su ambientación, sus escenarios y todo lo relativo a la estética, si os gusta el cyberpunk, merece la pena porque tampoco lleva muchas horas acabárselo y en unos pocos días de vicio está listo.





Así que otra mítica saga cyberpunk que se extingue. ¿Alguien la resucitará algún día? ¿Y más ahora con el nuevo boom cyberpunk que nos van trayendo las grandes compañías de ocio con remakes, spin offs y reboots de Ghost In The Shell, Akira, Alita, Blade Runner o series como Altered Carbon? ¿Quién apuesta?

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