CYBERPUNK CORPORATIVO EN PIXELS
Mientras el calor derrite la
megalópolis, aprovecho la oscuridad de la noche para no derretirme
frente a la pantalla que despide calurosos haces de verde fósforo.
En la cocina solo tengo una litrona a media sin fuerza y cereales
pasados. Ok, al cuenco con los dos, seguramente una cosa potenciará
la otra y yo me nutro y me refresco a la vez.
Una cucaracha corretea por la pared y
las luces del holograma de streaptease del edifico de enfrente me
están volviendo loco, inundan mi apartamento como una marea
fluorescente de un mal viaje de wire
barato sudafricano.
Y aquí
estoy, sudando la gota, en gayumbos en un sofá despellejado de cuero
falso que se me pega a la piel como una jodida sanguijuela,
intentando escribir algo para ésta nueva semana.
¡Ouh!
¡Joder! La cosa se anima, un disparo, dos, me asomo por la ventana a
gachas a cotillear, ¡mierda! Una bala perdida acaba de entrar por mi
ventana hacia arriba y se ha abierto paso por el techo de sinteplast
como un dedo en la mierda recién cagada, qué fuerte, con suerte se
han cargado al hacker de arriba, ese sucio farsante se pasa las
noches conectado a V-Land embutido en un avatar de Lolita en el que
no le cabría ni una pierna en la vida real. ¿Que cómo lo se? No
preguntéis hostias.
Miralos,
son los tipos duros del Syndicate,
con sus gabardinas blindadas y sus implantes de última generación,
dando caza a algún youpie de la competencia. ¿Que no sabéis
quienes son esos tíos? ¿En que agujero habéis estado metidos los
últimos 26 años? La madre que los parió.
Era
1993 y la maravillosa Bullfrog
lanzó al mercado Syndicate
en multiplataforma 16 bits y ordenadores. Bullfrog
son unos de los chicos británicos que más hecho de menos en ésto
de los videojuegos. Sus títulos me han hecho gozar como un perro.
Allí estaban en 1987 Les
Edgar
y el gurú Molyneux
al frente de la joven empresa de entretenimiento, estrenándose por
todo lo alto con Populous,
toma ya, ¡boom!. Y después puedo hablar de Dungeonkeeper
y de Theme Hospital
(uno de los juegos de PC más vendidos del mundo), pero hoy se lo
dedicaremos a Syndicate.
Bullfrog
fue
absorbida por EA,
y Molyneux
abandonó el barco por discrepancias creativas, una multi no puede
cortarle las alas a un búho tan sabio y venerable, así que voló, y
los restos de Bullforg,
sin capitán al timón, pasaron a ser EA
UK,
y de ahí a la desaparición, sin sumar ningún acierto más a parte
de un port de Quake
III
de PC a la videoconsola del momento de Sony.
Osea, nada.
Año
2096, la esencia del cyberpunk
convertido en un juego de estrategia en tiempo real. Las
megacorporaciones han suplantado a los gobiernos de forma definitiva,
y la guerra de competencia desleal ha explotado, extracciones de
personal, robo de I+D, espionaje industrial, extorsiones, secuestros
y atentados encubiertos entre corporaciones que actúan como
sindicatos del crímen enviando unas contra otras pequeños grupos de
expertos sicarios ciber aumentados.
El
único objetivo es apoderarse del control global por la fuerza
silenciosa.
Esos
pequeños escuadrones de la muerte, con sus gabardinas negras
escondiendo armas de gran calibre y brillantes partes cromadas en sus
cuerpos suplantando antiguos músculos y huesos, se adentran en los
centros de negocios y las barriadas del downtown de cada gran ciudad
de cada país, para eliminar la resistencia armada de sus rivales y
apoderarse de sus mercados de formas poco decorosas pero muy
efectivas.
Controlados
mediante un chip
por la corporación Eurocorp,
estos asesinos natos son marionetas sanguinarias manejados por las
cuerdas invisibles del poder en los despachos de los áticos de los
rascacielos de acero y cristal.
Habrá
daños colaterales, siempre los hay, civiles, policias, muchos
viudos, viudas y huérfanos, pero la cuenta corriente de la
megacorporación no puede dejar de crecer.
Y
bajo ese sanguinario y despiadado marco de futuro distópico,
teníamos Syndicate,
un juego revolucionario por su lore
corporativo del cercano futuro sombrío, en el que manejaríamos a 4
asesinos profesionales que viajarían por todo el globo, país a
país, reduciendo a la competencia mediante distintas misiones que
cumplir en tiempo real.
Teníamos
desde asesinatos de un individuo rival en concreto, hasta su
secuestro mediante el uso de armas “hipnóticas”, o masacres de
civiles en plena vía pública para sembrar el miedo.
Controlaríamos
al pequeño escuadrón en grupo o de forma individual, y
recorreríamos los escenarios isométricos industriales y mustios de
un cercano futuro neo bahuaus, decorados con algún neón de night
club de vez en cuando, a píe o en vehículos. Podríamos tratar de
mantener el incógnito el mayor tiempo posible, o desenfundar el arma
e ir sembrando el pánico entre la población, llamando la atención
de la seguridad ciudadana y de nuestros rivales del zaibatsu
contrario.
Tras
cada misión completada con éxito, con o sin bajas en nuestro
equipo, podíamos aumentar a los miembros de nuestro escuadrón, con
implantes de protección, reflejos, velocidad, y todo un amplio
catálogo cibernético de brillantes repuestos quirurgicos,
convirtiendo a nuestros agentes en temibles cyborgs poco a poco.
Cada
nuevo país cuya sede corporativa había sido derrotada, pasaba a
formar parte de la red corporativa de nuestra compañía, y podíamos
gestionar los impuestos de la nueva colonia corporativa, de forma que
considerasemos más beneficiosa, con los riesgos de una revuelta
civil, como una huelga, obligándonos a repetir la misión.
El
único objetivo, superar todas las misiones en cada país y
monopolizar el mundo por completo.
¿Qué
puedo decir yo al respecto como fan auténtico del cyberpunk?
Pues que el juego es icónico por plantear semejante historia y
jugabilidad, pero haciendo honor a la verdad, tenía sus brechas. En
mi casa no entró un ordenador doméstico hasta que tuve 15, por lo
que jugaba con una Megadrive, y el juego, alquilado, no tuvo nada de
éxito en mi consola Sega en casa a mis 12 años. El control con el
joy pad de sega era confuso, nada intuitivo, era necesario tener
memorizado que cada botón de A, B y C tenían varias funciones sobre
el comando de asesinos cyborg, según cuantas veces lo pulsaba, para
dejar una opción de acción en grupo o en solitario preseteada. Los
colores, oscuros, industriales, deprimentes, no eran nada
motivadores, y el control de punteria de disparo, era muy confuso y
costaba atinar a los enemigos. Un chasco para un chaval. Era un
juego, que hubiese brillado en la época, en manos de un post
adolescente, y no fue mi caso.
Hoy,
le sigo dedicando algún rato en emulación vía android, o en la
megadrive cuando la saco de la caja de zapatillas, y pese a que lo
saboreo con otro prisma (poco objetiva, el de un friki choomer, sí,
es cierto), no puedo reconocer que se aun juego divertido.
Nunca
lo he jugado en PC y tal vez, gracias al cursor del ratón, la
historia cambie mucho, porque sí que me enamoré de Dungeonkeeper,
y de Theme Hospital
en mi tardío PC, pero es que con ratón también he gozado de lo
lindo con juegos distópicos de estrategia en tiempo real de otras
casas como Laser
Squad
o Gender Wars
(Dios como amé Gender
Wars).
Así que sospechó que se me ha pasado el arroz con éste clásico,
pero aún así, merecía mi recordatorio en Los Sueños de Tungsteno.
Porque no es fácil llegar al gran público respetando el cyberpunk
con algo más que neones y brazos de acero, hace falta más, hace
falta crudeza, violencia, corrupción, opresión y depresión, y en
verdad Syndicate
tenía y tiene todo eso.
La
crítica en su estreno tampoco fue generosa, y opinaron sin piedad de
lo que pareció la oveja negra de Bullfrog,
y cuando menos nadie se lo esperaba, algún año después, llegaba la
Computer gaming
world
y lo metía en el puesto 67 de los 100 mejores juegos de PC de la
historia (hasta entonces).
Desde
luego, no fue un juego mainstrem,
pero se ha mantenido erguido hasta nuestros días. Tanto, que en
realidad, Syndicate
nunca murió, y se asentó, timidamente, como una saga con un
universo propio, fiel al cyberpunk
más oscuro e inmoral.
Se
lanzó un paquete de expansión de misiones, Syndicate:
American Revolt,
y más tarde, con la llegada de la nueva generación, llegó
Syndicate Wars
para PC y Playstation, que renderizaba en gráficos 3D la misma idea
original de las guerras corporativas con estrategia en tiempo real,
pero que quedó en el olvido del amplio catálogo del monstruo de
Sony.
LAS SECUELAS
Aquél
Syndicate Wars
se mantuvo fiel al juego original, con el lavado de cara gráfico que
conservó la vista isométrica, En la nueva entrega, Eurocorp
sufría un atentado online que deterioraba el uso de sus chips
injertados de control mental y su nuevo enemigo no era un zaibatsu
rival, si no una especie de iglesia de chiflados preparacionistas con
tecnología alien recuperada de un hallazgo arqueológico en la
tundra nórdica por un grupo de científicos.
Nuevas
ciudades, nuevos rivales, nuevo arsenal de armas y escenarios como
pro ejemplo la colonia lunar, a la que se llega mediante un ascensor
orbital. Desde luego el lore cyberpunk
no podría incluir elementos tan acertados, tan “gibsonianos”
y
sólo pro ese lore
y esos guiños, merece un breve repaso.
Además,
técnicamente incluía novedades como que podíamos realizar el modo
historia eligiendo facción, Eurocorp
o La Iglesia,
y añadía un modo multijugador en red, escasito, pero de agradecer
en aquél 1996.
La
crítica, absurda crítica, fue mejor para Syndicate
en ésta ocasión, cuando sin embargo, nadie parece recordar éste
juego, y muy pocos lo conservan en sus colecciones. Y con todas, aún,
es el abuelo e inspiración directa reconocida de Satelite
Reign.
No
acabó ahí la cosa. En 2012 Starbreeze
Studios
y EA
revivían la saga seis años después con un absoluto lavado de cara.
Adiós a la estrategia en tiempo real, hola al fps
y el tiroteo. Syndicate
a secas, como si del original de Bullfrog
se tratase, era el nuevo título del universo cyberpunk,
reconvertido a un juego de disparos en primera persona con modo
historia, un reboot
para
PC, Xbox360 y Playstation3.
Encarnaríamos
a Miles Kilo,
uno de los asesinos chippeados
de Eurocorp,
manteniéndo un lore
suficientemente fiel al universo primigeneo cyberpunk
que crearon Molyneux
y
Kevin Buckner.
Kilo
será enviado a masacrar rivales corporativos pero descubrirá el
terrible secreto de reclutamiento de Eurocorp,
el chip que él mismo lleva injertado en su cráneo.
El
nuevo universo Syndicate
fue renovado con acierto pese a haber dado un giro de 360 grados a su
modelo de juego clásico, añadió la necesaria temática de las
redes de datos en un mundo cyberpunk,
el dataverso, y un guión oscuro y conspiranoico, que ojo al dato,
fue ni nada más ni nada menos que escrito por Richard
K. Morgan
, el papá de Takeshi
Kovacs y
el mundo de Carbono
Modificado.
No podía ser tan mala la vuelta de la franquicia a nuestras
máquinas.
Y
no lo fue, no, pero tampoco estuvo para tirar cohetes. El nuevo juego
resolvía en su modo historia, con un motor gráfico y una
jugabilidad en primera persona que recordaba mucho al Dark
Messiah of Might & Magic,
un juego 6 años anterior.
La
crítica despellejó el juego, no llegó ni de lejos al pretendido
AAA, e incluso algunos países prohibieron su venta por su alto
contenido violento (no es para tanto) como fue Australia.
Técnicamente,
gozabamos de un amplio arsenal de armas de fuego, gracias al chip
injertado podíamos tener acceso a realidad aumentada, podíamos
piratear los chips de otros cyborgs para persuadirlos, usarlos como
aliados o llevarlos al suicidio incluso, el nuevo dataverso nos
ofrecía puzzles que resolver... Tenía lo que el juego debía tener,
pero algo lo dejaba cojo. Compararlo con Deus
Ex
lo dejaba en bragas, y fijaos que mundo más cruel para los choomers,
que Deus Ex,
igual que el reboot
de Syndicate
fue considerado un fracaso en ventas y pese a que había planeadas
continuaciones, ambas sagas, llegaron a su fin para desgracia de los
fans, y sobretodo una pena lo de Deus
Ex
a sabiendas que faltaba un tercer título por entregar en nuevas
generaciones de la trilogía reboot
de Jensen.
150
mil copias de Syndicate
hicieron reconocer a EA
que fue un riesgo y un error resucitar Syndicate.
Aún
así, yo me lo compré y me lo pasé, y aunque lo disfruté,
reconozco que un triple AAA no es, y que tampoco destaca
técnicamente, que tan sólo la historia, con sus lagunas, y su
ambientación, sus escenarios y todo lo relativo a la estética, si
os gusta el cyberpunk,
merece la pena porque tampoco lleva muchas horas acabárselo y en
unos pocos días de vicio está listo.
Así
que otra mítica saga cyberpunk
que se extingue. ¿Alguien la resucitará algún día? ¿Y más ahora
con el nuevo boom cyberpunk
que nos van trayendo las grandes compañías de ocio con remakes,
spin offs y reboots de Ghost
In The Shell, Akira, Alita, Blade Runner
o series como Altered
Carbon? ¿Quién apuesta?
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