miércoles, 5 de diciembre de 2018

BLAME!


TSUTOMU NIHEI


Hoy voy a compartir con vosotros mis impresiones sobre Blame!, un manga de corte distópico que la crítica cataloga de cyberpunk pero que yo no, aunque me parece muy interesante con sus fallos y sus aciertos.
No soy un otaku ni un especial amante del manga, no señor, por lo que quizás algunas de mis apreciaciones, sean directamente desechadas por los más puristas, por lectores entrenados en lo que considero, un tipo de cómic con una idiosincrasia y unas características muy marcadas, capaces de despistar al lector ocasional occidental. El sentido del humor nipón, el terror nipón, y otros géneros y subgéneros empleados en sus obras, son muy personales y propios del país del sol naciente, y a mi, me cuesta coger muchas, por el mero hecho de no estar familiarizado con ello ni compartir su punto de vista social y artístico a cerca de las cosas. Quizás, ellos tampoco se rían de Torrente, ni les gusten las películas de Almodovar ni Alex de La iglesia, o sí...no se...sólo divago...pero creo que me hago entender. Porque del mismo modo que un manga, en ocasiones se me hace lioso, impreciso, o difícil de leer por falta de fluidez entre viñetas (sin contar cuando nos toca leerlas de derechas a izquierdas), el cine de terror asiático con toda esa colección de supersticiones y matices folclóricos desconocidos para el occidental de a píe, o las películas de Kurosawa, son igualmente poco accesibles al espectador ocasional, para el stalker.
Y ahí en el medio estoy yo, que sin considerarme un experto en el tema, he adquirido una cultura general al respecto del mundo del manga, que me permite mantenerme a flote, pero que insisto, quizás horrorice a los más involucrados.



Blame! Es obra de Tsutomu Nihei, un señor del que se bastante poco, y del que he leído bastante poco, a excepción de éste Blame! Que capturó mi pupila en la tienda de cómics por primera vez el año pasado, gracias a una reedición de 6 grandes tomos editados por Panini Manga.
Muy resumidamente, el mangaka, nacido en Fukushima, estudió arquitectura y se dedicó a la ilustración y creación de historias. Este dato es muy significativo, ya que en Blame!, una de las principales características, e incluso señas de identidad, es precisamente la arquitectura, de la que hablaremos un poco más adelante, pero conviene tenerlo muy en cuenta.

Los títulos más destacados del autor, giran todos en torno al mismo universo artístico, considerándose precuelas no oficiales unas de otras, conformando un ciclo histórico no completamente vinculado, con Biomega, Noise y Blame! En ese orden cronológico literario, aunque no en orden cronológico de creación, ya que en realidad Tsutomu los concibió hacia atrás en el tiempo, siendo Blame! Su primera obra de éxito. Obviamente, todas estas tres obras, son de corte CIFI.

LA GRAN MEGA CIUDAD


¿Qué es Blame! ? Eso es lo primero que empecé a preguntarme en cuanto acabé el primer tomo de los 6. Quedé profundamente confundido, obligado a darle varias vueltas de tuerca para sacar conclusiones, y releer las páginas más confusas, para tratar de sacar alguna conclusión del guión, la historia y sus personajes y entorno.

Todo en Blame! Comienza por sorpresa, sin paños calientes y a lo loco, y va sucediéndose sin grandes explicaciones, pocos bocadillos y menos píes de viñeta, nada de nada. Y esto es algo que como barajaba antes, debe ser una constante en el mundo del manga, ya que me ocurre a menudo con Masamune Shirow. Si me dejase llevar por la pereza, quizás hubiese ido a devolver el cómic a la librería, más liado que la pata de un romano, pero consideré continuar comprando entregas, con la esperanza de comprender Blame! Ya que, hace poco recordábamos que en Neuromante, Gibson, tampoco nos ponía en situación antes de abrir el grifo de la historia, e iba soltándonos descripciones como aquél que improvisa, con una prosa esquiva, y hasta que uno no lee la trilogía del Sprawl entera, no es capaz de hacerse una idea global del entorno, lore y sociedad del universo literario cyberpunk creado por Gibson. Así que la falta de información no debería ser un escoyo, y lo asumí como un reto que aporta misterio al desarrollo de la historia.

Fui sacando mis propias conclusiones, que como avisaba antes, igual, no son las más acertadas, pero son las que yo saqué. Entendí que la humanidad estaba mermada en ese futuro distópico de Blame!, que son pocos, y están dispersos e incomunicados en un nuevo mundo urbano, postindustrial, casi infinito, una exageración del concepto Sprawl, algo mucho más allá de las megaconurbaciones y las arcologías, una monstruosidad de cemento y edificios colmena infinitos y laberínticos.
Ahí toma protagonísmo el conocimiento arquitectónico de Tsutomu, edificios imposibles, corredores y pasarelas, ascensores, y ángulos que engañan al ojo humano como una obra de M.C. Escher.
Esta ciudad interminable, crece continuamente, sin control, con un programado pero anárquico esquema llevado a cabo por unas enormes criaturas conocidas como “constructores”, que parecen orgánicos pero son mecánicos, como enormes organismos cyborg, programados para no dejar de construir nunca. Así que la ciudad, es lo más parecido a un entorno vivo,de hormigón y acero, pero vivo, no para de crecer, de cambiar, como un tejido, o como el propio universo en expansión tras el big bang. Es un concepto increíble, muy atractivo, pero mientras leemos nos preguntamos ¿por qué? Y apenas nos dan respuestas.



Quizás, algo que me irrita, es haber obtenido información adicional de ésta titánica construcción, que nadie me facilita en el manga, en internet. Me da rabia, me fastidia, porque en el manga debería haber conseguido toda la información necesaria, y ese es uno de los aspectos que como llevo diciendo todo mi artículo, me desespera de los cómics japoneses, ¿por qué tengo que adivinar conceptos nada intuitivos? Me saca del entorno, me limita. El caso es que parece ser, que no iba desencaminado, pero que hay más detrás de esa gran ciudad creciente. Según pude leer, Tsutomu decidió dar algunas pistas en la precuela Noise, edición posterior a Blame! , que ya he adquirido y que tengo pendiente de leer, pero en la que supuestamente descubriríamos que la Tierra comenzó a crecer y crecer autoconstruyendo éstos edificios colmena, hasta que perdió el control y comenzó a crecer sobre si misma y su órbita, miles y miles de pisos de altura, devorando la Luna incluso. Que maravillosa monstruosidad, es colosal, titánico, que despropósito más pantagrüelico. Me encanta. ¿No es llevar al extremo el conflicto de la superpoblación y la destrucción del entorno? Me resulta una idea genial, original, y fantásticamente desproporcionada.

Entonces tendremos que ir descubriendo, en ésta retorcida lectura rococó, por qué la construcción automatizada de la Tierra se fue de madre. Y nos adentramos en la chicha gorda, hay tela que cortar.

EL VIAJE DE KILLY


En ese inhóspito hábitat de cemento y tuberías verticales hasta el infinito y más allá, hay un héroe solitario, un protagonista sin recuerdos, de pocas palabras, tibio y con aspecto de no saber por dónde le pega el aire en ningún momento. Su nombre es Killy, y poco más sabemos de él desde que abrimos el primer tomo, hasta casi casi cerramos el sexto. Seguimos obteniendo info a cuenta gotas, sacando nuestras propias conclusiones, viéndonos en la obligación de ejercitar nuestra imaginación y unir cabos con dudas y sin mucha convicción.
Killy viaja solo por las calles y niveles de la ciudad sin fin, como un ronin, otro concepto que el occidental quizás no entienda, pero que tiene su símil en el cowboy norteamericano. Un tipo nómada, sin hogar, que ejerce su propia justicia en su camino de supervivencia. Bueno, lo mismo, lo mismo no es, el cowboy suele ser un granuja y el ronin se rige por un código de comportamiento muy estricto, pero ahí ahí, para entendernos. El objetivo de su viaje es encontrar supervivientes humanos portadores del gen de conexión
Tsutomu sigue liando la madeja, el gen de conexión. ¿Que es eso? Me pregunté al instante. Poco a poco a descubrí, que el quid de la cuestión gira en torno a ello, y tomo tras tomo nos permiten por fin hacernos una sinopsis general del objetivo de nuestro protagonista, sin spoilers.
Aparentemente, la humanidad, en su zenit tecnológico, creó a los “constructores” y también a otros droides de defensa conocidos como “la salvaguardia”, como siempre, para mejorar la calidad de vida de la humanidad, y llevar a la especie humana lo más lejos posible en su desarrollo evolutivo. Todo estaba programado y controlado mediante una nueva especie de ciberespacio o internet conocido como netsphere, a la que la humanidad se conectaba de forma orgánica, sin interfaces analógicos, gracias a los avances tecnobiológicos, que permitieron a la especie propagarse sobre la tierra con la nueva herencia genética del gen de conexión. El concepto me asombra, es un paso más en la CIFI tradicional, la unión absoluta del hombre y la red, un concepto darwinista, la evolución inducida, el metahumano. Como cabía esperar, un buen día, todo se fue al garete, la humanidad perdió el control sobre su creación, los códigos se corrompieron, las inteligencias artificiales reescribieron los códigos, y la salvaguardia comenzó a considerar a sus creadores, los humanos, como un error, el enemigo, o donde mi punto de vista sobre la obra toma una nuevo concepto...como un virus informático.
La gran ciudad de Blame!, está viva, crece, y está habitada por diferentes tipos de organismos en su interior. Pero cuando entendí la segunda dimensión de Blame!, la virtual, comencé a entender la obra como una alegoría de un sistema informático, incluso, con la poca información que nos facilitan, llegué a imaginar que el final se desencadenaría por esos derroteros. La ciudad funciona como un enorme sistema informático, con zonas bajo distintos protocolos de seguridad, escaneadas continuamente por los salvaguardias desde la netsphere, en busca de “bioware” intruso como los humanos. Y cuando la netsphere detecta los virus, elimina enviando a la salvaguardia.



Desde luego, es una visión muy cyberpunk que funde la humanidad con la tecnología, pero es tan extrema, y nos transporta a algún punto de la humanidad tan lejano, que yo no lo ingresaría en el subgénero. Más bien supera el cyberpunk, Blame! Adelanta por la derecha al viejo monovolúmen cyberpunk por la autopista de la CIFI, quitándole las pegatinas en un deportivo aerodinámico, sacándole mucha distancia a aquél subgénero de los 80. Y es normal, porque estamos ya en el siglo XXI, y el cyberpunk tradicional, comienza a quedarnos pequeño, comienza a parecerse demasiado al presente, y la ficción nos ve capaces de llegar mucho más lejos. Blame! Lo pone de manifiesto en un concepto techno faraónico, maravilloso.

LOS GENES DE CONEXION


Explicado qué es Blame! En mis propios términos, seguiremos a Killy por la axfisiante y claustrofóbica ciudad en su búsqueda de los últimos humanos nacidos con genes de conexión, para retomar el control sobre la netsphere y la salvaguardia
La humanidad, generación tras generación, volvió a una techno edad de piedra, perdiendo el acceso a la netsphere y por tanto al conocimiento universal acumulado por la humanidad siglos atrás.
Esta otra idea también es acojonante, porque claro, en una sociedad que aboga cada día más por la tecnología, las redes, y deposita una confianza ciega en los sistemas informatizados... El día que la humanidad pierda su red, perderá todo. Todo funciona ya hoy gracias a las líneas de datos, todo se ejecuta desde un teclado, ya no hay palancas, poleas, ni cabrestantes, todo funciona con un .exe. Todo se pone en marcha con un botonazo, la luz, el agua corriente, la televisión..¡todo!. El día que la humanidad haya jugado todas sus cartas a sus redes y sistemas, y éstos fallen, nos veremos de vuelta a encender velas y cavar pozos, y nadie recordará como hacían las cosas nuestros ancestros, y sin acceso a manuales, tutoriales e información, estaremos solos ante el universo y sus designios, como en las cavernas, obligados a reaprenderlo todo. Suena agorero y paranóico, pero es bastante real. Blame! Exprime el concepto. Los clanes humanos viven a cientos de niveles unos de otros, aislados, sin conocer nada los unos de los otros, en la ignorancia y el desconocimiento, creyéndose los únicos habitantes de su mundo, como una antigua tribu del amazonas que no ha tenido contacto con otras tribus en siglos. Hay humanos que mantienen algunas ventajas tecnológicas gracias a prospecciones arqueológicas, o gracias a la tradición oral, otros han mutado...etc.
La gran ciudad de Blame! Alberga todo un nuevo ecosistema homínido por descubrir.
Killy también se topará con los siliceos, cyborgs y droides con libre albedrío, ajenos a las ordenes y comandos del plan de programación de la salvaguardia
Y por supuesto, la propia salvaguardia, el antivirus del sistema, sintéticos cazadores, letales, capaces de materializarse como por arte de magia en cualquier parte de la gran mega estructura, lo que me reforzaba la idea de que toda la construcción funcionaba como las entrañas de un sistema informático, de un ordenador, ya que los ejecutores de la salvaguardia parecen autocrearse mediante nanoconstrucción o quién sabe que ingenio imaginado en secreto por Tsutomu. Porque es otro de los secretos que el tipo se guarda mientras todo se desarrolla, volvemos al asunto de la parquedad en explicaciones que me hagan más verosímil la ficción. ¿Aunque llegados a éste punto para qué las necesito? Comienzo a entender cómo debo asumir el manga, sin preguntas.

Podemos hablar de algunos detalles a cerca de los misterios que el argumento de Blame! Nos propone, como el arma de destrucción masiva portada por Killy, su pistola de particulas gravitacionales (o algo así) que cada vez que le jala el gatillo desintegra cinco niveles de la colmena. O también los no menos enigmáticos personajes que irán uniéndose o enfrentándose a Killy a su reomería, como Cibo o Sana-Khan, y cada cual aporta su grano de arena para convertirlo todo en un galimatías cada vez mayor, que en ocasiones arroja algo de luz a los misterios propuestos, pero que por lo general, han de ser releídos tres o cuatro veces.



EL ESTILO


Hecha la introducción, ya es responsabilidad vuestra castigaros el cerebro con ésta compleja historia de cyborgs, inteligencias artificiales y escarceos con la realidad virtual. Dicho así, parece una tortura, pero ya os dije que el arte de Blame! Fue lo que me dejó de piedra frente al mueble de tebeos de la tienda. La portada me miró como una gorgona y me dejó de piedra. Y es que el arte y estilo de Blame! Es un atractivo poderoso y adictivo.
Los seis tomos están editados en blanco y negro, con algunas páginas especiales a color con técnicas poco convencionales, que rompen la monocromía de sus hermosos tomos de cientos de hojas.
La estética de Blame! Es la de un boceto muy fino, agresivo, de trazo fuerte y remarcado.
Encontraremos páginas en las que no leeremos ni una sola conversación, a parte de onomatopeyas explosivas en caracteres japoneses, ya sabéis que encontraremos pocas explicaciones en las conversaciones de los protagonistas, dejando casi todo a la libre interpretación de cada uno.
Los personajes son largos, estilizados, como de El Greco, y no veremos prácticamente ni una sola sonrisa en sus rostros, ni tampoco una mueca de desagrado, son hieráticos como arte pictórico egipcio. Esto nos transmite una correcta deshumanización de los personajes, en ese futuro oscuro y tecnócrata, carente de sentimientos.

Los salvaguardias y los siliceos son criaturas casi de terror, medio orgánicas medio mecánicas, con formas de pesadilla, extremidades punzantes, diseñados para hacer daño con sólo mirarlos. Parecen sacados de una pesadilla, o una bizarra visión futurista sado y boundage. Outfits y diseños techno góticos. A veces me recuerda a H.R. Giger. No es un cómic amable.
La importancia arquitectónica de la mega estructura colmena es angosta, deprimente, irreal e imposible. El escorzo arquitectónico se alcanza en algunas pasarelas y escalinatas serpenteantes totalmente inconstruibles que desafían salomónicamente a la gravedad y cualquier ángulo de visión dentro de la cordura.
Toda esa irrealidad de pesadilla reforzaba mi teoría de que en realidad todo fuese una alegoría de un sistema informático, una realidad dentro de la máquina, matrices dentro de matrices. Porque física y tecnológicamente, el mundo de Blame!, es imposible, y menos desde la mente de un arquitecto. Tiene ese punto alegórico en todo momento.



Los combates son violentos, despiadados, dinámicos aunque algo liosos.
En ocasiones encontraremos ilustraciones de criaturas amorfas, mutantes, o experimentos genéticos, absolutamente grotescos, dignos de Cronemberg, masas de carne viva y latente repugnantes.
Y en resumen, visualmente es un capricho adulto que ningún fan de la CIFI ni el manga debería perderse, o eso creo yo,

Si os interesa y le hecháis valor, os aconsejo encarcecidamente éste viaje techno lisérgico en viñetas.

INFLUENCIA


Blame! No termina en los 6 tomos que Panini Manga pone a nuestra disposición en las librerías. Recordemos que tenemos las precuelas Noise y Bioemega, con los que yo me voy a poner casi de inmediato, y no sólo eso, también existe un tomo exclusivo, y corto, como guinda al pastel de Blame! Titulado Blame!2 .

Por último tenemos el film de animación en Netflix. Bueno... debo decir que no es una película que me haya entusiasmado tras leer los tebeos, pero como otras películas clásicas de anime que resumen un manga completo (casos de Akira o Ghost in the Shell), sirve de ayuda para enfocar algunos conceptos que tal vez no nos hayan quedado claros en el denso material ilustrado, pero es totalmente imposible meter todas esas páginas en 90 minutos de animación.
La animación en sí, es fideligna, y se centra en el grueso resumido de la historia de Blame!, acortando todo el periplo de Killy en los episodios más distintivos de la obra. Blame! En una pildora. La estética no llega a transmitir lo mismo que en las viñetas monocromas, y exceptuando las secuencias de acción, se me hace pobre y monótono.
No considero que sea un buen film, y quizás, si optáis por verlo antes de leerlo, os quedéis a medio gas, como con casi todas las películas de Netflix, ya conocéis mi opinión al respecto de sus buenas intenciones pero sus malas ejecuciones. Sin embargo si recomiendo su visionado tras la lectura, como añadido. Es como con Akira, es mejor leerlo y luego verlo, porque verlo sólo, aunque es todo un espectáculo, nos va a dejar algo confusos.



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