TSUTOMU NIHEI
Hoy voy a compartir con vosotros mis
impresiones sobre Blame!, un
manga de corte distópico
que la crítica cataloga de cyberpunk
pero que yo no, aunque me parece muy interesante con sus fallos y sus
aciertos.
No
soy un otaku
ni un especial amante del manga, no señor, por lo que quizás
algunas de mis apreciaciones, sean directamente desechadas por los
más puristas, por lectores entrenados en lo que considero, un tipo
de cómic con una idiosincrasia y unas características muy marcadas,
capaces de despistar al lector ocasional occidental. El sentido del
humor nipón, el terror nipón, y otros géneros y subgéneros
empleados en sus obras, son muy personales y propios del país del
sol naciente, y a mi, me cuesta coger muchas, por el mero hecho
de no estar familiarizado con ello ni compartir su punto de vista
social y artístico a cerca de las cosas. Quizás, ellos tampoco se
rían de Torrente,
ni les gusten las películas de Almodovar
ni Alex de La
iglesia,
o sí...no se...sólo divago...pero creo que me hago entender. Porque
del mismo modo que un manga, en ocasiones se me hace lioso,
impreciso, o difícil de leer por falta de fluidez entre viñetas
(sin contar cuando nos toca leerlas de derechas a izquierdas), el
cine de terror asiático con toda esa colección de supersticiones y
matices folclóricos desconocidos para el occidental de a píe, o las
películas de Kurosawa,
son igualmente poco accesibles al espectador ocasional, para el stalker.
Y
ahí en el medio estoy yo, que sin considerarme un experto en el
tema, he adquirido una cultura general al respecto del mundo del
manga, que me permite mantenerme a flote, pero que insisto, quizás
horrorice a los más involucrados.
Blame!
Es obra de Tsutomu
Nihei,
un señor del que se bastante poco, y del que he leído bastante
poco, a excepción de éste Blame!
Que capturó mi pupila en la tienda de cómics por primera vez el año
pasado, gracias a una reedición de 6 grandes tomos editados por
Panini Manga.
Muy
resumidamente, el mangaka,
nacido
en Fukushima,
estudió arquitectura y se dedicó a la ilustración y creación de
historias. Este dato es muy significativo, ya que en Blame!,
una de las principales características, e incluso señas de
identidad, es precisamente la arquitectura, de la que hablaremos un
poco más adelante, pero conviene tenerlo muy en cuenta.
Los
títulos más destacados del autor, giran todos en torno al mismo
universo artístico, considerándose precuelas no oficiales unas de
otras, conformando un ciclo histórico no completamente vinculado,
con Biomega, Noise
y
Blame!
En ese orden cronológico literario, aunque no en orden cronológico
de creación, ya que en realidad Tsutomu
los concibió hacia atrás en el tiempo, siendo Blame!
Su primera obra de éxito. Obviamente, todas estas tres obras, son de
corte CIFI.
LA GRAN MEGA CIUDAD
¿Qué
es Blame! ?
Eso es lo primero que empecé a preguntarme en cuanto acabé el
primer tomo de los 6. Quedé profundamente confundido, obligado a
darle varias vueltas de tuerca para sacar conclusiones, y releer las
páginas más confusas, para tratar de sacar alguna conclusión del
guión, la historia y sus personajes y entorno.
Todo
en Blame!
Comienza por sorpresa, sin paños calientes y a lo loco, y va
sucediéndose sin grandes explicaciones, pocos bocadillos y menos
píes de viñeta, nada de nada. Y esto es algo que como barajaba
antes, debe ser una constante en el mundo del manga, ya que me ocurre
a menudo con Masamune
Shirow.
Si me dejase llevar por la pereza, quizás hubiese ido a devolver el
cómic a la librería, más liado que la pata de un romano, pero
consideré continuar comprando entregas, con la esperanza de
comprender Blame!
Ya que, hace poco recordábamos que en Neuromante,
Gibson,
tampoco nos ponía en situación antes de abrir el grifo de la
historia, e iba soltándonos descripciones como aquél que improvisa,
con una prosa esquiva, y hasta que uno no lee la trilogía del Sprawl
entera, no es capaz de hacerse una idea global del entorno, lore y sociedad
del universo literario cyberpunk
creado por Gibson.
Así que la falta de información no debería ser un escoyo, y lo
asumí como un reto que aporta misterio al desarrollo de la historia.
Fui
sacando mis propias conclusiones, que como avisaba antes, igual, no
son las más acertadas, pero son las que yo saqué. Entendí que la
humanidad estaba mermada en ese futuro distópico
de Blame!, que
son pocos, y están dispersos e incomunicados en un nuevo mundo
urbano, postindustrial, casi infinito, una exageración del concepto
Sprawl,
algo mucho más allá de las megaconurbaciones y las arcologías, una
monstruosidad de cemento y edificios colmena infinitos y
laberínticos.
Ahí
toma protagonísmo el conocimiento arquitectónico de Tsutomu,
edificios imposibles, corredores y pasarelas, ascensores, y ángulos
que engañan al ojo humano como una obra de M.C. Escher.
Esta
ciudad interminable, crece continuamente, sin control, con un
programado pero anárquico esquema llevado a cabo por unas enormes
criaturas conocidas como “constructores”, que parecen orgánicos
pero son mecánicos, como enormes organismos cyborg, programados para
no dejar de construir nunca. Así que la ciudad, es lo más parecido
a un entorno vivo,de hormigón y acero, pero vivo, no para de crecer,
de cambiar, como un tejido, o como el propio universo en expansión
tras el big bang. Es un concepto increíble, muy atractivo, pero
mientras leemos nos preguntamos ¿por qué? Y apenas nos dan
respuestas.
Quizás,
algo que me irrita, es haber obtenido información adicional de ésta
titánica construcción, que nadie me facilita en el manga,
en internet. Me da rabia, me fastidia, porque en el manga
debería haber conseguido toda la información necesaria, y ese es
uno de los aspectos que como llevo diciendo todo mi artículo, me
desespera de los cómics japoneses, ¿por qué tengo que adivinar
conceptos nada intuitivos? Me saca del entorno, me limita. El caso es
que parece ser, que no iba desencaminado, pero que hay más detrás
de esa gran ciudad creciente. Según pude leer, Tsutomu
decidió dar algunas pistas en la precuela Noise,
edición
posterior a Blame!
, que ya he adquirido y que tengo pendiente de leer, pero en la que
supuestamente descubriríamos que la Tierra comenzó a crecer y
crecer autoconstruyendo éstos edificios colmena, hasta que perdió
el control y comenzó a crecer sobre si misma y su órbita, miles y
miles de pisos de altura, devorando la Luna incluso. Que maravillosa
monstruosidad, es colosal, titánico, que despropósito más
pantagrüelico. Me encanta. ¿No es llevar al extremo el conflicto de
la superpoblación y la destrucción del entorno? Me resulta una idea
genial, original, y fantásticamente desproporcionada.
Entonces
tendremos que ir descubriendo, en ésta retorcida lectura rococó,
por qué la construcción automatizada de la Tierra se fue de madre.
Y nos adentramos en la chicha gorda, hay tela que cortar.
EL VIAJE DE KILLY
En
ese inhóspito hábitat de cemento y tuberías verticales hasta el
infinito y más allá, hay un héroe solitario, un protagonista sin
recuerdos, de pocas palabras, tibio y con aspecto de no saber por
dónde le pega el aire en ningún momento. Su nombre es Killy,
y poco más sabemos de él desde que abrimos el primer tomo, hasta
casi casi cerramos el sexto. Seguimos obteniendo info a cuenta gotas,
sacando nuestras propias conclusiones, viéndonos en la obligación
de ejercitar nuestra imaginación y unir cabos con dudas y sin mucha
convicción.
Killy
viaja solo por las calles y niveles de la ciudad sin fin, como un
ronin,
otro concepto que el occidental quizás no entienda, pero que tiene
su símil en el cowboy
norteamericano.
Un tipo nómada, sin hogar, que ejerce su propia justicia en su
camino de supervivencia. Bueno, lo mismo, lo mismo no es, el cowboy suele ser un granuja y el ronin se rige por un código de comportamiento muy estricto, pero ahí
ahí, para entendernos. El objetivo de su viaje es encontrar
supervivientes humanos portadores del gen
de conexión.
Tsutomu
sigue liando la madeja, el gen
de conexión.
¿Que es eso? Me pregunté al instante. Poco a poco a descubrí, que
el quid de la cuestión gira en torno a ello, y tomo tras tomo nos
permiten por fin hacernos una sinopsis general del objetivo de
nuestro protagonista, sin spoilers.
Aparentemente,
la humanidad, en su zenit tecnológico, creó a los “constructores”
y también a otros droides de defensa conocidos como “la
salvaguardia”, como siempre, para mejorar la calidad de vida de la
humanidad, y llevar a la especie humana lo más lejos posible en su
desarrollo evolutivo. Todo estaba programado y controlado mediante
una nueva especie de ciberespacio o internet conocido como netsphere,
a la que la humanidad se conectaba de forma orgánica, sin interfaces
analógicos, gracias a los avances tecnobiológicos, que permitieron a
la especie propagarse sobre la tierra con la nueva herencia genética
del gen de
conexión.
El concepto me asombra, es un paso más en la CIFI
tradicional, la unión absoluta del hombre y la red, un concepto darwinista, la evolución inducida, el metahumano.
Como cabía esperar, un buen día, todo se fue al garete, la
humanidad perdió el control sobre su creación, los códigos se
corrompieron, las inteligencias artificiales reescribieron los
códigos, y la salvaguardia
comenzó a considerar a sus creadores, los humanos, como un error, el
enemigo, o donde mi punto de vista sobre la obra toma una nuevo
concepto...como un virus informático.
La
gran ciudad de Blame!,
está viva, crece, y está habitada por diferentes tipos de
organismos en su interior. Pero cuando entendí la segunda dimensión
de Blame!,
la virtual, comencé a entender la obra como una alegoría de un
sistema informático, incluso, con la poca información que nos
facilitan, llegué a imaginar que el final se desencadenaría por
esos derroteros. La ciudad funciona como un enorme sistema
informático, con zonas bajo distintos protocolos de seguridad,
escaneadas continuamente por los salvaguardias
desde la netsphere,
en busca de “bioware” intruso como los humanos. Y cuando la
netsphere
detecta los virus, elimina enviando a la salvaguardia.
Desde
luego, es una visión muy cyberpunk
que funde la humanidad con la tecnología, pero es tan extrema, y nos
transporta a algún punto de la humanidad tan lejano, que yo no lo
ingresaría en el subgénero. Más bien supera el cyberpunk,
Blame!
Adelanta por la derecha al viejo monovolúmen cyberpunk
por
la autopista de la CIFI,
quitándole las pegatinas en un deportivo aerodinámico, sacándole
mucha distancia a aquél subgénero de los 80. Y es normal, porque
estamos ya en el siglo XXI, y el cyberpunk
tradicional, comienza a quedarnos pequeño, comienza a parecerse
demasiado al presente, y la ficción nos ve capaces de llegar mucho
más lejos. Blame!
Lo pone de manifiesto en un concepto techno
faraónico,
maravilloso.
LOS GENES DE CONEXION
Explicado
qué es Blame!
En mis propios términos, seguiremos a Killy
por la axfisiante y claustrofóbica ciudad en su búsqueda de los
últimos humanos nacidos con genes
de conexión, para retomar el control sobre la netsphere y la salvaguardia.
La humanidad, generación tras generación, volvió a una techno edad
de piedra, perdiendo el acceso a la netsphere
y por tanto al conocimiento universal acumulado por la humanidad
siglos atrás.
Esta
otra idea también es acojonante, porque claro, en una sociedad que
aboga cada día más por la tecnología, las redes, y deposita una
confianza ciega en los sistemas informatizados... El día que la
humanidad pierda su red, perderá todo. Todo funciona ya hoy gracias
a las líneas de datos, todo se ejecuta desde un teclado, ya no hay
palancas, poleas, ni cabrestantes, todo funciona con un .exe. Todo se
pone en marcha con un botonazo, la luz, el agua corriente, la
televisión..¡todo!. El día que la humanidad haya jugado todas sus
cartas a sus redes y sistemas, y éstos fallen, nos veremos de
vuelta a encender velas y cavar pozos, y nadie recordará como
hacían las cosas nuestros ancestros, y sin acceso a manuales,
tutoriales e información, estaremos solos ante el universo y sus
designios, como en las cavernas, obligados a reaprenderlo todo. Suena
agorero y paranóico, pero es bastante real. Blame!
Exprime el concepto. Los clanes humanos viven a cientos de niveles
unos de otros, aislados, sin conocer nada los unos de los otros, en la ignorancia y el desconocimiento, creyéndose los únicos habitantes de su mundo, como una antigua
tribu del amazonas que no ha tenido contacto con otras tribus en
siglos. Hay humanos que mantienen algunas ventajas tecnológicas
gracias a prospecciones arqueológicas, o gracias a la tradición oral, otros han
mutado...etc.
La gran ciudad de Blame!
Alberga todo un nuevo ecosistema homínido por descubrir.
Killy
también se topará con los siliceos,
cyborgs y droides con libre albedrío, ajenos a las ordenes y
comandos del plan de programación de la salvaguardia.
Y por supuesto, la propia salvaguardia,
el antivirus del sistema, sintéticos cazadores, letales, capaces de
materializarse como por arte de magia en cualquier parte de la gran
mega estructura, lo que me reforzaba la idea de que toda la
construcción funcionaba como las entrañas de un sistema
informático, de un ordenador, ya que los ejecutores de la
salvaguardia
parecen autocrearse mediante nanoconstrucción o quién sabe que
ingenio imaginado en secreto por Tsutomu.
Porque es otro de los secretos que el tipo se guarda mientras todo se
desarrolla, volvemos al asunto de la parquedad en explicaciones que
me hagan más verosímil la ficción. ¿Aunque llegados a éste punto
para qué las necesito? Comienzo a entender cómo debo asumir el
manga,
sin preguntas.
Podemos
hablar de algunos detalles a cerca de los misterios que el argumento
de Blame!
Nos propone, como el arma de destrucción masiva portada por Killy,
su pistola de
particulas gravitacionales (o
algo así) que cada vez que le jala el gatillo desintegra cinco
niveles de la colmena. O también los no menos enigmáticos
personajes que irán uniéndose o enfrentándose a Killy
a su reomería, como Cibo
o Sana-Khan,
y cada cual aporta su grano de arena para convertirlo todo en un
galimatías cada vez mayor, que en ocasiones arroja algo de luz a los
misterios propuestos, pero que por lo general, han de ser releídos
tres o cuatro veces.
EL ESTILO
Hecha
la introducción, ya es responsabilidad vuestra castigaros el cerebro
con ésta compleja historia de cyborgs, inteligencias artificiales y
escarceos con la realidad virtual. Dicho así, parece una tortura,
pero ya os dije que el arte de Blame!
Fue lo que me dejó de piedra frente al mueble de tebeos de la
tienda. La portada me miró como una gorgona y me dejó de piedra. Y
es que el arte y estilo de Blame!
Es un atractivo poderoso y adictivo.
Los
seis tomos están editados en blanco y negro, con algunas páginas
especiales a color con técnicas poco convencionales, que rompen la
monocromía de sus hermosos tomos de cientos de hojas.
La
estética de Blame!
Es la de un boceto muy fino, agresivo, de trazo fuerte y remarcado.
Encontraremos
páginas en las que no leeremos ni una sola conversación, a parte de
onomatopeyas explosivas en caracteres japoneses, ya sabéis que
encontraremos pocas explicaciones en las conversaciones de los
protagonistas, dejando casi todo a la libre interpretación de cada
uno.
Los
personajes son largos, estilizados, como de El
Greco,
y no veremos prácticamente ni una sola sonrisa en sus rostros, ni
tampoco una mueca de desagrado, son hieráticos como arte pictórico
egipcio. Esto nos transmite una correcta deshumanización de los
personajes, en ese futuro oscuro y tecnócrata, carente de
sentimientos.
Los
salvaguardias
y los siliceos
son criaturas casi de terror, medio orgánicas medio mecánicas, con
formas de pesadilla, extremidades punzantes, diseñados para hacer
daño con sólo mirarlos. Parecen sacados de una pesadilla, o una
bizarra visión futurista sado
y boundage. Outfits y diseños techno góticos. A veces me recuerda a H.R.
Giger.
No es un cómic amable.
La
importancia arquitectónica de la mega estructura colmena es angosta,
deprimente, irreal e imposible. El escorzo arquitectónico se alcanza
en algunas pasarelas y escalinatas serpenteantes totalmente
inconstruibles que desafían salomónicamente a la gravedad y
cualquier ángulo de visión dentro de la cordura.
Toda
esa irrealidad de pesadilla reforzaba mi teoría de que en realidad
todo fuese una alegoría de un sistema informático, una realidad
dentro de la máquina, matrices dentro de matrices. Porque física y
tecnológicamente, el mundo de Blame!,
es imposible, y menos desde la mente de un arquitecto. Tiene ese
punto alegórico en todo momento.
Los
combates son violentos, despiadados, dinámicos aunque algo liosos.
En
ocasiones encontraremos ilustraciones de criaturas amorfas, mutantes,
o experimentos genéticos, absolutamente grotescos, dignos de
Cronemberg,
masas de carne viva y latente repugnantes.
Y
en resumen, visualmente es un capricho adulto que ningún fan de la
CIFI
ni el manga
debería perderse, o eso creo yo,
Si
os interesa y le hecháis valor, os aconsejo encarcecidamente éste
viaje techno
lisérgico
en viñetas.
INFLUENCIA
Blame!
No termina en los 6 tomos que Panini
Manga
pone a nuestra disposición en las librerías. Recordemos que tenemos
las precuelas Noise
y Bioemega,
con los que yo me voy a poner casi de inmediato, y no sólo eso,
también existe un tomo exclusivo, y corto, como guinda al pastel de
Blame!
Titulado Blame!2
.
Por
último tenemos el film de animación en Netflix.
Bueno... debo decir que no es una película que me haya entusiasmado
tras leer los tebeos, pero como otras películas clásicas de anime
que
resumen un manga
completo
(casos de Akira
o
Ghost in the
Shell),
sirve de ayuda para enfocar algunos conceptos que tal vez no nos
hayan quedado claros en el denso material ilustrado, pero es
totalmente imposible meter todas esas páginas en 90 minutos de
animación.
La
animación en sí, es fideligna, y se centra en el grueso resumido de
la historia de Blame!,
acortando todo el periplo de Killy
en los episodios más distintivos de la obra. Blame!
En una pildora. La estética no llega a transmitir lo mismo que en
las viñetas monocromas, y exceptuando las secuencias de acción, se
me hace pobre y monótono.
No
considero que sea un buen film, y quizás, si optáis por verlo antes
de leerlo, os quedéis a medio gas, como con casi todas las películas
de Netflix, ya
conocéis mi opinión al respecto de sus buenas intenciones pero sus
malas ejecuciones.
Sin
embargo
si recomiendo su visionado tras la lectura, como añadido. Es como
con Akira,
es mejor leerlo y luego verlo, porque verlo sólo, aunque es todo un
espectáculo, nos va a dejar algo confusos.
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