FLASHBACK
Esta última semana la realidad me está
aplastando un poco con su bendita rutina y sus consecuencias
padecidas por la mayoría de los mortales en el occidente civilizado.
Nada de lo que pueda quejarme realmente , ya se sabe que todo puede
ir peor, aunque mejor también. Pero aquí lloriqueos ninguno, el
problema es que me queda poco tiempo para huir a éste mi rincón
personal de relax y esparcimiento personal compartido, pero gracias
a Dios, y al transporte público, al menos saco rato para devorar
libros y tebeos con toneladas de CIFI. Aún y con esas, me gusta esconderme aquí como poco, un rato a la semana, y me esfuerzo por ello.
He podido tocar menos las video
consolas últimamente, pero gracias a la tecnología portátil, he
podido escaquearme del trabajo y las obligaciones con algunas
cositas, y una de ellas, ha sido un título que aunque parezca que
puede servirme para pasar media horita rápida, da más quebraderos
de cabeza de los que recordaba en mi época escolar cuando lo probé
en la Megadrive de Sega.
EL JUEGO
Allá por 1992, el mundo de los
videojuegos, y mi generación escolar, tuvimos la suerte de recibir
un titulo que hoy se ha convertido en un incunable por méritos
propios, Flashback, que celebra su 25 aniversario con un
jugoso remaster HD para Nintendo Switch, que pronto (finales de éste
Octubre) llegará también a PS4 y XBOX en una edición coleccionista
que no deberíais perderos. Así que el título está más vivo y de
moda que nunca.
Para cualquier amante de los
videojuegos CIFI, el cyberpunk, y la retro cultura,
Flashback es leyenda. Delphine Software, compañía
francesa nacida en 1988, con Paul
de Senneville
y Paul
Cuisset
(padre de la criatura en cuestión) al mando, ya nos había
sorprendido con algunos títulos clásicos como Future
Wars,
y justo el año antes de nuestro juego protagonista de hoy, se
lucieron a lo grande con Another
World,
del que Flashback
heredó múltiples características que comentaremos más adelante.
El futuro de la compañía parecía un camino de flores y éxitos,
con titulazos como los descritos, y éxitos de ventas asombrosos en
Europa por aquél momento (un total de 750.000 copias hasta 1995 que
convirtieron a Flashback
en un record
Guiness
oficial, ostentando la medalla del video juego francés más vendido
de la historia), pero la industria del videojuego no es un paseo por
el campo un domingo de Abril. En 1993 crearon la compañía
subsidiaria Adeline,
que desaparece en 2002, para que finalmente en 2003 Delphine
fuese vendida a Doki
Denki,
e irremediablemente en 2004 quebrase y cerrase, habiéndose centrado
desde entonces en la franquicia Moto
Racer
y dejando algunos juegos para el recuerdo (no precisamente por su
calidad técnica, ni jugable, si no más bien por lo contrario) como
Shaq-Fu,
el innombrable juego de lucha y artes marciales con la ex estrella de
los Orlando
Magic
como protagonista, que es entrañable desde luego, pero no es bueno
ni de lejos. ¿Qué decir al respecto?. Flashback
en cuestión fue distribuido por U.S. Gold.
Así
que si por algo recordaremos el trabajo de nuestros vecinos galos, es
por el juego que nos concierne hoy y su hermano mayor, Another
World.
Este predecesor de Flashback,
que merece una review personalizada para otro momento, destacó
principalmente por su brillante historia de ciencia ficción y
fantasía, y la mecánica y estética del juego, que se desarrolló
sobre lo ya visto años atrás (1989) en Prince of Persia. Un juego
de aventura y plataformas, en 2D horizontales sin scroll de fondo, si
no pantallas individuales conectadas, y gráficos rotoscopiados que
se convirtieron en la principal seña de identidad de éstos tres
títulos. Flashback
exprimió todas estas características al máximo por ser el último
y más reciente juego diseñado al completo siguiendo éstas pautas.
La
aventura nos pone en el papel de Conrad,
un estudiante del cercano año 2140, y comenzamos con una atropellada
huida de lo que parece ser algún tipo de centro de retención o
penitenciario en el que para más INRI,
se han asegurado de darnos un “blowmind”
al más puro estilo Desafío
Total
en Total
Recall,
y nos han borrado la memoria. Por lo que Conrad
no sabe quién es, ni por qué huye, pero su yo del pasado se ha
asegurado de ir dejándonos pistas al más puro estilo Douglas
Quaid.
La huida y búsqueda de los recuerdos de Conrad
nos hará recorrer zonas incivilizadas del exterior de las urbes,
ciudades retro futuristas con toda la estética industrial y
cyberpunk
de
Blade
Runner;
Participaremos en despiadados concursos televisivos como en The
Running Man,
y todo para al final regresar a la Tierra y descubrir una horrible
verdad que involucra a una raza alienígena infiltrada desde hace
tiempo entre los humanos. Pese a que el argumento va en
crescendo
hacia una trama mucho más transhumanista
que un clásico argumento cyberpunk,
toda la estética cumple con los cánones tal y como hemos comentado
antes y como reflejo en los guiños o similitudes que a lo largo del
juego podemos encontrarnos con otras películas o novelas CIFI.
Superar los niveles requería ingenio, reflejos, y paciencia, mucha
paciencia, no es un juego de plataformas de cualquier mascota de una
compañía desarrolladora, no, era un plataformas maduro, serio y con
mala uva.
El
juego exige repetir una y otra vez el recorrido de las fases en el
orden correcto, mejorando cada intento, como una yincana
narrativa, en la que gracias a los saltos exactos, desenfundar el
arma más rápido que nuestros enemigos, y recoger los ítems
necesarios sin caer en trampas de seguridad mortales que
desintegrarán molecularmente a Conrad,
pues avanzaremos en el desarrollo de esa historia conspiranoica.
Mucho
hablamos ahora del Dark
Souls,
de los juegos difíciles, de cómo nos desesperamos...Pero yo cada
vez que rejuego un clásico retro,
de la generación de 8 ó 16 bits, me da la sensación de que me he
vuelto peor jugador con los años. ¿Pero si me he pasado el Ninja
Gaiden Sigma,
y el Dark
Souls II?
¿Qué me pasa cuando enchufo el Abu
Simbel Profanation,
o éste mismo Flashback,
que necesito una hora y media como poco para conseguir el primer
password?
Estos juegos de hace décadas no son moco de pavo, y suponen todo un
reto para cualquier jugador de cualquier generación, y reto a los
que se consideren millenials
o de la generación
Z
a intentarlo de la forma más saludable y animosa posible. Porque
como decía al empezar ésta entrada del blog,
Flashback
no nos sirve para desconectar media hora, nos vamos a comer una hora
o dos en resolver la primera fase, y vamos a querer más.
Quizás sea que antes, cuando comprábamos un juego, el juego, que apenas ocupaba un puñado de megas en comparación con los gigas actuales, estaba ideado para resultar un reto duradero, que nos tuviese ocupados el máximo tiempo posible, comprimido todo en poco espacio (virtualmente hablando), lo que obligaba a ponerle unos niveles de dificultad (principalmente basada en los reflejos del jugador y su memoria) elevados. Mientras que actualmente, caemos y caemos desde un undécimo piso, como en La Haine, en un vacío de ansiedad y consumismo que nos empuja a quererlo todo de inmediato, sentirnos recompensados en la mayor brevedad posible, sin sufrimiento, sin sudar, mermando nuestra capacidad de superación, nuestro interés por esforzarnos, y nuestra tolerancia a la frustración. porque actualmente tenemos juegos muy largos, y muy bellos, pero con una generosa curva de satisfacción entre el desarrollo y los objetivos cumplidos. O eso... o me hago viejo y cascarrabias, lento y pedorro.
El
juego es una maravilla en mayúsculas, y si visitas Tungsteno
Dreams,
no creo que me equivoque al recomendartelo a todas luces, porque te
va a encantar. El original está disponible en Amiga,
PC
(MS-DOS), Mega
Drive,
Super
Nintendo,
Jaguar
(Atari)
y Sega
CD,
para disfrutarlo en su salsa, pero no problema, porque el remake
del que informaba al inicio del texto, nos lo va a poner en bandeja
en nuestras nuevas máquinas, y aunque le han dado un lavado de cara
HD (texturas, resolución, etc..), han activado la posibilidad de
Vista Clásica para jugarlo tal cual, de un modo similar a la
remasterización de The
Monkey Island
en consolas de nueva generación.
EL LEGADO
El
universo de Flashback
se expandió con una precuela cómic por Marvel,
escrito por James
Moore,
con textos de Rick
Parker
y dibujado por Mike
Harris
(Spiderman
y The
Punisher)
y Frank
Percy
(Lobezno
y The
Punisher
también)
.Incluso se comercializó un doble CD de música, que no era la del
juego, pero estaba inspirada en su universo, compuesto por Jean
Baudlot
(también conocido como Laurent
Vaguener
y Eurorepresentante
de Mónaco
en el 79 para Eurovisión)
y Fabrice
Visserot,
con algunas pistas en las que las atmosferas wave, librerías de
sinths y los vibes retro son los protagonistas, pero que tampoco
componen un álbum musical electrónico en su totalidad, si no una
BSO atmosférica con tracks
de persecución, suspense, y otras tantas recreaciones musicales
escenográficas.
Hubo
secuelas de Flashback,
sí, Fade
to black
para PS3, que nos ponía de nuevo en el papel de Conrad,
pero no gozaría del reconocimiento y aceptación de la obra magna
del videojuego rotoscopiado,
ya que se lanzó al gráfico 3D (aquél primigenio de polígonos
gordos) compitiendo con prematuras genialidades como Resident
Evil
o Tomb
Raider,
que le quitaron las pegatinas y lo derribaron a la cuneta del futuro
del videojuego. Creo (no me atrevo a asegurarlo) que se trató de
publicar una tercera entrega, que bebía de la primera directamente,
para Game
Boy Advance,
y que iba a titularse Flashback
Legends,
pero ahí ya me meto en un jardín del que no se si sabré salir
dignamente si abro más la bocaza.
La
sombra de Flashback
es alargada y así lo percibo, pudiendo encontrar
reminiscencias más actuales en otros videojuegos de CIFI
actuales
o recientes de nueva generación, como Remember
Me de
Capcom,
en el que una joven protagonista en un Paris cyberpunk,
se ve envuelta en una techno
odisea por recuperar sus recuerdos digitalizados, guión que parece
beber en cierto modo de la historia cyberpunk
de nuestro amnésico Conrad
envuelto en un sainete future
noire,
y que casualidad o posible homenaje de Capcom,
que el juego se desarrollase en Paris, lugar de nacimiento de
Flashback.
Otro título en el que encuentro partículas del legado Flashback,
es el indie
DEX,
otra estricta historia cyberpunk
con toques de rol y plataformas, desarrollado en un mapeado de pantallas independientes en 2D de estética
retro,
en la que la protagonista debe resolver fases de plataforma en
plataforma y liquidando enemigos en una vista plana horizontal. Ya
les daré su protagonismo a ambos en el cercano y distópico futuro.
¿Qué
más puedo añadir a la memoria de ésta perla de la corona?
Seguramente mucho más, porque es un juego que ha removido la memoria
colectiva y que sigue haciéndolo 25 años después, pero mis
conocimientos, investigaciones, y opiniones personales tras jugarlo
llegan hasta aquí.
Hasta la próxima.
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