domingo, 3 de marzo de 2019

EL CHICO ARTIFICIAL, DE BRUCE STERLING

POCO PUNK Y MUCHAS NUECES



El tiempo de carga de archivos ha sido largo y tedioso, pero una vez más, aquí llega el paquete de datos semanal que genera los sueños de Tungsteno.

Hoy, voy a la carga con otra de las obras de uno de los padres del movimiento cyberpunk, Bruce Sterling, de quien ya hemos hablado anteriormente con su obra Islas enla red, así que vamos a ahorrarnos las presentaciones, y si queréis podéis revisionar aquella entrada que dejo linkada.
El libro de hoy en cuestión es El chico artificial. La edición antigua de Icaro que he tenido la oportunidad de leer en español entre mis manos, resumía la sinopsis del tomo como:

 “Una novela ciberpunk
 “Ambicioso...vertiginoso...un intrépido nuevo mundo con un shock futurista casi constante” 
 “Absorbernte, original...una congelada porción de la historia futura...altamente imaginativa”.

En fin. Altamente imaginativa sí desde luego, pero ni cyberpunk ni gaitas. Le ocurre lo mismo que a Islas en al red, poco punk y muchas nueces. Del círculo cyberpunk primigeneo y el posterior, creo que Sterling es sin duda, el más sobrevalorado autor del círculo.

La obra nos lleva al planeta Reveria, nos saca de la Tierra y sus órbitas, incluso del sistema solar, llevándonos a un planeta imaginario, que descubriremos, coquetea más con la fantasía que con la ciencia, encajando mejor en el concepto de space opera que en el de cyberpunk, insisto.
Porque el cyberpunk, si algo considero que debe cumplir, es con el punk, y eso incluye reflejos de la sociedad actual, y proyecciones de la futura, atendiendo a problemas reales como la política, el crimen, el capitalismo salvaje y la consiguiente deshumanización del individuo civil y productivo, drogas, alienación y tal vez algunas cuestiones filosóficas que enfrenten los planteamientos de Descartes del “pienso luego existo” en el transhumanismo tecnológico, las inteligencias artificiales, la humanización de las máquinas, o los entornos virtuales. Y El chico artificial no propone nada de ésto, más allá de un poco de biónica y aumentos transhumanos para decorar a un protagonista insulso, con una opaca moraleja difícil de digerir en sus espaldas, y una odisea planetaria más pulp que otra cosa. Vamos con ello.



REVERIA Y EL ENTORNO SPACE OPERA


Planeta Reveria, antiguo hogar de una extinta raza alienígena, un lugar con diferentes hábitats y zonas ecológicas de lo más disparatadas, con una flora y fauna extraña y lisérgica. 
Su capital, Telset, ciudad con un poco de punk, dónde la mejor forma de pertenecer a un estatus social elevado es dedicarse al negocio del entretenimiento, el arte de la violencia y su industria televisiva. Mientras los habitantes de Telset buscan su sitio en su sociedad, las estaciones orbitales que giran fuera del planeta, albergan a la élite intelectual y política del planeta. Una vez más, el escenario cyberpunk del “arriba y abajo” explotado hasta la saciedad que hace poco vimos de nuevo en Alita.

Nuestro protagonista, al que todo el mundo llama Chico (en abreviatura del título del libro), es un vanidoso cyborg gladiador de lucha callejera, una modalidad de entretenimiento reglamentada que puede convertirse en una jugosa fuente de beneficios en el planeta Reveria. Los gladiadores, miembros del gremio, se retan y combaten en repetidas ocasiones entre ellos o con pandillas callejeras completas, en pos de entretener al público.
Estas peleas, se producen de modo espontáneo en ocasiones en lugares públicos de la delimitada zona de combate, o son concertadas, y son retransmitidas en stream en directo por el canal televisivo planetario. Así, cada gladiador, como Chico, suele ir acompañado de unos drones de video que a modo de reality show, retransmiten continuamente las extravagancias de éstos gladiadores, sus peleas, y su vida en general convirtiéndose así en celebrities e influencers. Cuantas más visualizaciones tenga el gladiador, más beneficios se lleva.
La idea es genial, prometedora, es una visión temprana de Youtube o Twitch, me encanta. Y ya la hemos visto brevemente adaptada, y muy posiblemente inspirada por éste mismo libro vista la similitud, en otras entradas, como en la del videojuego RememberMe, que para haber pasado tan desapercibido, añadía contenidos de lore tan curiosos como éste mismo, con el cazador de insurgentes Xmas Kid siempre acompañado de sus drones de video.
Es una idea cyberpunk y distópica buenísima, con mucho jugo, pero Sterling la deja evaporarse en las páginas del libro, en pos de un cuentecillo de planetas exóticos, mal llevado, con giros surrealistas, y un nudo narrativo apolillado y rancio en mi humilde opinión, que nada tiene que ver con el cyberpunk por muchos galones que se lleve en la pechera, y parece más bien un weird tale extendido sin píes ni cabeza.



CHICO, EL CYBORG VANIDOSO


Chico es el número uno en lo suyo, el rey del nunchaku. Es fuerte, simpático, guapo, fotogénico, invicto, rico, frívolo, tremendamente vanidoso, inalcanzable... y por eso mismo es envidiado y odiado por el resto de gladiadores. Sus aumentos biológicos y mejoras cibernéticas (muy poco científicas por cierto y demasiado galácticas) le convierten en un hueso duro de roer para el resto de candidatos al primer puesto del podio.
En un símil del rock star, Chico es un narcisista drogadicto, incapaz de empatizar con nadie más que no sea él. Ambicioso, sociópata, hambriento siempre de más éxito y más fama, de más éxito en su canal de gladiador, pudiéndolo equiparar en la sociedad actual al ansia y necesidad de likes, followers o me gusta y pulgares hacia arriba para mantenerse siempre en el trending topic de los gladiadores. 
Chico no es sólo artificial entonces por sus implantes genéticos, sus operaciones estéticas, su plastipelo impecable en cualquier situación, ni sus mejoras de combate subcutáneas, si no por su forma de ser, y ése es el quid de la cuestión en verdad, el secreto oculto en el juego de palabras que da título al libro.
La moraleja de Chico, reside, en que es artificial, no por sus injertos y mejoras, si no por su forma de entender la vida, siempre dependiendo de vender una imagen perfecta, esclavo de su audiencia, bajo la coraza de estrella inalcanzable de la jet set reveriana. Como todos los adictos a las redes sociales actuales y los problemas diagnosticados que ello ya conlleva en nuestra sociedad actual como nomofobia, depresiones, y otras patologías derivadas del uso de nuevas tecnologías y nuestro afán por desparramar purpurina sobre nuestras vidas en la red con fotos y citas en muros y perfiles.
Hasta ahí todo parece bastante interesante y podría haber dado mucho juego. Pero ahora empezamos a desdibujar todo este entorno idóneo para un relato cyberpunk y comenzamos con el desvarío creativo de Sterling mucho más próximo a la ciencia ficción clásica de cuando él era un mozo.

Chico es en realidad, y es conocedor de ello, la nueva identidad del profesor Rominuald Tanglin excolaborador del científico desaparecido Dr.Crossbow. Es costumbre en Reveria, que cuando uno se hace demasiado viejo, transfiera su “espíritu”, su “identidad” o llamémoslo “software biológico” a un nuevo cuerpo, más joven, para alargar la longevidad. Y quien en su momento fue un sabio, decidió transferirse a un nuevo cuerpo, con un formateo de identidad, y convertirse en Chico. Realmente, parece paradójico, que fuese útil o deseable, abandonar un cuerpo, para albergar otro, sin mantener nuestros recuerdos, nuestra experiencia. Pero en el curioso proceso tecno-científico de cambio, lo que Crossbow deja a Chico, son unas bitácoras acerca de su yo anterior, con unos tutoriales para su yo futuro. Parece otra idea sublime, genial, algo que cuaja mucho con una buena historia de CIFI, pero en el desarrollo de la novela perderá fuelle y se enturbiarán éstos conceptos generando un pequeño caos al respecto que a mi no me gustó mucho. En resumen, Chico sabe quién fue, y se llama a sí mismo, o mejor dicho, a su yo del pasado, “mentor”. Esto acapara mi atención, haciéndome recordar la gloriosa idea que tuvo una vez un amigo mío, que me dijo:

Si yo pudiese viajar en el tiempo, viajaría al día de mi nacimiento, me raptaría, y me traería de vuelta al presente, para educarme a mí mismo y hacer de mí la persona que siempre he querido ser

Semejante paradoja hace aguas por todas partes, porque ya no serías tú mismo, tú no puedes dejar de ser tú, educarías a una copia genética de ti, que no serías tú,sería otra persona, por mucha satisfacción que te diese aplicar la educación que consideres necesaria a tu nuevo yo, y disfrutases de sus logros obtenidos.
Suena a galimatías, pero creo que podemos resumirlo, en que no podemos trasladar nuestras satisfacciones ni ambiciones a terceros. El típico caso del padre que vive su tiempo perdido y enmenda sus errores a través de su hijo. No sirve de nada.
Y tal vez sólo por eso, volviendo al libro, Sterling vuelque ciertas frustraciones de sí mismo en modo de ficción (o no, yo que se, no soy psicólogo) en Crossbow convertido en Chico, el gusano, la crisálida y la mariposa. Metamorfosis. Y el concepto de metamorfosis sí que va a ser una constante y ya veremos por qué, creo que doy en el clavo.



Y ahí está Chico, de fiesta en fiesta, dándole al nunchaku, al fornicio, a la droga, con sus otros colegas gladiadores que parecen sacados de un cómic de súper héroes casposos y galácticos de los 50 con pieles de colores y texturas cutáneas elementales, con pintas de mutantes inverosímiles, con sus pomposos diálogos nada punk, rimbombantes, con tanta flema y protocolo que pareciese que estuviésemos leyendo un relato de una sociedad feudal, medieval, que por momentos me expulsa de la lectura con rechazo incluso. Chico en ocasiones habla como un señor de familia romana del antiguo imperio, o un petulante decano de comedia americana universitaria, no puedo imaginarme un gladiador cyborg con sus renglones. No corresponde a un cercano futuro, y ahí revindico de nuevo, que se puede parecer mucho más a Dune (salvando las distancias, por Shai Hulud) que a ninguna obra cyberpunk. Además las costumbres de la sociedad reveriana son demasiado exquisitas, chocantes, parece la nobleza de los zares en vez de una panda de gladidores urbanos. Es como un neo imperio romano decadente y superficial. Disfrutan del ballet, otros personajes son célibes voluntarios manifestando desagrado por cualquier práctica sexual, hay ordenes clericales influyentes, castas, jerarquías... Es un desaguisado galáctico feudal disfrazado de cyberpunk con otras de las más clásicas predicciones futuristas al uso como la desaparición de barreras sexuales y la aceptación del “agénero” , etc.
Cosa, por cierto, a la que Sterling da mucho más protagonismo del que la historia necesita para continuar. Parece que le gusta hacer mucho hincapíe en una constante y desinibida visión de la sexualidad en la sociedad reveriana. Intuyo, que pudo estar influenciado por el verano del amor y el movimiento hippie para darle tanta vuelta al torno con ésto en su ficción.

Sentadas éstas bases que desmontan cualquier atisbo de considerarla una obra cyberpunk, pasamos al desarrollo a grandes rasgos.
El chollo de la buena vida se le acaba a Chico y su cuadrilla cuando unos gladiadores rivales le tienden una trampa en uno de los fiestorros que su agente Many ofrece en su mansión, y se ve en la obligación de huir a la mar con un grupo de curiosos compañeros de naufragio que incluyen otro gladiador, la religiosa Santa Ana nacida Dos Veces y el anciano filósofo Moses.

DE GUSANO A MARIPOSA


Durante su deriva en medio del alta mar, pasando las calamidades del hambre, la sed y la insolación, Sterling aprovecha para atiforrarnos con transfondos planos, de personajes sin carisma, con sus vivencias y su background insípido y desastroso a modo de confesiones unos con los otros en una embarcación de recreo sin destino alguno. El grupo de protagonístas han sido privados de su vida, sus comodidades y ahora sus cabezas tienen precio porque el poder en Telset ha cambiado de manos y ya no son celebridades influyentes. Lo que fácil viene, fácil se va. Qué moraleja.
Y como en una versión disparatada y CIFI de el club de los cinco, no les queda más remedio que atormentarse unos a otros con sus vidas y memorias en la barca, hasta morir de hambre o hundirse.
Este inicio de contacto social, humano, o ejercicio empático, siembra la semilla de la metamorfosis de Chico, leit motiv principal de la obra.

Esta Santa Ana, es precisamente, uno de los elementos más discordantes y a la vez desencadenantes de hechos de la propia novela, una mala copia de las Benne Geserit de Dune, sin poderes psiónicos ni preconscientes pero con una férrea convicción en sus sacramentos, que además aporta el punto ecologísta y animalista a la novela, con unos capítulos de regresión y flashback en los que Sterling nos cuenta que era una especie de investigadora de animales en vías de extinción. Un toquecito ecologísta para el mensaje de la novela tal vez, pero que es que tampoco aporta nada a la historia como tal, mientras bostezamos hartos de pasar páginas en las que no sucede nada.

Esta parte del desarrollo es un engrudo de ideas y mini relatos inconcluyentes que no aportan nada a ninguna historia ni objetivo en concreto. Es como si el libro evolucionase al azar, al libre albedrío, sin orden ninguno, improvisado.
La parte de flashback del anciano Moses es un tostón socio político de castas galácticas que no sirve para prácticamente nada de hecho. Es mi opinión, ojo.

Y cuando nada puede ir a peor, cielo santo, no quiero spoilear, pero ya lo siguiente es abominablemente rocambolesco, y para qué contároslo cuando podéis leerlo, incluye junglas alienígenas, criaturas voladoras, momentos que parecen sacados de la película El Lago azul, y casi cualquier cosa que pensáis que no tendría cabida en ésta novela. Una caja de sorpresas indigestas.

Ahorrándome detalles y spoilers, avanzando la lectura a la sopa boba, abordaré el concepto de la novela, la moraleja, la metáfora, llamémoslo x, que como anunciaba antes es precisamente el cambio, la metamorfosis, el proceso de evolución personal de Chico, el descubrimiento de nuevos sentimientos, de sensaciones soterradas bajo su antiguo yo de Rominuald Tanglin, Creo que es eso en lo que Sterling quiere centrar ésta obra, pero con el batiburrillo que me ha ofrecido por el camino, yo ya no tenía claro nada cuando lo terminé.
Añadiré una idea que creo arrancar de todo esto aún incluso, y sin querer caer en desvelar nada, que bajo toda la aventura inimaginable a la que Sterling somete a Chico, todos sus alegatos sexuales, políticos, espirituales y religiosos camuflados de CIFI, que convierten la novela en un catálogo de desvaríos personales extrapolados a aventura galáctica en un planeta alienígena, volvemos al concepto del cambio, de la metamorfosis. Pero ya nos solo en el ámbito de lo personal, de lo individual, si no en lo político, en la esferas de poder, y de cómo el revolucionario que derroca al tirano, casi siempre termina convirtiéndose en tirano que será derrocado por un nuevo revolucionario.
En el fondo, lo único que saco en claro del lisérgico cuento espacial, es eso, y muy cogido con pinzas, la búsqueda del cambio y la verdadera felicidad, la verdadera paz.

Sterling, no se muy bien pese a todo por qué nadie te considera un clásico de la ciencia ficción, con cariño lo digo, pero yo, no acabo de verte fuera del aprobado raspado en las novelas traducidas al español que he podido leer. Seguiré haciéndolo para dar con la cima de tu talento. Porque El chico artificial, resumiendo, me ha resultado una novela destartalada, nada influyente, nada innovadora, que se repite de forma poco agraciada en temas tratados hasta la saciedad, abordando cuestiones filosóficas de forma casi pueril. Lo siento.

2 comentarios:

  1. Lo pones a caldo pero me entran muchas ganas de leerlo, es curioso. Gracias por el extenso artículo que te has currado!

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  2. El chico artificial también me pareció floja, ya con Islas en la red descrubrí un Sterling capaz de crear sociedades y tramas tecnopolíticas, me gustó bastante, luego con Crustal Express y Cysmatrix me pareció que Sterling merece el título o lugar en el mundo literario que tiene, son novelas y cuentos complejos, capaces de recrear mundos tecnológicos y post terraqueos (no sé cómo decirlo), que tiene sus fallas sí, pero como todo, es más lo que aporta que lo que podría criticarle. Pero sí, el Chico es malonga, tengo que re leerla a ver si saco algo más o sigo pensando lo mismo. Saludos. Buena reseña.

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