TRUCO O TRATO
Gracias por conectaros en mi IP una vez
más jinetes y stalkers de la nueva era. Se que llevo retraso en mi
conexión semanal, pero he tenido que resolver un lío con unos
vecinos haitianos pertenecientes a una banda llamada los hijos del
voo doo o algo así. Mi vecino se llama Papá Banton, está todo el
día con la música caribeña a tope en su holoreproductor, y por las
rendijas del conducto climatizador general del bloque de mega
apartamentos me llegan olores muy fuertes a productos químicos todo
el día.
Llegué borracho y envalentonado la noche del fin de semana,
y no lo pensé, aporreé su puerta dispuesto a poner fin a esta
situación. Y allí estaban, Papá Banton y unos amigos suyos, con
una amiga tumbada en el suelo sobre un dibujo ridículo en rojo, y
estaban desplumando gallinas y fumando porros, al fin entendía lo de
los olores por el sistema climatizador, ¿Cómo se le ocurre tener
animales de granja en casa? ¿Y todo ese humo de mutihuana? Que
desconsiderado. Me enfadé mucho, pero luego tuve que pedir perdón,
porque me explicaron que todo es debido a Halloween, el
Shamain, una fiesta pagana que se está poniendo de moda otra vez
después de las guerras corporativas de 2051. Recuerdo haberla
celebrado de pequeño, me ponían un disfraz y salía a por
caramelos. Una vez mamá sacó de la bolsa algo que me había echado
dentro el Señor Ramírez del 11ºA que dijo que no eran caramelos,
aunque venía envuelto muy parecido...
En fin, la cosa va de asustar, de dar
miedo, es la noche en la que los muertos están más cerca de los
vivos, la noche de los aquelarres, zombies, hombres lobo, momias,
decapitados, espectros y taxistas desaseados, salen supuestamente de
sus escondrijos para hacer que nos caguemos encima.
Y por eso vamos a centrarnos en
historias de terror y
ciencia ficción los próximos
días, para celebrar todos juntos ese Halloween.
Voy a
comenzar con un cómic,
porque hace semanas que no hablamos del octavo arte, y el elegido es
Nameless de Grant
Morrison (Animal man
y Arkham Assylum de
Batman), Chris
Burnham (Batman
Incorporated), Nathan
Fairbairn y Simon
Bowland al trabajo sucio.
COCKTAIL DE TRADICIONES Y SUPERSTICIONES
“Hagamos
una nueva obra, pero con monstruos y en el espacio”
Le
exigió Chris Burnham
a Grant Morrison
¿Qué
vamos a encontrar en Nameless?
Bueno, antes de pasar a diseccionarlo debo decir que es un tomo en
castellano editado por Norma Editorial,
originalmente de Image,
que reúne las 6 grapas originales y que despiezar su guión sin
spoilers
sería breve, aunque tocaremos ese argumento claro, pero lo
interesante de Nameless
está entre sus líneas, en bambalinas. Es su significado oculto, su
droppin
contínuo a referencias cabalísticas, mitológicas, religiosas y de
brujería, y algunas ideas propias des us autores que vamos a
estudiar un poco a continuación.
Para
empezar suave, como aperitivo, voy a adelantar que Nameless
es una obra de pesadilla, que juega con nuestros sentidos espacio
temporales, confundiéndonos, tan bien como podría hacerlo cualquier
película o novela de philip
K. Dick.
Es un laberinto de viñetas bien ordenadas que nos hará dudar de que
es real y qué no, cuál es la historia principal, cuál la
secundaria, o si las dos son al mismo tiempo, antes o después.
Principalmente Morrison
va a intentar jugar con nuestras percepciones en éste cómic,
queriendo volvernos locos. Y ahí encontramos parte de la carga
terrorífica de éste tebeo, que intenta traspasar la barrera de la
viñeta para colarse en nuestra cabeza y hacernos sentir terror
psicológico, y lo consigue, mucho mejor que muchas películas
galardonadas.
No
en vano, Morrison,
está artísticamente influenciado por Terence
McKenna,
que es un poco nuestro Escohotado
americano, un psiconauta ilustrado, intelectual defensor del uso de
agentes psicotrópicos y sus ventajas. Y también está marcado por
Michael Bertiaoux,
ocultista y artista. Por si no fuera poco encontraremos referencias a
las obras de Alystair
Crawley,
y un clarísimo homenaje a H.P.
Lovecraft
en Nameless.
Así que sí, preparaos para alucinar.
De
forma premeditadamente desordenada, en Nameless
viajaremos del pasado al futuro (o tal vez sea sólo un engaño
temporal), de lo onírico a la realidad, entre planos, acompañando a
un ocultista sin nombre, y ya tenemos la primera referencia religiosa
y mágica. El carecer de nombre protege al ser, no puede ser
reclamado, porque el nombre, la palabra, es la mayor herramienta de
creación de Dios, que creó todas las cosas dotándolas de nombre
tal como cuenta la tradición según el libro de Enoch,
y aquí tenemos ya la primera superstición de todas las que vamos a
ir encontrando.
El
sin nombre
es atormentado por visiones de su pasado, violentas, confusas, y ha
sido contratado por una organización privada multimillonaria para
recuperar un artefacto místico, una llave, la llave onírica da Nam
Samwhol,
que debe obtener de otro plano gracias a su experiencia como
ocultista.
Aquí
el homenaje a H.P.
Lovecraft
es absoluto, nos presentan un viaje onírico a un plano que se mezcla
con la realidad en una especie de vigilia vívida, un mundo de los
sueños al que no todo el mundo es capaz de viajar, un viaje astral a
otro lugar que coexiste con el nuestro, con reliquias mágicas como
la propia llave, fantasmagóricos guardianes dignos de la literatura
gótica flamígera y esbirros humanoides con cabeza de pez que
instantáneamente nos transportan a Insmouth.
Confirmando
el reconocimiento que Nameless
muestra al de Providence, se incluirá en la trama contenido
referente a Pohnpei
(la isla micronesia que inspiró la Pona Peh lovecraftiana y su
consiguiente leyenda de R'Lyeh).
Magia,
frases que deben ser recitadas correctamente para surtir efecto y
visiones que distorsionan la realidad de nuestro protagonista.
Comenzamos con terror del bueno.
La
llave onírica, es un encargo necesario para avanzar en otra serie de
pesquisas llevadas a cabo por la megacorporación de los
multimillonautas,
dirigida por Paul
Darius,
cuyo fin es salvar a la Tierra de su destrucción por la colisión
inminente de un asteroide llamado Xibalba.
Más mitología, en esta ocasión americana, Xibalba,
el inframundo maya, hogar de dioses y demonios, de muertos y
redividos según su “biblia” tradicional, el Po Pol Vuhl.
Este
enorme pedrusco que viaja hacia la Tierra a una velocidad pasmosa,
tiene la peculiaridad de llevar sobre su superficie un gigantesco
petroglifo (que curiosamente es muy parecido al símbolo empleado en
la reciente película El
Hijo)
que representa la puerta al antiverso.
Así
que habrá que viajar al asteroide, un paseo espacial, para aterrizar
sobre una roca gigante que va camino a la Tierra al estilo
Armaggedon,
y frenar lo que parece ser más que un trozo de roca cósmica que se
dirige a nuestro planeta por azar.
Prefiero
ya no seguir desvelando la trama, porque considero que es una obra
que disfrutaréis sin ninguna duda.
Encontraremos
momentos tremendamente gore,
sangrientos, escatólogicos y violentos desde que comienza esa
aventura espacial para salvar el mundo, que incluirá 13 miembros
(cómo Jesús y sus apóstoles, otro número mágico de la cábala)
reclutados de entre los mejores científicos del mundo, y por
supuesto, nuestro ocultista, nuestro erudito sin nombre, docto en
materias olvidadas por la ciencia hace muchos años.
HOMENAJE A H.P. LOVECRAFT
El
terror onírico se dará la mano con el alienígena, de nuevo
siguiendo los pasos de Lovecraft,
e iremos descubriendo una mitología propia de éste cómic, que bebe
de la tradición pagana y la cristiana para redibujar orígenes de
nuestro mundo, creando un nuevo y titánico Génesis
apócrifo para explicarnos la dificultad de la misión que el grupo
de 13 expertos tiene por delante. En pocas páginas, nos construyen
un entramado firme de leyendas y mitos absolutamente pantagruélicos,
que dejan a la humanidad reducida a una mota de polvo en el inmenso
cosmos. Ese mismo nihílismo que nos traía Lovecraft,
ese miedo que debemos sentir cuando pensamos en nosotros en
comparación con el universo y su infinita grandeza, que nos reduce a
hormiguitas mientras nos invade el miedo al descubrir que no somos la
cima de la creación, que tal vez Dios no exista como tal,que lo que
nuestra avanzada ciencia da por hecho son solo conjeturas absurdas,
y que allí afuera, en lo más oscuro, existen cosas que no podemos
ni imaginar.
Terror
psicológico, porque, el cerebro funciona de una forma peculiar
cuando imagina, e imagina en base a lo que ya conoce. Por eso la
mayoría de alienígenas de la ciencia
ficción son
humanoides
que presentan
leves e imaginativas mutaciones, o los monstruos mitológicos de la
antigüedad están compuestos por partes y órganos de otros animales
ya existentes, por que el cerebro humano no puede imaginar lo que no
ha visto, no puede imaginar colores que no conoce, no puede imaginar
formas vivas que no asocie, y lo inimaginable pues escapa a la razón
y por lo tanto a la cordura, e incluso lo que diagnosticamos como
locura, no sea si no una clarividencia en vez de una enfermedad. Lo
sensorial y la psique son la puerta del miedo.
Las pesadillas
Lovecraftianas no son si no, un hábil esfuerzo creativo de
deformar toda esa información objetiva de la realidad, la flora y la
fauna acumuladas en un cerebro lógico y cuerdo, para retorcerlas con
maestría hasta deformarlas lo suficiente para que una gran mayoría
de lectores nunca hubiese hecho el esfuerzo de imaginar aquellas
criaturas viscosas, tentaculares y reptantes, que en realidad como
podemos ver en el icónico Chtulhu, tampoco escapan al
mecanismo fantasioso del cerebro de hacer “mosaicos”, ya que no
era tan complicado mezclar un dragón con un calamar, si nso paramos
a pensarlo, pero funcionó, por algún motivo irracional oculto en
nuestro más profundo ser, funcionó, y se hizo inmortal.
Eso, y la
brillante idea de que los horrores que dominan nuestras minúsculas
vidas no vienen ni del cielo ni del infierno, no es una batalla de
ángelss y demonios, el bien ni el mal, ni fantasmas, vampiros ni
otros entes tradicionales. No. Son seres de otros planetas,
alienígenas muy anteriores a la creación del ser humano, que han
recorrido el cosmos de una forma que nuestra ciencia no llega a
comprender, manejando la materia, el átomo, de maneras que no
comprendemos, plegándose, através de otras dimensiones que están
ahí, a la vez que la nuestra, creando una primitiva y ficticia
teoría de cuerdas que reduce nuestro intelecto a papilla y nos
ridiculiza.
CUIDADO CON LO DESCONOCIDO
En Nameless
seguiremos encontrando muchas más referencias que nos lleven a
investigar y explorar la red y libros y documentales ideales para
Halloween, porque si hay otro de los cebos en la historia que
dan para rato es el llamado “lenguaje de los angeles”.
Antes mencionábamos que nuestro protagonista no tiene nombre,
precisamente, como buen experto en ocultismo y viejas tradiciones,
evitar así que puedan poseerlo esos entes alienígenas o de otros
planos. Ya que como decíamos antes, según el libro de Enoch,
el mundo fue creado mediante la palabra de Dios, y poniéndole nombre
a cada ser vivo y cosa, esa creación quedaba vinculada a la voluntad
de Dios, debiéndo obedecer cada vez que Dios pronnciaba de nuevo su
nombre, lo que implica que si alguien conociese la lengua de Dios,
tendría poder sobre nosotros gracias a nuestro nombre.
Hemos visto ésto
en múltiples libros y películas, y en el terror, recordemos El
exorcista, cuando el padre Carras exige conocer el nombre del
ente que posee a la niña, para poder vencerlo. Sin su nombre, no
habrá posibilidad. Por eso la tradición judeo cristiana y las
supersticiones cuentan que los demonios no pronunciarán jamás su
nombre voluntariamente, para evitar ser derrotados, y usarán
mentiras y embustes para evitar que se conozcan sus identidades.
Los relatos de
Enoch, son textos que dan píe a la fabulación y el fantaseo
de los menos ortodoxos, extrapolando el mito religioso a la teoría
de los antiguos astronautas que se basa en que nuestra tradición
oral y escrita acerca de la creación, que conocemos como religiones,
en realidad narraba hechos poco comprensibles por los humanos no
tecnológicos de la antigüedad, que realmente fueron visitados por
seres extraterrestres avanzados que interactuaron con los primitivos
habitantes de la Tierra en diferentes de sus puntos geográficos,
llegando incluso a emplear humanos en planes de desarrollo genético.
En el libro de
Enoch, encontramos algo que podría encajar con esas teorías,
ya que Enoch relata como los ángeles bajan a la tierra y
procrean con las mujeres humanas, engendrando una nueva especie
llamada los nephilim o gigantes, que sembraron el caos en la
tierra tomando el poder. El libro incluye visiones y viajes celestes,
estudios astronómicos y profecías apocalípticas.
Pero volviendo a
“la palabra de los ángeles” , técnicamente conocido como
enoquiense, debemos mencionar a John Dee, una eminencia
británica del siglo XVI, matemático, filósofo, navegante, pero
además de todo eso, ocultista, y como no puede ser menos y lleva
ocurriendo toda la historia humana, asesor privado de isabel I.
Todos los monarcas, todos los dirigentes y gobernantes siempre tienen
tras la cortina un ocultista, y no sólo en el medievo, renacimiento,
o antes de la RRII, no, Churchill, Hitler, y se dice
que hasta nuestros presidente actuales, solicitan los servicios de
éstos enigmáticos asesores. Y eso sí da terror, porque indica que
incluso los que debieran ser más escépticos y empíricos, dejan en
manos de lo desconocido ciertas decisiones.
No nos dejemos
llevar, porque John Dee, fue un amtemático ilustre, una
eminencia europea, no era un loco alquimísta, ni un druida
cualquiera, no, era un hombre culto y de ciencias. Desde el más
absoluto cristianismo decidió ponerse en contacto con ángeles y
comenzar a escribir sus dictados en su lengua natal, el enoquiano.
Para sus conexiones ayunaba, oraba y empleaba una bola de cristal.
Suscitó gran interés entre diferentes gobernantes y religiosos
europeos de la época, pero fue su asociación con el alquimista
Edward Kelly lo que muy posiblemente terminó por despojar sus
logros de veracidad. Sin embargo, siempre quedará la duda de si ese
enoquiano hubiese sido o no el mismo lenguaje que emplearon
los ángeles de Enoch, o solo un delirio de un intelectual, denostado
por los jacobinos y borrado de los anales de la historia hasta el
extremo de que su lápida fue robada una noche.
Y más y más
simbolismo e historias y leyendas ocultas tras un viaje espacial a un
asteroide. Tarot, La conspiración contra la raza humana del autor
Thomas Ligotti, Christopher Hichtens, Santa Juliana
de Norwich, mitología egipcia, cabalismo...
Nameless
más que un cómic, es una guía iniciática a la magia moderna en
toda regla, camuflada de odisea científica y terror cósmico, que
encierra demasiado simbolísmo en cada viñeta, tantísimo que es
imposible de descifrar por el neófito, y que desde nuestra
ignorancia nos perturba e incomóda, nos aterra, nos da miedo, porque
como divagaba más arriba, es precisamente lo que el cerebro no
entiende, lo que no es capaz de imaginar por sí mismo, lo que de
verdad nos da miedo, lo absolutamente desconocido.
Nameless
es un salto a lo desconocido, un portal a otro estilo de vida, una
mano tendida que nos va a llevar a un lugar peligroso, prohibido, que
enfrenta la tecnología, la ciencia, lo empírico; contra lo oculto,
lo mágico, lo tradicional. Sostengo que aceptar la invitación puede
ser un riesgo para la salud mental del lector sugestionable,
inmaduro, y ávido de creer en cualquier cosa alternativa a la
realidad que lo rodea porque está inconforme con todo y no encuentra
sentido a nada. Un salto al vacío sin paracaídas ni escalera de
retorno. Si queremos comprender del todo Nameless,
no nos quedaría más remedio que recurrir a esa bibliografía
siniestra de filósofos despreciados, magos, cultistas, santos
apócrifos, espiritístas, tarotistas, y manuales de religiones
antiguas. Así que hay que estar preparado para ello, como si de la
ficticia biblioteca de Lovecraft
se tratase y fuésemos a abrir el Necronomicosn, el de vermis
misterys, o el libro des ghoules, que cuidado, también se tomaron
como reales en la década del autor, llegándose a vender ejemplares
falsos del necronomicosn como si verdaderas reliquias traídas del
lejano oriente se tratasen. Y por eso debemos estar preparados, como
el que se arriesga a comprar una ouija, o a practicar santería,
porque puede que una vez nos metamos en esas aguas no sepamos nadar y
nos ahoguemos.
Si te
preguntan mi nombre, no respondas.
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