lunes, 28 de octubre de 2019

NAMELESS DE MORRISON & BURNHAM


TRUCO O TRATO


Gracias por conectaros en mi IP una vez más jinetes y stalkers de la nueva era. Se que llevo retraso en mi conexión semanal, pero he tenido que resolver un lío con unos vecinos haitianos pertenecientes a una banda llamada los hijos del voo doo o algo así. Mi vecino se llama Papá Banton, está todo el día con la música caribeña a tope en su holoreproductor, y por las rendijas del conducto climatizador general del bloque de mega apartamentos me llegan olores muy fuertes a productos químicos todo el día. 
Llegué borracho y envalentonado la noche del fin de semana, y no lo pensé, aporreé su puerta dispuesto a poner fin a esta situación. Y allí estaban, Papá Banton y unos amigos suyos, con una amiga tumbada en el suelo sobre un dibujo ridículo en rojo, y estaban desplumando gallinas y fumando porros, al fin entendía lo de los olores por el sistema climatizador, ¿Cómo se le ocurre tener animales de granja en casa? ¿Y todo ese humo de mutihuana? Que desconsiderado. Me enfadé mucho, pero luego tuve que pedir perdón, porque me explicaron que todo es debido a Halloween, el Shamain, una fiesta pagana que se está poniendo de moda otra vez después de las guerras corporativas de 2051. Recuerdo haberla celebrado de pequeño, me ponían un disfraz y salía a por caramelos. Una vez mamá sacó de la bolsa algo que me había echado dentro el Señor Ramírez del 11ºA que dijo que no eran caramelos, aunque venía envuelto muy parecido...
En fin, la cosa va de asustar, de dar miedo, es la noche en la que los muertos están más cerca de los vivos, la noche de los aquelarres, zombies, hombres lobo, momias, decapitados, espectros y taxistas desaseados, salen supuestamente de sus escondrijos para hacer que nos caguemos encima.

Y por eso vamos a centrarnos en historias de terror y ciencia ficción los próximos días, para celebrar todos juntos ese Halloween.

Voy a comenzar con un cómic, porque hace semanas que no hablamos del octavo arte, y el elegido es Nameless de Grant Morrison (Animal man y Arkham Assylum de Batman), Chris Burnham (Batman Incorporated), Nathan Fairbairn y Simon Bowland al trabajo sucio.


COCKTAIL DE TRADICIONES Y SUPERSTICIONES


Hagamos una nueva obra, pero con monstruos y en el espacio
Le exigió Chris Burnham a Grant Morrison

¿Qué vamos a encontrar en Nameless? Bueno, antes de pasar a diseccionarlo debo decir que es un tomo en castellano editado por Norma Editorial, originalmente de Image, que reúne las 6 grapas originales y que despiezar su guión sin spoilers sería breve, aunque tocaremos ese argumento claro, pero lo interesante de Nameless está entre sus líneas, en bambalinas. Es su significado oculto, su droppin contínuo a referencias cabalísticas, mitológicas, religiosas y de brujería, y algunas ideas propias des us autores que vamos a estudiar un poco a continuación.

Para empezar suave, como aperitivo, voy a adelantar que Nameless es una obra de pesadilla, que juega con nuestros sentidos espacio temporales, confundiéndonos, tan bien como podría hacerlo cualquier película o novela de philip K. Dick. Es un laberinto de viñetas bien ordenadas que nos hará dudar de que es real y qué no, cuál es la historia principal, cuál la secundaria, o si las dos son al mismo tiempo, antes o después. Principalmente Morrison va a intentar jugar con nuestras percepciones en éste cómic, queriendo volvernos locos. Y ahí encontramos parte de la carga terrorífica de éste tebeo, que intenta traspasar la barrera de la viñeta para colarse en nuestra cabeza y hacernos sentir terror psicológico, y lo consigue, mucho mejor que muchas películas galardonadas.
No en vano, Morrison, está artísticamente influenciado por Terence McKenna, que es un poco nuestro Escohotado americano, un psiconauta ilustrado, intelectual defensor del uso de agentes psicotrópicos y sus ventajas. Y también está marcado por Michael Bertiaoux, ocultista y artista. Por si no fuera poco encontraremos referencias a las obras de Alystair Crawley, y un clarísimo homenaje a H.P. Lovecraft en Nameless. Así que sí, preparaos para alucinar.

De forma premeditadamente desordenada, en Nameless viajaremos del pasado al futuro (o tal vez sea sólo un engaño temporal), de lo onírico a la realidad, entre planos, acompañando a un ocultista sin nombre, y ya tenemos la primera referencia religiosa y mágica. El carecer de nombre protege al ser, no puede ser reclamado, porque el nombre, la palabra, es la mayor herramienta de creación de Dios, que creó todas las cosas dotándolas de nombre tal como cuenta la tradición según el libro de Enoch, y aquí tenemos ya la primera superstición de todas las que vamos a ir encontrando.

El sin nombre es atormentado por visiones de su pasado, violentas, confusas, y ha sido contratado por una organización privada multimillonaria para recuperar un artefacto místico, una llave, la llave onírica da Nam Samwhol, que debe obtener de otro plano gracias a su experiencia como ocultista.
Aquí el homenaje a H.P. Lovecraft es absoluto, nos presentan un viaje onírico a un plano que se mezcla con la realidad en una especie de vigilia vívida, un mundo de los sueños al que no todo el mundo es capaz de viajar, un viaje astral a otro lugar que coexiste con el nuestro, con reliquias mágicas como la propia llave, fantasmagóricos guardianes dignos de la literatura gótica flamígera y esbirros humanoides con cabeza de pez que instantáneamente nos transportan a Insmouth.
Confirmando el reconocimiento que Nameless muestra al de Providence, se incluirá en la trama contenido referente a Pohnpei (la isla micronesia que inspiró la Pona Peh lovecraftiana y su consiguiente leyenda de R'Lyeh).
Magia, frases que deben ser recitadas correctamente para surtir efecto y visiones que distorsionan la realidad de nuestro protagonista. Comenzamos con terror del bueno.



La llave onírica, es un encargo necesario para avanzar en otra serie de pesquisas llevadas a cabo por la megacorporación de los multimillonautas, dirigida por Paul Darius, cuyo fin es salvar a la Tierra de su destrucción por la colisión inminente de un asteroide llamado Xibalba. Más mitología, en esta ocasión americana, Xibalba, el inframundo maya, hogar de dioses y demonios, de muertos y redividos según su “biblia” tradicional, el Po Pol Vuhl.
Este enorme pedrusco que viaja hacia la Tierra a una velocidad pasmosa, tiene la peculiaridad de llevar sobre su superficie un gigantesco petroglifo (que curiosamente es muy parecido al símbolo empleado en la reciente película El Hijo) que representa la puerta al antiverso.
Así que habrá que viajar al asteroide, un paseo espacial, para aterrizar sobre una roca gigante que va camino a la Tierra al estilo Armaggedon, y frenar lo que parece ser más que un trozo de roca cósmica que se dirige a nuestro planeta por azar.
Prefiero ya no seguir desvelando la trama, porque considero que es una obra que disfrutaréis sin ninguna duda.
Encontraremos momentos tremendamente gore, sangrientos, escatólogicos y violentos desde que comienza esa aventura espacial para salvar el mundo, que incluirá 13 miembros (cómo Jesús y sus apóstoles, otro número mágico de la cábala) reclutados de entre los mejores científicos del mundo, y por supuesto, nuestro ocultista, nuestro erudito sin nombre, docto en materias olvidadas por la ciencia hace muchos años.

HOMENAJE A H.P. LOVECRAFT


El terror onírico se dará la mano con el alienígena, de nuevo siguiendo los pasos de Lovecraft, e iremos descubriendo una mitología propia de éste cómic, que bebe de la tradición pagana y la cristiana para redibujar orígenes de nuestro mundo, creando un nuevo y titánico Génesis apócrifo para explicarnos la dificultad de la misión que el grupo de 13 expertos tiene por delante. En pocas páginas, nos construyen un entramado firme de leyendas y mitos absolutamente pantagruélicos, que dejan a la humanidad reducida a una mota de polvo en el inmenso cosmos. Ese mismo nihílismo que nos traía Lovecraft, ese miedo que debemos sentir cuando pensamos en nosotros en comparación con el universo y su infinita grandeza, que nos reduce a hormiguitas mientras nos invade el miedo al descubrir que no somos la cima de la creación, que tal vez Dios no exista como tal,que lo que nuestra avanzada ciencia da por hecho son solo conjeturas absurdas, y que allí afuera, en lo más oscuro, existen cosas que no podemos ni imaginar.
Terror psicológico, porque, el cerebro funciona de una forma peculiar cuando imagina, e imagina en base a lo que ya conoce. Por eso la mayoría de alienígenas de la ciencia ficción son humanoides
que presentan leves e imaginativas mutaciones, o los monstruos mitológicos de la antigüedad están compuestos por partes y órganos de otros animales ya existentes, por que el cerebro humano no puede imaginar lo que no ha visto, no puede imaginar colores que no conoce, no puede imaginar formas vivas que no asocie, y lo inimaginable pues escapa a la razón y por lo tanto a la cordura, e incluso lo que diagnosticamos como locura, no sea si no una clarividencia en vez de una enfermedad. Lo sensorial y la psique son la puerta del miedo.
Las pesadillas Lovecraftianas no son si no, un hábil esfuerzo creativo de deformar toda esa información objetiva de la realidad, la flora y la fauna acumuladas en un cerebro lógico y cuerdo, para retorcerlas con maestría hasta deformarlas lo suficiente para que una gran mayoría de lectores nunca hubiese hecho el esfuerzo de imaginar aquellas criaturas viscosas, tentaculares y reptantes, que en realidad como podemos ver en el icónico Chtulhu, tampoco escapan al mecanismo fantasioso del cerebro de hacer “mosaicos”, ya que no era tan complicado mezclar un dragón con un calamar, si nso paramos a pensarlo, pero funcionó, por algún motivo irracional oculto en nuestro más profundo ser, funcionó, y se hizo inmortal.
Eso, y la brillante idea de que los horrores que dominan nuestras minúsculas vidas no vienen ni del cielo ni del infierno, no es una batalla de ángelss y demonios, el bien ni el mal, ni fantasmas, vampiros ni otros entes tradicionales. No. Son seres de otros planetas, alienígenas muy anteriores a la creación del ser humano, que han recorrido el cosmos de una forma que nuestra ciencia no llega a comprender, manejando la materia, el átomo, de maneras que no comprendemos, plegándose, através de otras dimensiones que están ahí, a la vez que la nuestra, creando una primitiva y ficticia teoría de cuerdas que reduce nuestro intelecto a papilla y nos ridiculiza.

CUIDADO CON LO DESCONOCIDO


En Nameless seguiremos encontrando muchas más referencias que nos lleven a investigar y explorar la red y libros y documentales ideales para Halloween, porque si hay otro de los cebos en la historia que dan para rato es el llamado “lenguaje de los angeles”. Antes mencionábamos que nuestro protagonista no tiene nombre, precisamente, como buen experto en ocultismo y viejas tradiciones, evitar así que puedan poseerlo esos entes alienígenas o de otros planos. Ya que como decíamos antes, según el libro de Enoch, el mundo fue creado mediante la palabra de Dios, y poniéndole nombre a cada ser vivo y cosa, esa creación quedaba vinculada a la voluntad de Dios, debiéndo obedecer cada vez que Dios pronnciaba de nuevo su nombre, lo que implica que si alguien conociese la lengua de Dios, tendría poder sobre nosotros gracias a nuestro nombre.
Hemos visto ésto en múltiples libros y películas, y en el terror, recordemos El exorcista, cuando el padre Carras exige conocer el nombre del ente que posee a la niña, para poder vencerlo. Sin su nombre, no habrá posibilidad. Por eso la tradición judeo cristiana y las supersticiones cuentan que los demonios no pronunciarán jamás su nombre voluntariamente, para evitar ser derrotados, y usarán mentiras y embustes para evitar que se conozcan sus identidades.
Los relatos de Enoch, son textos que dan píe a la fabulación y el fantaseo de los menos ortodoxos, extrapolando el mito religioso a la teoría de los antiguos astronautas que se basa en que nuestra tradición oral y escrita acerca de la creación, que conocemos como religiones, en realidad narraba hechos poco comprensibles por los humanos no tecnológicos de la antigüedad, que realmente fueron visitados por seres extraterrestres avanzados que interactuaron con los primitivos habitantes de la Tierra en diferentes de sus puntos geográficos, llegando incluso a emplear humanos en planes de desarrollo genético.
En el libro de Enoch, encontramos algo que podría encajar con esas teorías, ya que Enoch relata como los ángeles bajan a la tierra y procrean con las mujeres humanas, engendrando una nueva especie llamada los nephilim o gigantes, que sembraron el caos en la tierra tomando el poder. El libro incluye visiones y viajes celestes, estudios astronómicos y profecías apocalípticas.



Pero volviendo a “la palabra de los ángeles” , técnicamente conocido como enoquiense, debemos mencionar a John Dee, una eminencia británica del siglo XVI, matemático, filósofo, navegante, pero además de todo eso, ocultista, y como no puede ser menos y lleva ocurriendo toda la historia humana, asesor privado de isabel I. Todos los monarcas, todos los dirigentes y gobernantes siempre tienen tras la cortina un ocultista, y no sólo en el medievo, renacimiento, o antes de la RRII, no, Churchill, Hitler, y se dice que hasta nuestros presidente actuales, solicitan los servicios de éstos enigmáticos asesores. Y eso sí da terror, porque indica que incluso los que debieran ser más escépticos y empíricos, dejan en manos de lo desconocido ciertas decisiones.
No nos dejemos llevar, porque John Dee, fue un amtemático ilustre, una eminencia europea, no era un loco alquimísta, ni un druida cualquiera, no, era un hombre culto y de ciencias. Desde el más absoluto cristianismo decidió ponerse en contacto con ángeles y comenzar a escribir sus dictados en su lengua natal, el enoquiano. Para sus conexiones ayunaba, oraba y empleaba una bola de cristal. Suscitó gran interés entre diferentes gobernantes y religiosos europeos de la época, pero fue su asociación con el alquimista Edward Kelly lo que muy posiblemente terminó por despojar sus logros de veracidad. Sin embargo, siempre quedará la duda de si ese enoquiano hubiese sido o no el mismo lenguaje que emplearon los ángeles de Enoch, o solo un delirio de un intelectual, denostado por los jacobinos y borrado de los anales de la historia hasta el extremo de que su lápida fue robada una noche.

Y más y más simbolismo e historias y leyendas ocultas tras un viaje espacial a un asteroide. Tarot, La conspiración contra la raza humana del autor Thomas Ligotti, Christopher Hichtens, Santa Juliana de Norwich, mitología egipcia, cabalismo...
Nameless más que un cómic, es una guía iniciática a la magia moderna en toda regla, camuflada de odisea científica y terror cósmico, que encierra demasiado simbolísmo en cada viñeta, tantísimo que es imposible de descifrar por el neófito, y que desde nuestra ignorancia nos perturba e incomóda, nos aterra, nos da miedo, porque como divagaba más arriba, es precisamente lo que el cerebro no entiende, lo que no es capaz de imaginar por sí mismo, lo que de verdad nos da miedo, lo absolutamente desconocido.
Nameless es un salto a lo desconocido, un portal a otro estilo de vida, una mano tendida que nos va a llevar a un lugar peligroso, prohibido, que enfrenta la tecnología, la ciencia, lo empírico; contra lo oculto, lo mágico, lo tradicional. Sostengo que aceptar la invitación puede ser un riesgo para la salud mental del lector sugestionable, inmaduro, y ávido de creer en cualquier cosa alternativa a la realidad que lo rodea porque está inconforme con todo y no encuentra sentido a nada. Un salto al vacío sin paracaídas ni escalera de retorno. Si queremos comprender del todo Nameless, no nos quedaría más remedio que recurrir a esa bibliografía siniestra de filósofos despreciados, magos, cultistas, santos apócrifos, espiritístas, tarotistas, y manuales de religiones antiguas. Así que hay que estar preparado para ello, como si de la ficticia biblioteca de Lovecraft se tratase y fuésemos a abrir el Necronomicosn, el de vermis misterys, o el libro des ghoules, que cuidado, también se tomaron como reales en la década del autor, llegándose a vender ejemplares falsos del necronomicosn como si verdaderas reliquias traídas del lejano oriente se tratasen. Y por eso debemos estar preparados, como el que se arriesga a comprar una ouija, o a practicar santería, porque puede que una vez nos metamos en esas aguas no sepamos nadar y nos ahoguemos.



Si te preguntan mi nombre, no respondas.

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