sábado, 27 de abril de 2019

LA SAGA DE LOS MENDIGOS (I & II) DE NANCY KRESS


NANCY KRESS


Bienvenidos de nuevo soñadores radioactivos, prometí recuperar el tiempo perdido de la última semana, y en ello estoy.

Regresamos con literatura, quizás el más profundo y gozoso de los artes de la ciencia ficción, entre todos los que absorbo. Recientemente descubrí un libro, que era el principio de una trilogía, de la que ya sólo me queda el último tomo, y me apetece mucho compartir con vosotros. El título era Mendigos en España, de Nancy Kress. Un título llamativo, por la parte patria que nos toca, que me sorprendió gratamente y se ha convertido en uno de los más novedosos (pese a tener su tiempo) en mi colección.

Nancy es estadounidense, del estado de Nueva York, Búffalo para ser exactos, el pequeño pueblo de East Aurora afinando el zoom del sátelite, y allí la vemos a ella en las viejas cintas de espionaje, una cría rural, sin secretos ni misterios, “plane jane” como dicen ellos.
Cual fue la sorpresa, cuando durante su primer embarazo, el aburrimiento de la baja prematerna que la alejó de las aulas infantiles donde ejercía su profesión docente, la llevó a un hobby muy diferente al típico encaje de bolillo de la zona (que no tiene nada de malo), y en vez de agarrar hilo y agujas, tomó tinta y papel. Acababa de nacer una brillante escritora.

No tenemos cosas raras que contar de ella, ni polémicas, a no ser que queramos ponernos más papistas que el Papa respecto a los mensajes políticos que esconden algunas de sus obras como las que hoy nos ocupan. Es una ama de casa de manual, de cliché, un tópico norteamericano de ascendencia italiana con patas. ¿Pero es que acaso tiene eso algo de malo o es incompatible con el talento? Pues eso, no hace falta la vida de Philip K. Dick para poder sorprender sobre la hoja en blanco. Sin duda, las energías que escapan de la letra, los restos del alma de quien las escribe, se pueden oler y saborear si ponemos el suficiente esmero, los libros son un pequeño fantasma portátil de sus autores, pero Nancy encarna la diferencia más técnica entre lo corriente y lo extravagante sin perder ni un ápice de valor.
En cierto modo, es un ejemplo para todos, ¿por qué no empezar un día a escribir si tu imaginación es un regalo que te ha dado la vida? Intentémoslo, adelante, nadie sabe por dónde va a saltar la liebre.
En el caso de Nancy, la liebre trajo premios Nébula y Hugo. Así que es muy inspiradora.





LA ERA DE LA GENÉTICA Y EL BIOPUNK


La trilogía de Los mendigos, de la cual hago hincapié me he leído a fecha de hoy los 2 primeros, faltándome el último, es una obra cifi que se enmarca en la distopía cercana, del futuro inmediato, en el que pese a que las redes, los sistemas informáticos, la robótica y la industria en general ha alcanzado nuevas cuotas técnicas; lo verdaderamente milagroso son los nuevos avances en ingeniería genética que la humanidad está logrando, y que será lo que realmente cambie para siempre la humanidad.
Es un enfoque interesante, ¿Biopunk tal vez? Yo no le veo el punk por ninguna parte a esta obra, aunque le suelta un chorrito en la segunda parte, pero no lo suficiente para acuñar semejante término yo creo. Aún con esas, hemos de reconocer que precisamente la bioquímica, es actualmente, un desconocido latente que siempre queda en el segundo plano de la ciencia mediática, pero que avanza a silenciosos pasos de gigante en nuestra actualidad.
¿Cuántas veces se ha conspirado o rumoreado a cerca de que sufrimos enfermedades de laboratorio? ¿O se especula de los problemas de salud derivados de los alimentos tratados genéticamente que consumimos? ¿Habéis oído hablar ya de los biohackers capaces de preparar pócimas de doctor trastornado en sus placas de petri con un kit básico de crispr en el garaje de sus padres? ¿Conocéis al difunto Traywick? ¿No? Aprovechad la web para poneros al día (huy, esto parece un spoiler de uno de los temas que voy a tratar a raíz de la lectura, que declaración de intenciones más bien traída involuntariamente).
Pues efectivamente, las últimas décadas la humanidad se vanagloria de los avances informáticos y tecnológicos, pero la era de la bioquímica está a punto de llegar según los analistas de tendencias. Y de eso va Mendigos en España.

En ese futuro casi inmediato imaginado por Nancy Kress, la medicina traerá al mundo la fórmula del súper hombre de Nietzsche, el siguiente paso evolutivo, inducido, el nuevo hombre 2.0 que no ha necesitado, a diferencia del cyberpunk, injertos, chips, ni cables, no. Sus células y su ADN le proveen de las mejoras necesarias para ocupar la cumbre de la pirámide darwiniana.
Comenzamos la trama entonces con el nacimiento de dos mellizas, en el seno de una familia acaudalada, que han decidido someterse a los nuevos tratamientos de fertilidad en fase beta, que prometen la salud, la inmunidad biológica a infinitos agentes dañinos como virus y bacterias, y progenie a la carta. ¿lo quiere usted rubio, morena, alta, gordo, rápido, fuerte? Juguemos a ser dioses y modelar a nuestros hijos e hijas con el barro del edén.
Leysha y Alice Camden, la primera bendecida por la ingeniería genética, la segunda no. Leysha no sólo goza de unos delicados perfiles preseleccionados en su genoma antes de su nacimiento, si no que será la primera de una nueva raza, los insomnes, nuevos humanos (o no) que a parte de todas sus mejoras físicas e intelectuales, no necesitan dormir, se ha suprimido de su fisiología la obligación del sueño, regenerando sustancias, células, y llevando a cabo los procesos que el sueño produce en el homínido standard, mientras siguen despiertos. Parece una tontería a priori, pero si no tuviésemos que dormir, dispondríamos del doble de tiempo aprovechable de nuestra vida, ¡El doble!. 
Eso se traduce, en un aprendizaje mucho más rápido, que como resultado da niños que maduran, o son más cultos, mucho antes de la adolescencia (etapa media de la vida en la que el individuo parece ser consciente de los conocimientos adquiridos a parte de rave interna de hormonas y nuevo abanico de comportamientos). Si a ésto sumamos unos inesperados efectos secundarios relacionados con la longevidad de los individuos y un infinitamente más lento deterioro celular, tenemos nuevos humanos más listos, con mayor capacidad de adaptación, y casi inmortales.
Y desde ese mismo momento florece la primera gran pregunta que plantea la novela, ¿Siguen siendo humanos, o son otra nueva especie?.



La humanidad corriente, la que representase la mayoría demográfica, automáticamente dejan de ser humanos. El humano ya no existe, el término queda obsoleto, el humano ha jugado a ser dios, y ha creado nuevos dioses y nuevos siervos, el hombre león y el hombre camello, he de ahí el paralelísmo con Nietzsche y sus ideas para destrozar cualquier sentimiento religioso y hacer añicos las barreras de la humanidad concebida. Desde entonces los individuos serían divididos en Insomnes y Durmientes. Los mejorados, y los... ¿normales? Como fuese al adjetivo “normal” pasaría de representar la mediocridad reinante, a considerarse peyorativo.

Parece un chollo, convertirnos en individuos superiores, casi inmortales, que no duermen... Pero cargan unas cadenas de miedo, incomprensión y rechazo. Se me antoja comparar a los insomnes con vampiros, dotados de un don que a la vez es un handycap.

RACISMO, EL HOMBRE CONTRA EL HOMBRE


¿Cuál sería el primero de los problemas que generaría semejante nueva convivencia homínida? Lo estáis pensando igual que yo, lo se. Racismo. 
Un nuevo racismo y una nueva segregación que se olvida del color y la religión, conceptos por otro lado totalmente obsoletos en semejante nueva sociedad, nimiedades. Las tiranteces se producirán entre humanos mejorados genéticamente, y humanos naturales. Nuevos odios que son los mismos odios que la humanidad se lleva profesando siglos. La evidencia es que los humanos somos tan miserables, que sólo necesitamos una excusa para odiarnos. ¿es tal vez el odio un sentimiento tan necesario como el amor? ¿No sabemos los humanos vivir sin odiar? Esta majadería que postulo tan alegremente, dentro del campo ético y filosófico, en verdad podemos notarla haciendo un exámen amateur de los motivos por los que el hombre es racista. Asociamos racismo al odio, o rechazo, de unas etnias hacia otras, llegando a aceptar la deshumanización de la etnia denostada por otra, siendo en ocasiones considerados inferiores, menos que animales o esclavos para producción y tareas menores.
¿Es el racismo una excusa barata para el ejercicio de la soberanía por la fuerza y no otra cosa? ¿Realmente el miedo a lo diferente moviliza los sentimientos necesarios para que el racismo sea una realidad, o son otras teclas internas las que nos hacen usarlo como una excusa para sentirnos superiores a otros individuos?
Bajo mi humilde, e invalido como cualquier otro, punto de vista, el racismo es generacional, un resorte social para camuflar carencias y convertirse en motor de cambios violentos. Los enfrentamientos étnicos, pasan a ser religiosos (cuando la religión siempre va unida a la política, el control de masas y el poder), y de ahí da el salto del racismo económico (es decir, ya me da igual de que religión, sexo o color seas, por lo que voy a denostarte y dominarte es por la diferencia social y económica que hay entre tú y yo) que considero que es el actual en el mundo occidental desarrollado (que es mucho menor que el occidental subdesarrollado o en vías de desarrollo aunque nos hayan vendido al moto del bienestar del mileurismo). En la distopía de Nancy, el racismo es genético.



¿Os acordáis de Alien Nation o de Distrito 9? mendigos en españa no aporta nada especialmente nuevo a éste debate del racismo disfrazado de ciencia ficción, pero continúa excarvando en ello como lo han hecho otras obras anteriores y posteriores. Es un asunto tan humano, que pese a considerarnos una especie “evolucionada”, no lo hemos solventado ni erradicado de nuestra civilización. Patético. Pero intrínsecamente unido justo a eso, al concepto conocido e histórico de civilización.

Durante la novela veremos el crecimiento de la bebita Leysha Camden, hasta su madurez, topándose con todos estos problemas que deberá afrontar por haber nacido diferente, mejor, superior, sin haberlo pedido. La tesitura del distinto, el sino del nuevo. La relación con su hermana, durmiente, su toma de consciencia al respecto de su situación, su brillante precocidad, el momento adolescente en el que se junta con más iguales a ellas, más jóvenes insomnes, en esa etapa de la vida de la edad del pavo en la que el amor, los sueños, los miedos y los ideales comienzan a formarnos como los adultos que seremos.
La novela entonces gira en torno al protagonísmo absoluto de Leysha y su vida como insomne, sirviendo de motor para la presentación del impacto generado por la nueva especie homínida en EEUU como epicentro, y el planeta en general, creando una nueva sociedad futura.
La estirpe de los Camden será el nuevo árbol genealógico de protagonistas y personajes principales en el distópico futuro de las modificaciones genéticas, a modo de culebrón cifi.

Volviendo al quid del racismo y el odio entre especies, siendo los durmientes mayoría, tratarán de controlar a los insomnes mediante la ley desde los organísmos políticos, llegando a la opresión, que sumado con el escrache popular, terminará por convertir a la minoría oprimida en revolucionarios inconformes. La víctima, se tornará verdugo, el siervo se convertirá en amo. 
No hay mejor forma de crear una gran obra de ciencia ficción que repitiendo la historia de la humanidad con pinceladas de un futuro imaginable. Y contínuamente, la autora, nos va dejando pinceladas de la historia de los EEUU a través de las vivencias y lecturas de Leysha relativas a Lincoln (presidente que decidió abolir la esclavitud en EEUU), la guerra de independencia, el movimiento afroamericano del SXX, etc... Queda claro que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Así la novela transcurrirá a modo “biográfico” a través de la larga vida de Leysha. Una protagonista femenina, feminista, inteligente ya no solo por sus mejoras genéticas, si no con un enorme trasfondo emocional capítulo tras capitulo. Una súper hominida tan humana, que cualquier lector seremos capaces de empatizar con ella en ese egocéntrico sentimiento del “qué solo me siento” cuando por ejemplo, en mi caso, que trabajo atendiendo al usuario, y tengo trato directo con cientos de personas diferentes de no sólo toda España, si no de casi todo el planeta, a diario, saco la triste conclusión de que la mitad de esas personas que he atendido, no necesitaban mi atención, no tenían motivo para tratarme como una mierda, y qué narices, que son una pandilla de psicópatas, maleducados, unos zotes y una panda de esquizofrénicos. ¿lo peor? Me estoy cruzando a diario con ellos, ya no solo laboralmente, están ahí, a mi lado comprando el pan, en el mismo tren, y votan y toman decisiones!!! ¿me estoy arriesgando mucho con éstas confesiones inpopulares? ¿me afecta tanto mi empleo como para llegar a pensar como Thanos de Marvel? ¿Soy un villano sin capacidad e empatía? ¿Me estoy comportando como un insomne nazi crecidito? 
Sea como fuese, sentirte “diferente” y "sólo" por lo que sea, como Leysha, es a lo que cualquier lector va a llegar leyendo mendigos en España, sin ninguna duda. Pero ojo, que Leysha es de los insomnes “buenos”, es una humanista, y es ahí cuando debemos aplicarnos el mismo cuento, nos bajamos de la palmera del odio y la sobervia, del egocentrismo, y asimilamos que no todos somos iguales, que todos tenemos defectos, que todos erramos, y que todos merecemos tener la oportunidad de mejorar. Ains mis pobres clientes, mañana me toca volver a sonreírles, y confiar, en que el margen de los que me devuelven la sonrisa, o me dan las gracias, sea superior al de ayer, con paciencia y poco a poco. Ellos también tienen derecho a pensar que el gilipollas soy yo, también se sentirán “solos” a veces, aunque no tengamos nada que ver. No somos únicos, no somos especiales, somos humanos, en la humanidad, a ver si nos entendemos y nos lo grabamos en la frente para hacer piña y tirar para adelante en vez de ponernos zancadillas. La economía, el desarrollo, la ecología, son globales.



Por último, añadir como anécdota el hecho de verse incluido nuestro país en éste título de ciencia ficción, que no es ni la primera ni la última vez, y parece que toda la cifi sucede siempre en EEUU, o en Japón, pero España parece llamar mucho al atención de muchos escritores, y por ejemplo, WilliamGibson añadía el parque Well de Barcelona como un escenario recurrente en Conde Cero, Morgan incluye Madrid y el valle de los caídos en su novela carbono modificado (que ganas tengo de marcarme una entrada de la serie VS el libro), o el maestro Masamune Shirow ubicaba la ciudad de Olympo de su obra Appleseed en las Islas Canarias. Al final resulta, que ser el culo de Europa es un reclamo fantástico de esperanza y podredumbre a partes iguales para los creadores de distopías más agudos.

DARWINISMO SOCIO POLITICO Y ECONOMICO


A ver como salgo ahora de éste jardín. Volviendo al libro y dejándome de apuntes al margen, sí.
Pues otra de las principales características de la novela, es el enfoque social y económico que Nancy Kress hace de como la sociedad se ve obligada a cambiar . A medida que la saga de los Camden avanza en la línea del tiempo, y por ende, el mundo se puebla con más insomnes, se creará la comunidad insomne, que siendo objetivamente superiores, efectivamente, están destinados a copar el top ten de la Forbes, ocupar sillones en clubes iluminati y bildelberguianos, y llevar a cabo un nuevo orden mundial para darle la vuelta a la tortilla. 
Llegados a éste punto se desvela el misterio del título, Mendigos en España. ¿Por qué en España si la novela transcurre en EEUU? El fracaso del capitalismo tradicional, relegado tras la aparición de nuevas energías renovables y baratas, el control insomne de los principales y apolillados lobbys, terminará por llevar a los durmientes a una quiebra general, en la que en la distopía planteada, España (no se si al azar o algo movió a nancy a elegirnos en el siguiente y aterrador caso) sería la nación con mayor índice de mendigos, nuevo apelativo descalificativo que los insomnes dan a los durmientes, ya que su nuevo modelo económico y social se basa en que en cualquier tipo de intercambio, económico, social, humano, o el que fuese, ambas partes del trueque deben obtener algo. Cuando no se obtiene nada de una de las dos partes, el negocio es estéril y hay que eliminar a la parte improductiva de la ecuación. Suena a llevar la práctica capitalista a la máxima ponencia. Salvaje. Directamente, los insomnes en mayoría, asumirán que si no pueden sacar nada beneficioso de unos seres inferiores como los durmientes, han de ser excluido de su nuevo proyecto de sociedad perfecta, estudiada y milimetrada política como económicamente, sin fallos, sin errores. La mayoría durmiente se convierten en parásitos de los que no se obtiene nada, parásitos que querrán sobrevivir a costa de la especie productiva. Algo así como un “nazismo” económico basado en el dinero y la productividad. Una especie que pierde horas al día durmiendo, ya no es productivo, no es competencia, es prescindible o incluso...eliminable. Rompe la ecuación en pos de un mundo “ario”, un nuevo Reich intelectual y despiadado.

Pero la novela abre el melón con una oposición encarnada por los Camden y sus pocos aliados, que plantea que incluso aquellos que no producen son necesarios para un intercambio no entre dos partes, si no uno múltiple, global. Entonces la novela me hizo darme cuenta de ello en mi propia sociedad. El parásito, que se pega al huésped para alimentarse de él sin aportarle nada, en realidad, será el alimento de otro tercero, que a su vez, será necesario en la cadena universal del equilibrio natural. Ejemplo: La pulga o chupóctero en el lomo del rinoceronte, no aporta nada al rinoceronte, pero en ese lomo, está a la vista del ave, que se alimentará de ella. El ave, entonces, se incorpora al intercambio, y libera al rinoceronte de la pulga, sin obtener aparentemente nada del rinoceronte. Pero si seguimos estirando ese chicle infinito, el rinoceronte, defeca, abonando la tierra, que florecerá y dará frutos, de los que se aprovecharán otros seres vivos, etc, etc, etc.
Aplicado a la sociedad, ¿qué aporta un mendigo en España? Sin el mendigo, no hay gente viviendo gracias a un empleo en Cáritas, o una ONG, la iglesia perdería terreno al perder labores, etc... Entonces, el mendigo es el modo de vida de muchos terceros, por cada mendigo, viven otro número de personas. Suena mal, que de la miseria de unos, vivamos otros, pero pensad en ese ciclo, e id estirándolo en vuestra imaginación todo lo que podáis, como la famosa teoría de los 6 puntos. La sociedad no es bilateral, es múltiple. Pero el ofendido grupo de insomnes, perseguidos, oprimidos, controlados por los durmientes durante décadas, han esperado su momento para eliminar de la ecuación a los que fueron sus amos. El rencor, el ojo por ojo, el odio solo crea más odio.
¿Moraleja? Somos una sociedad global que sólo mejorará si lo entendemos como tal, no como países, naciones, grupos minoritarios, si no un todo, la humanidad.



Hablado todo esto, es inevitable sacar a relucir que Nancy Kress añade a todo ese entorno socio cultural y político nuevos pensamientos y movimientos económicos como el Yagaísmo (promovido por el personaje secundario kenzo Yagay, inventor de la energía Y, barata, y renovable, motor de la nueva tercera revolución industrial) basado principalmente en la meritocracia, empuje del pensamiento insomne. Como hemos visto en otras novelas cifi, se proponen diferentes métodos de gobierno en diferentes distopías, utopías y space operas, no hay más que recordar Tropas del espacio y su punto de vista militarizado de la sociedad perfecta o no. En mendigos en España, la nueva élite mundial genéticamente mejorada abogará por la meritocaracia. Y de esa idea, vendrá la segunda parte del libro, Mendigos y opulentos.
Nancy podría ser punto de mira de ataques personales en éste aspecto, si creemos verla el plumero de norteamericana modelo, cosa que a mi no me parece nada fácil, ya que es plural y huidiza, nada cuadriculada. Parece poner en evidencia modelos capitalistas clásicos tanto como comunistas, sus principales personajes son femeninos, pero su principal villana, Jennifer Shariffi es una musulmana paranoica y megalómana con aires genocidas. Continuamente nos da una de cal y una de arena, al contrario que por ejemplo Heinlein de quien hablábamos hace poco, y convertía su novela insignia en un lienzo de ideales políticos militares.Así que no termino de tener claro si Nancy quiere o no dejar alguna gota personal de tendencias, o todo lo contrario, y baila del negro al blanco por diferentes grises inteligentes, sensatos e inconformistas.

¿Cuántas veces hemos pensado, ahora que se acercan las elecciones generales en una actual y muy real España de “mendigos” (paro, inconformismo, auge de radicalísmos...), que de los políticos que tenemos para elegir, ninguno nos representa? ¿Cuantas veces hemos oido que votamos la opción menos mala de todas, porque no hay ninguna buena? Entonces...¿existe el gobierno perfecto? ¿Nos someteríamos voluntariamente a ser gobernados por personas más capacitadas, inteligentes y empáticas objetiva y cientificamente demostrable? ¿o ni con esas? ¿Somos el pueblo el verdadero gobernante o dejar las decisiones en manos de un pueblo no preparado es avocar la sociedad a la guerra, el fracaso y la violencia? ¿Qué es la libertad en realidad? Pues con todos esos enigmas cierra mendigos en España para retomar la historia en mendigos y opulentos.

LAS CONSECUENCIAS EN MENDIGOS Y OPULENTOS


Terminado Mendigos en España, sin spoilers, que sólo abarco las consecuencias a debate de su lectura, seguiremos con la estirpe de los Camden, y los nuevos personajes que conocimos en el anterior libro, como nuevas incorporaciones, que en éste segundo tomo, ganan protagonísmo, pero no dejan de ser herramientas narrativas (de momento), que son Drew Arlen (un huérfano durmiente adoptado por Leysha, que se convertirá en una especie de holo concertista famoso conocido como El soñador lúcido) y Miranda Shariffi (líder súper imnsomne, nieta de la estirpe Shariffi, némesis de los Camden, insomnes rencorosos y megalómanos pertenecientes a la élite).

Debo hacer el diminuto spoiler necesario, de que como comentaba antes, los insomnes se convirtieron en élite social en el intento de un nuevo orden mundial, pero los durmientes que siempre hemos sido muy indómitos, nos revolveremos como oruga en sal, obligando al grupo de insomnes anti “mendigos” (durmientes) a recluirse en una estación orbital (una vez más el “arriba y abajo” de la ciencia ficción, tan repetido como en Alita, o El chicoartificial, en el que las élites siempre se separan de los mediocres por encima, en órbita o en os cielos).
Y que todos los cambios sociales, económicos y políticos de los que seremos testigos en mendigos en España, moldearán la sociedad norteamericana hasta el extremo de crear un nuevo orden “democrático” en el que tenemos en lo más bajo a los vividores, nuevo término para los durmientes improductivos, los “mendigos”, civiles sin cualificación ni empleo que consideran la base del sistema electoral, mantenidos del estado segmentados en poblaciones similares a cantones, en una nueva fórmula democrática socialista parecida a una neo pantomima comunista; por otro lado están los técnicos y los auxiliares, humanos parcialmente mejorados, funcionarios estatales, cualificados para desarrollar tareas gubernamentales y productivas; Y por último, los súper insomnes, una nueva vuelta de tuerca a la ingeniería genética practicada a los anteriores insomnes, que derrocan a la élite previa, y ocupan un lugar cuasi divino en las cuestiones geopolíticas e industriales y tecnológicas.



Este modelo social, está tan bien construido como que los analístas contemplan que en el futuro, tras la robotización y mecanización de muchos empleos, no habrá empleo suficiente para todos los habitantes del primer mundo (qué decir cabe que ni de la Tierra), y que ha de convertirse en una realidad, el estudiar y prevenir la situación, buscando futuras previsiones económicas y sociales como planes de pensiones y de desempleo estatales permanentes. Ojo al dato, que no es tontería. Sólo que en éstas novelas, Nancy Kress ha delegado el poder de las máquinas y las inteligencias artificiales en el poder de los humanos genéticamente superiores, computadoras cerebrales perfectas, analístas infalibles.

¿Qué aportan a los auxiliares esos parásitos vividores? Votos. Igual que la ONG vive del mendigo, del enfermo, del hambriento... Los burócratas mantienen su status quo gracias a los civiles desempleados que les otorgan sus votos cuando consideran que su situación es óptima.

La figura del vividor suena a utopía, la eterna jubilación desde el nacimiento, vivir para vaguear, sólo vivir. Qué maravilla. El problema de éstos vividores es que no se plantean nada, no tienen educación, mayoritariamente analfabetos, asumen su rol felizmente, sin ambiciones. El gobierno los separa en cantones, no crea grandes masas de vividores, los controla, los segmenta, los domina con falsa democracia garantizándoles alimento procesado barato, maquinaria automatizada barata, energía “Y” barata y renovable... El mayor ejemplo de la democracia como “Pan y circo”. Llenan el buche y tienen televisión, carreras de motos y los holo conciertos de Drew Arlen, el soñador lúcido, un Camden político con una extraña habilidad artística, es un virtuoso de los holo conciertos, induciendo a su público a estados de hipnósis mediante operetas audiovisuales de color y fantasía alegórica.
El estado es consciente de que mientras la población vividora carezca del conocimiento, de la educación, serán población dócil, dependiente. En su carencia de independencia reside la trampa. Necesitan a los políticos auxiliares genéticamente mejorados. Es un falso equilibrio entre durmientes y mejorados. ¿que por qué los durmientes no se mejoran genéticamente sometiéndose a los tratamientos? Por dinero. Los vividores no manejan moneda, su comercio se basa en el truque local y fichas de cambio administradas por el gobierno para su uso en maquinaria de ocio, televisión, y alimentos. Es un racionamiento comunista en toda regla. El control estatal sobre la población es absoluto, garantizando su bienestar. Ningún ciudadano ha de pasar hambre, pero ninguno tiene poder de decisión más lejos de su insignificante voto para elegir al senador de turno que gestionará su cantón los próximos años. La meritocracia finalmente se cumple.

Estos vividores en verdad me recuerdan mucho a un reflejo, ficticio, de nuestra actual sociedad, de nuestra “clase media obrera”. En al novela, los vividores tienen acceso a todo, a las redes, a la escuela, pero no se molestan en mejorar porque ¿para qué? Tienen comida, ropa, techo, y todo el tiempo libre del mundo. Pero claro, desconocer las leyes, las matemáticas, la escritura...no exime de su práctica. Tienen todo al alcance de su mano, pero se dejan hacer. A nosotros nos pasa un poco lo mismo en nuestras áreas de confort, tenemos una herramienta bestial, internet, pero a parte de para porno y Fortnite no parece que muchos sepamos darle un uso mejor, cuando si quisiésemos (y ahí está el quid) podríamos estar aprendiendo a diario, mejorando, cultivándonos... Pero ¿creemos que eso mejoraría nuestras vidas en manos de democracias corruptas? ¿El esfuerzo de aprender tendrá recompensa? ¿a caso todos esos titulados universitarios cumplen sus sueños? La sombra del fracaso sobre todos nosotros. El éxito está reservado a unos pocos...insomnes.



La novela transcurrirá (sin spoilers) mucho más ágil que la anterior, menos densa, que menor componente socio político, centrándose en un nuevo escenario en el que las consecuencias de las decisiones tomadas en el anterior libro, se han asentado, y ya es innecesario seguir explicándoselas al lector. Encontraremos más acción, menos diatribas, y todo se ejecutará con menos rodeos, pero no por eso, con menos intrigas. Lealtad, filosofía, sociedad, humanismo, política siguen siendo los granos en el culo a reventar mientras interpretamos ésta obra de ficción, tan inspirada por la cruda realidad y los fallos de la sociedad actual.

La estirpe Camden perderá protagonismo, y nos centraremos en un nuevo perfil de protagonistas, más insignificantes, más humanos, menos magnánimos ni tan perfectos. Un núcleo familiar de un pequeño cantón montañés del estado de Nueva York llamado East Oleanta (como barre para casa la Nancy, podría ser su propio pueblo con otro nombre), compuesto por Billy, Annie y la jóven y brillante Lizzy. Añadiremos a una funcionaria, Diana, una auxiliar con leves mejoras genéticas.
En la pequeña Lizzy, me parece ver algo de auto protagonismo de la autora, no se por qué, me da esa sensación, una niña rural inquieta, brillante, distinta al resto de paisanos de la que nadie esperaba nada especial... En fin, llamadme loco.

La sociedad resultante de los cambios producidos en el mundo en mendigos en España dieron como resultado que un nuevo organismo del gobierno de EEUU, la ACNG, se encargue del control y cumplimiento de un nuevo código legislativo referente a la genética para no volver a pasar por los acontecimientos sucedidos con la élite insomne en el anterior libro. La intención, coordinar la reproducción humana mutante, censarla, y sobre todo, tener el control sobre la nueva y más poderosa tecnología, el fuego de Prometeo.
Y justo ese es uno de los asuntos que descubre la segunda novela, el debate sobre el control de la tecnología, las patentes, un reflejo de la industria farmacéutica y sus intereses deshumanizados, porque claro, si curamos una enfermedad, ya no hacen falta medicinas para curarla, y entonces las farmacéuticas no tienen beneficios.
Del mismo modo que en el primer libro, Kenzo Yagay dinamitó la industria energética creando todo un seísmo económico mundial, Nancy Kress vuelve a la carga imaginando el posible fin de las enfermedades. Cualquier ejemplo ficticio que destruye un lobby, nos muestra sus imaginarias consecuencias, y la autora insiste en destruir sectores de producción que hoy en día parecen intocables, poniendo sobre la palestra diferentes resultados y consecuencias. Ella misma, en ésta línea, asegura en entrevistas estar muy influenciada por las obras de Bacigalupi, autor de cifi que suele emplear la escasez de recursos naturales de consumo como mecanismo de sus tramas y mundos distópicos. Recurriendo en la idea clásica de otras obras como la primera Mad Max, omnipresente siempre en el blog, en la que el desencadenante del caos fue la falta de combustibles fósiles.
¿Debe estar al tecnología en manos de los miembros correctos de la meritocaracia? ¿O es derecho del pueblo tener acceso a todos los avances disponibles? Pensemos en un momento en internet, que nació como herramienta militar, y hoy en día es nuestro opio. ¿No habéis pensado nunca que con las bibliotecas, las enciclopedias, los videoclubs, las tiendas de discos, los sexshops y los minoristas de barrio nos hubiese sobrado internet? En fin, da para coloquio.

Se forjará el descontento, entre clases, a modo de revolución proletaria, a medida que el estado vaya dejando de cumplir las necesidades de sus vividores. Todo ello mientras el gobierno y la ACNG tratan de controlar a los súper insomnes. Diferentes bandos, diferentes propósitos, diferentes formas de entender el futuro. Las revoluciones suelen, históricamente, comenzar para mejorar sistemas, que una vez derrocados, instaurados los nuevos, terminan siendo peores incluso que los anteriores. Pero nada cambia sin un levantamiento. Y los levantamientos necesitan descontento, necesitan incertidumbre, necesidad, diferencias de clases... Y todo ese caldo de cultivo es el que deja Nancy Kress en Mendigos y opulentos tras Mendigos en España. El fin justificará los medios de cada bando.

A momentos, la lectura de cómo la sociedad se va paso a paso al garete, me recuerda mucho a una obra que me encantó, Apocalípsis Suave de McIntosh, en la que encontraremos similitudes con la trilogía de los mendigos, frente a una sociedad capitalísta y democrática norteamericana, que se desmorona, no aguanta y obliga a sus ciudadanos a improvisar un nuevo orden al margen de la ley, mientras grupos activistas y antisistemas emplean la bioquímica para atentar con virus de laboratorio y agricultura invasora modificada genéticamente.

Y así el mundo comienza a arder sin parar de girar, sin spoilers en la review, hacia La cabalgata de los mendigos, último tomo de la saga, editado en 1999, y que empezaré a leer después de refrescarme con otras lecturas pendientes, y del que ya hablaremos. Tengo altas expectativas en el título, ya que la saga crece con sentido, bien construida, con cimientos rígidos, cambios de ritmo que entran solos, mientras ls décadas pasan y pasan, y vemos como el mundo se transforma, como los insomnes pseudo inmortales pierden a sus durmientes queridos, como malditos, condenados a quedar solos sobre la faz de una Tierra compulsa, traicionera, que no les pertenece. Pero... ¿acaso pertenece la Tierra a alguien? ¿Qué son los países, los estados, los gobiernos? ¿Qué es la libertad? ¿La autogestión es sinónimo de libertad o necesitamos gobernantes para gozar de una libertad con normas y leyes? Peor aún...¿es capaz el ser humano de autogestionarse sin destruirse?. Estoy convencido de que el cierre de la trilogía será apoteósico.



martes, 23 de abril de 2019

EL FIN EN PIXELS - III: RAGE

EL APOCALIPSIS, OTRA VEZ



Bien hallados de nuevo a éste recóndito nodo pirata del ciberespacio. Hacia tiempo que no atentaba contra el orden mundial debido a que fui a Total Recall a pegarme unas vacaciones neuronales.
Pero ya he vuelto, aunque para colmo, casi me cerceno un dedo con el monofilo Kendaichi que uso en la cocina, y tengo un incómodo apósito que me impide teclear cómodamente en mi holo terminal Times Square (marca registrada).
Pero nada impedirá que cuente la verdad, en ésta ocasión, de un videojuego que entra en la categoría de El fin en pixels, ya que se trata de una recreación postapocalíptica con luces y sombras. Pero hace tiempo que no escribo una entrada de videojuegos, y tras mi ausencia vacacional, considero, que es lo que toca, y me hadado por ahí.

Así que terminadas las formalidades, hoy le meto mano a Rage, un título que en su momento, 2011, consiguió el favor de la crítica, convirtiéndose en portada de las principales publicaciones del quiosco y copando sus páginas en previews y posteriores reviews.
La campaña de márquetin fue muy fuerte, se apostó muy alto por el juego, y una de las curiosidades más llamativas de aquél empuje es la simbiosis que se produjo entre Rage y la serie Breaking Bad, que se retroalimentaron mutuamente con diferentes easter eggs en sus formatos, pudiendo ver a Jeesse Pikman jugando Rage en la serie en varios momentos, o en el otro lado, encontraremos varias misiones del juego que recuerdan poderosamente a algunos capítulos de la serie.




Bethesda (vieja conocida en el blog y en asuntos punkatómicos) se encargó de comercializar la obra de IDSoftware, en PC, y las consolas cohetaneas de Sony y Microsoft. Y fue una promesa de altos vuelos, ya que nos agarrábamos a que sus creadores eran los mismos que los de Quake y Wolfenstein. Con el señor Carmack al frente del proyecto y Tim Willits en el equipo creativo. Ahí es nada para un fps.

El juego nos ponía en la piel de un “elegido” que ha pasado criogenizado unas cuántas décadas, un recurso manido y monótono que hemos visto en otros juegos de las mismas compañías (Fallout4), pero del que nadie parece aburrirse pese a todo, aunque no paramos de verlo en cine, literatura y cómic.
Este héroe es Nicholas Raine, marine de los Estados Unidos de América, nuestro avatar. Uno de los especímenes humanos seleccionados para el misterioso proyecto Edén.



Aunque la falta de originalidad comienza en ese mismo momento, no hay motivo para no darle la oportunidad (y más teniendo en cuenta que el juego es posterior al ejemplo citado de criogenia), e interpretar a ese humano tan afortunado, como el protagonista de Futurama, de despertar en un un nuevo mundo que debe la mayor parte de su imaginería a Mad Max, una vez más.
Ese padrino del género punkatómico vuelve a estar presente en éste nuevo título, con lo que volvemos a estar delante de algo que nos da la sensación haber visto ya muchas veces antes (Borderlands es la principal china en el zapato para éste título, pese a sus diferencias).


Sin embargo, como en el caso de Fallout, también encontraremos elementos cyberpunk, con pizcas de tecnología avanzada en manos de las élites, vestigio del mundo antes de la catástrofe.

LOS SUPERVIVIENTES DEL PROYECTO EDEN


Y comenzamos saliendo del “arca”, que no es más que un refugio atómico hiper tecnológico en el que despertamos, a toda pastilla entre tiros y explosiones, con ganas de vaciar cargadores en la cabeza de los neo punkys del futuro yermo. Los siempre repetidos clanes de nómadas, pandilleros o llamémoslos X, que pueblan las anárquicas tierras baldías a todo gas. Y digo a todo gas, porque Rockatansky sigue siendo la musa del juego, y los vehículos tuneados con chatarra y llantas dentadas a lo Ben-Hur, cobrarán un protagonismo inusual en éste reducido Sandbox, convirtiéndose en uno de los principales pluses del videojuego.
Dan Haggar, un habitante del yermo, nos echará un cable a salir del primer tiroteo y nos llevará a un área “civilizada”, donde descubriremos que el yermo está “gobernado” por una entidad política megalómana y opresora llamada “la autoridad”, que está ocupada en encontrar el resto de “arcas” con los especímenes humanos del proyecto Edén, y aniquilarlos, para evitar una nueva humanidad y mantener el control.

El planeta se ha ido al carajo, pero no fueron la falta de recursos, el crack del capitalismo, ni una pandemia lo que lo causó, no, fue un meteorito, como con los dinosaurios. El otro enemigo que encontraremos en el yermo, serán los mutantes.



En semejante escenario, iremos avanzando en una trama de supervivencia junto a la resistencia armada en contra de “La autoridad”, en la que obtendremos misiones principales y secundarias, de mano de los NPC's aliados, que nos harán recorrer éste yermo, una de las principales y más placenteras cosas del juego, ya que sus escenarios, y el apartado gráfico, son el punto fuerte del juego. La atmósfera es inmersiva, y nos traslada a un mundo hecho añicos con grandes rascacielos hundidos en las dunas, y asentamientos de chatarra sobre las ruinas de la civilización.
La exploración de guaridas y ciudades fantasma es tensa y nos pone los pelos de punta cuando escuchamos el rápido caminar de un mutante detrás nuestra, pero al girar con la escopeta en la mano, no vemos a nadie, y nos saltan encima con un improvisada arma de mano desde una esquina oscura.

Como anticipábamos antes, el tunning y la conducción de vehículos, es el nuevo valor añadido de éste, por otra parte, típico fps, que pese a sus buenas intenciones, tampoco aporta (a mi parecer) lo suficiente como para darle ventaja sobre otros títulos del género. Circuitos competitivos de dificultad ascendente que nos premiarán con nuevas piezas y pinturas para los vehículos si quedamos en el podio. En realidad, las carreras, son divertidas al principio, y nos dan un respiro entre la exploración de edificios derruidos y la matanza de mutantes raquíticos, pero al final, tras 10 circuitos, terminé cogiéndoles una tirria tremenda.



El arsenal es un clásico abanico postatómico de armas retro futurístas. Dispondremos de un pequeño sistema de inventario, algo que cada vez se hacía más común en los juegos de tiros en primera persona, para poder fabricar nuestros propios consumibles sanitarios, y herramientas de supervivencias como “el revienta puertas”, que siempre nso viene muy bien para entrar en zonas cerradas repletas de munición y armamento.
También trata de innovar, el desfibrilador como solución a una muerte bien merecida.
Pero al final, todo sigue dándole vueltas al torno Perico, y el juego no llega a ocupar ningún peldaño destacable en la pirámide de los shooter clásicos, sin desbancar a ninguno de los reyes del género.
Una apuesta muy digna, que no revienta como debería.



UNIVERSO EXPANDIDO


Aún así, el juego trascendió en el ya clásico multiverso de merchandissing y productos relacionados que trataban de alargar la escasa y poco original historia argumental de Rage, y como va siendo ya un clásico, Dark Horse se agenció los derechos de unos cómics a cargo de Arvid nelson (Rex Mundi) y Andrea Mutti, Baldassini y Michael Atiyeh.
También se comercializó una novela a cargo de Mathew J. Costello, parte del equipo de desarrollo del propio juego.



Y actualmente, estamos a la espera del estreno de la segunda parte del videojuego, que a parte de cambiar radicalmente la estética, añadiendo fosforitos y colores flúor y neón al yermo, parece estar especialmente enfocado al modo multijugador, y no a la campaña single player, aunque nos adelantan que en éste caso encarnaremos a Walker, el último ranger de Vineland, en un nuevo territorio geográfico abierto, en el que la locura, el sadismo, la supervivencia, y el rugir de los motores de quads, boogies y hot rats tuneados, volverán a ser los protagonistas.



Y hoy, hasta aquí, ya que el juego, pese a que termina siendo una buena experiencia gráfica, y en unas 10 horas podemos terminar la campaña, tampoco tiene mucho más que añadir a nivel argumental, ni da ninguna sorpresa inesperada. Además, no todas las entradas del blog han de tener 5 páginas de texto.
Un saludo, y nos leemos ésta misma semana de nuevo, ya que pretendo recuperar el tiempo perdido de los últimos días.


lunes, 8 de abril de 2019

LAS TROPAS DEL ESPACIO DE ROBERT A. HEINLEIN (STARSHIP TROOPERS)


TODO POR LA PATRIA


Hola de nuevo, una semana más me pongo las gafas de realidad virtual, me materializo en alguna estación anónima de  una sub red de oriente medio, despistando a los sabuesos del ciberespacio, y os dejo una nueva bitácora del futuro pasado.
Ahora, en la holo pantalla Times Square que flota frente a mi rostro, cargo el nano cassette de uno de los clásicos más controvertidos de la ciencia ficción clásica. Tropas del espacio, popularizado en la gran pantalla como Starship Troopers.

Os garantizo que el recuerdo que podemos almacenar en nuestras neuronas flopy de aquella película, no es comparable con las sensaciones que el libro puede despertarnos.  Es uno de los más escandalosos ejemplos de demagogia camuflada de ciencia ficción que podemos encontrar en las bibliotecas universales de CIFI  de la neurored. Mientras que la película resulta casi cómica y satírica, la novela es una utopía militar, que a la vez, es una distopía civil. Pero sin adelantar hechos y opiniones, viniendo la obra del puño y letra de quien viene, podemos imaginar sin mucho riesgo que no es de extrañar. ¿Por qué? Bien…



Robert A. Heinlein nace recién empezado el siglo XX en una tradicional y recóndita localidad de los Estados Unidos de América.  En el seno de una familia conservadora y numerosa. Estudió en la academia naval y sirvió como ingeniero del ejército en diferentes portaviones y destructores marítimos. La tuberculosis le retiró forzosamente de la vida militar, pero no conforme, tras su recuperación y con el estallido de la GGMM, vuelve a filas.
Impedido para acudir al frente, desempeña sus labores de ingeniería militar en instalaciones patrias, y terminado el conflicto, su vida vuelve a quedar vacía y carente de sentido. Con ésta breve biografía, parece quedar muy claro que nos encontramos ante un militar de vocación, un patriota, un disciplinado hombre de honor, recto e impecable. Y por supuesto convencido de las virtudes de la espartana vida del soldado y la gloria y honor que eso conlleva.
Muchos lo tildan de imperialista, o así coloquialmente hablando, facha,  pero qué diantres, no estamos juzgando sus tendencias políticas, que por cierto intentó practicar oficialmente una vez se alejó de la vida militar, y que aparte me importan un pimiento, no. Se trata de la convicción, de la vocación, de la fe absoluta que Robert parecía tener en la importancia de servir a su país y a los más altos intereses de la nación. Su confianza depositada en la jerarquía militar, en la necesidad de ponerse al servicio de su pueblo, enfrentándose a otros pueblos, sin remordimiento ni duda. La satisfacción de cumplir órdenes, de ser una pieza eficaz en un gigantesco engranaje.

Y eso parece que se le arraigó con fuerza, profundamente, porque una vez dedicado de lleno a la literatura de ficción, su segundo y más prolífico empleo conocido, dio rienda suelta a todo eso que llevaba dentro con una de sus obras más famosas, la premiada con el Hugo, Tropas del Espacio. Que no fue la única, ya que como escritor destacó más que como militar aún, nunca sabe uno por donde va a tirar la cabra al monte, o tal vez, fuese que Robert A. Heinlein ponía el 200% en cada cosa que hacía, y si en el ejército no le readmitían, pues que fuese la literatura la cazuela donde poner a hervir todas sus energías. Y vaya si lo hízo bien, 4 premios Hugo y el reconocimiento de Gran Maestro de la Asociación de escritores de Ciencia Ficción y fantasía de Estados Unidos.
Y así transcurrió su vida, creando para nuestro deleite, hasta 1988. Una salva de fusiles láser por ti, soldado.

LA UTOPIA DEL LEGIONARIO


Con la pechera llena de medallas de diferentes formas y metales brillantes, abrimos Tropas del espacio, un libro por el que a excepción de pequeñas formalidades literarias, no ha pasado el tiempo desde 1959, más de medio siglo, y ahí es nada. Tiene un estilo literario tan fresco como recién editado ayer, lo que lo convierte en una obra inmortal, atemporal, donde su futuro siempre será futuro, lo leamos cuando lo leamos.

Sorprende sin embargo pensar, que del mismo modo, el ejército, lleva siendo lo mismo desde que el humano es humano, una organización antigua como las montañas y los mares, que ve como todo cambia, menos la guerra. Desde las míticas hazañas de los espartanos en las Termópilas, las conquistas romanas, la paz mongola de 100 años conseguida mediante la guerra por Gengish Khan, hasta La GGMM, o la de Vietnam, como diría Brian Fargo, “La guerra nunca cambia”. Miles de años de evolución y seguimos matándonos. ¿Alguien sabe por qué? Ni siquiera Heinlein parecía tenerlo claro pese a aceptarlo con estoicidad. Esto abriría un melón social tremebundo, y si soléis pasaros por mi blog, ya me conocéis, me meto en camisas de un millón de varas, pero considero que hoy, no precede, e iré soltando miguitas de pan como Hansel y Grettel mientras despacho la novela. No nos precipitemos.



El nuevo futuro es demasiado parecido a una nueva Roma futurista, un imperio, basado en los principios de todo buen imperio. Castas y conquistas. Todo se cimienta en una pirámide social que divide a sus habitantes en civiles y ciudadanos, considerándose los civiles paisanos de segunda (funcionariado, casta productiva) y a los ciudadanos los de primera, con privilegios de intervenir en las decisiones políticas, la vida social y con derecho a voto. Si no eres de unos, eres de los, otros, y para escalar y mejorar tu situación social, sólo hay un método, la meritocracia. En una sociedad que basa su expansión en la guerra, formar parte del ejército y sobrevivir es la mejor manera de ser reconocido como ciudadano. Un individuo capaz de servir a su patria, de dar la vida por los intereses de su nación, es un individuo que merece el más alto reconocimiento por su riesgo y compromiso con la sociedad, es un individuo capacitado para tomar las decisiones más correctas por el beneficio de su país.
Es una muy patriótica manera de purgar la sociedad y mantener un status quo continuo, porque del alto porcentaje de civiles que se alistan con las expectativas de llegar a ser ciudadanos tras el servicio militar, apenas unos pocos vivirán para contarlo. Pero claro, llegar a éste punto de convicción requiere adoctrinamiento, y mucho. Ningún problema para una sociedad totalitaria y de escasas libertades camuflada de democracia.
El sistema opta por separar a la población en dos, a parte de civiles y ciudadanos burocráticamente hablando, lo hace en conflictivos y sumisos. Si consigue reunir a los conflictivos en el mismo saco, el ejército, los sumisos nunca vana  iniciar una revolución. Y mientras, los conflictivos, caen como monos en el frente, deshaciéndose el gobierno de ellos, y reeducando a los supervivientes.
Si separamos a todos los perros guardianes de las ovejas, tenemos orden. Convertimos al defensor en la herramienta opresora.
Esto viene muy al pelo en paralelo a los tenebrosos tiempos que vivimos de democracia actual.

Nuestro protagonista, Johnny Rico, es un niño de papá y mamá sin vocación que en contra de la voluntad de sus padres toma la inocente decisión de apuntarse al ejército, porque es lo mismo que hace su mejor amigo. Culo veo, culo quiero. Y sin comerlo ni beberlo, el polluelo, aprenderá a ser hombre, aprenderá a ser un I.M. (Infantería Móvil) y a satisfacer lo que sus superiores esperan de uno de los miembros del cuerpo.
Un viaje de madurez, superación, dudas, sufrimiento, hasta la eclosión del hombre maduro, que acepta que la violencia  es una forma tan lícita como cualquier otra de resolver ciertas contiendas, y que sin la violencia, la humanidad no hubiese llegado a donde está.

“La guerra no es pura y simplemente violencia y muerte, la guerra es la violencia controlada por un propósito”



Un viaje de descubrimiento y revelación, de clarividencia sobre la realidad del mundo, los deberes, y las obligaciones del individuo en la sociedad.
Uno de los puntos más contradictorios, es la yuxtaposición de que el ciudadano, una vez alcanza ese rango, ejerce la libertad de voto, máxima expresión de la democracia. Pero durante su etapa militar, no es más que un peón, una herramienta, carne para la picadora que debe aprender precisamente a obedecer sin rechistar, que debe reprogramarse a sí mismo y asumir un rol complaciente, actuar como el mando espera que ha de comportarse un I.M., ni más ni menos. Una anulación absoluta del libre albedrío y la toma de decisiones propias. Regular un comportamiento protocolario en cada I.M. para que sean fiables y cuadriculados.
Para el punto en el que el soldado se convierte en ciudadano, ya está acostumbrado a obedecer tras años de adiestramiento militar. Anulado. Ya ha sido digerido por el sistema.

Johnny hará amigos, perderá amigos, y terminará en el frente, disparando chinches en un planeta hostil de otro sistema solar. Los chinches son el principal enemigo de la humanidad terrestre, unos enormes alienígenas insectoides que habitan túneles bajo tierra, pero son capaces de desarrollar tecnología que rivaliza con al humana.
La figura del profesor Dubois, un ex militar mutilado que imparte ética y filosofía, se convertirá durante la novela en una fuente de principios y razonamientos acordes a la sociedad imaginada por Heinlein, que más bien parece el paraíso del soldado convencido.
Su sistema aplica la restricción de derechos y libertades en pos de hacer cumplir la ley y el orden a toda costa, casi como los jueces de Dredd. El contínuo intento de abolir la anarquía y la desobediencia. El control total de la población.

Tal vez, tachar la obra de fascista como se lleva haciendo desde su estreno, sea pasarse y usar el término muy a la ligera,  ya que pese a que llega un punto en que la obra se convierte en una oda o alegato de las virtudes de la vida militar y la disciplina, los valores de la patria, el sacrificio y una especie de neo bushido; Hay pequeños detalles vanguardistas en su utopía meritocrática, como la inclusión de la mujer en las tropas con acceso a escalar puestos sociales, o feminización del varón con complementos que en su época estaban muy mal considerados como pendientes para la oreja con formas decorativas. Parece una tontería, pero una vez estamos bien empapados en la dinámica mental y social que propone Tropas del espacio, éstos pequeños detalles son declaraciones de intenciones a favor de la igualdad y la paridad entre individuos en ésta sociedad futura. Además, la mayoría de protagonistas tienen apellidos inmigrantes y raíces étnicas variadas que no representan ningún handycap en sus escaladas militares, algo muy solicitado en el cine actual por motivos mucho más desnaturalizados y menos sinceros.
Pero bueno, tal vez Heinlein no pensó que al gobierno le da igual el color, el sexo y los apellidos de los cadáveres.
Quizás el principal motivo que la crítica tuviese para calificar la obra de fascista, es el descarado ataque al comunismo vigente en toda la obra. Diferentes propuestas de gobierno, diferentes a la imperialista, salen escaldadas durante los tediosos episodios de clase de filosofía en la academia militar y las recalcitrantes exposiciones de los profesores, llegando a burlarse de la propuesta de que gobernasen sabios y especialistas. Pero el comunismo es vilipendiado comparándolo con un hormiguero lleno de hormiguitas, bichos. Curioso…bichos…el enemigo, alienígenas que forman parte de una mente colmena colectiva, sin voluntad propia, todo el día trabajando, cuya otra única voluntad es destruir a la humanidad. Menudo símil más descarado, los bichos, los repugnantes chinches gigantes extraterrestres, no son otra cosa que comunistas camuflados de ciencia ficción.



El estilo literario, decíamos antes, sigue manteniendo una expresión actual pese al paso de los años, formal, como las conversaciones entre militares requiere, protocolaria, pero no anticuada ni apolillada. Sin embargo, el futuro imaginado por Heinlein no es precisamente innovador. No hace especial gala de su talento imaginativo en la obra. El ejército sigue siendo la misma rígida institución que hace milenios, pero con flamantes servoarmaduras con jump pack y armas de destrucción masiva como mini bombas atómicas de 2 kilotones para exterminar alienígenas variados en vez de mosquetes o Kalashnikovs. Los portaviones que tan bien conoció en su juventud el autor, han sido reimaginados como enormes naves espaciales, que en vez de anclar frente a costas enemigas, orbitan planetas enemigos. Pero lo sorprendente, es la falta de detalle que sin embargo Heinlein no presta a los pequeños detalles, que es en el fondo lo que nos hace todo más creíble, los avances del futuro cotidiano, como por ejemplo que sigue empleando cartas de correo postal en vez de emails, mientras que hace pequeñas alusiones a coches aéreos o transmisiones holográficas, pero no fue capaz de imaginar un sustito al papel escrito, ya que también cargan libros de estudios en vez de tablets o cualquier otro ingenio imaginado en los tempranos años 60 del SXX. Muy romántico mantener la tinta sobre papel en un futuro lejano plagado de nuevos artilugios fantásticos, pero a mi me chirria.
También parece una anacronía tremenda la aceptación del castigo físico y el escarnio público en la sociedad futura planteada en Tropas del espacio. Las desobediencias se sancionan con castigos físicos, latigazos. Volvemos al paralelismo con el imperio romano. Pero a la vez, es la máxima expresión de “mano dura”, el padre zurrando a su hijo con el cinto tras una travesura, porque la charlita enrollada no va a recordarla, pero los verdugones en el pompis sí.
El método de enseñanza “pauloviano” de “la letra con sangre entra” como la más fiable de las terapias de adiestramiento. El dolor infligido por la violencia, estimula el instinto de supervivencia, marcando de por vida al individuo. Corrección de la personalidad mediante el castigo.
El valor de las cosas así, depende de cuánto ha costado conseguirlas. Meritocracia dura como la piedra.
Es un imperio futurista muy anticuado.

Finalmente podemos resumir la obra como una neo chaqueta metálica, entre la aventura y el drama. Nos muestra los horrores de la guerra y la vida militar, pero los justifica con valores como el compañerismo o la justicia. Una pandilla de botarates que termina creyéndose que su labor como miembros de la I.M. es, no solo imprescindible para el bienestar de su país, si no más importante y moralmente superior a la de un abogado, por   poner un ejemplo.
¿Qué conclusiones saco al final? Que el ejército es una gran factoría de mano de obra barata, mal pagada, donde la vida de sus empleados carece de valor para el gobierno que ensalza la figura de sus miembros con patriotismo y fanfarrias. Pero la gloria, las chapas con nombres, las banderas a medio asta, no dan de comer, ganan menos que un deportista de élite, o que un artista, pero se juegan la vida en la batalla, lo más importante que tenemos cada individuo.
Al final el ejército que propone Heinlein no es más que un puñado de pipiolos sacrificables, yogurines que no saben por dónde les pega el aire, que si sobreviven al propio ejército, y después al frente, pueden llevar el título Don delante de su nombre de pila de por vida.

Yo no hice la mili, me salvé con alguna prórroga de estudios, y después la abolieron. Tampoco tengo familiares militares. Carezco de experiencia probada, de una idea, de convicción y de vocación militar ninguna, pero el haber estudiado tampoco me ha dado una mejor vida de la que, sólo tal vez, me hubiese ofrecido el ejército profesional.
Sólo sé que no nací para jugarme la vida por mis políticos, al menos de momento, que no puedo estar orgulloso de ellos. Pero que la violencia está ahí, en el mundo, flotando en el aire, y no podemos obviarla, y alguien tiene que profesionalizarse en ése sector.
Por último, como nota personal, me queda la sospecha de si las mentes pensantes de la todo poderosa empresa de ocio Games Workshop, se inspiraron en Tropas del espacio cuando crearon su universo del cuadragésimo primer milenio, donde la guerra nunca termina, donde los marines espaciales del emperador, equipados con sus increíbles armaduras, recorren galaxias acribillando razas alienígenas que supongan una amenaza para la humanidad. ¿No?

LA CARICATURA EN PANTALLA GRANDE


Aunque la profundidad de la novela no queda retratada en lo más mínimo en la película, debemos admitir que el film recrea muy dignamente gran parte de lo visto en las páginas de Heinlein. Se mantiene fiel a lo principal, aunque apenas arañe la superficie de las intrincadas proposiciones sociales y políticas que se ocultan en la beligerante novela galáctica, si no que más bien, enfoca el mensaje subyacente hacia la crítica, casi cómica, de la guerra como solución. Con mucha acción, mucho alienígena y mucha diversión, para no tener que pensar en ello, ni leernos el libro.
Las burlas a la era Bush o a la guerra fría están ahí, en la peli, que convierte la vida militar que proponía Heinlein en una suerte de instituto de teleserie familiar repleto de adolescentes felices con las hormonas por las nubes.



Acida, irreverente, crítica pero gamberra, y muy divertida, así fue la adaptación de Paul Verhoeven, veterano de la ciencia ficción más pesimista con títulos como Robocop y Desafío Total a sus espaldas.

Casper Van Dien (El Señor de las Bestias 3 o Drácula 3000) encarna a Johnny Rico, protagonista indiscutible de la novela, casi en solitario, que en la película sin embargo, para que el film no tuviese ese aire de diario que en realidad tiene la novela, se rodea de Michael Ironside, Dina Meyer, y Denise Richards.
Michael Ironside interpreta un papel que es una libertad creativa o reinterpretación del profesor Dubois, mutilado, claramente reconocible, reconvertido en el teniente Jean Racszack.
La soldado Flores, es otra libertad creativa (hay un I.M. Flores en la novela, masculino además,  pero carece de protagonismo y su personaje tan sólo es un añadido narrativo para crear escena en torno a Rico) de la película. Un papel femenino que fomenta las líneas románticas (si se pueden llamar así) de la película, trama inexistente en el libro, interpretada por Dina Meyer (Beverly Hills, sensación de vivir). Heinlein no trató temas amorosos en la novela, apenas ni más allá de un pequeño amor platónico manifestado por Rico hacia Carmencita, antigua compañera de instituto que también se alistó a las tropas como piloto, y que interpreta la chica Playboy Denise Richards (007 El mundo no es suficiente), con un renovado protagonismo de femme fatal y objeto de deseo en el metraje, aportando la tensión sexual a la cinta.
Así pues las líneas tejidas en el film, pese a suponer una adaptación estética bastante fiel a lo que podemos imaginarnos en el libro (con excepciones, ya que la armadura militar del libro es todo un dreadnought brincador y en la película parecen equipados con equipo ligero de infantería), regatean hacia otros derroteros mucho más enfocados al entretenimiento, la violencia gratuita como excusa de la crítica militar, la liberación de endorfinas, y la presunción del resultado final por CGI de los alienígenas a manos de Phil Tippet.

A destacar con agrado, la inserción de propaganda imperialista en video, que se cuelan durante del desarrollo de la película a modo de interludios o anuncios, que rescatan todo el sabor de la manipulación de opinión pública de los gobiernos totalitaristas para fomentar la inserción de la población a las milicias. Algo que algunos enlazan con la experiencia nazi-holandesa de la juventud de Verhoeven, pero que tampoco dista tanto del famoso Tío Sam norteamericano.
En el libro, quedaba clara la intención del gobierno de tener siempre atemorizada a la población civil con las noticias de todo tipo de amenazas extraterrestres, para continuar justificando la necesidad de un gobierno militar.  



La profundidad de los personajes de la novela, se pierde completamente en la película, se olvida, y da paso a interpretaciones que fueron muy criticadas, pero tampoco se le puede pedir más a una película que no parece pretender superar una ácida reinterpretación del clásico original, adaptado a los nuevos tiempos de finales de los 90. Como decía antes, las naves espaciales repletas de reclutas, y los campos de entrenamiento, se convierten en institutos de comedia familiar, y barriadas pijas, en una versión teenager y edulcorada de Tropas del espacio, en la que Rico y compañía, se quitan el sabor del desamor y las calabazas apretando el gatillo de sus rifles de plasma contra los chinches, y bebiendo birra en los permisos. El Rico de Heimlein no era ese tipo de legionario tunante, si no más bien, un burócrata en potencia.
Aparte, toda la tripulación parece sacada de una universidad elitista norteamericana de lso años 50, todos caucásicos, rubios, altos, guapos, mientras que Heinlein nos presentó en el libro un montón de cadetes multirraciales de origen proletario.

Sin embargo, la película está considerada una obra de culto, entretiene, logra su objetivo, y prorroga su existencia con nuevas entregas de mercado doméstico como Starship Troopers 2 : Héroe de la federación, Starship Troopers: traidores de Marte, Starship Troopers: Invasión y Starship Troopers 3: Merodeador.
Y por si fuese poco material al respecto del universo expandido de las Tropas del espacio, tenemos la serie Roughnecks: Starship Troopers Chronicles, y se publicaron varios cómics como Contacto arácnido y Creaciones brutales, editados, como no podía ser de otro modo, por la casi siempre presente Dark Horse.
Si queréis saber más acerca de Tropas del espacio, https://starshiptroopers.fandom.com es la web indicada en la que dejarse caer en el ciberespacio.



Y con esto un bizcocho, voy a ver si me queda spray anti chinches en el armario de la limpieza. ¡Adiós!