ARIZONA BABY
Por fin estamos reunidos de nuevo ciber
navegantes, cowboys, buzos y hackers del dataverso y la red. Echaba
de menos éste momento suspendido en la nada más absoluta del
maremagnum de datos iendo y viniendo en direcciones cruzadas por las
conexiones mundiales que nos conectan en éste preciso instante.
He tardado unos días más de la
cuenta, porque en la última manifestación de cyborgs estudiantiles
en contra de la humanidad conservadora, al grupo de progresistas
multimedia se les fue un poco la mano en el disturbio de Yakarta y
acabé desfragmentando los clústers de mi disco líquido en una
celda de readoctrinamiento ético unos cuantos días.
Por fortuna, nunca me voy a una movida
de las gordas sin haber preseteado un .exe de mi última personalidad
neuro binaria. Ya sabéis, no salgas de casa sin programar tu
terminal de personalidad, nunca se sabe si uno va a volver.
Dicho ésto, la verdad es que cuando
uno pasa 8 horas diarias por obligación delante de un ordenador, hay
días que por mucho que me guste escribir estos ratitos, no quiero
llegar a casa y volver a encender un ordenador 3 ó 4 horas más.
Porque sí, aunque parezca mentira, 3 páginas de sueños de
Tungsteno llevan ese tiempo, arriba o abajo. Sarna con gusto no pica
dice el refrán, pero cuando no puedo más horas de tecnología, y
eso que escribo de cyberpunk,
que contradicción, leo en papel éstas obras que analizo
coloquialmente con todos vosotros después, o coloreo pequeños
héroes galácticos de metal o plástico en 28 milímetros, o veo
algo en la pantalla.
Me lo
merezco, lo que no significa, que no me guste sentirme responsable de
éste reto comunicativo que me propuse hace casi un año. Porque
faltaría no solo a los que os gusta leerle, que no nos debemos nada
mutuamente, pero cuando uno escribe siempre tiene una parte
exhibicionista en su motivación, para que alguien lo lea; Si no por
no faltarme a mí mismo, y luchar contra las horas perdidas en un
sofá, con un canal de fondo, y redes sociales en la palma de mi
mano. Ese es el opio de occidente, y no me apetece emborracharme de
likes, corazones ni pulgares pudiendo crear en vez de consumir. Tan
sólo por eso, y porque carezco de conocimientos creativos de ninguna
otra índole más que la charlatanería, no compongo, no programo, no
dibujo... Escribo.
Y
como cuando uno decide empezar escribir, no pretende hacer El
Neuromante, sin darme mayores
ínfulas ni sobrevalorarme fantasiosamente, decidí empezar la casa
por los cimientos, compartiendo con vosotros todo éste material de
ciencia ficción que
chequeamos juntos, más o menos, cada semana, para soñar tungsteno.
Así
que aquí estoy, con un tazón de leche, un rulo de galletas, y el
maldito portátil alumbrándome la cara. He tenido dudas de qué
escribir hoy los últimos días, ¿cómic? ¿Cine? ¿Videojuegos? He
optado por la literatura. Hoy me lanzo a una piscina sin agua, y
nunca mejor dicho, porque nos vamos a la Arizona del futuro distópico
cercano, de la mano de Paolo Bacigalupi
con Cuchillo de Agua.
Paolo,
pese a ese nombre tan renacentista, no es italiano no, es
estadounidense, de Colorado, aunque le tira mucho aquello del lejano
oriente, habiéndose especializado academicamente en estudios
asiáticos y habiendo residido en China. Creo que algo de eso se
reflejó en su primera novela la Chica mecánica,
obra que por lo que tengo entendido versa del colonialismo del
futuro, si no me equivoco, y sin haberla leído aún (siempre hay
cosas que descubrir viejas y nuevas) me imagino una obra que tenga
similitudes con La era del diamante
de Neal Stephenson
(curiosamente estaba yo dudoso de si escribir sobre Snowcrash
hoy), pero son suposiciones furtivas claro. Algún día de estos las
aclararé.
Lo
que sí se es que la chica mecánica
se llevó un puñado de premios y galardones como el Hugo
y el Nébula (hay es
nada para un novato irrumpiendo en la cifi),
muy motivador para don nadies aporreando teclados como yo.
Cuchillo de agua
es su último libro, de 2015 (igual cae alguno dentro de poco), y es
una novela que hinca el diente en un asunto tan preocupante y
realista como jugoso para la distopía, la escasez de recursos
naturales en el futuro próximo, en concreto el más necesario para
la vida sobre la faz de la tierra, el agua.
OJALÁ QUE LLUEVA, LA VIRGEN DE LA CUEVA
H2O,
líquido elemento, un 60% de nuestros sacos de huesos y vísceras no
ciber-aumentadas son agua, el 70% de la superficie de nuestro
planeta, y sin embargo, si hay tanta agua por todas partes, ¿Por qué
iba a ser un problema en el futuro?. De toda esa agua el 97% es
salada, no apta para consumo humano. ¿Cómo va a ser posible que en
el futuro no invente nadie un sistema para que nos bebamos, duchemos
y reguemos con el agua de los mares y océanos? Pasta, como todo en
la vida.
Se
estima que en 15 años la mitad de la población humana tendrá
dificultades para acceder a agua potable corriente. Nuestro consumo
del agua impide que la demanda sea completamente satisfecha.
El
consumo de agua por el primer mundo es descontrolado, como si nunca
fuese a acabarse, total ¿lloverá tarde o temprano verdad? Ingenuos,
el cambio climático cada vez afecta más a los ciclos lluviosos
convencionales de los climas estandarizados por la ciencia, y la
calidad del agua de la lluvia, también empeora, como la del grifo,
por culpa de la polución.
Se
estima que en unos 25 años, España sin ir más lejos, habrá
aumentado su temperatura media en unos 6ºC, lo que convertirán
nuestro clima continental, en prácticamente una copia del
subsahariano, lo que en otros 25 años más desde ese momento,
convertirá el sur de la península ibérica en una extensión
orográfica del norte de Africa. Una visión terrorífica para todos
esos votantes de VOX andaluces claro, Sevilla dejaría de tener un
color especial, para ser un pequeño Marrakech, ¡qué herejía
nacional!. Bromas aparte, esto está estudiado, contrastado, y con
mayor o menor precisión, ocurrirá si los gobiernos no toman medidas
urgentes en el asunto.
Mucho
se reía Almeida del Madrid central de Carmena, pero ya verás que
gracia las multas europeas que nos van a a caer a Madrid y a la
Barcelona de Colau como no soplen la boina cuasi radioactiva que
flota sobre las cabezas de las capitales de la piel de toro.
Tras
los chascarrillos patrios, pero que deberían de concienciarnos a
todos de que el cambio climático, y la escasez de agua no son
problemas de gente de países lejanos cuyas vidas no nos importan,
tan sólo tenemos que recordar las polémicas patrias respecto a los
trasvases de agua dulce de un río a otro, como el Tajo-Segura para
llevar agua del interior a la costa levantina. Toda una guerra de
intereses industriales, civiles y agrarios en torno al agua.
Asi
que no hace falta hablar de que la escasez de agua provocará
enfermedades, hambre, o desaparición de especies vegetales y
animales, si es posible que los humanos nos matemos por unos litros
más de nuestro vecino cuando no llueva.
Pero
eso actualmente es un problema del tercer mundo y países en vías de
desarrollo, ¿a quién le importa? Pues a Bacigalupi
le importa, y por eso imagina la llegada del problema a nuestro
primer mundo, en un futuro distópico entre lo cyberpunk
y Mad Max a punto de
llegar.
En el
corazón del sunny belt, el mid west norteamericano, en EEUU, tierra
de las oportunidades, allí se levantó Phoenix en medio de la nada,
en el desierto, como Las Vegas pero sin casinos, prostitutas ni
mafias europeas. Phoneix carece de todo ese glamour, y a sus
alrededores tiene un cementerio de aviones kilométrico, Arcosanti
que es la primera arcología del mundo a medio construir diseñada
por el arquitecto Soleri, reservas
de indios Jopi alcoholizados, muchos
nopales y ágave.. cactus en general vaya. Cactus y piedras.
Tal
vez por eso, Phoenix sea hoy en día, sin irnos a la ficción futura,
la ciudad menos sostenible del planeta. Una gran ciudad que recibe el
agua del lago Mead (a casi 500 kms de distancia) y los deshielos
(cada vez menos frecuentes) primaverales de las Rocosas. Millón y
medio de habitantes que sufren una temperatura media anual de 30ºC,
que han vivido veranos de 50ºC, y cuyas precipitaciones máximas al
año sond e 26 (mm) el mes de marzo.
Esta
antigua ciudad mejicana es hoy la quinta más grande de EEUU, y no
tiene agua para tanto hogar, tanta industria, ni para seguir
transformando a capricho occidental el desierto con parques y campos
de golf. Y aún así, mientras el río Colorado se seca más cada
año, las constructoras y los hampones del ladrillo siguen apostando
por hacer crecer la ciudad con menos criminalidad y precios más
asequibles a éste lado de la frontera mejicana. Incluso Bill
Gates apuesta por levantar
nuevas barriadas y asfaltar nuevas autopistas. ¿Y el agua? Haciendo
frontera al norte con Nevada y con Colorado están los lagos y la
presa Hoover (a casi 3000 kms de la ciudad del Valle del Sol), pero
si en España nos peleamos por el agua de castilla la Mancha y la de
Cartagena, imaginaros la que se puede liar en ese árido cogollo de
EEUU en unos años. Costes logísticos, gastos y más gastos por
mantener el césped verde y los grifos abiertos en Phoenix.
SUSPENSE E INTRIGA DE MANUAL
Bacigalupi
nos suelta ahí, en un futuro seco y deshidratado en el que los tres
estados, literalmente, se matan por el agua de la Hoover o cualquier
otro manantial. Poca broma con su predicción.
El
control central ha perdido fuerza sobre una nación balcanizada (una
vez más, el tópico distópico de los EEUU que se repite tanto que
igual se cumple) y a Washington D.C. no le importan las rencillas de
estados “rurales” en el centro de lo que queda del país “unido”.
La
nueva Phoenix se compone de un downtown rodeado de barriadas
empobrecidas y gentrificadas de “bandos” (casas okupas en mal
estado en la cultura norteamericana) bajo la influencia de bandas
criminales locales que consiguen más beneficio con el agua potable
que con las drogas o las armas.
Mientras
en el centro de la ciudad las grandes corporaciones lucen rascacielos
y arcologías con cascadas y estanques cristalinos para carpas koi de
colores, en los guetos la población civil de perfil bajo solicita
caridad potable en bolsas de plástico entregadas por ONG's y la cruz
roja, o compran agua en surtidores públicos.
Una neo ciudad al estilo Detroit, siempre musa de futuros oscuros variados y alarmantes. Una distopía real a punto de caramelo.
La
idea más genial y fascinante de Bacigalupi
en ésta novela es que el agua fluctúa, como las acciones de la
bolsa, y en un mismo día su precio puede triplicarse o dar un bajon
que apenas dure unos minutos que marquen la diferencia del comprador
en el surtidor público a llenar bidones o apenas un par de latas con
lo que le sobra de salario del mes.
La
especulación, la reventa, y las prácticas poco éticas para
conseguir agua limpia y potable se convierten entonces en el motor de
la historia por supuesto.
Como si de Dune se tratase, los zonales reciclan hasta su orina con unas bolsas de uso común en su sociedad futura, que la convierten en un alto porcentaje en agua potable. Vamos, que Arizona es peor que Arrakis.
Ya en
escena y sin aburrirnos con interminables descripciones de su mundo ficticio, pero tampoco sin soltarnos en su creación imaginaria con una lanza y un taparrabos a lo Gibson, Paolo, ni tan largo ni tan calvo, nos
presenta a su triángulo protagonista:
Angel, latino
de bandera, macho man, motero surtido de cicatrices, delincuente a horario partido, miembro
de los denominados “Cuchillos de agua”
que son algo así como unas fuerzas paramilitares de combate en
conflictos armados y escaramuzas relacionadas con los trasvases no
autorizados y los robos de agua en las zonas del Colorado y los
grandes lagos que convergen en el triángulo de los tres estados
fronterizos. Mafiosos especializados a sueldo.
Lucy,
la chica lista, periodista freelance, independiente, que prefiere el
periodísmo de investigación en su “blog”, en vez de sumarse al
sensacionalista periodismo de los llamados “hemopasquines”,
noticiarios de muertos, de cuerpos arrojados a piscinas azules sin
agua para que se pudran al sol en las continuas guerras de bandas
locales y víctimas de crímenes relacionados con la escasez de agua.
Esta cotilla por naturaleza, resultará un incordio para ciertos
personajes en su hincapié de comunicar la verdad.
Y por
último María,
ratilla de guetto con aspiraciones y sueños, que sacrificará sus
principios por tratar de alcanzar una vida mejor que la de pobre y
sedienta, sin saber muy bien donde se mete ni qué está realmente
dispuesta a intercambiar de sí misma por un bienestar temporal. El
personaje marginal, la chica cyberpunk
pancista y antisocial.
Hechas
las presentaciones, y habiendo dado ya varias vueltas al complejo
asunto de la escasez de agua y los problemas que acarrearía en un
futuro, la novela está servida. Sin duda Arizona es un escenario
cyberpunk, post
apocalíptico o simplemente distópico tan apetitoso. Reúne tanttos
elementos para convertirlo en un lugar moderno, primitivo, hostil y
enigmático a la vez, que se podría escribir toda una saga
exprimiendo sus ubicaciones y reinventándolas. Cuevas subterráneas,
enormes minas de cobre, desierto y miles de kilómetros de carretera,
indios nativo americanos, inmigrantes centro americanos (que por
cierto en la novela traducida al castellano llaman “cholobis” y
que cada vez que lo leía me chirriaba, porque es “cholos”
señores, “cholos” y ellos mismos, hispanohablantes en suelo
norteamericano, se llaman “cholos”) organizados en pandillas,
etc...
Bacigalupi
le saca jugo al habitat, a los pandilleros cholos reinventando su
clásica apariencia de camisa blanca de tirantes y pantalones de
pinza a pasear hienas con su correa y su bozal como mascotas (a lo Dieantword) en vez de un pitbull; A los zaibatsus orientales manejando los negocios y las corporaciones
en el centro de la ciudad entre arcologías y rascacielos; Al clásico
enfrentamiento del rico VS pobre (arriba VS abajo que ya he
mencionado muchas veces como un elemento repetitivo y constante en la
distopía y el cyberpunk), y
a todo lo que toca.
Es
Phoenix la verdadera protagonista de la historia, sin abusar de una
creación de mundo o lore
excesiva e innecesaria. Nos ubica de manera rápida y eficaz en el
mundo que les ha tocado vivir a Angel,
Lucy
y María.
Tendremos un thriller
futurísta que no catalogaríamos cyberpunk,
porque
aunque tiene drogas, parias contra la sociedad, antihéroes y
violencia...no tiene software ni hardware, el agua ocupa ese lugar en
la historia coqueteando con el denominado ecopunk
en nuestra horrorosa obsesión de etiquetarlo todo. Distopía le
sienta mejor.
Como
historia de suspense, va enlazando las vidas de los 3 protagonistas
(no spoilers)
por separado, uniéndolas en diferentes puntos para que sus actos
converjan en un “por qué” de la trama principal que tiene que
ver con el descubrimiento de unos viejos documentos legales a cerca
de la ley de permiso de aguas que EEUU otorgó a las tribus nativas
en su proceso de expropiación forzosa, que descubrirían un nuevo y
abundante caudal subterráneo de agua potable que explotar, antaño
en usufructo legal de alguna reserva Jopi. En el secarral en el que
sucede la historia, esos papeles legales valen mucho dinero, y el youpie que los porta, va a perderlos de vista sin contaros cómo ni por qué, claro está. Y esos
papeles, como digo, desaparecerán en un momento dado, y todo el mundo los querrá,
y de un modo u otro, nuestros tres protagonistas estarán en medio de
esa desaparición y recuperación, de la carta magna firmada por los padres fundadores con derecho a la explotación de una fuente de agua dulce.
El agua es el nuevo petróleo en ésta novela, oro transparente.
Como
un best seller de espías sin mayor reconocimiento, los protagonístas
irán atando cabos para recuperar esos papeles con diferentes
objetivos personales, más o menos avariciosos o filantrópicos.
Topándose con todo tipo de indeseables traicioneros en el camino, o
de buenos amigos dispuestos a echar una mano.
A
mi personalmente, me parece una aventura de suspense mediocre, no
mala, pero tampoco sublime, mediocre, suficiente, pasable y
entretenida, con un estilo literario eficaz y resultón, pero en
ningún caso magistral ni revolucionario, ni mucho menos “poético”,
cuyo secreto o misterio final, su sorpresa, es poco espectacular y me
la vine oliendo (y no es por dármelas de listo ni mucho menos)
varios capítulos atrás, coleando desde cierto capítulo en concreto
(no spoiler)
que venía echando en falta hasta que nos lo venden como la gran
sorpresa final del periplo violento que nuestros protagonistas han
pasado.
Mucha
sangre, violencia, malas decisiones, traiciones, e incluso romance,
darán vidilla a la trama principal durante las páginas del relato.
Dando como resultado final, un libro divertido, con un claro mensaje
de precaución medioambiental que una vez más desencadena, no en la
utopía de que todos los seres humanos entenderemos el problema de la
escasez del agua y tomaremos medidas para resolverlo, si no en la
distopía de que somos una especie de cafres simiescos incapaces de
resolver nuestros problemas ni dar soluciones a los males de la
sociedad moderna, si no mas bien, matarnos hasta agotar existencias
de cualquier recurso.
La
ciencia ficción
siempre
tan optimista, y apagando el interruptor de la ironía, siempre tan
visionaria.
Gracias
Bacigalupi
por esta novela, y en cuanto pueda iré a por La
chica mecánica.
Y tal vez, tanto hablar del agua, deba bloggear sobre el cómic We Stand on Guard la próxima semana. Y ya me está entrando sed con tanta guerra del agua, pero si tantos autores de ciencia ficción hablan de ellos como un problema futuro, deberíamos empezar a concienciarnos.
Y tal vez, tanto hablar del agua, deba bloggear sobre el cómic We Stand on Guard la próxima semana. Y ya me está entrando sed con tanta guerra del agua, pero si tantos autores de ciencia ficción hablan de ellos como un problema futuro, deberíamos empezar a concienciarnos.
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