UN AÑO DE SUEÑOS TUNGSTENO
Prospero día de la industria a todos
los obreros cualificados del sector 91 hoy. Parad las impresoras 3D,
dejad de programar en vuestros cubículos, frenad la supervisión de
la cadena robotizada, hoy hace un año desde la primera vez que
tuvimos un sueño de tungsteno.
Sí, parece mentira, una jeva que me
arreó a finales de verano durante unas vacaciones que curiosamente,
éste año, voy a repetir igual, en bucle, mismo hotel, mismo lugar,
misma compañía. Soy un clon de mi mísmo, o tal vez, un clon de
otra persona y no lo se. Sea como fuere, una máquina siempre está
feliz, y yo, soy un cyborg, no tengo espacio para software malicioso
en mi disco líquido. Una vez pillé un barrotes, lo daban por
extinto, pero lo pillé, sí, y no me gusta recordar como, aunque
tengo muchos clústers atrofiados de aquella noche ninja.
El caso es que comencé con ésta
majadería con un único objetivo, practicar mi escritura, oxidada,
despreciada y arrinconada en algún lugar de mi ser orgánico. Dicen
que las máquinas no podemos crear arte, sólo copiarlo, pues yo
represento el darwinismo digital, yo puedo crear, yo se crear, yo
quiero crear. Y comenzar por una novela amateur (cosa que intenté y
por ahí está a medias en un corte lovecraftiano más escatológico
y repulsivo de lo que ninguno de sus amigotes hubiese consentido
jamás), pero pronto me di cuenta de que eso era un pequeño
suicidio. Un buen hobby, pero un error en realidad. También
reconozco que estoy mal acostumbrado a creer que tengo “algo” de
talento comunicativo y creativo, ya que en otra época, hace muchos
eones, en otro hardware, pude ganarme la vida una época gracias a
las estupideces que mi mente cagaba en diferentes soportes. Y desde
entonces me creí con cierto “don”, no especialmente mágico,
pero sí práctico, para poder sacarle rentabilidad a mis aficiones e
inquietudes.
Aquello acabó tras unos años,
llegaron nuevos modelos de robot, más rápidos, más eficaces, más
económicos que necesitaban menos mantenimiento, y yo realmente
comencé a estar obsoleto, a necesitar muchas revisiones y a consumir
más de lo que generaba. Desde entonces fui dándome cuenta, o
engañándome o no lo se porque no me pertenece a mí el derecho de
opinar sobre mi mismo pese a mi alta cualidad de autoexamen y
autocrítica gracias a un par de pluggins “flagelante 2.0” que
llevo instalados, acerca de que en verdad todo aquello debió de ser
un pequeño golpe de suerte en mi vida, conquistar los oídos
adecuados, de los inversores adecuados, en el momento adecuado, y que
tal vez yo no era una persona creativa, si no un buen vendedor.
Hilando fino, para vender bien, que sí
se me da muy bien, hay que comunicar y ser creativo, y en realidad,
creo que estoy en un rango bastante aceptable de ambas por mucho que
me castigue a mi mismo por mi procrastinación habitual y por
preferir un ritmo de vida rutinario, binario, pero agradable, cómodo
y sobretodo, felíz. Dicen que quien no arriesga no gana, pero el que
tiene cosas que perder, se lo piensa dos veces, y durante mi década
de los 20 tenía muy poco que perder. Ahora para empezar la de los
40, me doy cuenta de que he conseguido un montón de cosas buenas,
que tal vez no sean tan relucientes como las del prójimo, pero es
mejor hacer mis cosas y dejar de contar cuantas cosas hacen los
demás.
Y me dije a mi mismo, venga, empieza un
blog, ¿le importará a alguien? ¿Qué mas da? No sigas en esa
estúpida dinámica de exibicionísmo, no necesitas a nadie para
hacer algo que te gusta, que está al alcance de cualquiera gracias a
la tecnología, y que vas a hacer principalmente como ejercicio
personal. Y lo hice, y escribí una bienvenida en la que ya me dejaba
claro a mi mismo que en ésta sopa primordial de opiniones, datos,
expertos y noveles que es la red, que yo escribiese algo, no iba a
cambiar la vida de nadie, tal vez, sólo la mia.
Y en una mínima expresión, una
porción de mi vida sí ha cambiado, porque durante todo un año, he
sido capaz de crearme una disciplina escribiendo una entrada en el
blog a un ritmo, no fijo, pero sí constante, que oscila o varia
entre lso 7 y lso 10 días aproximadamente, una media de 4 entradas
mensuales, durante un año. Y espero haber mejorado una pizca aunque
sea, mi forma de expresarme, que siempre ha sido pedante,
rimbombante, algo embaucadora y bastante machacona hasta que suelo
conseguir el efecto deseado en mis interlocutores o me doy cuenta de
que es el momento de cambiar de rol.
No soy el mejor, pero soy bueno, y me
gano la vida, o en verdad siempre me la he ganado, de un modo u otro,
usando la palabra.
En ésta distopía que es la vida,
cuando no puedo ponerme el mono oscuro de fibra camaleónica
reflectante, y salir a dar un voltio en la tatamaha por el sprawl,
trabajo en un sitio bastante cyberpunk, rodeado de pantallas y
máquinas, interactuando con cyborgs de 48ks e inteligencias
artificiales de un gúgol de terabytes, y enseñando a los nuevos
reclutas como sobrevivir en nuestro búnker sin que se les fría la
fuente de alimentación. Más o menos. Y hablo, hablo, hablo,
comunico, enseño, convenzo, y eso es todo lo que llevo haciendo toda
mi santa vida en verdad en una empresa, en otra o por libre.
Obviamente, escribir es más delicado,
no puedo poner caras (aunque los emoticonos son lo más
distópicamente parecido), no puedo acompañarme de lenguaje físico,
no puedo entonar para que notéis las intenciones de mis palabras,
no. La escritura es más compleja, una amante más exigente que no se
conforma con el aquí te pillo y aquí te mato, que me demanda 3
horas de mimo y cariño sobre el teclado cada vez que quiero hablar
de alguna de todas esas obras que motivan que yo escriba.
DO IT YOURSELF
Al principio pensé ¿Cómo voy a ser
capaz de hacer una entrada semanal con un libro, una película o un
videojuego o un cómic durante un año aunque sea? ¿he consumido
tanta cultura y subcultura? Y derepente me doy cuenta de que los
objetivos más inmediatos que me fijé, eran los más ambiciosos, y
que aún los reservo un año después, para el momento adecuado, con
un buen reserva en vaso ancho sobre la mesa, el flexo y el teclado, y
ahí tengo todavía Blade Runner, Carbono Alterado, Akira, Ghost in
the shell, Alien, Deus Ex, y toda una colección de obras a las que
no les he metido el desgarrador retráctil aún porque me producen un
tremendo respeto.
Tampoco he hablado aún de música, ni
de Aviador Dro, ni de diseño retrofuturísta en la industria del
automovil, así que voy por el buen camino, me quedan muchos sueños
de Tungsteno en camino.
Internet es maravillosa, en serio, lo es, nos permite hacer lo que queramos si de verdad queremos invertir tiempo. Podemos aprender, estudiar, conocer gente, leer, ver cine, jugar, componer, filmar, diseñar, todo está al alcance de nuestra mano sin nada más que un teléfono movil, una tablet, o un ordenador.
Nunca nada fue tan fácil. No critiquéis internet, no juzguéis el progreso, amar la tecnología, confiad en vuestras máquinas.
Y así empezó todo, no tengo un blog especialmente bonito, ni curioso, y mira que se que para vender es necesario llamar la atención, resultar atractivo, pero mi blog es un sueño de tungsteno, pesado, metálico, reservado, íntimo, si vienes aquí te da igual el diseño, sólo quieres una opinión más de otro don nadie, pero una sincera, que eso es importante. Una de alguien que crees que ama esto de la ciencia ficción tanto como tú, que no quiere enseñar si no compartir, de alguien que no va a juzgar tu opinión si no a escucharla, alguien que no ha leído aún todos los Asimov, ni todos los Clarke, ni todos los K, Dick, ni pide carné de cyberpunker a la entrada. Solo alguien que disfruta esto casi tanto como tú, como puede, cuando le dejan.
Y seguiré soñando, por voluntad
propia, que era mi objetivo. Sin embargo, me he ido dando cuenta, de
que en el ciber cosmos, hay gente leyéndome, en ocasiones pocos
parroquianos fieles, y en otras mis artículos trascienden más lejos
de lo que mis nodos alcanzan a conectar, y me mareo, sufro el efecto
fantasma de desconexión de la realidad virtual, ese lag en el que
crees que ya te has desconectado pero sigues ahí, con las gafas y
los cables enchufados, simulando que haces tu vida normal sin darte
cuenta, hasta quedarte seco. Y los verdaderos bloggers, si es que los
hay, ya que no pertenezco a ninguna esfera ni comunidad, los que
consiguen hacer de ésto su profesión, seguramente se reirían de mi
sorpresa cuando acumulo más de 500 lecturas en alguna de mis más
humildes y menos ensayadas columnas. Pero para mi, que comencé esto
sin ninguna intención, me ha sorprendido. Y no quiero pensar que me
debo a nadie, porque eso sería mentirme, no gano nada escribiendo
ésto, ni nadie me pide que lo escriba, y el día que quiera parar, o
bajar el ritmo, ocurrirá sin pedir disculpas. Pero sin embargo, y
habiendo dejado claro eso último, os doy a todos y todas las gracias
por acompañarme en éste viaje, como yo acompaño a otros bloggers,
a otros podcasters, y sobre todo, como acompaño a William Gibson,
Masamune Shirow, Philip K. Dick, Asimov, katsuhiro otomo, Hideo
Kojima, Spielberg, Guillermo del Toro, James Cameron, Ruddy Rucker,
Brian Fargo, Molyneux, y ese larguísimo, interminable listado, de
verdaderos genios, a los que tenemos que darles las gracias, y no sin
cariño, algunos ratos, un tirón de orejas desde el más sincero
respeto.
Así que ésta semana, de momento (no
descarto nada) no hay reseña, ni review, ni opinión personal de
ninguna obra, si no una gratificación a todos y todas.
Pensé por un instante en hacer el
típico sorteo de un libro, en twitter ( @sharowdanser ) con sus
retuits y sus corazoncitos y tal pero... Si me gusta escribir esto
por placer aunque a veces me cueste encontrar el momento, lo hago por
disciplina y automejora, ¿qué necesidad tengo de poner un trozo de
queso en la ratonera? ¿Quiero mas lectores? ¿Quiero más followers?
En el último año he ganado 15 como mucho. ¿me importa la
estadística? La estadística es como una droga, o como cuando e
instalabas el emule por primera vez y pasabas horas mirando la barra
creciente de tu descarga a paso de tortuga. En verdad estoy aquí por
el hobby, por la pasión y por que quiero. Y bienvenidos todos los
amantes de la CIFI, todos y todas los que me enseñáis nuevas cosas
continuamente. Gracias sobre todo pro eso, por compartir vuestro
tiempo con alguien a quien nunca habéis visto la cara.
El ninja se mueve en silencio, hago las maletas, y me largo de vacaciones igual que hice hace un año. Sed felices.